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Quieres una vida normal? por kiojy 06

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Notas del capitulo:

Ya se me tarde mucho u.u es que tengo mis ultimos semestres de la carrera y todo ahora es muy abrumador, con esto de el servicio social y las practicas profeccionales todo se me complico.

Pero mi propocito de año nuevo sin dudas actualizar mas seguido >.< lo prometo.

Las cosas estaban así, un Itachi probablemente enamorado, un Deidara confundido y un naruto que no sabia el termino de rapidez.

 

Pero siendo realistas, solo este tipo de cosas podían pasarle a el, quizá fuera un asunto cósmico, el karma, probablemente se estaba cobrando todas y cada una de las que había hecho. O tal vez dios creía que los rubios fueran demoniacos y simplemente le mandaba malas vibras desde alguna parte del cielo… si era así, el odio era mutuo.

 

Todo había derivado de la envidia, aun que esa fuera un sentimiento mas general para lo que estaba sintiendo, pero no era una emoción real, no, era mas bien la consecuencia de las palabras de naruto, simplemente se había sugestionado de tanto oír a naruto diciéndole que le gustaba Itachi, al menos eso quería creer.

 

Deidara era una persona fácil de influenciar. No lo parecía, sin embargo era un pequeño de muchos detalles en su persona que solo pocos conocían o más bien, eran pocos los que se habían dado cuenta y utilizaban la inocencia de este para su propia diversión.

 

La sugestión era (según Tobi) una de las mas grandes debilidades del rubio. Lo había comprobado Sasori la primera vez que el rubio se hubiera enfermado entrando a la organización, unas pocas pastillas de dulce (Deidara nunca supo eso) y dos horas después el menor estaba tan escandaloso como siempre. También Tobi se había dado cuenta, tan solo tenía que mencionar varias veces el nombre de cualquier alimento antes de que al rubio le diera repentinamente un antojo de lo mismo. Y mas recientemente naruto, que no perdía oportunidad para recordarle que el azabache era apuesto y que el rubio le miraba a veces demasiado…

 

"¿Cómo puede saber eso si solo nos ve juntos por una o dos horas?" pensaba el rubio recordándose mentalmente que no estaba loco. O por lo menos de eso trataba de convencerse mientras miraba entre los huecos que dejaban las hojas asegurándose de que no hubiera nadie alrededor.

 

A lo mejor estuviese exagerando, ahí escondido entre los arbustos de la entrada, esperando pacientemente la llegada que significaría su salvación. Nadie podía juzgarlo no al menos sin saber por qué lo hacía porque si supiesen seguramente sería firmemente apoyado. Lo único malo en esos momentos seria que tenía una fuerte batalla contra el arbusto que intentaba atrapar su cabello entre sus ramas y con la mitad de su cabello entre las ramas, se podría decir que el arbusto iba ganando de una manera avasalladora.

 

No es que tuviese miedo, ¿Quién tendría miedo de las palabras sin pronunciar? Poco importaba que naruto lo hubiese defendido, sabia sin lugar a dudas que el estaba detrás de el con insanos propósitos. Aunque, no es que estuviera cien por ciento seguro, pero las evidencias estaban ahí, no estaba paranoico y su imaginación definitivamente no estaba jugando con el… de nuevo.

 

Y pensar, que el día parecía prometedor cuando se levanto:

 

Flash back

 

La mañana empezó como siempre, naruto había sido dejado en la escuela, mientras Minato y el se encaminaron a la universidad, para que al llegar cada uno se fura a realizar sus actividades diarias.

 

Deidara con el celular en mano camino hasta la facultad de arte, esta vez con mucho cuidado no quería ser salvado nuevamente por el azabache. Rodeando la maravillosa estructura, se dedico a mirar nuevamente cierto mensaje, lo releía una y otra vez como esperando que mas palabras fuesen a añadirse en el texto, pero eso nunca pasaba. Solo estaban ahí el mismo texto de siempre:

 

me gustas

 

Eso había escrito Itachi y aun no sabía como, pero casi podía escuchar en su imaginación diciendo aquellas palabras, sin dudas lo diría serio para hacerle saber que era importante y que no debía tomarse a broma, las palabras claras y concisas con ese tono abrumador que tendía a volverse sexy cuando arrastraba las palabras. Pero las cosas no eran así, se regaño el rubio tratando de volver a la realidad, no ganaría nada alucinando ese tipo de cosas, en especial por que no sentía absolutamente nada por Itachi… sin embargo entre mas decía aquellas palabras menos ciertas sonaban en su cabeza y eso le molestaba.

 

De repente, la voz de Itachi en su cabeza le pareció molesta (¿Cómo se atrevía a confundirlo de esa manera?), los susurros se hicieron repentinamente mas fuertes, ahora ya no estaban en su cabeza.

 

Volteo su cabeza todas direcciones cuando le pareció escuchar la voz de Itachi. Lo encontró casi enseguida con su cabello amarrado, unos pantalones de mezclilla, una camisa blanca y un saco negro. Verlo así, tan natural, le provoco una repentina taquicardia, el golpeteo no hacia mas que hacerse mas rápido como pasaba últimamente cada vez que estaba cerca de el ojinegro.

 

Era curioso, como sus sentimientos de "odio" hacia el pelinegro le hacían cosquillas hasta la punta de los dedos por que era puro rencor muy en contra de lo que dijera el rubio menor.

 

Camino hacia el "solo diré hola "se dijo así mismo mientras sus pasos lo acercaban hacia el, aparto su mirada de su sonrisa, últimamente sonreía demasiado, pero no podía quejarse se veía exageradamente bien, y aunque nunca lo admitiría el calor en su pecho cada vez que lo hacía empezaba a gustarle. Súbitamente lo noto, el azabache no estaba solo, lo acompañaba un chico que no recordaba haber visto nunca pero que le generaba una sensación de desconfianza.

 

Parecían llevarse bastante perfecto, como una de esas relaciones que lleva años fomentar y cuidar, eso sin lugar a dudas lo hizo sentir molesto. El pelinegro era mas o menos de la estatura del Uchiha, su cabello era tan negro e intenso como el de Itachi solo que corto y revuelto mas al estilo naruto y un poco mas ondulado, sus ojos poseían la misma profundidad del color del abismo característicos de un Uchiha.

 

No quiso acercarse mas sintiendo ese aire de familiaridad e intimidad que había alrededor de la conversación, era como si metros antes de acercarse se sintiera ya excluido, eso le decía la amplia sonrisa de su compañero akatsuki que ni se cuenta se había dado de su presencia y eso solo le hacia sentir irritado.

 

Se abrazaron de repente, o mas bien, el acompañante rodeo a Itachi por los hombros, pero a el no parecía importarle o incomodarle "claro, el nunca expresaba nada" se recordó a si mismo el rubio antes de que esa sensación de molestia invadiera por completo su ser.

 

Se fue acercando, poco a poco, de forma sigilosa. Con suerte, algo llegaría a escuchar de la conversación. — A puesto a que te gustara— aseguro el acompañante sin nombre.

 

Deidara encarno una ceja (¿que se supone que iba a gustarle a Itachi?) —No lo se, mi padre no lo aprobaría—

 

—Tu padre no aprueba las cosas divertidas o placenteras de la vida… sobre todo las placenteras— hablo con un tono un poco serio que le recordó bastante a Itachi pero no dejaba de oírse a una ligera broma.

 

Deidara desde su pequeña distancia, trago en seco, ni siquiera la sudadera gris que llevaba impidió que un escalofrió le erizara los pequeños pelos del brazo. ""¿De que estaban hablando esos dos?" — Pero tendrás que ayudarme es la primera vez hago algo como esto— objeto el azabache

 

—Es bastante sencillo— aclaro su amigo acercándose mas a itachi, el rubio empezó a formas inconscientemente un puño con su mano.

 

—Solo se que debo acariciarlo mucho— el rubio se sonrojo

 

—No es suficiente, pero iras aprendiendo en la práctica yo estaré ahí supervisándote personalmente— el chico le sonrió mirándolo directamente a los ojos e Itachi sintió que tenía que apartar la mirada y justo a tiempo para ver al rubio.

 

—Deidara! — le llamo para apartarse del chico y despedirlo de forma educada con la promesa de que se verían más tarde. El pequeño ojiazul cuyo tono de piel ahora asemejaba al sharingan del Uchiha se erizo cual gato al verse atrapado. Vaya espía que había resultado ser. —Buenos días— le saludo educado y con esa pequeña (casi nula) sonrisa que solía poner cuando quería ser amable

 

—H...hola— le contesto un poco avergonzado por la pequeña conversación que había escuchado —Q…Quien era ese u´n? —se atrevió a preguntar sin poder ocultar su enojo.

 

—Shisui— respondió directamente algo contrariado por el repentino humor del ojiazul aunque no lo demostró, era un costumbre, se había dicho que trataría de ser un poco mas expresivo con el rubio ahora que conocía la verdad, pero un mal habito siempre era difícil de quitar.

 

—Y que quería u´n? — frunció el seño dando a entender que no satisfacía en nada su curiosidad con aquella respuesta.

 

—Nada importante— declaro si mala intención llevando su mano para acariciar los dorados cabellos del chico. Nada como empezar la mañana con la fina suavidad que daban las amarillas hebras al tacto, pero su mano fue apartada de un manotazo antes de llegar a su destino.

 

Deidara lo veía enfadado, quizá algo resentido, caminando a paso rápido hacia su escuela sin mirar en pos y dejando a un Itachi sorprendido aun con la mano extendida detrás de el

 

Una vez lo hubiera perdido de vista, decidió seguir su rutina, tendría, como siempre, que buscar a Sasori, para acompañarlo y hablarle por horas como lo había estado haciendo.

 

Pasaron casi dos horas y el pelirrojo no mostraba ni sus luces, aun así, siguió paseándose con la esperanza de encontrarlo, pero para su mala suerte dio con la persona que precisamente no quería ver y de quien hace unos instantes huía. Y para mas "alegría" suya estaba acompañado por ese ridículo sujeto de cabello negro.

 

—Es como la escolta personal del Uchiha u´n — susurro para el enfadado por no saber de donde provenía este misterioso personaje, que aparentemente le caía de lo mejor a Itachi.

 

Avanzo hacia ellos unos pasos solo para ver si de casualidad podía escuchar algo que aclarara la candente conversación de hace unas horas, no creía que tan pronto el pelinegro se hubiese conseguido una pareja…Se sorprendió un poco, el solo hecho de pensar a Itachi con una pareja le provocaba un extraño sentimiento de soledad, pero ¿a el que le importaba?

 

—…arrastrarte a la cama, arañarte todo el cuerpo, he tenido muchos es algo doloroso al principio pero te acostumbras, terminaras disfrutándolo, lo bueno sin dura seria que jamás pasaras frio por la noche.

 

—Es muy grande?

 

—Crecerá enormemente si lo tratas bien

 

—Aun no puedo creer que me hayas convencido — se quejo el pelilargo algo que Deidara creyó que jamás escucharía de la boca de este.

 

—Tengo ese poder sobre ti, por cierto, el rubio de antes sabe algo acerca de lo que hacemos? — el ojiazul paro oreja.

 

—No tiene por que saberlo— dijo un poco tajante, eso le dolió al menor, aunque no supo muy bien porque.

 

El rubio cayó de rodillas al suelo, llamando la atención de todos incluidos los dos pelinegros. Era difícil poder mirarle a la cara cuando no estaba al tanto que tipo de cosas quería hacer con su acompañante, era difícil no saber que era lo que sentía al verlo acompañado tan amistosamente de alguien mas… a lo mejor lo sabía, pero darle un nombre aquel sentimiento de posesión le ponía nervioso.

 

—Estas bien? — pregunto el azabache neutral ¿No podía fingir al menos algo de preocupación? rechazo la mano de nuevo con otro golpe y se fue de ahí dando zancadas

 

Lo mejor era seguir buscando a Danna, solo él podría quitarle el mal humor que todo eso le estaba generando. Volvió a recorrer la escuela, cada uno de los salones y pasillos, hasta que por fin dio con el cerca de la cafetería.

 

Para su desgracia (dios se empeñaba en ponérselo enfrente cada dos por tres) seguido (para peor) de dos pelinegros. Ahora meterían al ojigris en sus locuras eso no podría permitirlo. Parecía que tenían una conversación; para entonces sabía que después de todo lo que había escuchado, no traería nada bueno enterarse de una conversación mas, pero al final termino por acercarse sigilosamente por el borde del a pared, bien escondido para que esta vez no pudieran verlo.

 

—Entonces usted también quiere intentarlo? —pregunto el nuevo amigo de Itachi

 

—No lo se, no me van esas cosas— respondió un no muy convencido Sasori, Deidara grito mentalmente por su pobre maestro.

 

—A nadie hasta que ya lo tienen en su mano, acariciándolo y disfrutando los sonidos que salen de su garganta — contesto un poco risueño, el ojiazul podría jurar que le daba un aire a Itachi cuando hablaba, quizá podría ser por eso que le caía tan bien, el por el contrario era ruidoso y grosero.

 

—Seguramente es porque le gustan rubios— hablo esta vez el azabache y aunque Deidara no podía ver su rostro podía asegurar que estaba dedicándole una sínica sonrisa.

 

—Y…y… Que tiene de malo? A todos les gustan así — se defendió el profesor un poco sonrosado, el ojiazul que oía desde la esquina del edificio en el que estaba apoyado temió por su integridad física, no podría ver con los mismos ojos a Sasori ahora que sabia su sucio y pecaminosos secreto, quizá debería pintarse el cabello.

 

—No a todos— aclaro Itachi— A mi si me gustan con cabello negro— entonces algo en Deidara se hizo pedazos, como un pequeño trozo de cristal, por eso es que había pasado todo el día con aquel sujeto, seguramente ya hasta tenían planes impúdicos para toda la semana.

 

—Deidara? — llamo el ojigris sorprendiéndolo, en su propia auto recriminación, había salido de su escondite

 

—D…d…Danna— sonrió nerviosamente. No podía huir esta vez, no estando el pelirrojo ahí.

 

—Que haces aquí? — cuestiono el mayor de todos y el rubio solo pudo hacer una cosa… mentir.

 

—Vine a invitarte a almorzar u´n

 

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

 

La cafetería escolar del centro de artes, era otro monumento a la belleza arquitectónica mas que una cafetería; con su bello piso de mármol, sus paredes de madera tapizadas a grecas, con cuadros renacentista adornando la parte superior y los candeleros de cristal se asimilaba a un restaurante de lujo sueco, capaz de transportarte al siglo XV, quizá un par de violines o un piano, provocaría que todos empezaran a bailar un vals.

 

Al contrario de lo que muchos esperarías, el lugar estaba tranquilo, pues los estudiantes de arte eran los mas quisquillosos en cuanto a modales. En las mesas lo alumnos exponían sus ideas del semestre, lo que pintaría, lo que esculpirían o grabarían. Por eso Deidara empezaba a apreciar aquel lugar.

 

Incluso Sasori, que replicaba tanto de tenerlo cerca, parecía calmarse y tener mas paciencia en ese lugar. Todo era perfecto, la atmosfera, la platica, la compañía… bueno, pensó el rubio frunciendo el ceño, la compañía seria mas agradable si un tercero no estuviera compartiendo la mesa con ellos.

 

—Que demonios haces aquí u´n? — siseo tratando de contener su molestia. De menos el otro azabache ya no estaba con el.

 

—Comiendo, es lo que se hace en una cafetería— respondió simple y con su cara de póquer mientras cortaba elegantemente la comida de su plato. El rubio en seguida sintió como una pequeña vena palpitante nacía en su frente

 

—Y no puedes irte a otro lugar u´n? — pregunto entre dientes guardando toda su rabia en el puño.

 

—Me gusta este— respondió tranquilo a sabiendas de que el rubio estaba casi por explotar, no podía evitarlo, era divertido ver todas las caras que podía hacer el ojiazul cuando estaba enfadado.

 

—Tu! — grito el rubio azotando sus manos en la mesa.

 

—Mejor acábate ese pastel, estas provocando que todos miren hacia acá— hablo el pelirrojo, contando mentalmente hasta diez. Ya era de por si malo tener a un rubio ruidoso siguiéndole todo el día, lo que menos necesitaba era otro alumno detrás de el, haciendo que el primero perdiera la cabeza con facilidad. Suspiro agotado, ¿Cuántas veces no había intentado molestar al rubio para que se apartara y se fuera?, muchas. Pero el ojiazul parecía no captar indirectas. Y este tipo de buenas a primeras y con su sola presencia lo lograba.

 

El menor obedeció, únicamente por que su maestro se lo pedía. Estaba confundido, desde aquel día, en que Itachi le encontrara bajo la lluvia y le contara sus secretos. No sabia como reaccionar, todo Itachi era en si una mentira, entonces no imaginaba como seria el real, si el azabache verdadero le gustaba sonreír, leer, caminar bajo la lluvia, el arte… el.

 

Se sonrojo enseguida e intento ocultarlo con todas esa hembras doradas tapándole en rostro, algo en el le traicionaba en sus pensamientos, no le gustaba Itachi, era arrogante, creído…oh… pero ese era el Itachi de mentiras. ¿Entonces podría gustarle el original?... ¡No! Al parecer el original ya tenia a alguien con quien estar.

 

Sacudió fuerte su cabeza metiendo el tenedor con un trozo de pastel en el, con la cara llena de espanto, a él no le importaba si Itachi decidía tener un amante y estar enojado por eso, asustaba demasiado el solo pensar que eso pudiera significar algo mas insondable. Además, Itachi seguía siendo Itachi no cambiaba su personalidad, solo su pasado. Se azoto contra la mesa, todo era difícil, pensar en Itachi era difícil y basta.

Sasori lo miro preocupado, el rubio había hecho un sinfín de gestos indescifrables y luego se había azotado contra la mesa, quizá Minato insistiera en que su hijo estaba bien pero el tenia sus razones para dudarlo. Miro después al azabache, el era todo lo contrario al rubio calmado y serio pero aun así había algo como una química entre ellos que parecía ser solida y difícil de romper. Eso incomprensiblemente le molesto.

 

—Si vas a lastimar a los muebles al menos fíjate bien donde te tiras — le pico el ojinegro. Sasori observo, como el rubio levantaba la cara con la frente llena de mengue y parte del lado izquierdo de su rostro, tubo que contener la risa para no parecer inapropiado.

 

Se apresuro a buscar la servilleta, para limpiarle la cara sin embargo el pelinegro se le adelanto sacando un pañuelo (al parecer caro) de su chaqueta (también costosa). Ahora entendía un poco la actitud del ojiazul, a el también estaba empezando a irritarle la presencia del Uchiha.

 

—Ven aquí déjame limpiarte— simples palabras de ayuda para cualquiera, pero para el rubio fue como un extraño detonante.

 

Recordó, con nitidez al azabache de la mañana, a los juegos que al parecer tenían preparados y en los cuales habían inmiscuido a Sasori, a todos menos a el, si no le gustaba el color de su cabello no tenia por que molestarse en parecer amable con el, no necesitaba compasión de nadie. Se levanto rápidamente abrazándose a si mismo y mirando al Uchiha con una mirada rabiosa —No intentes portarte bien conmigo, ya  tienes al idiota de esta mañana tuuuu pervertido u´n! — grito para echarse a correr.

 

Itachi y Sasori se miraron, parpadearon y volvieron su vista por donde el rubio había huido. —Que fue…eso? — preguntaron al mismo tiempo, Itachi aun con la mano en el aire y sosteniendo el pañuelo.

 

Abandonar al cafetería fue un duro golpe de realidad, el bullicio de miles de alumnos apurados y ocupados resonó tan de repente en su cabeza que se vio obligado a detenerse a pensar mas lógicamente a lo mejor había sido mala su reacción, el no sabia que tipo de relación tenían o que significaban el uno para el otro.

 

Anduvo un poco más lento hasta prácticamente detenerse y contra todo pronóstico (o al menos, el así lo creía) Itachi había aparecido repentinamente a su lado, agitado, sudando un poco, justo como el.

 

Deidara parpadeo, no recordaba haber visto al Uchiha agitado o sudando, lo hacia parecer tan humano que le era extraño. Ahora viéndolo asi, el no era quien parecía ser, algunas extrañas e insoportables voces en su cabeza gritaban que querían conocerlo mas, que no haría daño si lo tocaba o creaba lazos con el.

 

—Por que me seguiste u´n? — pregunto en vez. Estaba enojado, mas consigo mismo que con el otro, por no poder entender esos efectos tan contradictorios que le hacia sentir; algo distinto y tan cercano al miedo pero que llevaba una desbordante alegría, era desesperante para el no tenerlo claro.

 

—Quizá porque huiste— se defendió agarrando la muñeca para evitar que se echara a correr de nuevo. Pero a decir verdad el tampoco lo sabia o quizá si pero se negaba a reconocerlo, fue una acción impropia pero tan natural, cuando lo vio corriendo solo tardo unos segundos en reaccionar para ir tras el.

 

—Que importa lo que yo haga, no tiene nada que ver contigo u´n — le grito tratando de zafarse, sin mucho éxito.

 

—Me importa porque…— la frase se detuvo y el rubio se sorprendió a si mismo por sus ansias de saber cómo terminaba esa frase, pero para su mala suerte la frase quedo inconclusa.

 

La frase al parecer no sería terminada, el pelinegro solo se quedo quieto, mirándolo, como si el pensamiento que tenía en la cabeza le irritara tanto como a el. Aparto entonces su mirada de las grandes esferas azules, el rubio se sintió decepcionado, aunque cabe aclarar que el no esperaba nada del parte del pelinegro. Solo se quedo mirando su perfil, estando de lado sus pestañas se veían mas grandes de lo habitual, con sus ojos viendo el horizonte, eso le daba un aire de melancolía bastante atrayente.

 

No quiso pensar mas en eso así que desvió la mirada el también y justo cuando estaba a punto de zafarse algo extraño ocurrió.

 

En menos de un segundo, el calor, el aroma y los nervios cubrieron todo su ser, se tenso ante la sorpresa con los ojos bien abiertos. Miro hacia arriba esperando encontrar algo, cualquier cosa, una respuesta, en la mirada de aquel que lo acababa de abrazar. Solo pudo ver el cuello del chico, notando que el aroma que Itachi emanaba se concentraba mas en esa zona, un olor dulce pero masculino y un tanto arrullador. Deidara podía asegurar que de ser posible permanecería ahí por horas.

 

Y en aquel momento una luz pareció brillar en la cabeza del rubio… ¿Por qué demonios lo estaba abrazando? Y aun peor ¿Por qué l e estaba gustando? Lo alejo de el molesto, para eso tenia al otro pelinegro, para seguramente satisfacer sus mas bajos deseos, ahora todo estaba claro; quizá pretendiera hacer creer que era un inofensivo abrazo, pero como cualquier hombre estaría sediento pidiendo mas después para convencerlo como había hecho con Sasori—Mi cuerpo no es un objeto de tu lasciva perversión! — grito para retomar la huida aunque solo dio la media vuelta para caer de bruces al suelo. ¿Quién había dejado un ciclista malherido en medio del camino?

 

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Para cuando despertó ya habían pasado un par de horas, lo había visto en el reloj de la blanca pared. Todo era blanco y metálico, por lo que supuso lo habían llevado a la enfermería. Era un espacio no tan reducido, desde su posición podía ver perfectamente el escritorio metálico con notas pagables pegadas en varias partes, el recetario medico y un estetoscopio; el escritorio era acompañado a su vez por varias repisas y libreros llenos de libros y medicamentos, todos iluminados por los tres enormes ventanales que estaban a su derecha.

 

Del otro lado, creyó, estaban más camillas pues podía ver atraves de las cortinas la sombra de un bulto que de vez en cuando tosía. Llevo su mano a la frente donde un palpitante dolor llamaba su atención y se hacia físicamente presente en forma de un chichón

 

—Te duele aun? — pregunto la voz ajena .

 

Volteo su cabeza a su lado izquierdo donde estaba el chichón, para toparse con el azabache sentado un banco metálico a un lado de su cama.

 

—Que paso u´n? — pregunto un poco confundido solo recordaba haber dado la media vuelta y de repente…nada

 

—Es lo que yo quisiera saber— dijo serio cruzando sus brazos, tal parecía que empezaba a acabar con su paciencia—Al parecer la chica de la bicicleta se quedo sin frenos como no pudo detenerla se estrello contra el piso justo a lado de nosotros, te jale a mi para evitar que te llevara con ella— explico mientras se levantaba a sentarse junto a el en la camilla.

 

—Ya veo u´n — dijo bajando la cabeza sintiéndose totalmente torpe

 

—Puedes decirme ahora, que es lo que te sucede? — pregunto directo el ojinegro. No era un secreto para nadie que el chico acostado en la camilla estaba actuado extraño.

 

—N…no se de que hablas u´n — intento salir por la tangente, pero solo fue evidente que lo hacia al no poder sostener la mirada del Uchiha.

 

—Claro que si, lo sabes— sentencio serio el Uchiha. Como podía mantenerse tan calmado cuando a el se le salía el corazón por la garganta con tan solo su presencia, no podía costarle mucho parecer tan siquiera nervioso. Apostaba que cuando el otro estaba cerca el no podía mantener esa actuación tan seria, de todas formas ganaría ya los había visto juntos.

 

El cumulo de emociones se fue llenando, al punto del desborde. Quería llorar, gritar y reír… ¿Por qué Itachi no podía ver lo mucho que le afectaba? No pudo controlarse mas de entre todas las acciones que quería hacer en ese momento, opto por enojarse, gritar para sacar todo eso que le oprimía el pecho.

 

—Es tu maldita culpa! Me irritas u´n! — el ojiazul vio entonces por primera vez la cara sorprendida de un Uchiha.

—Si, me lo habías dicho un par de veces— dijo el pelinegro tomando de nuevo la compostura

 

—Esto no es igual u´n — grito frustrado de nuevo el ojiazul — Te odiaba por que eras egocéntrico y cerrado, siempre con aires de ser la gran cosa… ahora… ahora no se por que lo hago…— bramo bajando la voz mientras hablaba hasta que se convirtió en un susurro

 

—Entonces… el problema es que no tienes una razón para odiarme? — rio levemente logrando que por primera ves en el día el rubio le mirara directamente a los ojos.

 

—El problema es que las tengo u´n!... pero no quiero que sean esas— recrimino el Namikaze poniéndose levemente sonrosado.

 

—Puedo saber, cuales son? — hablo calmado, como si le hablase a un pequeño niño que hay que reconfortar.

 

El azabache, vio temblar el labio del menor, al parecer la razón que le daría seria importante —Te…te odio… por que odio a tu amigo u´n — aparto la mirada, no quería ver el rostro del mayor después de esas palabras.

 

—Me temo que no entiendo— el ojiazul se enfado, pero si estaba claro.

 

—Que no entiendes u´n?! — se exaspero — No me gusta lo que me haces ser cuando estoy contigo, no me gusta lo que siento cuando te veo, no me gusta saber que me desagrada alguien que no conozco solo porque está contigo u´n!

 

Itachi lo miraba ahora, examinándolo minuciosamente, dándose cuenta de que le rubio no entendía lo que acababa de decir —Estabas, celoso de Shisui? —

 

Celos, esa era la palabra que lo describía todo; la posesión, la ira y la envidia pero el pequeño akatsuki no se atrevía a aceptar, no solo por que los celos habían llevado a grandes mentes a la ruina, si no porque sentir celos implicaba un sentimiento mas grande. Al final de cuenta los celos no eran mas que una realidad consecuencia del amor…

 

El pánico se apodero de él, no era para menos, estar enamorado de Itachi supuso repentinamente un enorme problema. Al ver que no respondía, el ojinegro decidió tomar  como "si" su silencio. No dijo nada un momento, también le era extraño. Pero sin embargo se sintió feliz.

 

—Shisui es un amigo, recuerdo haberlo mencionado el día que te dije la verdad — el blondo hizo memoria, era ese, aquel chico que le había encomendado a Itachi su ojo izquierdo con el fin de proteger a la aldea y el apellido Uchiha, el mejor amigo de Itachi, casi un hermano mayor esas habían sido sus palabras. Pero con tu hermano no haces las cosas que pretendían hacer esos dos.

 

—Eso es mentira u´n — hablo el ojiazul callando momentáneamente a Itachi —Estaban hablando de hacer cosas raras esta mañana… el dijo que te arrastraría a la cama…y… te…rasguñaría el…cuerpo u´n — fue pausando sus palabras, avergonzado de haberlas repetido tal cual en especial cuando el azabache le miraba sin comprender nada.

 

—Nos estabas espiando?

 

—Q…q…quizá

 

—No hablábamos de lo que tu crees— rio un poco ante la malpensada cabeza amarilla que tenia enfrente— quería darme un gato

 

—Un gato u´n? — Deidara frunció las cejas sin terminar de creerlo

 

—El tiene una gata en su casa que al parecer tuvo gatitos intenta conseguirles un buen hogar; dice que son seres muy nobles y que acariciarlos en un "placer" — el azabache suspiro y prosiguió — le estaba diciendo en la mañana que mi papa era muy especial con los animales pero me convenció de aceptar uno.

 

El azabache estudio al rubio, parecía mas tranquilo ahora, así que se permitió tocar su cabello, esta vez no hubo ningún rechazo al contacto. Jugó con las puntas mientras apartaba el cabello del rostro del rubio disfrutando la vista de ambos ojos azules mirándolo.

 

—Como lo único que se hacer con un gato es acariciarlos dijo que el me guiaría en su cuidado por que solían hacer desastres y que intentar arreglaros me arrastraría a la cama me imagino de cansancio. — siguió repartiendo el cabello a los lados disfrutando el aroma que se desprendía al moverlo

 

—Y que tiene que ver Danna en todo esto u´n? — pregunto un poco rojo por la cercanía que empezaba a tener el chico con el.

 

—Shisui quería darle un gatito negro, pero Sasori quería uno rubio— manifiesto con urgencia acercándose un poco mas al rubio necesitaba acabar de hablar para poder pasar a otras cosas— Deidara…— llamo dejando su cabello ordenado fuera de su rostro y tomando sus hombros— Necesito saberlo, sientes algo por mi?

 

Deidara no solo se quedo sin habla si no también sin color —Y…Yo— el pelinegro no espero la respuesta, se fue acercando al rostro del rubio.

 

Imagino que lo hubiera besado sin duda, de no se por que el rubio lo alejo de golpe —N…No puedo…— tartamudeo el ojiazul asustado y rojo. Como pudo se puso de pie y salió corriendo de la enfermería dejando por última vez a sus espaldas un pelinegro que parecía estar un poco abatido

 

Corrió cuanto pudo solo para estar fuera de la vista del ojinegro, hasta el pórtico principal, escondiéndose entre los arbusto que custodiaban las rojas paredes de ladrillo. En seguida marco a naruto, esperando a que contestara y a que sus pulmones recuperaran el aire, a esas alturas no sabía si su corazón estaba acelerado por el ejercicio o por le recuerdo de la cercanía del Uchiha mayor.

 

El tono de marcado se escucho una vez y el aun no podía recuperar el aliento; sonó por segunda vuelta y el akatsuki se pregunto que cosa iba a decirle a naruto ¿que Itachi había intentado besarlo? ¿Qué su corazón latía aceleradamente por eso? Si lo pensaba bien sonaba ridículo, pero fue muy tarde, ya habían contestado del otro lado de la línea.

 

—N…naruto— no supo como empezar, el chico del otro lado de la line se escuchaba molesto —Yo…no bueno es que yo, en realidad fue el, no pude…— su cerebro debía que ponerse a trabajar, algo tenía que ocurrírsele. Respiro, convenía tranquilizarse como decía naruto algo bueno saldría de su boca —I…Itachi es un adultero-homo-pervertido-corruptor de menores u´n! — exhalo… quizá no fuese algo tan bueno como lo que había imaginado. Solo escucho a naruto reir un poco detrás del teléfono, ¿le creería?...

 

Al parecer si, por que le respondió defendiéndole —Te estoy diciendo que lo es sobre todo corruptor de menores u´n — siguió su propio juego— Puedo asegurar que su hermano piensa lo mismo que yo si esta ahí pregúntale u´n — siguió mirando entre los agujeros del arbusto que nadie estuviera pasando por ahí. Creyó escuchar la voz del Uchiha mas enano pero no le presto atención— Un malentendiendo? Fueron como cuatro … no importa.. solo ven cuanto antes por favor… si me ve yo… no se que voy a hacer— se encogió hasta hacerse bolita, sosteniéndose el estomago, empezaba a dolerle un poco por todo el nerviosismo.

 

Colgó, solo tenía que esperar, si estaba acompañado no tenia nada que temer, pero… ¿Por qué poseía tanto miedo?

 

Fin del flash back

 

Así había acabado todo, por eso acabo en una estrecha posición oliendo el olor a sabia que desprendía el arbusto. Empezaba a hacer calor pues los pequeños orificios no lograban hacer que el poco aire que pasaba cruzara por en medio de las plantas, se sentía levemente sucio o mas bien lleno de polvo, una vez que pudiera quitar su cabello en el lio en que estaba metido buscaría otro escondite.

 

Jalo una vez mas su cabello con fuerza, sin importar que doliera. El impulso que llevaba con el al zafar su cabello lo obligo a salir de su escondite en una graciosa voltereta hasta terminar acostado en plena calle. El suelo estaba frio y el sol justo enfrente de su mirada lo deslumbro provocando que sus ojos se cerraran en un auto reflejo.

 

La luz bajo su intensidad y entonces volvió a abrir los ojos encontrándose con una cascada de cabellos que no alcanzaban a tocarlo. El extraño le sonreía de una forma que le hacía sentir muy incomodo. Sus ojos eran negros carbón iguales a los de Itachi sin embargo esos ojos guardaban la experiencia de una vida (experiencias no precisamente buenas).

 

—Vaya cayo un ángel a mis pies— sonrió de forma seductora recorriendo con la mirada desde el cabello rubio que se esparcía por el duro suelo de cemento, hasta aquel rostro angelical, con ojos azules , vientre plano; pues en la caída la ropa se le había desacomodado dejando al descubierto de su ombligo a la línea del cinturón. —Necesitas ayuda? — pregunto extendiendo su mano.

 

El rubio accedió pero solo por la intensidad con que esos ojos lo miraban, le hacían sentir hipnotizado. Sujeto su mano con fuerza y con un solo empujón ya estaba de nuevo parado en el piso. El extraño no soltó su mano al contrario lo acerco hacia el sin dejar de sonreír.

 

—Suélteme por favor u´n — pidió el rubio de forma grosera atrayendo hacia si su mano en un vano intento por alejarse

 

—Oh, pensé que había rescatado a un linda señorita— hablo socarrón el extraño con falsa desilusión

 

— A quien demonios le dices señorita u´n? — ofendido le fulmino con la mirada.

 

— Me gusta tu actitud— le dijo tomando su barbilla y acercándose lentamente a él —Chico o chica la belleza es lo que cuenta para mi

 

—No te me acerques u´n — rezongo el ojiazul apartándolo de un empujón, hace poco cuando Itachi hubiera intentado hacerlo su estomago se contraía y su corazón se debatía entre ir mas rápido o parar, en cambio este sujeto comenzaba a asustarlo de verdad.

 

—Deidara! Aléjate de el— se escucho una tercera voz.

 

Un escalofrió le recorrió el cuerpo, no estaba listo aun. —Itachi…

 

—Sobrino… justo la persona que quería ver — ambos ninjas se miraron a los ojos confundidos.

 

—Sobrino u´n? — mustio Deidara

 

—Se conocen?, mucho gusto soy Madara Uchiha — se presento al fin besando el dorso de la mano del rubio esto molesto tanto a Itachi como Deidara que solo podía pensar que definitivamente estaba pagando su mal karma.

 

—Uchiha, Uchiha, Uchiha ustedes salen de la nada.. como margaritas u´n! —se dio la media vuelta tratando e ir con Itachi "mejor Uchiha conocido que Uchiha por conocer" — Su clan solo cría idiotas con ojos poderosos u´n — que quejaba el rubio a cada paso.

 

Sin embargo fue detenido repentinamente por el recién llegado. La fuerza con la que sostenía su muñeca le estaba lastimando, su mirada se afilo y la sonrisa se había desvanecido. La coqueta persona de hace unos segundos había desaparecido completamente y en su lugar dejo un analítico hombre que estaba por fracturar su muñeca

 

—Duel…

 

—Como sabes tu, del clan Uchiha? — pregunto filoso, la repuesta que diría el rubio, daba entender que definiría la forma en que probablemente moriría.

 

 

 

 

 

Notas finales:

espero que les haya gustado n.n y dejen coments por favor owo/


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