Roy soltó un profundo suspiro; lo único que podía escuchar en la sala de espera, eran sollozos y gritos.
Solo habían pasado 10 minutos, desde que unos médicos se habían llevado al neko rubio,-bastantes sorprendidos por la apariencia del niño-el cual ya se había calmado y aun estaba en los brazos del militar; pero una vez una enfermera lo separo del azabache, el pequeño, se puso a patalear, tratando de zafarse del agarre de la extraña y volver al refugió en donde se sentía a salvo; frustrado y aterrado, el neko rompió a llorar de nuevo.
El azabache volvió a suspirar molesto, habría entrado; pero uno de sus superiores se lo había impedido; lo cual lo tenía irritado.
Luego de 5 minutos más de llanto; una enfermera salió; se veía agotada y desesperada.
- Disculpe Mayor… ¿me molestaría entrar y ayudarnos?
Roy lo pensó durante un rato, si hacia eso, podría no solo ayudar a esa chica tan linda, sino que podría tratar de calmar de nuevo al neko…aun así, sabía que eso que traería problemas.
Meditando un rato sus opciones, Roy decidió ir con la enfermera a donde se encontraba el neko; al entrar en la blanca sala, los gimoteos cesaron
Un enfermero robusto trataba de alcanzar al pequeño niño, el cual se había metido detrás de un escritorio fijo y no daba señales de salir. El militar hizo a un lado al enfermero y se agacho de tal forma que el infante lo lograra ver.
- ¿Qué haces hay metido?-pegunto el azabache arqueando una ceja.
En neko solo gimoteo un poco, pasándose con dificultad, debido al espacio, el dorso de la mano para secarse los ojos.
- Bien, ya sal de ahí-le ordeno Roy dedicándole una suave sonrisa.
El rubio miro al mayor y como pudo salió, para refugiarse en los brazos de este, tiritando de miedo
- Ya paso vale-dijo Roy alzándolo y acariciándole la cabeza, justo detrás de sus orejas gatunas.
El militar estaba más concentrado en el neko que tenía en sus brazos; que no oyó cuando se abrió la puerta y su superior entro.
- Creo haberle dicho, Mayor Mustang que se mantuviera alejado de esa cosa-gruño el Teniente Coronel Grand; fulminando al azabache con la mirada
Roy le devolvió a su superior la mirada de desprecio, antes de colocar al chico en el suelo; el cual se ocultó detrás de las piernas del Mayor.
- Debo haberlo olvidado Teniente-dijo Roy con una sonrisa sarcástica a medida que optaba una posición desafiante-tratare de no recordarlo la próxima vez.
La enfermera que había ido a buscar a Roy, soltó una risita; pero al sentir los penetrantes ojos de Grand en ella, la muchacha se calló.
- Lo prevengo Mustang; no pienso seguir soportando sus insolencias; o se comporta o lo degrado; ahora apártese; necesito llevarme a esa cosa, para que los científicos lo analicen.
El neko agacho las orejas y agarrado a la pierna de Roy se puso a temblar; por lo que el azabache decidió no moverse.
- Mustang, quítese-le ordeno mas severamente Grand
- Yo creo que no-dijo Roy apretando los puños sin moverse un centímetro
Una venita se dilato en la sien del Teniente, pero antes de que pudiera acercarse para apartar él mismo al Mayor; la puerta volvió a abrirse y todos los que se encontraban allí, incluyendo a Grand y Roy; se quedaron inmóviles.
- Führer, su excelencia, ¿Qué hace aquí?-pregunto Grand con un tono solemne en la voz.
- Solo escuche mucho ruido, y decidí venir a ver qué pasaba-dijo King Bradley, con su usual tono calmado y su larga sonrisa
Detrás del Führer, venían varios militares, entre ellos Riza y Maes; un gran amigo de Roy; por no decir que el mejor.
- Yo solo venia por el fenómeno que trajo el Mayor Mustang, Señor, para llevárselo a los científicos-contesto Grand
- Más bien a amenazarme-murmuro Roy bajito, sin apartarse del neko.
El Führer miro al niño, quien había asomado su cabecita y luego la había vuelto a ocultar; el Jefe de los militares se acercó al neko; y aunque Roy quería impedírselo, sabía que oponerse al Führer no era como oponerse al tarado de Grand, por lo que se quedó quieto y rezo porque el Führer no le fuera hacer daño.
El militar se agacho, para quedar al nivel del niño, lo examino con la mirada y puedo le sonrió, revolviéndole los cabellos suavemente
- La verdad no sé de qué habla teniente Grand; no creo que haya necesidad de hacerle algún análisis, parece un niño normal…claro, exceptuando las orejas; parece solo un niño
- Pero señor…-Grand trato de protestar, pero la mirada burlona de Roy lo callo.
- Mayor Mustang-dijo el Führer, atrayendo la atención de Roy-por como el niño se apega a usted, supongo que le tiene confianza
- Pues…no sabría contestarle ese señor-dijo Roy
- Oh…ya veo…pues; haber; dime pequeño, ¿cuál es tu nombre?
El neko miro fijamente al Führer, sin despegar los labios
- Contéstale a su alteza, mocoso-grito Grand, haciendo que el neko se asustara, echará a llorar y se volviera a ocultar al mismo sitio, en donde Roy lo encontró
- Teniente Grand, no puede ir por ahí gritándole a todos-lo reprendió Bradley
El militar se ruborizo un poco y bajo la mirada, mientras Roy suspiraba e iba a sacar al neko de su escondite; otra vez.
- Oye, ya sal si-dijo este estirándole la mano, pero el niño se limitó a negar con la cabeza y a ocultarla entre sus rodillas
El azabache volvió a soltar otro suspiro y lo intento de nuevo
- No te puedes quedar hay para siempre, ven sal, no dejare que te hagan daño, ven ya-y con esas únicas palabras, el chico tomo la mano de Roy y se dejó sacar de su escondite, escondiéndose entre el pecho del mayor.
- Veo que esa criatura, solo le tiene confianza a usted, Mayor Mustang-observó interesado el Führer-¿me pregunto por qué?
- Porque le salvo la vida-contesto Riza, sin despegar la mirada del neko-quien fuera que lo tenía cautivo, intento asesinarle, y el Mayor lo logro salvar.
Bradley se quedó mirando a la muchacha durante un rato, antes de volver a posar la mirada sobre Roy
- ¿Es eso verdad, Mayor?-cuestiono
- Si Señor-dijo Roy sin vacilar
- Oh, perfecto…en ese caso; está bastante claro lo que haremos con el niño
- ¿Y que sería Señor?-pregunto Roy, de pronto algo nervioso
- A vista de que el pequeño solo confía en usted Mayor; usted será el encargado de velar por él…ser volverá su tutor… por decirlo de alguna forma
Todos guardaron silencio durante un rato, mientras que Roy asimilaba las palabras del Führer
- ¿Habla en serio Señor?-pregunto el azabache colocándose de pie, con el niño abrazado a su cuello
- Si Mustang, hablo en serio; te responsabilizaras de este pequeño, desde lo más básico hasta lo más necesario que este requiera; me encargare de que se le asigne un fondo financiero para su cuidado y sus necesidades; claro está, siempre y cuando usted acepte esta misión
Roy lo medito durante un rato, luego miro al neko, el cual le devolvía una mirada llena de inocencia y de miedo. Era igual a la primera mirada que este le había dedicado, la misma mirada que lo había cautivado tanto
- Entonces Mustang… ¿que responde?-cuestiono Grand impaciente
- Aceptare la misión con gusto Señor; me encargare de él en todo aspecto
- Esplendido-comento King Bradley radiante-lo único que le voy a pedir Mustang, es un informe semanal del niño; para ir indagando en su procedencia y poder dar con su lugar de origen-luego se acercó un poco al pequeño, el cual se apegó mas al cuello de Roy, le sonrió y le acaricio levemente una oreja-nos veremos luego pequeño.
Y sin más, se dio vuelta y se marcho
- Un problemas Mustang; solo un lio que de esa quimera y la mando a disecar por completo-amenazo Grand mirando con desprecio al neko, antes de irse detrás del Führer
El rubio se puso a temblar al sentir la fría mirada del Teniente sobre él, por lo que oculto su carita en el hombro.
- Vaya Roy, ¿y eso desde cuando se te da la fiebre de ser niñera?-cuestiono Maes acercándosele a su amigo con una sonrisa en los labios
El aludido no le contesto, le dedico a su mejor amigo, una mirada de “mejor cállate o te hago cenizas.” Riza, por otra parte, solo se acercó al pequeño rubio, para acariciarle delicadamente detrás de una oreja, a lo cual él respondió con un suave ronroneo.
- Disculpe, Mayor-dijo la enfermera-pero ya que el pequeño se ha calmado y usted tiene su tutoría, podríamos revisarlo; solo como rutina.
Roy asintió y sentó al neko sobre la mesa de examinaciones.
En cuanto el rubio se sintió fuera de su protección, puso ademan de ponerse a llorar de nuevo, pero Roy lo tranquilizo revolviéndole el cabello
- No te asustes, ellos solo van a revisarte; me quedare aquí si lo prefieres, pero debes comportarte vale
Los grandes ojos dorados del niño lo examinaron, antes de asentir una vez. Uno de los enfermeros se acercó a Roy, con una tableta de notas en la mano y le dijo
- Debemos hacerle al…niño un historial médico, podría llenarlo por favor-y acto seguido, le dio a Roy las ojos con el tablón, junto a un esfero para que contestara las preguntas.
El azabache las leyó, pero al llegar a la primera, encontró el primer bache
Nombre
Ahora que lo recordaba, el neko no tenia nombre… así que supuso que debía ponerle uno. Pensó durante un rato, hasta que de pronto, un relámpago le recorrió la columna, desde el final hasta la cabeza, era tan potente como cuando lanzaba una de sus llamas, pero gracias al relámpago, encontró el nombre perfecto
Continúo llenando los espacios en blanco; una vez hubo terminado, le devolvió la tableta, los papeles y el esfero al enfermero
Este leyó la fina caligrafía del militar y leyó
- ¿Edward Elric? ¿Así se llama el chico?
- Si, ese es su nombre-dijo muy seguro el Mayor, no sabía de donde había salido ese nombre, pero le pareció simplemente perfecto;
Le dedico una mirada al neko, el cual, aun sentado en la mesa de examinación, le devolvía la mirada con ojos brillantes
- ¿Te gusta tu nombre Edo?-le pregunto Roy; recibiendo como respuesta una enorme sonrisa blanca por parte del menor.
Era la sonrisa más linda y pura que Roy jamás había visto; tan bella, que decidió guardar esa imagen en su cabeza, para siempre