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Dime que fue por amor por AndromedaShunL

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Notas del capitulo:

El dolor y la agonía pudieron con él. Mientras Hyoga no deja de recordarlo y arrepentirse por lo que hizo, Shun desaparece de la vista de todos para quedarse con su sufrimiento a solas.

  Estaba amaneciendo con una fuerte tormenta. Ikki tenía los ojos húmedos mientras intentaba contener las lágrimas. Su hermano había desaparecido hacía ya dos días y por mucho que lo había buscado no consiguió dar con él. Estaba desesperado.

   -Lo encontraremos- dijo Seiya, que acababa de entrar en su habitación-. No desesperes.

   -Burro... como haga alguna tontería...

   -No va a hacer nada, ya verás.- Le dio una palmadita reconfortante en el hombro y se sentó con él en el borde de la cama.

   -Es tan inocente...

   -Pero no es tonto, Ikki. Sabe que Hyoga volverá, no... no hará nada sabiendo eso.

   -Más le vale a ese pato volver.- Apretó el puño haciéndose daño con las uñas.

   -Los dos volverán y todo será como antes.

   Seiya tampoco podía conciliar el sueño pensando en todo lo que había pasado, y tenía un aspecto igual de horrible que el fénix. En verdad, todos estaban tan preocupados que siempre había luz en la mansión.

   -Todo menos la cara de Hyoga.- Bromeó, y sonrió forzosamente. Seiya también sonrió, aliviado.

 

   La aurora boreal seguía luciendo en el cielo nocturno, con colores hermosos y brillantes. No importaba cuánto estuviera mirándola, siempre lo emocionaba.

   La casa de Flare no era muy grande, pero era extrañamente acogedora. Nunca hubiese pensado que su problema de alojamiento se solucionase tan pronto, y menos así.

   -Hyoga.- Lo llamó, mientras seguía contemplando la aurora boreal desde la ventana.

   -¿Si?

   -Te noto algo triste.- Dijo, preocupada.

   Y era verdad. Se pasaba todo el tiempo pensando en Shun, en lo que estaría haciendo ahora, en lo mucho que lo echaba de menos.

   -Estoy bien, no pasa nada.- Mintió.

   -Tu boca dice una cosa, pero tu corazón dice otra, ¿a quién debo creer?

   -A ninguno de los dos.

   -Tal vez pueda ayudarte, sabes que puedes confiar en mí.- Le estrechó las manos entre las suyas.

   Hyoga la miró a los ojos, y ella lo vio más como un niño asustado y preocupado que como el chico que era.

   -Flare... los recuerdos me están carcomiendo por dentro.

   -¿Qué recuerdos, patito?

   -Amé a alguien... y no puedo olvidarlo.

   La chica se tensó y él lo notó, pero no dijo nada.

   -¿Aún la amas? -Preguntó, y sus ojos amenazaban con llorar.

   -Más que a nada en el mundo, Flare.- Temió por la reacción de la chica, pero esta se limitó a mirarlo.

   -¿Por qué no estás con ella?

   -Porque he sido tonto. Pero ahora eso da igual. Estoy contigo, y si no vuelvo es por razones de peso.

   -Hyoga...

   -Flare, lo siento, también te amo a ti. Perdón por lo que acabo de decir...

   -No tiene importancia.- Sonrió, y le dio un beso en la frente.

 

   Corrió por el largo pasillo de la mansión cuando Saori entró por la puerta, y se paró en seco delante de ella, jadeando.

   -¿Lo habéis encontrado? -Preguntó.

   La expresión de la diosa era triste, e Ikki supo la respuesta antes de que contestara. Giró la cabeza hacia la derecha, sombrío.

   -No hemos encontrado nada, lo siento.

   El fénix la esquivó y salió de la mansión. Saori lo llamó, pero no le hizo caso alguno.

   Caminó por el jardín y entre los árboles, con la mirada perdida en la hierba. Tampoco pensaba nada claro, solo se imaginaba la sonrisa de su hermano.

   ''Oh, por dios, Shun, ¿dónde estás?'', pensó. Se dejó caer sobre las rodillas y lloró.

 

   -¡Perdón! ¿Habréis visto a este chico? -Shiryu le tendió una foto de Shun a la mujer, y esta negó con la cabeza y continuó con su camino.

   Se había pasado toda la tarde haciendo lo mismo, pero nadie pudo darle ninguna pista del paradero de su amigo. En algún momento pensó que lo había visto por la calle, pero era una falsa alarma.

   Estaba ya desesperado y a punto de dar media vuelta a la mansión, pero preguntó por última vez a un mendigo de larga barba que estaba sentado en las escaleras de un supermercado.

   -Disculpe, señor, ¿habrá visto usted a este chico? -Le tendió la foto y el mendigo la cogió.

   La estuvo mirando un buen rato antes de contestar.

   -Sí, lo he visto. Pasó por aquí hace unas tres horas, y se fue por allá.- Le señaló con el dedo.

   De los ojos de Shiryu brotaron unas leves lágrimas.

   -¡Muchas gracias, de verdad!

   El hombre le sonrió y le animó, y el dragón comenzó a andar por la dirección que le había indicado.

 

   -Flare, ¿puedo usar tu teléfono? -Preguntó el rubio.

   -Claro, Hyoga, está en el pasillo.

   Fue dirección al teléfono y marcó el número. Los pitidos de llamada sonaron y sonaron, pero nadie lo cogió. Se entristeció y se preguntó por qué nadie atendía. Colgó.

   -¿Ya has hablado? -Preguntó la chica, frunciendo el ceño.

   -Nadie lo cogió.

   -Vaya...

   -Voy a salir. -Anunció.

   -Hay tormenta, sería mejor que te quedases aquí.

   Hyoga la miró a los ojos y esta asintió al instante. El cisne salió de la casa de la chica sin añadir nada más.

 

   Las calles estaban tan desiertas como su corazón. Hacía ya horas que había anochecido, pero no le dio importancia. Para él, siempre era de noche.

 

   Shiryu entró en la mansión y fue hasta el salón, donde estaban todos sentados aguardando su regreso.

   -Dragón, por favor, dime que... -Empezó Ikki.

   -No... no lo encontré, lo siento -lo cortó-. Pero sigue en la ciudad, un anciano lo vio.

   -Ikki, tranquilízate.- Lo reconfortó Saori.

   -¡¿Cómo quieres que me calme?! -se alteró demasiado-. ¡Mi hermano ha desaparecido por culpa de Hyoga!

   -Ikki, Hyoga no sabe nada de esto.- Le dijo Seiya, con tono calmado, pero no sirvió de nada. El fénix se levantó del sillón y se fue directo a su habitación, dando un portazo que se oyó por toda la casa.

   -Señorita, ya es muy tarde, deberíais ir a dormir.- Le dijo Tatsumi, y esta asintió, se levantó con pesadez y salió del salón.

   Cuando hubieron marchado Seiya habló.

   -Saldré a buscarlo.- Dijo con decisión.

   -Será mejor que intentes dormir. Todos necesitamos descansar.

   -No pegaré ojo, así que mejor hago algo de provecho, ¿no te parece?

   -Como quieras, yo solo te aconsejo.

 

   Un solo golpe bastó para romper el hielo bajo sus pies. Se puso la rosa roja entre los labios para poder nadar con más fluidez y se sumergió entre las heladas aguas.

   Buceó hasta que divisó el barco hundido, y se metió en él. Nadó por los pasillos del navío hasta llegar a la habitación donde se encontraba su madre. Abrió la puerta y allí la vio. Se acercó conteniendo las lágrimas y le colocó la rosa entre el cabello.

   ''Madre, te he echado tanto de menos...'', pensó, y no pudo contener más las lágrimas.

   -Hyoga... -susurró una voz en su cabeza.

   -¿Madre? -susurró él.

   Sobre el cuerpo congelado de su madre se formó la imagen de ella cuando estaba viva, y su rostro era tan hermoso como el recordaba.

   -Madre.- Dijo, más alto.

   -Hijo mío, ¿por qué estás aquí conmigo y no con él?

   -Era lo correcto, madre.- Bajó la voz.

   -¿Es lo correcto alejarse de los vivos a los que se ama para volver con los muertos a los que se amó? -Preguntó, y sus palabras sonaron con eco en su mente.

   -Madre, yo... -Empezó, pero la imagen se desvaneció para mostrar otra completamente distinta.

   En ella se veía a Shun caminar a oscuras y solo por un parque, susurrando el nombre de Hyoga a la noche. Al cisne se le llenaron los ojos de lágrimas al verlo así. La imagen se esfumó y volvió a quedar a solas con el cuerpo inerte de su madre.

 

   Flare lo esperaba arriba con una toalla cuando salió a la superficie, tiritando. La chica lo envolvió y lo llevó de nuevo a su casa, sin dejar de abrazarlo y consolarlo mientras lloraba. La tormenta estaba siendo violenta, pero no tuvieron muchos problemas para regresar.

 

   Cuando Seiya volvió a la mansión ya casi había amanecido. Estaba agotado de tanto buscar y tan poco encontrar.

   Subió las escaleras hasta su habitación y se tumbó en la cama sin apartar la vista de la ventana.

   ''Shun, ¿dónde te has metido?''.

  

Notas finales:

Gracias por leer este capítulo y espero que les haya gustado :)


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