Amparados en la noche
Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen
By Paz
-¿Estas ahí? -La pregunta se escuchó en un apagado susurró.
-Si… ¿Te han seguido? –inquirió.
-Lo han intentado, si. Creo que he conseguido despistarles, estuve un par de horas dando vueltas por diversos locales para quitármelos de encima.
-Esto se esta volviendo monótono…
-Lamento pienses así.
-No lo digo por nuestros encuentros, son necesarios, sino por el cuidado que tienes que poner, es agotador para ti esa tensión.
-Por ella no me importa hacerlo. Solo lamento involucrarte a ti.
-No te preocupes por eso. Siempre que me necesites sabes como puedes contactar conmigo. ¿Lo has traído?
-Si… -sacó de su bolsillo un pequeño sobre que cambio de manos en pocos segundos- Aquí tienes… -hizo ademán de volverse, pero como si lo pensará mejor se quedo quieto durante unos segundos antes de preguntar- ¿Cómo se encuentra?
-Aunque es tan pequeñita, te extraña. Cuando le hablo de ti e intento imitar tu voz la veo mirar a su alrededor como buscándote. Reconoce tú voz.
-Solo pude tenerla conmigo durante su primer mes de vida. Por su seguridad es mejor que la tengas tú. Si ellos supieran que yo… -no continuó expresando lo que pensaba- no quiero ni imaginármelo.
-Tranquilo, zorro, cuidaré de tu hija como si fuera mía. Si alguna vez se llega a saber tu situación, nadie podrá imaginar que la tengo yo. Conmigo esta segura.
-Lo sé. –dudo en preguntarlo apenas un segundo- ¿Qué ha dicho tu esposa? –quería pensar que lo que había escuchado no era cierto.
-Puedes imaginártelo. Fue un shock para ella verme aparecer con una bebita. Lo tomó por la tremenda, supongo que no seré el primer esposo que se presenta en su casa con la hija de un amante. Ha pensado lo peor de mi, pero no te inquietes, acabara entrando en razón –musito encogiéndose de hombros.
-Lo lamento… nunca creí que tu esposa dudara de tu honestidad.
Se quedaron callados, frente a frente, la oscuridad era tan profunda allí que solo veían el brillo de sus ojos y el tenue susurró de sus voces se escuchaba apenas entre la brisa que sacudía las hojas de los cerezos en flor.
-Cuando tú puedas tenerle, ten la seguridad que delegaré en ti el cargo de padre soltero.
-No se cuando será posible, entre tanto, gracias.
-Soy yo el agradecido. Tener conmigo a tu hijo es una bendición y una gran responsabilidad. Me satisface que pensarás en mi para cuidarla. Cuando crezca, si continua contigo, le hablaré de las circunstancias por las que esta conmigo y siempre le hablare de su padre. Ella sabrá siempre de ti, nunca te quitaré el amor de tu hija.
-Lo sé.
-Es hora… -a través de las nubes de tormenta, empezaba a asomar la luna.
-Si.
-Hasta la próxima, Kaede.
Rukawa se emocionó, era la primera vez que su nombre salía de sus labios.
-Hanamichi… -susurró, no estaba seguro si le había escuchado porque oyó sus pasos alejándose.
Quedó inmóvil un rato, escuchando cualquier sonido extraño que pudiera oírse a su alrededor. Todo aparentaba estar tranquilo, a lo lejos sintió que un coche arrancaba y supuso que era Sakuragi.
Antes que la luna iluminara el lugar, también él se marcho, una sombra entre las sombras.
En aquel momento, no se le ocurrió pensar que un día vivirían los tres como una familia.
Fin
2 de agosto de 2012
Paz