Rayuela
“En la Vida todos tenemos
No entiendo por qué las personas sonríen todo el tiempo. Lloran, ríen, se enojan, se decepcionan… todo eso y más expresan libremente, como si fuera una ley. ¿Acaso demostrar lo que sentimos es necesario? ¿Lo es? ¿Con qué objetivo? No lo entiendo. No quiero que los demás sepan cómo me siento, ellos no tienen ningún derecho de saber. Sonreiré todo el tiempo porque eso significa “soy feliz”. Si aparento eso, evadiré la pena y la lástima en vida.
La confusión gobierna mi corazón, por lo tanto, fingir es mi única opción.
Un secreto inconfesable
Amar a otro ser es estúpido, carece de total lógica y sentido. ¿Por qué hacerlo? Para sobrevivir hay que amarse a uno mismo, ya que depende de nosotros poder superarse en la vida y ser alguien. ¿Por qué apoyarse de otros? Son simplemente estorbos en mi camino. Solo yo puedo cuidarme y quererme. No dependeré de nadie.
Cerraré mi corazón para que nadie pueda lastimarme nunca más.
Un sueño inalcanzable
Desearía hacer feliz a todos mis seres amados. Pero todo es muy difícil; pareciera como si ellos no quisieran -de algún modo-, tomar mi mano por completo. ¿Por qué tanta desconfianza? Sé que confían en mí mas no del todo. Algo los perturba. Yo… yo también sufro, pero el dolor propio de cada uno, les impide ver el mío, y en cierto modo, soy feliz con eso. Sin embargo, una persona me brindó –sin saber-, el sentimiento más lindo que haya sentido.
Mi deseo es poder hacer feliz a todos, para así llenar – aunque sea un poco-, el vacío de mi corazón.
Un arrepentimiento irremediable
Nunca podré volver a ser el mismo. Por mi culpa, dañé a la única persona que amo. Si pude ser cruel con ella, ¿cómo podré amar a otra que no sea él? Lo hice para que no sufriera más, para protegerlo, y el precio a pagar fue su odio eterno. ¿Algún día será él mismo? ¿Alguien lo salvará de ese dolor? Yo sé que sí, tengo fe en ello. Dentro mío tengo miedo, pues ¿quién salvaría a alguien como yo?
La soledad será mi refugio y la culpa el alimento de mi alma.
Y un amor inolvidable.”
¿Por qué la muerte tuvo que separarnos? Nuestro amor era único. Me siento solo, perdido y no sé que hacer. Nuestros hijos están creciendo. Temo tomar mala decisiones y no poder ayudarlos. Te necesito tanto, amor mío. Por más que ellos digan que están bien, que estás en sus corazones, yo… yo, en cambio, temo que no estés allí, que te olviden. Yo nunca podré hacerlo.
Yo no te olvidaré jamás, mi amor para ti será.
"La memoria guardará lo que valga la pena. La memoria sabe de mí más que yo; y ella no pierde lo que merece ser salvado..."
Los recuerdos son un tesoro para mí, y sé que para muchos también. Cuando era joven, tomé una decisión de la que no me arrepentiré jamás, porque tenerte me llena, me ayuda a superar aquel recuerdo que tanto deseo olvidar. Soy tu protector, y lo seré hasta el final de los días. Si tan solo la persona que amo compartiera con nosotros… estoy seguro, seríamos más felices. Aunque eso no vaya a ser así nunca. La vida sigue y yo, te ayudaré, como siempre, porque una promesa es una promesa. Pero tú, hijo, eres mi vida ahora como la de ellos fuiste y serás para siempre.
Los recuerdos son valiosos, pero yo en ellos no estoy, en su corazón no me encuentro. La vida sigue y continuaré sin mirar atrás.
"Cuando pienses en dolor, piensa en el amor y verás la solución"
Me duele el cuerpo. Mis ojos sólo pueden ver el blanco de mi techo. ¿Por qué la furia va dedicada a mí? Trato de sonreír como lo hacía en mi infancia. Se me hace imposible creer que la persona que amas, trate de lastimarte así. Mi garganta está seca, ya perdí la noción del tiempo. A veces perderme en mis pensamientos me agobia. Si imagino que soy otra persona, con otra vida… siento la felicidad que anhelo, la que sueño tener algún día. La calidez llega a mi cuerpo. Eres tú, mi amigo fiel, mi hermano. ¿Qué haría yo si ti? Lames mi cuerpo, tratando inútilmente en sanarme. Eres el mejor. Descansa pequeño, seguro que unas horas estaré mejor y yo podré acariciarte y llorar contigo.
Mi corazón se rompe con cada golpe que me das, sin embargo, tengo el amor de mi compañero para ponerle curitas.
"Deja que mi amor te rodee como la luz del sol, y que, aun así, te de libertad iluminada"
Al momento de observarte, sentí el calor que había olvidado tiempo atrás. Parpadeé confuso y en mi mente traté de reírme. Un simple mocoso llamó mi atención. Su mirada traía a mi presente, recuerdos de mi juventud, mi pasado. Ja, irónico es lo que estoy sintiendo. Ya casi olvidé cómo se sentía entonces estar “enamorado” o al menos, sentir un poco de eso. El rechazo es lo único que espero en este campo. Mis negocios son importantes y tiempo para cursilerías de adolescentes no tengo; mis sobrinos están en esa época, problema de ellos. Aún así, hay algo en mi interior que me dice que tengo que seguir al pendiente de ti.
La hipocresía y el silencio me rodean, el sentir de mi corazón ya olvidé.
"Acumular amor significa suerte, acumular odio significa calamidad"
Mi familia no era perfecta, pero yo la amaba así. Era hermosa a su modo. Mi hermano mayor, con su gran inteligencia y demás dotes – que yo no poseo-, tuvo que destruir lo poco que tenía. Me alejó y me sentenció a odiar. Maldito sea, por más que vivamos en el mismo techo, mi odio sigue ahí. Mi mejor amigo teme que explote algún día, por eso busca alegrarme. Cuando siento que puedo sonreír y abrir mi corazón, aparece esas imágenes y todo gira en torno a él. ¿Amar? Nunca, tú me quitaste eso y mi yo anterior murió.
El amor es sentir, y la sensación es olvidar. Por eso, el frío es mi calidez.
"Si ríes, el mundo ríe contigo, pero si lloras, lo haces sólo"
Hay que ser autosuficiente, sino el futuro de uno mismo será oscuro y miserable. Mi destino es incierto. Veo a mis compañeros y la felicidad está en sus caminos. ¿Por qué yo no? Tonterías. La felicidad no importa, tengo que tener poder para estar sobre los otros y así, hacerme ver. Todos notarán mi existencia y me considerarán alguien. La fuerza determina, las sensaciones debilitan y eso no debo permitir. Idiota no soy y no formaré parte de ellos. Nadie nota mi dolor, mis lágrimas, ¿por qué tengo que tener consideración?
La seriedad marcará, la distracción debo borrar. Adiós sentimientos inútiles.
“Es que me confunden las sensaciones; todo esto que tú provocas: emoción extraña, desconocida, indescriptible…”
En mi casa, totalmente sumergido en mis pensamientos, tú, pequeña cosa insignificante de la vida, irrumpes en ellos como fiera. Me excitas con tu rostro, tu cuerpo y tu asquerosa inocencia. Tu última característica perturba mi tranquilidad, cosita. Despiertas mis más bajos instintos… tampoco que se una buena persona, pero hasta yo quiero ayudarte a tener más conocimientos de la vida real.
Carece de importancia las emociones de la otra persona, son insignificantes de todos modos. Lo único relevante, es mi placer.
“Poemas cortos empapados de amor listos para ser dedicados”
Quiero tener a alguien para darle todo mi amor. Deseo una familia. Ése es mi sueño secreto. Nadie entendería mi anhelo que está oculto por mis sonrisas y sabios consejos de amigo. Muerdo mis labios para que las palabras no salgan y mis manos nerviosas bailan por los aires como tratando inútilmente de soltar – de alguna manera -, los secretos de mi alma.
Sólo quiero a alguien para entregar mi corazón con mis secretos, ¿es mucho pedir en esta vida el amor verdadero?
“Dije que te amaría hasta la muerte y sigo esperándote”
A pesar de los años sigo esperando a tu llegada. Mis fantasías plasmadas en libros, no son suficientes para cubrir tu ausencia. La necesidad de tenerte conmigo, por caminos insípidos me llevó a recorrer. Ya no importa lo que haga, siento que no voy a poder encontrarte. La vida se me escapa de las manos y no pienso desperdiciarla con la espera. Por lo tanto, disfrutaré hasta tu llegada, amor mío.
La vida tiene pasiones que debo protagonizar, sólo espero que pronto sea contigo.
“Soñé que el fuego helaba, soñé que el hielo ardía, y como soñé un imposible, soñé que me querías”
En mi vida, he tenido muchas responsabilidades como hermano mayor pues nuestro padre, al trabajar fuera, no había quién cuidara de la casa y de mi hermanito. Todas las situaciones que he vivido me han forjado de una determinada manera. Cada pareja que tuve, sólo veía en mí un arte. Siento que no hay amor para mí más allá de lo fraterno. Pero tuve un sueño que me inquieta: una persona bailaba conmigo y yo sonreía enamorado. ¡Ja! Sólo es un deseo del inconsciente plasmado en mis sueños.
Un sueño es sólo eso, un sueño. Nada importante que afecte a mi vida, ¿verdad?...
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Veo las tres tazas de café vacías en la mesa y no puedo evitar el dolor que en mi corazón se forma. Parece ayer cuando te levantabas despeinada y con ojeras a desayunar. Te quejabas de los llantos de nuestro pequeño hijo Naruto y agradecías la colaboración de Deidara, nuestro primer sol, con la ardua tarea de dormir al inquieto de nuestro segundo solcito. Refunfuñando te acercabas sonrojada a preguntarme si aún me parecías atractiva. Sonriendo te decía que cada día eras más hermosa.
Sin embargo, todo cambió aquel fatídico día; aún recuerdo tu perfume y tu sonrisa despidiéndote de nosotros. Aún no puedo creerlo. Kushina, amada mía, eras una impulsiva de lo peor… y aún así… y aún así…
– ¡Minato, tu gran primo llegó! – Oigo un grito proveniente de la sala. Mis pensamientos de angustia y recuerdos dolorosos se ven truncados por la llegada de Jiraiya.
Él es un primo lejano que conocí cuando era un niño. Para mí, fue un maestro, claro que obviando ciertos comportamientos inquietantes (como su forma de vivir la vida – de bar en bar -, sus lecturas pornográficas y su trabajo con contenido altamente erótico). Jiraiya para mí, fue una balsa que impidió hundirme en mis penas y velar por mis hijos.
– ¿Qué sucede en tu cabeza, hoy? – Pregunta al verme parado en medio de la cocina con una taza vacía en mis manos y tres en la mesa–. Es temprano para que estés pensando en el pasado.
Sonrío y aparto mi mirada de la de él. Sé que puede ver a través de mí. Prefiero olvidar por el momento, a mi querida Kushina y concentrarme en el presente.
– Los niños se fueron ya… – Me cuesta pronunciar Secundaria y Universidad. Los niños crecen y yo aún no afronto el hecho de que los años inevitablemente pasan.
– Ya superarás tu crisis de los cuarenta – Ríe y toma asiento. Agradezco en silencio que no toque el tema la taza.
– ¡Pero si tengo 35 años! – Le digo con calma –. Aún estoy joven.
– Ajá… – Me mira con seriedad y sé bien lo que va a decir –. Hoy se cumple 13 años de la muerte de tu esposa.
–... – ¡No quiero hablar del tema! Y mis palabras no salen, ¿por qué?
– Minato, sabes que tú aún sigues con vida ¿cierto? – Murmura y yo tiemblo. La inexpresividad se apodera de mi rostro–. ¿Cómo lo tomaron?
Directo al grano, no me sorprende. La actitud madura de él que a veces muestra, me toma desprevenido y no sé qué responder.
– Ellos visitarán su tumba al atardecer – Firme, no quiero quebrarme, no debo hacerlo por mis hijos.
– Seguro que lo harán así porque el atardecer siempre le gustó a ella – Suspira y su mano se posa en mi hombro derecho –. Si ellos pudieron superarlo, ¿por qué tú no?
¿Por qué yo no, me preguntas? ¿Por qué debería, en primer lugar, olvidarme de ella?
– No lo sé – Mi mirada se posa en la taza vacía que de mis manos jamás se apartó en toda la conversación.
Mi compañero murmura algo sobre visitar y burlarse de su amigo de la infancia que debe estar impartiendo clases a mi hijo en este momento. Yo sólo miro hacia la ventana y la hoja de un árbol se desprende.
** *** **
Estornudo y no puedo evitar pensar en el bastardo de Jiraiya. De seguro debe estar muriéndose de la risa cuando se enteró que su sobrino es mi alumno. Espero que se ahogue con su saliva. Incluso ahora es una piedra en mi zapato que me impide corregir estos mediocres exámenes. ¡¿Cuándo aprenderán que la Filosofía no es fumarse el orégano de las pizzas?!
Unas risa suave impide seguir rayando con ceros el examen de un alumno; disimuladamente, observo al profesor Umino de Literatura charlando con Hatake de Matemática. Iruka Umino no ha cambiado en absoluto, sigue siendo ese profesor que da todo de sí a los alumnos y se gana afecto. Esas personas benévolas y crédulas las odio. Creen en la paz mundial e ignoran el mal a su alrededor.
Como me encantaría mancharlo en este momento y enseñarle una verdad absoluta.
– ¿Cómo van esos exámenes, Orochimaru-san? – Me sorprendo de la poca importancia que tiene Hatake para mí, pues no noté que ya no estaba en la sala. Ahora solo somos el casto castaño y yo.
– Umino-san, esto no son exámenes son basura – Respondo con tranquilidad.
– O-Orochimaru-san… – Nervioso y sonrojado despierta una inexplicable excitación –. No sea así tan duro con ellos…
¿Duro? Yo te enseñaré las palabras apropiadas para no insinuarte de manera tan descarada ante mí.
** *** **
El timbre tan molesto me indica que la hora de leer mi Icha Icha Paradise terminó. Como detesto interrumpir mi lectura, aunque la charla con Iruka fue entretenida y muy productiva para mi relación con mi hijo. Parece que fuera ayer cuando corría hacia mí para que le dibujara una jirafa y yo le decía que una flor era más fácil y se empeñaba en hacer el animal.
Suspiro acomodando mi máscara y entro al salón. Esquivo el borrador como siempre y hago acrobacias “estilo mátrix” para las tizas, zapatos y ¿un libro de Filosofía? No golpeen en mi querido cuerpo. Ah, ¿por qué decidí ser maestro? Es más fácil criar pollos.
– Muy bien especímenes del infierno, tomen asiento y abran sus libros en la página 57.
Los alumnos me miran con miedo y furia y realizan lo asignado. Como me encanta esta parte de mi trabajo. Creo que soy sádico.
– Sensei, ¡no entiendo el título! – Me gritael “genio” del curso: Naruto.
– Naruto, este tema lo vimos el año pasado. Son tus amados Logaritmos por los cuales, reprobaste la materia tú y unos… veintiún alumnos más.
Un aura negativa rodea a la mayoría del curso. Comienzo la clase y observo a mi hijo Sai y eso basta para mejorar mi humor.
** *** **
Como siempre mi padre anima a todos. Es tan divertido ver la expresión de pánico de Naruto y Kiba, el fastidio de Sasuke-baka y la indiferencia de Gaara. Aquel pelirrojo es tan distinto y a la vez tan similar a los demás. Si todos expresan lo que sienten, incluso el glaciar del teme, ¿por qué a él le es tan difícil?
¡Oh! ¿Está demostrando desconcierto? Me sorprende este chico, ¿por qué será?
– Oye, Sai, ¿entiendes algo? – Mi amigo Naruto está tan desesperado que no nota que mi padre está parado al lado de él.
– Naruto si tienes tiempo para hablar pasa hacer este ejercicio en la pizarra – Eso para Naruto fue una sentencia a muerte.
Con mi eterna sonrisa le susurro un “buena suerte”; aún no puedo quitar los cabellos pelirrojos y los ojos verde agua de mi hoja llena de cálculos bien hechos.
** *** **
Por más que tengo amigos – sin haberlos buscado –, no puedo entender el amor que sienten los unos a los otros. Quizá yo también los aprecio, pero sentir amor… por alguien más me es extraño y estúpido. ¿Por qué me confesaste aquello, Naruto? Yo no quería saberlo. Ahora estoy dando vueltas al asunto una y otra vez.
Yo no necesito de nadie, no dependo. A veces Naruto, creo que eres un idiota otras, un genio oculto entre la selva amazónica. Estoy mirándote; la tiza tiembla entre tus dedos y murmuras cosas incomprensibles. Kakashi – Sensei te recuerda las lecciones y te mira indiferente, casi con un poco de diversión y cariño. Es extraño.
Es increíble pensar que en esa persona te hayas “enamorado”. Pensar en esa palabra me provoca aturdimiento y una sensación de tristeza y soledad. ¿Por qué a mí me confesaste quién es tu amado? ¿Por qué…?
– Gaara, ¿estás bien? – Un susurro llega a mis oídos. Es el extraño de Sai con su imborrable sonrisa falsa.
– Sí – Apenas lo miro y giro mi rostro a la pizarra. Él es extraño y me incomoda que me hable de sensaciones siendo como es.
Es mejor ignorar el tema y seguir en lo mío sin importarme los demás.
** *** **
Hoy es un día especial para mí y mi familia. Aunque mi padre esté melancólico, yo estoy feliz. Sé que mi madre está aquí, conmigo, con nosotros, siempre. Mi hermano y yo iremos a la tumba de mi madre; los tres miraremos el atardecer. Sonrío al recordar la caricia del viento en mi rostro y las lágrimas que a veces salen de mis ojos sin que nadie me vea.
Llega el profesor de matemáticas y le lanzo el libro de Filosofía para distraerme… no es hora pensar en eso ahora. Es tan gracioso ver siempre a Kakashi esquivar las cosas y es tan molesto que llegue tarde a las clases. Abre su libro y habla.
Sólo escucho Logaritmo y eso es suficiente para que mis pensamientos vuelen. Recuerdo que hace un par de horas le confesé a mi amigo Gaara un secreto que nadie sabe. Su desconcierto fue lo primero que mostró su rostro para luego ser el mismo inexpresivo de siempre y decirme un simple: son tus gustos y los respeto; para darme un apretón en el hombro y marcharse sin más.
Supongo que es lo mejor que me esperaba, mas nada cambiará. Todo seguirá igual. Quisiera que me viera como hombre y me amase. Quiero que me ame como yo lo amo. Suspiro.
Los ejercicios se transforman en jeroglíficos y la punta de mi lápiz se rompe.
– “¡Maldición!” – Pienso, me dirijo a mi amigo Sai con la esperanza de que salve lo poco que queda de mi cerebro –, Oye, Sai, ¿entiendes algo?
Una presencia maligna se posa a mis espaldas y un escalofrío recorre mi espina dorsal. Creo saber quien es, pero por Dios que no sea…
– Naruto si tienes tiempo para hablar pasa hacer este ejercicio en la pizarra – Y esas palabras son mi sentencia a muerte.
Bien, ahora somos solo tú y yo, problema Logarítmico. A ver… no, no sé nada. Problema: 1, Naruto: 0. La tiza tiembla en mi mano, no sé ni por donde comenzar; raíz, potencia, suma…mi cabeza no logra descifrar esto.
– Naruto, siéntate, por lo visto no sabes ni sumar dos más dos – Me dice Kakashi y obedezco.
Ah si la escuela fuera más fácil, yo sería más inteligente que el teme. Pensando en él, hace mucho que no voy a su casa junto con los chicos a jugar video juegos, sería grandioso. ¡Tengo una fabulosa idea!
– ¡Teme! – Grito en medio de una explicación de Kakashi –, ¡Hoy vamos con los chicos a tu casa! – Le digo con una sonrisa, Sasuke me mira asesinamente.
Todos me miran y Kakashi me manda fuera del salón.
Continuará…