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Jugando a Seducirte por Conejo Prusiano

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Notas del capitulo:

Mucho Occ, universo alternativo, demasiadas ideas bizarras. Gracias a mi beta por revisarlo.

——1——

 

Yun Lee se frotó varias veces la melena negra que en ese momento mantenía suelta (ya que usualmente formaba una larga trenza). Respiraba honda y pausadamente, nervioso y pensante, con los labios entornados y los ojos completamente abiertos por lo ocurrido en la mañana. No podía sacar de su mente aquello que había visto detrás del callejón de su negocio y, seguramente, el culpable ni siquiera podría imaginar el torrente de ideas que tenía en ese momento.

 

La imagen de su hermano menor teniendo relaciones con aquella jovencita que visitaba con frecuencia se volvió a colar en su cabeza y se sonrojó. Y es que, por más que supiera que su querido hermano menor estuviera en plena edad para andar con cualquier mujer, debía admitir que verlo con aquella chiquilla le había hecho darse cuenta de que el tiempo estaba pasando y él simplemente no se había percatado de eso. Se sintió estúpido.

 

¿Cuándo dejaré de ser tan despistado?, pensó. Yang había dejado de ser su dulce pequeño hermano para convertirse en un hombre con necesidades que él sabía que tenía. Era comprensible y normal, ¿no? Podía decirse que toda esa noche de meditación extraña era la que cualquier padre habría sentido al ver a su pequeña hija virgen en tal situación, ¿no? En algún momento Yun pensó que estaba celoso, pero, ¿celoso de qué? ¡Qué absurdo había sido eso! ¿Celoso? ¿Él? ¿De Yang? ¿O por Yang?

 

Yun, en algún instante de la noche había estado tan harto de cuestionarse que había saltado de su cama y caminado algunos pasos, dispuesto a confrontar a Yang y exigirle el porqué le había escondido que había comenzado con una vida sexual. ¡Él tenía el derecho de saberlo! ¡Era su hermano mayor después de todo! Pero, así como siempre había sido, impulsivo y deliberadamente extrovertido, aquello superaba sus expectativas. Sabía que Yang era reservado en cualquier asunto, y Yun no sabía cómo tocar el tema. Decirle que le había visto teniendo sexo en el callejón tampoco le parecía la mejor manera. Esperaría a que Yang se despertara y él tocaría el tema de forma sorpresiva, sin que el otro pudiese darse cuenta de lo que había visto y de cuánto le había afectado. ¡Sí! ¡Eso haría por la mañana! ¡Definitivamente!

 

——2——

 

Todo el plan que había estado pensando en la noche se había ido al carajo, su impaciencia era algo que usualmente siempre le causaba problemas. Fue por eso que, al sentir los primeros rayos del Sol colarse por las persianas, salió disparado, dispuesto a preguntarle a Yang.

Nada de sutileza, él nunca la había utilizado, ¿por qué hacerlo ahora? Sigiloso, abrió la puerta de la habitación de su hermano —quien, al parecer, aún seguía dormido, cosa que Yun agradeció—. Con paso lento se acercó a la cama y le vio por un momento con ternura. Yang seguía siendo más que adorable, así que menos dudoso de lo que realmente deseaba hacer, se acercó a Yang como si fuese un gatito buscando calor de su amo. Yun se quedó encima de Yang, dejó caer el peso de su cuerpo encima de sus rodillas y con acento enérgico preguntó:
—¿Por qué no me dijiste que tenías novia? —Yun se acomodó más entre sus piernas y sin saber se frotó un poco contra él.

 

Mantenerse en aquella posición siempre había sido un pequeño juego que habían disfrutado en secreto, cuando nadie les miraba más que ellos mismos. Era como cuando Yun siempre le terminaba venciendo al Kung Fu y Yang respondía de la única forma que a Yun le gustaba, con aquellas mejillas sonrojadas por la impotencia. Nada le haría cambiar sus arrebatos de hermano mayor, ni aunque Yang estuviese viejito y fuera más huraño de lo normal.

 

—¿Es que no me tienes confianza? –reiteró.

 

Yang hizo un gesto de incomprensión al tiempo de abrir los ojos, exaltado. Primero, porque aún no despertaba del todo. Segundo, porque tener a Yun de aquella forma le ponía un poco nervioso, sólo un poco. Y tercero, ¿a qué venía aquello? ¡Obviamente que sí se la tenía! Sólo que, para informarle aquello que su hermano le pedía, primero tenía que conseguirse una, la cual hasta ese momento Yang sabía que no tenía.

 

—Claro que te tengo confianza, hermano. ¿A qué viene esto? —Yang le miró, queriendo descubrir lo que realmente el otro Lee quería decir. Sabía que Yun era sobreprotector, siempre había sido así desde que tenía uso de razón. Era algo que agradecía y adoraba de cierta forma.

 

—Es sólo que… —desesperado, Yun se revolvió los cabellos.

 

Y Yang, por unos momentos, se cuestionó qué era lo que de verdad le preocupaba a su hermano mayor. ¿Alguna enfermedad? ¿Miedo a que se volviese un padre primerizo? Yang sintió un desasosiego, probablemente había herido a su hermano (quien en ningún momento le había soltado, al contrario, le había pasado los brazos por el cuello y lo había apresado). De esa forma Yang no podría esquivarle ni la mirada, y si lograba hacerlo, seguramente Yun sería capaz de preguntarle toda esa semana hasta calmar sus dudas.

 

—No me la tienes —aseveró Yun.

 

—Por el amor del cielo, ¿qué es lo que ha pasado para que preguntes? —cuestionó Yang mientras lograba quitarse a su hermano de encima, se acomodó de forma que el otro quedara sentado enfrente de él. Cruzó los brazos y le volvió a mirar. Serio, como Yang podía ser, trató de poder ver en los ojos de Yun qué era lo que sabía o creía que sabía.

 

—Yo… —Yun tartamudeó mientras se frotaba sus cabellos aún sueltos, haciendo que algunos de ellos se levantaran de forma graciosa por su frente. Yun siempre había tenido un cabello rebelde y Yang disfrutaba de restregarlo para acomodarlo. Se los acarició de tal forma que volvieran a estar lacios. Yun sólo respondió dejándose hacer, era un secreto para Yang que él siempre había disfrutado con deleite aquella caricia tan íntima que ambos tenían cuando nadie los miraba. A Yun le hacía desprender aquellas sensaciones de confort, cariño y seguridad que sólo las pequeñas manos de Yang (que ahora ya no eran tan pequeñas. Al contrario, eran rasposas y masculinas)  podían darle. Se sintió conmovido de que Yang aún pudiese tener aquel gesto para con él. Yang era tan adorable.

 

—Siempre te he tenido confianza, ¿me crees? —preguntó Yang mientras se comenzaba a quitar la parte superior de la ropa de dormir. Yun no se atrevió a preguntar más, puesto que no deseaba decirle que le había visto en el callejón. Se echó en la cama de su hermano y disfrutó del olor que desprendía la cobija. Yang estaba a punto de entrar a ducharse, se quedó quieto un momento y se volteó a mirar Yun—. A todo esto, ¿por qué me preguntas si tengo novia?

 

¡Mierda!, pensó asustado Yun. Se sonrojó como nunca lo había hecho en su vida y desvió su mirada. Yun no podía decirle de buenas a primeras que, por pura burla del destino, le había visto desde que había puesto a la joven de espaldas a la pared y había comenzado a penetrarla, ¿sería catalogado de mirón? ¿¡Por qué Yang se había convertido en todo un hombre antes que él!? ¿Qué demonios estaba ocurriendo con su adorado e inocente Yang?

 

Yang le observó, sorprendido por las mejillas sonrojadas de su hermano, nunca le había visto de aquella forma y se sintió avergonzado por ser el causante de la reacción de Yun. Carraspeó un poco, queriendo quitar lo incómodo que se había puesto el ambiente.

 

—Como sea, no tengo novia. Cuando me haga de una, te lo diré —dijo.

 

Yang tomó la toalla del cajón y se adentró al baño, dejando a Yun con un revoltijo de incomodidad y un atisbo de amargura ante la idea de que “algún día” Yang tendría una novia.

 

¿Yun seguiría teniendo el mismo lugar en la vida de Yang cuando aquello pasase? ¡Si tan sólo no le hubiese visto en aquella situación! ¡Si tan sólo no le hubiese tomado tanta importancia…! ¡Si tan sólo Yang fuera por siempre aquel pequeño que lloraba cuando se caía, y él corría a ayudarle a limpiarse la ropa y la cara! Nadie podía culparle por su sentir, ¿o sí?

 

Yun no sabía qué era lo que realmente le estaba carcomiendo el alma. Se quedó ahí tumbado, como queriendo encontrar el sueño satisfactorio que no había tenido durante esa noche. Yang se bañaba y él sentía que los párpados se le cerraban. Pensar demasiado no era lo suyo.

 

Continuara…

Notas finales:

Ow, ow, mi primer fanfic! Espero ser perdonada por volverlos tan incestuosos. Orz.


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