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Complicaciones por Aidell

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Notas del capitulo:

Bueno, este es mi segundo fic, uhmmm... si soy honesta, se suponia que estaba escribiendo el siguiente capitulo de mi otro fic, pero de un momento a otro, por razones que ni yo sé, termine escribiendo algo totalmente diferente jeje.

Solo espero que les guste y me den sus opniones, criticas, quejas o lo que sea quieran decir.

  • La calma que precede a la tormenta (Capitulo 1)

Esa fue la primera vez que me di cuenta que la ciudad, vista desde allí, se veía tan pequeña que pareciera una minuciosa maqueta creada por algún arquitecto, pero a la vez tan extensa que me aterraba pensar que yo también estaba allí abajo, tan pequeño y frágil.

 El ruido casi insonoro llegaba a mis oídos, las luces no dejaban de centellar y sin mucho esfuerzo se podía ver a las personas, cada una de ellas sumergidas en sus propios mundos, tan preocupados, tan desinteresadas del resto que lo único que hacían era caminar apresuradamente hacia su destino, sin embargo, a los jóvenes parece no importarles tanto los horarios, compromisos y mucho menos la seguridad de la ciudad, siguen su camino, hablando, discutiendo, dándose más del tiempo necesario en los aparadores de las tiendas.

De la nada se escucha un estruendo tan fuerte que incluso llego a mis oídos haciéndome sentir en el centro de la situación. Me incline para visualizar mejor la escena, dos hombres chocaron su camioneta contra un Audi rs5 y se llevaron al conductor, no me sorprendo, posiblemente sea otra persona que decidió tomar otro camino, uno aun mas corrupto.

La gente vuelve a la normalidad, pero el auto sigue allí, el hermoso Audi rojo sigue allí, con las puertas abiertas de par en par, la gente lo rodea para cruzar la calle y los conductores manejan por el carril continuo, nada ha pasado, ahora ese auto es invisible, poco falta para que caminen atreves de él, pensando que tal vez así desaparecerá y con él sus malos recuerdos. A estas alturas quizás solo yo, desde el lugar en el que estoy, logro verlo, quizás solo desde mi posición la ciudad se ve tal cual es, y no es posible ignorarlo exteriormente, pues si bien todos allá abajo logran mantener las apariencias, desde aquí puedo ver el miedo en sus pasos, la rapidez aumentar y la zona poco a poco vaciarse, igual que cuando una hoja cae en la línea que están siguiendo las hormigas, ninguna la quita, solo crean una nueva línea rodeando esa hoja.

Ahogado en el viento que choca contra mi rostro y columpiando los pies miro el cielo, esta es la primer y única vez que lo veré, mañana será otro distinto, saco la cámara de mi bolso y tomo una fotografía, la vista es hermosa y ese ocaso promete un nuevo día, quizá mejor, quizá peor, pero al final y siempre, nuevo.

La ciudad de noche es algo completamente distinto, las edades de los transeúntes cambian, las ropas, los movimientos, todo. Mis ojos se colocan automáticamente en un grupo de personas, 3 chicos que nunca había visto en mi vida. Regreso mi vista al cielo, es hermoso y como imagen perfecta para una postal aparece una parvada,  bajan, suben, todo  con una armonía y sincronización casi perfecta, voy bajando la vista con su movimientos y un árbol capta mi atención, sus hojas se mueven estrepitosamente, como si algo quisiera salir de él, un movimiento aun mas brusco me toma por sorpresa y veo como un pequeño gato comienza a caer,  la altura es demasiado considerable y él muy pequeño, me pongo ansioso, observo esperando que sus reflejos sean lo suficientes como para hacerlo caer de pie y a salvo,  pero no era así, los gatos no siempre caen de pie y para desgracia, esta era una de esas desafortunadas ocasiones, me crispo un poco al ver como su pequeño cuerpo choca contra el pavimento, ansioso me inclino más, sujetándome del barandal en el que estoy sentado, para no caer, el grupo de chicos voltean hacia el gato, pero siguen avanzando, eso me irrita, reconozco que ver un gato caído no significa que sea su obligación levantarlo, pero al menos deberían intentar auxiliarlo, en lugar de solo dejarlo morir lentamente; comienzo a memorizar el lugar exacto en el que cayó, lo más probable es que aun siga con vida, giro mi cuerpo hacia el interior de la terraza y me dejo caer dentro, pero justo cuando voltee para memorizar por última vez el lugar al que debería ir, vi como uno de ese grupo de chicos se detiene y con cariño y delicadeza toquetea a la pequeña criatura, quedo embobado por la poco normal escena y luego comienzo a bajar del edificio como alma que lleva el diablo, no tengo ni idea de cómo saque tal velocidad, pero esos 7 pisos no fueron nada para mí.

Me puse de pie frente al sujeto y sin mediar palabras me incline para revisar el animal, no tiene heridas graves, pero creo que se fracturo la pata derecha trasera, sonrío al darme cuenta que está sano y le acaricio levemente el lomo.

-Estará bien ¿Es tuyo? Deberías cuidarlo mejor.

Lo mire con algo de irritación, pero decidí no responderle como me hubiese gustado, después de todo se había detenido a chequearlo, el que fuera un bocazas, no significaba que fuera un mal tipo.

-          No es mío, estaba sentado cuando lo vi caer y quise ayudarlo.

-          ¿sentado? ¿dónde? – pregunto viendo que no había ningún lugar donde sentarse a la vista

-          Allí – dije señalando el techo del edificio que estaba frente a nosotros.

-          Bromeas ¿cierto? ¿Qué diablos hacías en un lugar como ese? -  cuestionaba observando con detenimiento aquel edificio.

-          Eso es lo de menos, hay que llevarlo a un veterinario.

-          No te preocupes, mis amigos fueron a llamar un taxi, no tardaran.

Entonces él  no fue el único que le tuvo consideración al gato, quizá pese a todo aún había algunos “Humanos” en el mundo, sonreí nuevamente y el completo extraño sujeto uno de los mechones de mi cabello descubriendo mi rostro; lo soltó abruptamente y comenzó a buscar en su maleta alguna cosa en particular. Libros, libretas, lápices, carpetas y otras cosas comenzaron a llenar el piso, hasta que por fin encontró lo que buscaba.

-          Toma – dijo estirando hacia mí una tirita, no sabía qué hacer, pero la tome y me le quede viendo un momento.

-          ¿La puedo colocar por ti? -   seguía sin entender, hasta que sentí algo recorrer mi mejilla, puse mi mano con cuidado ¿Cuándo me había cortado y con qué?

-          Gracias – Accedí quitando el cabello que cubría mi rostro.

-          Listo,  y no te preocupes, no habrá cicatriz – puse los ojos en blanco, soy hombre, ¿Por qué habría de preocuparme por una insignificante cicatriz?

-           ¿Cuál es tu nombre? – cuestiono guardando las cosas en su mochila.

-          Uchiha Sasuke

-          Hola, mi nombre es Naruto Uzumaki

Un taxi se estaciona frente a nosotros, se abre la puerta y veo bajar a un chico pelirrojo y otro de cabellos oscuros, me miran por menos de 5 segundos, pero eso fue suficiente para que me sintiera completamente escaneado, dispuesto a no dejarme intimidar me puse de pie.

-          Listo Naru – hablo el chico de cabellos oscuros regalando alguna clase de sonrisa – hubiéramos tardado menos, pero Gaara camina demasiado despacio.

-          Mi velocidad no es de tu incumbencia, por eso dije que fueras solo.

Uzumaki parecía estar acostumbrado a tan infantiles discusiones, así que ignorándolos tomo su mochila y la puso en mis manos.

-          Yo llevare a Kiri, tienes tiempo ¿verdad? – entendí inmediatamente y asentí colocándome su maleta en el hombro – gracias chicos, los veré mañana – y sin más subimos al auto, Uzumaki dio las indicaciones al chofer, parecía conocer bien el lugar al que íbamos.

-          ¿Kiri? – pregunte mientras veía como le hacía mimos al gato

-          Sip, es como el color de la niebla ¿no crees?, además vivo solo, será bueno tener compañía.

Observe al gato, se le veía contento, quizás demasiado para estar lastimado, seguro sería feliz con un sujeto como ese de dueño.

-          Dime ¿sueles subir a autos con desconocidos frecuentemente? – cuestiono sin dejar de acariciar al gato.

-          En lo absoluto, esta es una excepción.

-          Bien, sería una peligrosa costumbre; por cierto, ¿no es muy tarde para que estés solo en estos lugares? Los niños deberían ir a dormir temprano.

-          ¿Niños? Tengo 24 Años, no soy un niño en lo absoluto.

-          ¡¿Bromeas?!  - pregunto con una expresión completamente exagerada en su rostro, incluso el movimiento de sus brazos iba de sobra – pero si eres cinco años mayor que yo, dime ¿hablas en serio? Pude jurar que no pasabas de los 17 años, que sorpresa.

-          ¿Quieres ver mi identificación? - cuestione irritado.

-          ¡Claro! – y nuevamente allí estaba esa reacción exagerada acompañada de una sonrisa abrumadora.

-          No te la mostrare – concluí volteando hacia la ventana.

-          ¡Buuu! – apenas escuche eso tuve que ahogar una risa ¿este sujeto era real?

El auto se detuvo y al abrir la puerta y observar, me quede un poco sorprendido, realmente debería memorizar mejor las direcciones, pues el lugar al que llegamos se encontraba a solo unas calles de mi departamento.

-          Es pequeño, pero es un buen lugar, unos amigos mías trabajan aquí. – asentí, no es como si el tamaño realmente me importara, el lugar se veía bien.

Al entrar pude ver una pequeña sala de espera, Uzumaki fue directo a la recepción.

-          ¿Qué has traído esta vez Naru? – pregunto una chica rubia con coleta, por lo visto el recoger animales era un habito en el chico.

-          Que mala, hablas como si estuvieras harta – Dijo recostando al gatito en  el escritorio. – se ha caído de un árbol, ¿podrías recibirlo ahora?

La chica se puso de pie dejando a la vista una inmaculada bata blanca, la mire con detenimiento, ¿Ella era la veterinaria? ¿Sera que así de escasos de personal estaban?

-          Acompáñenme – dijo viéndome. – Vaya que ponerme a trabajar a mi cuando es el turno de Kiba, tienes valor. – Agrego, obviamente dirigiéndose a Uzumaki.

La chica toco al gato con esa maestría única en los médicos, lo llevo al cuarto continuo y tomo una radiografía.

-          Rara vez traen gatos con fracturas. – dijo la chica mientras vendaba la patita. – Deberán cuidarlo mucho, los felinos, especialmente los cachorros, no son muy dados a andar quietos, deben vigilar que no se lastime más ¿de acuerdo? – Uzumaki asintió y yo lo imite.

Al terminar su labor, nos dios algunos analgésicos e instrucciones, Uzumaki y yo discutimos sobre quién pagaría la cuenta, al no ceder ninguno, concordamos pagar a medias.

-          Gracias Ino, eres genial. – Alcé al gatito con cuidado, se veía mejor, lo acerque a mí y lamió mi nariz. – Le gustas – Agrego al verme con el animal.

-          No te había visto antes, ¿Eres amigo de Naruto? – pregunto la veterinaria

-          Sí, recién nos conocimos, pero seremos buenos amigos ¿No crees Sasu? - ¿Quién diablos le había dicho que podía llamarme por mi nombre? O más bien dicho, hacer un diminutivo de él.

-          Hmp – espeté y la chica sonrió.

-           Bueno,  eso es todo, ya decidirán luego si son amigos o no, ha sido un gusto conocerte – Dijo la chica ofreciéndome su mano. – Cuiden al gato.

Al salir del lugar mire hacia el camino que me llevaba a mi departamento, suspire, ¿A quién engañaba? La maldita maleta pesaba como si trajera piedras y no podía dejar que apretujara al pobre gato intentando sostenerla.

-          Bien, ¿hacia donde vives? – pregunte acariciando nuevamente al gato, me resultaba imposible no perderme en esos hermosos ojos azules, en definitiva era un bello gato siamés. – Necesitaras ayuda con la mochila ¿no?  - pregunte con tono un poco irascible, pero es que verlo con era ridícula expresión de desconcierto me molestaba.

-          Ah bueno, pues, de hecho, vivo allí – aclaro señalando el edificio que estaba en contra esquina del mío ¿Las casualidades existen? No lo sé, pero si esta era una de ellas, me parecía ridícula.

-          Vamos. – Dije dejando caer su mochila al suelo, para sujetar al gato.

-          ¿A qué te dedicas? – me pregunto de improviso, la verdad es que hasta cierto punto planeaba ignorarlo, algo dentro de mi me decía a gritos que no me acercara a él, pero al mismo tiempo, algo no me permitía simplemente pasar de largo.

-          Bueno pues, Soy diseñador grafico, trabajo en el edificio que te señale – respondí jugueteando un poco con Kiri, el cual maullaba contento.

-          Ahh ¿por eso estabas allí?, ya veo, ese lugar es enorme, debes ser bueno.- en eso tenía toda la razón, soy el mejor en mi área.-  Yo soy estudiante de leyes. – volteé a verlo un poco, bueno, muy sorprendido. – No lo parezco ¿cierto? – su expresión me hizo sentir un poco mal por haber sido insensible, pero la sensación duro poco.

-           Uno no necesita parecer algo, basta con serlo. – él sonrió exageradamente, ¿Cuál era su problema? No es como si hubiese dicho la gran cosa.

Uzumaki siguió hablando como si su vida dependiera de ello, me habla de sus amigos, sus pasatiempos y de lo que a mí me parece, una enferma obsesión por el ramen y las películas de ninjas.

-          Y por eso odio los tres minutos de espera en el ramen instantáneo. – Dijo concluyendo su extraño discurso. – Aquí es. – subimos las escaleras y nos detuvimos frente a una puerta “Uzumaki  Naruto - 18B” decía la placa. – Pasa. – pidió abriendo la puerta.

-          No, sera mejor que me vaya, aun tengo trabajo pendiente en casa. – expuse en colocando a Kiri en sus manos. – Cuídate, suficiente tienes con una fractura, aunque seguro tu instinto te mantendrá a salvo. – El gato seguía refregándose en mis manos, supongo que ambos nos gustamos.

-          Le hablabas al gato - ¿y por qué diablos se deprimía él? ¿Acaso era tan idiota que necesitaba que le recordaran que debía cuidarse?, lo mire un par de segundos  y volteé hacia Kiri.

-           Adiós pequeño. – Solté guardando mis manos en los bolsillos. – Adiós Uzumaki. – Me di la vuelta y camine hacia las escaleras, algo grito aquel sujeto, pero no me regrese.

Cruce la calle, no podía creer lo cerca que vivíamos, parecía una mala broma, pero si tenía suerte, no volvería a verlo. Me sumergí en pensamientos insignificantes, como la factura de la electricidad, mi inexistente trabajo pendiente, lo que haría para cenar y otras banalidades por el estilo.

-          ¡Oye! – Escuche y volteé despreocupadamente.

Lo siguiente fue sentir un fuerte impacto; ahora me encontraba de espaldas al suelo con un estúpido encima de mí.

-          Lo… lo siento, no pensé que te fueras a detener ¿Estás bien? ¿Sasuke?  - Estaba furioso, me dolía el trasero, la espalda y además habíamos caído sobre un charco de lodo, realmente quería molerlo a golpes.

Suspire hondo, no debía perder los estribos por algo tan insignificante, pero escucharlo decir mi nombre incesantemente solo lograba  hacerme hervir en furia.

-          ¡¿Podrías dejar de repetir mi nombre de una jodida vez?! – grite abriendo mis ojos, planeaba decirle una par de cosas más, pero al ver su cara tan cerca opte por callarme.  

-           ¡Fiu! – suspiro hincándose sobre mi – no te ha pasado nada, ¡¡Qué bien!! Me hubiese sentido culpable.

-          ¿”Sentido culpable”? ¡Eres el culpable!

-          Sí, ¿Pero gracias a quién soy el culpable? Si hubieras volteado desde el principio, no hubiese corrido y por ende no habríamos tropezado, así que eres tan o más responsable de esto que yo. – mire furioso

-          Solo quítate de encima – pedí lo más tranquilo que pude.

Se miro a si mismo sobre mí y un leve sonrojo lo abordo ¿Acaso era una colegiala?

-          Lo siento. – dijo poniéndose de pie y ofreciéndome su mano.

-          No la necesi… - decía pero el tomo mi mano de igual forma y me levando, dejándome a escasos centímetros de su rostro, por segunda vez vi su rostro de cerca

-          Tus ojos, su azul es hermoso  – susurre tomando levemente su rostro, en ese momento dije lo que pensaba en lugar de pensar lo que decía; apenas reaccione lo solté, sentir un calor desconocido abordar mi rostro, solo quería golpearlo hasta que olvidara que había dicho eso.

-          Gracias, tu ojos también son lindos. - ¿mis ojos? ¿Por qué tenía que decir algo tan vergonzoso?

Me di la vuelta, si solo para decir esa estupidez me había seguido, no había motivo para que me quedase, pero al avanzar sentí su mano detenerme.

-          Sasuke.- Su corazón sonaba tan fuerte y acelerado ¿o era ese mi corazón? Estaba tan cerca que no podía distinguir el mío del suyo -¿Crees en el amor a primera vista?

 

Notas finales:

¿Qué opinan? Medio cliché ¿No? jajaja... pero ya veran lo que viene jeje


Gracias por leer, hasta el proximo cap. ^^


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