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Antes de las batallas. por Pleasy Stay

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Notas del fanfic:

Y me puse las pilas…

(by Pleasy)

 

Qué domingazo! Me sigue doliendo la cabeza y continúo con mi avalancha de trabajo atrasado en materia de publicación de fics de Saint Seiya. Primero voy a aclarar que los siguientes fics traducidos que subiré a continuación tienen más años que la escarapela, y que estuvieron guardados entre mis cosas a la des-espera. Des-espera de qué? Vaya una a saber!. Ya estaban traducidos, beteados, tipeados y aguardando la posibilidad de publicación; pero como todo en mi vida ahí quedaron, muriendo de languidéz.

Pero hoy es el día. Hoy los subo… A los tres únicos que tengo.

Hagamos un poco de historia: Hace mil años existía una página capitaneada por una tal Ishtar, la cual se llamaba algo así como “Saint Seiya Erotic Archive”, y que contenía unos fics muy lemonosos entre varios Santos de Athena, los cuales habían hecho la delicia de mi por entonces joven cerebro yaoísta.

Personalmente me guardé mis tres favoritos (en un dinosáurico diskette), y luego los imprimí en un cyber para masticarlos en casa (estoy hablando de maomeno los años 2001-2002, eh). Diccionario mediante entendí las partes más suculentas, y luego traduje todo correctamente, lo tipeé… y congelé el proyecto.

Y así pasaron otros mil años.

Deshielo mediante paso a presentarles entonces el fruto de mi esfuerzo de traducción: “Antes de la batallas”, fic con el protagonismo de la pareja Kamus-Milo. Léanlo y peguen el chiflido, gentes!.

 

Disclaimereando:

 

ESTE FIC ES UNA TRADUCCIÓN NO AUTORIZADA, YA QUE JAMÁS LOGRÉ CONTACTARME CON LA AUTORA DEL MISMO. EL FIC EN SÍ NO ME PERTENECE, COMO TAMPOCO LAS IDEAS VOLCADAS EN EL MISMO.

“ANTES DE LAS BATALLAS” © 1999 BY ISHTAR.

 

FIC TRADUCIDO ÍNTEGRAMENTE POR PLEASY STAY.

Saint Seiya es de el Kuru, de la Toei, y aunque no sea legal, de mi corazón por siempre. Por supus, no me pagan para hacer esto. Pero lo hago gratis igual porque sinó me moriría.

 

“Y a sus plantas rendido un león!”:

 

.Gatos siameses: jodeos_bastante@yahoo.com.ar

.Gatos abisinios: hyogayaoi@yahoo.com.ar

 

Gentes, si me quieren ver en modo informal, me encuentran en el Facebook: http://www.facebook.com/PleasyStay.  Si me piden solicitud de amistad está todo OK, acepto, eh, no problema!. También tengo Twitter, pero no lo uso nunca porque es muy limitado para alguien tan verborrágico como yo!!!!

 

“Antes de las batallas”.

Un fic erótico de Ishtar.

Basado en los personajes originales de Masami Kurumada.

Descripción de los personajes en esta historia: Milo-Camus.

 

Estaba sentado en el techo de su casa, permitiendo al ocaso lamer su dorada piel. En la distancia, podía ver el mar, a través del estrecho valle del Santuario. Todo estaba tranquilo y la noche lentamente descendía sobre los Doce Templos.

Quizás había esperado que él viniera. Sabia que Camus lo visitaría ese día. Ni siquiera necesitó voltear para saber que repentinamente el Santo de Acuario estaba tras él. Incluso supo que la expresión de Camus era solemne y severa, como siempre. Lentamente, el Santo de Acuario se acercó y tomó asiento cerca de Milo. Hubo un largo silencio, pero Milo no tenia prisa. Sabia que su amigo tenia algo que decirle, y lo diría a su tiempo.

‘Te dije que mañana los Santos de Bronce vendrán aquí a luchar contra nosotros’, dijo Camus con su profunda y áspera voz.

‘Te habia dicho lo mismo’, contestó Milo. El viento jugaba con sus azules rizos, alborotándolos.

‘Tendré que matar a Hyoga, mi pupilo’, murmuró Camus.

‘Lo sé’, contestó Milo. Volteó hacia su amigo y le sonrió un poco. Camus pretendía ser insensible e indiferente, pero muy en lo profundo llevaba amor en su corazón. Era una debilidad que muy pocos conocían. Una de sus debilidades, sin duda.

Camus habia permanecido silencioso, mirando el mar, con su azulado cabello flotando en el viento. Una sonrisa iluminó los labios de Milo, y se movió hacia él de modo de poder deslizar su brazo alrededor del pecho del Santo de Acuario.

‘Pobre y viejo Camus’, dijo Milo al fin. ‘Te ves nervioso’. Camus se encogió, intentando ocultar sus emociones. Milo se sonrió, y besó la mejilla de su amigo ligeramente.

‘Creo que necesitas consuelo’, murmuró el Escorpión al oído de Camus. Entonces deslizó su lengua contra el delicado lóbulo. El otro Santo se estremeció.

‘No, Milo. No esta noche’, murmuró gravemente. Milo rió.

‘¿Oh, no? ¿No quieres? ¡Eso no es lo que tu cuerpo está diciendo!’. Y para probar su punto, Milo suavemente acarició la ingle de Camus, la cual ya estaba hinchándose realmente. El Santo de Acuario se ruborizó.

‘¡Milo!’, exclamó, su ceño frunciéndose. Milo sólo rió, y atrajo el rostro de Camus hacia el suyo, tomó los labios de su amigo entre los suyos, acariciándolos con suavidad. Camus dejó escapar un pequeño gemido, rindiéndose, hasta que repentinamente se alejó.

‘¡Milo, basta!’, se quejó, limpiando su boca. ‘Te dije que no quería.’ Milo simplemente volvió a reír, y deslizó sus manos bajo la túnica de su amigo, besando su mandíbula y garganta. Pronto, el Santo de Acuario estaba desnudo hasta la cintura, y su erección era mucho más visible.

‘¿Milo, te detendrás?’, preguntó Camus con impaciencia. Milo no le hizo caso y volvió a lamer el lóbulo de la oreja de su amigo, y a deslizar su lengua en los pliegues del oído.

‘¡Te dije que basta, Milo!’, gritó Camus al fin, tomando al Santo de las muñecas y arrojándolo sobre el suelo del cielorraso de mármol. Milo no opuso resistencia, y pronto Camus estuvo sobre él, su encolerizado rostro enfrentándolo, sus dedos aferrando firmemente sus muñecas.

‘Esperaba que fueras el dominante otra vez’, dijo Milo con una ancha sonrisa. Camus lo observó duramente por un momento. Entonces suspiró y se inclinó para besar a Milo profundamente. Sus labios entremezclados, sus lenguas enredadas en un largo y erótico beso. Milo podía sentir el calor del cuerpo de Camus contra el suyo, disfrutaba la sensación de sus miembros erectos, presionados el uno contra el otro, ambos pidiendo más. Camus se volvió nuevamente osado, sus manos comenzaron a explorar la piel de Milo bajo la túnica, hasta que la subió y besó el pecho del Santo del Escorpión. Milo gimió al sentir que Camus lamía sus pezones, los cuales inmediatamente se volvieron duros como rocas, y se estremeció cuando la cabeza de su amigo inició el viaje hacia abajo, lamiendo sus músculos abdominales. Se mordió los labios cuando Camus desabrochó el cinturón de cuero que sostenía sus pantalones y lo dejo caer al suelo. Camus miró a Milo a la par que se los quitaba. Sus cálidas manos se deslizaron por las desnudas caderas y nalgas del Santo hacia sus muslos. Una pequeña sonrisa iluminó su rostro, y sus ojos se volvieron al pene erecto que aguardaba por él. Milo sabia que a Camus le gustaba el ancho miembro, su delicada cabeza, su venosa superficie...

‘Oh, sí, por favor, Camus... chúpalo...’ Murmuró Milo, enloquecido de excitación. Camus sonrió, y lentamente inclinó la cabeza para dar una extensa y firme lamida a los testículos de su amigo, hasta que alcanzó la punta del pene. Milo gimió, apretando los dientes, mientras la lengua de su amigo casi araba su carne. Lo habia esperado, pero era tan bueno... Una y otra vez la lengua de Camus se deslizó sobre la cabeza del miembro de Milo, entonces sus labios se abrieron de modo de chuparlo. El Santo de Escorpio mordió sus labios, luchando contra el placer que estaba listo a explotar de su pene. Camus comenzó a chuparlo, llevándolo más y más al interior de su boca. Milo se aferró del cabello de su amigo, agitando sus caderas rítmicamente, gimiendo, apretando los dientes con expectación.

‘Ah, Camus... sí... chupa más fuerte...’ gruñó, sacudiendo su azulada melena a su alrededor, sintiéndose completamente absorbido por su propio placer. El Santo de Acuario habia metido casi toda la entera superficie en su garganta, y su lengua rodaba alrededor de la punta del pene y lamía la piel, enloqueciendo lentamente a Milo. Pero repentinamente, se detuvo. Sus labios abandonaron el miembro, y su lengua lamió una última vez su cabeza.

‘No... por favor, no te detengas...’ dejó escapar Milo, temblando de excitación y placer. Camus se sentó, y comenzó a desatar el cinturón de cuero que sostenía sus pantalones.

‘Tambien yo quiero divertirme, tú sabes’, dijo con una sonrisa. Milo lo observó con lujuriosa mirada, sabiendo que al fin aparecería el Camus pervertido, el Camus que le gustaba más. Pronto, el cinturón fue echado a un lado, y el Santo de Acuario se quitó los pantalones, junto con los de Milo, los cuales aún permanecían alrededor de uno de los tobillos de su amigo, apiñado. Milo se sentó, y le sonrió a Camus. Por un momento, observó la erección del Santo. Era, a diferencia de la suya, ligeramente pequeña, aunque igual de hinchada. Al ver la erección de su amigo sintió tensarse a su cuerpo. Lo quería desesperadamente...

Camus se acercó y volvió a besarlo. Sus erectos miembros se frotaron uno contra otro, y Milo tuvo que hacer un esfuerzo especial para evitar explotar sobre el pecho de Camus. Acarició la pálida piel de su amigo, tomó ambos miembros en sus manos para acariciarlos al mismo tiempo, mientras que Camus provocativamente deslizaba un dedo entre sus labios de modo de poder chuparlo. Pronto, el Santo de Acuario se abrió camino detrás de Milo, y lo forzó a echarse contra el suelo. Milo yacía con su pecho contra el frío mármol, manteniendo sus caderas presionadas contra la erección de Camus. Podía sentir que estaba completamente abierto y quería a su amigo... ya.

‘La gente puede decir lo que quiera, pero no soy completamente insensible’, dijo Camus calmadamente. Le gustaba hablar mientras hacia el amor, y ello excitaba a Milo aún más.

‘Puedes sentir cuán duro estoy, veo...’, presionó la punta contra la entrada de Milo, causando que el Santo de Escorpio se estremeciera de anticipación. Lentamente, Camus comenzó a deslizarse dentro del apretado agujero. Milo apretó los dientes, el dolor lo venció por un momento.

‘Quizás la mía no es tan grande como la tuya’, dijo Camus, frotando suavemente el miembro de Milo, mientras el se introducía más profundamente. ‘Pero en nuestro caso es algo bueno...’ Milo gimió, el sudor caía por su rostro, su ano se aferraba espasmódicamente al pene de su amigo. Camus prontamente estuvo por completo adentro, su excitado miembro cubierto completamente por la profunda entrada del otro Santo. Con lentitud, comenzó a moverse dentro de Milo, atrás y adelante, sosteniendo las pequeñas nalgas con sus manos.

‘¿Te agrada cuando meto mi polla en tu trasero, verdad?’, preguntó, incrementando su velocidad. El Santo de Escorpio dejó escapar un largo gemido de placer, sintiendo a su cuerpo volverse eléctrico mientras Camus se apretaba contra el sensitivo punto en su interior.

‘Sí... lo amo...’, dijo Milo, aún apretando los dientes. El Santo de Acuario lo levantó en vilo, para sostenerlo contra su pecho, y comenzó a besarlo desde detrás, girando el cuello de su amigo para poder deslizar su lengua entre sus labios. Sus caderas continuaban moviéndose salvajemente dentro del cuerpo del Santo, provocando que Milo gimiera y jadeara de placer.

‘Quizás debería también mirar tu asta mientras te follo’, dijo Camus, aferrando el hinchado miembro de Milo, acariciándolo firmemente, al mismo ritmo que el movimiento de sus caderas. Milo gritó, incapáz de soportar más. Se aferró de la cabeza de Camus, moviendo sus nalgas frenéticamente, y con su otra mano ayudo a su amigo a acariciar su pene. Pronto dejó oír un salvaje grito mientras explotaba entre los dedos de Camus, su semen esparciéndose sobre su propio pecho. Camus soltó un pequeño gruñido e incrementó la velocidad, golpeando duramente dentro de su amigo. Pronto, también él dejó escapar un largo gemido, que ahogó mordiendo el hombro de Milo, y entonces el Santo de Escorpio sintió al semen dispararse en su apretada entrada. Los movimientos de Camus se ralentizaron, y se retiró, para hacer volverse a Milo y presionarlo contra su pecho, besando su cabello con ternura. Ambos se derrumbaron sobre el techo de mármol, y yacieron entrelazados, felices, observando el cielo mientras oscurecía. Cuando sus alientos se calmaron un poco, Milo miró a Camus.

‘Entonces, ¿te sientes mejor?’. Preguntó. Camus lo observó.

‘No’, contestó. Y una sonrisa tocó sus labios. ‘Pero seguimos teniendo la noche para eso’. Y sus lascivas risas explotaron en los alrededores del Santuario.

 

 

© Ishtar. Diciembre de 1999.

 

[Este fic lo traduje creo que por el 2001... No me pregunten la fecha exacta, porque la primera vez que lo traduje fué por pedido de mi hermana y ni me molesté en anotar la fecha, total... era para que ella nomás lo leyera por entonces...]


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