Aún compartimos la cama
pero sé que por mí
tú ya no sientes nada.
No temas, te dejaré marchar,
más ahora yo anhelo
ser tuyo una vez más.
Está será la última vez que te sienta dentro,
pues sé que tu corazón es ya de otro.
No me importa, finge que me amas,
pues este recuerdo quedará
en el fondo de mi alma.
Qué más da si piensas en él,
pues yo aun te llevo
muy dentro de mí ser.
Un día me dijiste que me amabas,
pero triste estoy ahora pues nada queda
del amor que me procesabas.
Miro tus ojos y veo lágrimas,
no temas pues esto se acaba.
Beso tu boca y la encuentro cerrada,
ya no me das más la preciada calma.
En el fondo ya lo sabía,
pues al vuestros ojos cruzarse
era lujuria lo que yo veía.
Ya no queda nada en mi corazón,
pues me deja y se marcha contigo,
dejándome solo en el olvido,
y siendo un triste caparazón.
Shiryu, cuida bien de Hyoga
pues él es mi tesoro
y lo será toda mi vida.
Más te vale no hacerlo infeliz,
pues será lo último que hagas
ya me conoces bien,
que te puedo ya decir.
La noche ha pasado
y la mañana ha llegado,
te veo marchar por la puerta,
con todas tus viejas maletas.
No me atrevo a preguntar,
pues siempre lo he tenido claro.
“Nos vemos Shun” dices mientras marchas,
que frío ha sido ese último beso.
Ni ese detalle me has querido regalar,
y encima él te espera bajo el portal,
con una gran sonrisa imagino,
pues se lleva la mejor joya que ha existido.
No puedo evitar llorar
al ver como le besas al llegar.
Él sonríe y aparta la vista,
para no verme, las cosas sean dichas.
Qué más daría yo
para ser esa nueva alma,
que te ha llenado el corazón
y te alegra las entrañas.
Jamás pensé que fuera a acabar,
pero dicen los sabios,
que nada es eterno
y todo regresa a su lugar.
Pues ese día esperaré,
con toda mi alma e ilusión.
El día en que mi Hyoga
quiera conmigo regresar,
pues su lugar es a mi lado
y no junto a Shiryu,
el muy mal engendrado…
Doce lunas llenas han pasado,
desde que dejaste de estar a mi lado.
Respiro por mecanismo
y ni alimentarme recuerdo.
Tocan a mi puerta y abro sin ganas,
pero de seguro me ha cambiado la cara,
pues has vuelto al que siempre será tu hogar.
“Lo siento” dices con cara de apenado.
Solo te miro y apenas si sonrío.
“Te quiero Shun” sigues con tu soliloquio,
pues apenas si puedo creer lo escuchado.
“Eres lo mejor que me ha pasado
y ahora sé que mi lugar es a tu lado”.
Ahora sí consigo reaccionar,
y sin más a tus brazos me he dejado arrastrar.
Correspondes mi abrazo,
dejando las maletas en la puerta,
y yo sin más me lanzo a esos labios,
que tan dulces me sabían.
Me abrazas como nunca habías hecho,
y siento que realmente me anhelabas.
Me cargas y me llevas a la cama,
donde nos fundimos nuevamente
en cuerpo y sobretodo en alma.
Que gran verdad decían los sabios,
que lo bueno se hace esperar y
con paciencia todo se pesca.
Así debe ser en realidad,
pues yo bien pesqué
al que es y será mi hombre
para toda la eternidad.
Y apelando a la reciprocidad,
“Yo también te amo Hyoga”
digo mientras me dejo llevar.
Una noche mágica siguió a aquel momento,
y de seguro eso estaba escrito en el cielo,
pues nuevamente estoy completo,
con tan solo sentirte cerca, a mi lado.
Que bello es tenerte cerca,
pero más perfecto es sentirte dentro
y no hablamos del tema,
sino de los momentos compartidos.
Y es que con solo estar a tu lado,
soy el hombre más feliz
de todo el inmenso firmamento.