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Gay por conveniencia por Hatake Saori

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Notas del capitulo:

Por fin llega el último capítulo de esta historia. Quiero agradecer todos sus comentarios, pues fueron lo que me animaron a terminar con este trabajo que ya daba por perdidos.

Disfruté mucho escribiendo este fan fic, y espero que ustedes disfruten el final.

Y antes de que empiecen los sentimentalismos, iré directo con la historia. Espero que nuestro pelirrojo favorito recupere a su marido y sean una linda familia feliz.

En fin, nos vemos en las notas finales

Sasuke Uchiha se encontraba perfectamente dormido cuando el teléfono lo despertó. Era cerca de las dos de la madrugada. Tuvo que hacer un lado a su oso de felpa y ponerse sus pantuflas de conejitos antes de contestar.

-Espero que sea importante—dijo al levantar la bocina del teléfono

-Eh…señor—respondió el portero de su edificio al otro lado de la línea—aquí se encuentra un… caballero. Dice que lo conoce e insiste en pasar a verlo.—después de unos segundos de meditación dijo con voz chillona—¡y se ha comido mi ramen! Se llama Naruto,  según dijo. Y lleva media hora aquí dándome la lata, y creo que a mi edad tengo el derecho a ver mi telenovela en paz.

- Déjelo pasar inmediatamente—ordenó Sasuke mientras se quitaba con rapidez la playera de pikachu que acostumbraba usar de piyama y buscaba algo más de su categoría de conquistador incorregible-junior. Pero como aún no había hecho la colada y sólo tenía ropa con motivos infantiles, optó por quedarse en calzoncillos, presumiendo su hermoso torso bien formado.

Naruto entró al apartamento del Uchiha, intentando lucir mucho menos impresionado de lo que estaba realmente. El lugar era enorme, con muebles muy caros y cuadros de pintores famosos. Mientras que a Gaara no le gustaba ostentar sobre el dinero que tenía, era evidente que Sasuke había invertido una cantidad considerable de dinero demostrar cuán rico era, o por lo menos cuán rico era su padre.

-Vaya, vaya—dijo Sasuke saliendo de su habitación para recibir al invitado. Las mejillas de Naruto se sonrojaron de inmediato: Sasuke estaba casi desnudo y los delgados calzoncillos que llevaba no dejaba mucho a la imaginación. El rubio tuvo que usar todo su autocontrol para apartar los ojos de la entrepierna del Uchiha. Después de todo, era un hombre casado—miren lo que el agua ha traído. Naruto Uzumaki, ¿a qué se debe el honor de tu visita?

Sasuke disfrutaba con los nervios de Naruto. Lo hacían sentirse especial. En el fondo, y quizá no tan en el fondo, el chico le gustaba realmente. Y no le gustaba para una sola noche, sino para una cantidad considerable de noches. Quizá para todas. Lamentablemente para el Uchiha, Naruto parecía seriamente comprometido con su marido y no le había dejado muchas esperanzas, aunque con su visita sorpresa, quizá la situación diera un giro.

-Necesito tu ayuda—dijo Naruto sin mirarlo todavía y se sentó en uno de los elegantes sillones de piel que había en la estancia. Hasta ese momento, Sasuke reparó en que Naruto iba empapado de pies a cabeza y sabía por su agudo olfato y porque se había asomado por la ventana, que no había caído una gota de lluvia.—tenemos que detener a Neji Hyuuga

Por primera vez  Naruto levantó la mirada, y Sasuke se dio cuenta de que no evitaba mirarlo, sino que evitaba ser visto. El rubio tenía los ojos muy rojos y el semblante descompuesto. Parecía que había estado llorando mucho tiempo, y si Sasuke no se equivocaba en los cálculos, el tiempo que se hacía desde su casa a las oficinas del bufete Uchiha.

-¿A Neji Hyuuga?—preguntó Sasuke bastante confundido—¿Me dirás que carajos está sucediendo aquí? No puedes venir a mitad de la noche a pedirme que te ayude a detener a un tipo al que apenas conozco sin ninguna explicación.

Naruto se mordió el labio inferior. Tenía dos opciones, contarle todo a Sasuke y esperar que  tuviera un buen corazón y le ayudara incondicionalmente, o hacer un trato con Satán y rendirse ante el Uchiha. Finalmente se decidió por la primera opción, aunque decidió omitir algunos detalles

-Te daré una explicación.—suspiró el rubio vencido—Gaara no es gay. Se casó conmigo porque pensó que así se ganaría la simpatía de tu padre y yo acepté porque necesitaba su dinero para pagarme el máster.—agachó la cabeza, rendido—Pero Neji ha descubierto esta noche la verdad y mañana delatará a Gaara con tu padre. Necesito que me ayudes a detenerlo, Gaara está muy cerca de ser socio del bufete y no puedo permitir que pase esto, aunque se haya enredado con la fulana más teñida que ha podido encontrar. Y me he mojado cuando estrellé su auto en una fuente. Así habrá algo que eche de menos.

Las lágrimas se asomaron nuevamente de los ojos azules de Naruto. Sasuke se quedó pensativo. Si dejaba que Gaara se hundiera la competencia por Naruto se acabaría, además de que la pagaría por haber engañado a su padre, pero si lo salvaba, tal vez ganaría algo más. Después de todo, parecía sinceramente preocupado por el destino de su esposo.

-Me parece que puedo ayudar a tu adorado Gaara—dijo Sasuke después de un momento en silencio

-¿De verdad?—gritó Naruto feliz y le echó los brazos al cuello—Muchas gracias Sasuke, yo haré lo que tú quieras por ti—dijo el rubio y antes de que el otro pudiera prepararlo, lo besó.

Naruto se preguntó qué demonios estaba haciendo cuando besó a Sasuke. Sí, el chico era guapo, y sí, con seguridad sería agradable si le sacaran el palo que tenía atorado en el trasero, y sí, por lo menos aquel chico sí era gay. Sin embargo, Naruto pudo comprobar con tristeza y furia, que besar a ese moreno de fuertes bíceps, no era igual a pelear con Gaara.

Sasuke también se dio cuenta de que Naruto estaba frustrado y deprimido. Sin duda quería estar con él, pero no de aquella forma, así que lo separo de su cuerpo y volvió a sentarlo en el sofá. A pesar de estar todo empapado, Naruto se veía muy guapo, con un traje a la medida y zapatos nuevos. Sasuke pudo darse cuenta de que hasta había intentado peinarse.

-No, Naruto—dijo con cariño—éste es un favor de amigos, así que nada de eso. Llamaré a alguien que arregle esto, puedes pasar la noche aquí. Pero quiero que te pienses algo: Gaara no te quiere, y no tiene ningún sentido que permanezcas a su lado, ya no le debes nada. Huye mañana conmigo. Iremos al Caribe, viajaremos por Europa, viviremos donde tú quieras, pero quédate conmigo.

Naruto se quedó hecho de piedra. Sabía que Sasuke estaba interesado en él, pero no a ese punto. Quizás el chico había comido demasiado antes de ir a acostarse.

-Sasuke, yo…

-No digas nada ahora, sólo piénsatelo—se dio la vuelta, rumbo a su habitación, cuando añadió—prometo que la carrera de Gaara no se verá afectada, pero piénsatelo. Buenas noches, dobe.

Naruto se dejó caer sobre el sofá, agotado física y mentalmente, y antes de que Sasuke pudiera hacer lo mismo, tomó su móvil de la mesa de noche y marcó un número rápido.

-Buenas noches—respondió una voz masculina muy seria.

-Hermano, soy yo. Necesito que me ayudes.

Gaara había pasado la noche en vela en el pórtico de su casa. Tenía los ojos cansado de tristeza y tenía el móvil en la mano, y cada cinco minutos llamaba a Naruto, suplicándole perdón al buzón de voz.

-Si estás escuchando esto es porque no estoy o no quiero contestar. Por favor deja tu mensaje y yo te llamaré, de veras.

-Naruto, por favor. Vuelve a casa y te explicaré todo. Pensándolo bien, vuelve a casa y no te explicaré nada. Vuelve y mañana renunciaré al bufete y nos iremos a vivir lejos, a Grecia si tú quieres, pero por favor vuelve.

Colgó. En su opinión, aquél era el peor día de su vida, o por lo menos el día en que había cometido más errores. Le había roto el corazón a Naruto y se lo había hecho a él mismo.

Después de que Naruto lo encontrara en plena faena con Ino, ni siquiera pudo correr tras él. Simplemente se quedó parado en medio de la sala de juntas totalmente desnudo y con la boca abierta. Si Neji lo hubiera visto así, sin duda habría hecho una fiesta. Ni siquiera tuvo tiempo de decirle a Ino que todo aquello había sido un error, pues cuando se dio cuenta la rubia ya se había puesto la ropa y salió hablando por teléfono. Y por si fuera poco, la policía le llamó para avisarle que estaban sacando su Volvo nuevo de una fuente en el centro de la ciudad. La única noticia buena es que no estaba Naruto dentro, la mala noticia es que Gaara no estaba dentro.

A la mañana siguiente, no sólo se sentía como una cucaracha, sino que también tenía el aspecto de una. Además de sus ojeras de marca natural, le habían aparecido unas que le daban un aspecto mucho menos saludable del que ya tenía, y su tono de piel superaba su tono normal, otorgándole un aspecto de cadáver tan aterrador que Tim Burton lo habría hecho protagonista de alguna de sus películas.

Pero su belleza mermada no era lo que más le preocupaba a Gaara en esos momentos. Naruto no había contestado el teléfono en toda la noche, y a primera hora de la mañana, Fugaku le había mandado un mensaje en donde lo requería en el bufete lo más pronto que pudiera. El pelirrojo empezaba a  temer que Naruto hubiera cometido alguna locura.

Antes de partir hacia la oficina, decidió pasarse por casa de Sai en caso de que su esposo hubiera decidido pasar la noche ahí. Sin embargo, no sólo no encontró a Naruto, sino que también se enteró de que el auto que le había regalado en un arranque de culpabilidad, estaba hecho pedazos y que encima él tenía que pagarle una indemnización a la viejita con la que Sai casi había chocado, que no se había hecho nada de daño, pero que siempre necesitaba algún dinerito por eso del susto.

Cuando llegó el bufete estaba más desesperado que nunca, y encontrarse a la policía fuera del edificio. Seguramente Naruto le había contado todo al señor Uchiha y ahora lo detendrían por abuso de confianza, lo meterían preso y vería como su adorado esposo huía a las Bahamas llevándose su fortuna y casándose con algún famoso, como Justin Bieber, por ejemplo. O peor aún, tal vez Naruto le había contado todo a Temari y ella había asesinado a Ino antes de hacerla pasar por una tortura lenta y elaborada, digna de Tarantino. Lo más probable es que encontrara las tripas de Ino regadas en el vestíbulo.

Pero al parecer no sucedió nada de eso. Ningún policía se acercó a arrestarlo, ni había entrañas adornando el pasillo. En lugar de los policías hablaban con los empleados del bufete y tomaban notas. Cerca de la entrada, Ino sollozaba mientras un paramédico muy guapo intentaba tranquilizarla.

Gaara caminó hasta Shikamaru, que observaba todo con expresión apática.

-¿Qué es lo que sucede?—preguntó el pelirrojo—¿han arrestado a alguien?

-Parece que sí—contestó Shikamaru—no es que me agraden los cotilleos, pero he escuchado que esta mañana llegaron a arrestar a Neji Hyuuga. Por lo visto llevaba años desfalcando las cuentas de Fugaku. Creo que le echarán una buena cantidad de años.

Gaara se quedó helado. Aquello no era posible. Le acababan de quitar a su enemigo jurado de encima. Aquello era o un golpe de suerte o la intervención de un ente divino.

En ese momento, apareció un par de guardias que llevaban a Neji arrestado. Tenía las muñecas sujetas por unas esposas y un hombre de cabello largo corría junto a él cubriéndole la cara con su saco. Al parecer, los medios se habían enterado del escándalo y estaban llegando en sus camionetas a cubrir la nota. Gaara estaba tan feliz que quería llorar.

Antes de subir a la patrulla, Neji le hizo una señal a su abogado y se acercó al pelirrojo. Tenía el rostro crispado de la furia y las mejillas tan rojas que parecía que le explotarían.

-No sé cómo hayas conseguido averiguar esto—susurró Neji furioso—pero te juro que esto no se quedará así. Pronto caerás, Sabaku no Gaara, tú y tu asqueroso esposito de mierda. Te prometo que me las pagarán.

El policía lo sujetó de la nuca y lo empujó hasta la patrulla. Gaara se quedó mirando mientras se alejaba.

-A mí me parece Neji, que esto se quedará justo como está.

Entró silbando al edificio. Su humor había mejorado de manera considerable. Incluso sonrió en un par de ocasiones. Quizá no había sabido nada de Naruto en  toda la noche porque, de alguna manera, había encontrado la manera de deshacerse de Neji y no pudo avisarle. Con toda seguridad, Fugaku por fin lo nombraría socio y después de eso, él y su marido, podrían tomar unas merecidas vacaciones como luna de miel tardía. Gaara estaba optimista.

Sin embargo, al entrar a la oficina de Fugaku, el optimismo disminuyó un poco. Cuando se nombraba a algún socio, estaba toda la junta reunida y bebían champaña y compartían estupendos canapés, en cambio en ese momento no había nadie más que el señor Uchiha y no aparecía la celebración por ningún lado. Fugaku estaba muy serio, y en alguna medida, enojado.

-Por favor siéntate, Gaara

Con las piernas temblando y las manos sudorosas, Gaara tomó asiento frente a su jefe. La angustia volvió a invadirle el cuerpo.  

-Me temo que tengo malas noticias—dijo con gravedad.

-¿E-es algo relacionado con Neji Hyuuga?—preguntó Sasuke excesivamente nervioso

-Nada de eso—negó Fugaku con un gesto despreocupado—aunque confieso que me decepcionó descubrir lo que hacía.

El alma de Gaara le volvió al cuerpo. Aquel día había sido una montaña rusa emocional.

-Entonces, ¿de qué se trata?

Fugaku suspiró y muchas arrugas aparecieron en su frente. Por primera vez, Gaara lo vio más vulnerable del aspecto que tenía siempre y se dio cuenta de que era una locura imaginarlo cantando Born this way en un desfile. Lo más sensato hubiera sido que cantara Amante Bandido.

-Mi hijo menor, Sasuke, se ha comunicado conmigo—dijo como si aquello le pesara demasiado—huyó esta mañana con tu esposo Naruto. A esta hora deben de estar abordando un avió hacia el Caribe. Un mensajero se ha pasado esta mañana a dejarte esto, me parece que son los papeles del divorcio—y le extendió un sobre tamaño carta sellado.

Gaara estaba totalmente en estado de shock. Ni un solo músculo se le movía e incluso su expresión estaba muy indiferente para la situación. Parecía una estatua de mármol, fría y sin vida.

-Lo lamento mucho, nunca creí que mi hijo pudiera ser capaz de esto—dijo Fugaku apenado—sin embargo, no todo es malo en esta vida. He decidido nombrarte socio del bufete. Sé que se acostumbra una pequeña celebración, pero en este caso, no me pareció prudente.

  Gaara, que tenía la cabeza gacha, habló en un susurro.

-No lo merezco.

Fugaku esbozó una sonrisa comprensiva.

-Imagino lo duro que es esto, pero no es tu culpa, no debes castigarte.

El otro negó violentamente con la cabeza.

-De verdad no lo merezco. Ni siquiera soy gay—Fugaku alzó una ceja ante tal confesión—más bien, no lo era. Quería que usted olvidara el incidente de la sala de juntas y me pareció buena idea fingir que era gay. Naruto estaba lleno de deudas y aceptó casarse conmigo a cambio de mi ayuda, pero después de conocerlo…

Fugaku estaba tan paralizado como Gaara unos instantes antes. Con lo natural que le salía a Gaara ser gay, para que resultara mentira.

-Lo lamento señor Uchiha, pero renuncio—dijo tomando el sobre que se encontraba en el escritorio—y ahora debo de irme, o perderé algo muy importante.

El pelirrojo salió corriendo despavorido, y subió a su auto, que para su mala suerte no arrancaba (las leyes de Murphy nunca fallan) y tuvo que detener un taxi. Cuando se dio cuenta de que el chofer era el mismo maestro Jedi que lo había casado en su boda, supo que el universo conspiraba contra él.

Mientras tanto, en el aeropuerto, un moreno malhumorado y un rubio hiperactivo discutían sobre la ropa que debían de llevar al Caribe.

-Pero Sasuke, ¡que me he dejado todo en casa!, no puedo llegar así.

Sasuke frunció una ceja con fastidio.

-Te compraré todo cuando lleguemos ahí. Ropa, zapatos, calzones y todo lo que necesites.

-Eso dijo mi primer esposo—murmuró Naruto distraído, acariciando su argolla de matrimonio.

Su compañero torció la boca con fastidio.

-Basta Naruto, olvídate de ese imbécil—suspiró intentando recuperar la paciencia—una vez que hayamos aterrizado, verás como todo mejora.

Naruto no estaba tan seguro. Aún se sentía tremendamente herido por el engaño de Gaara, pero también era cierto que estaba loco por él. ¿Cómo se supondría que lo olvidaría tan pronto viajando con el hombre más gruñón de la galaxia? Si tan sólo pudiera huir con Taylor Lautner…

-A los pasajeros del vuelo 23 con destino a Santa Lucía, se les invita a abordar el avión. Primera llamada.

El rubio miró la puerta con pesar, esperando que alguna cabellera pelirroja se asomara y lo alejara de ahí. Como era de esperarse en un aeropuerto, montones de hombres y mujeres pelirrojas, pero ninguno de ellos era la persona que esperaba.

Naruto tuvo que subir al avión con el corazón pesaroso en la última llamada, mientras por la puerta principal, llegaba Gaara con la cara perlada por el sudor y los ojos rojos: el vuelo 23 había despegado, llevándose el corazón del pelirrojo al otro lado del mundo

 

Notas finales:

¡Pero qué final tan espantoso! ¡Las cosas no pueden quedar así!

Así es, las cosas no quedarán así. Existe un pequeño epílogo que quizá pueda devolvernos las esperanzas en el amor. Si ustedes, encantador público, quiere leerlo, no hace falta mas que pedirlo. 

De todas formas, por eso de la timidez, si nadie se anima a pedirme un final menos estrujante, actualizaré este fan fic dentro de una semana exactamente: 2/8/2014 a las 2:25 horas México.

Ojalá este capítulo les haya parecido aunque sea un poquito interesante. 

Por favor, todas las quejas (que imagino serán bastantes), diríganlas a los reviús. Por su atención, muchas gracias.


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