Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

You’re My Everything por SHINee Doll

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Dedicado a Mariany, porque es linda, dulce y maravillosa; y porque se merece esto y más. 

Notas del capitulo:

» Back. 

 

Volví... con un OnKey más. No es eso bonito (?). Me gusta escribir sobre ellos, quizá porque la pareja rompe el 'canon' y no hay mucho de ellos... y estoy en plan de cambiar eso. Bueno, disfrútenlo.

 

 

 

— Onew, ¿soy bonito?


Abrí los ojos lentamente, aún adormilado, encontrándome con su rostro extremadamente cerca. Dudé por algunos segundos, incapaz de saber si me encontraba o no despierto, pero esos orbes felinos que me contemplaban con una misteriosa curiosidad no podrían ser nunca producto de mi imaginación. Parpadeé varias veces, comenzando a distinguir claramente cada una de sus facciones, a pesar de que la habitación se encontraba sumamente oscura. Una pequeña sonrisa se apoderó de mis labios cuando repetí en mi mente su pregunta y lentamente, con cuidado, acaricié una de sus mejillas.

— Claro que eres bonito, Key. — sonrió, complacido, y sus ojos se cerraron por un momento; pero pronto los abrió de nuevo y buscó los míos, dándome a entender que una nueva duda había asaltado su mente.

— ¿Más que Taemin? — le miré confundido, apreciando el tono rosado que adornaba sus mejillas. — ¿Soy más bonito que él? — repitió, haciendo un puchero; y estuve seguro que mi corazón dio un vuelco.

— Eres mucho más bonito que Taemin. — acordé, riendo por lo bajo. — El más bonito de todos nosotros. — agregué poco después, sonriendo ampliamente. — Sólo no se lo digas a ellos.

Sonrió también y, dejando un beso en mi mejilla, desapareció. Los siguientes minutos los pasé pensando en esa escena tan poco cotidiana. Kibum tenía días actuando un tanto diferente, algo melancólico, bastante triste y, aunque me esforzaba por entenderlo, parecía una tarea demasiado complicada. En primera, porque no me permitía acercarme a él; en segunda, porque no sabría qué hacer aunque me fuese brindada una oportunidad de apoyarle.

Me quedé dormido recordando su sonrisa y sus ojos brillantes. Y esa noche, soñé con él por vez primera.

 

 

Desperté más tarde de lo planeado, encontrándome a Minho y Taemin en la sala, jugando videojuegos. Nuestras actividades ese día eran diferentes, al menos en lo que concernía a las primeras horas de la tarde. El más chico del grupo y yo debíamos salir antes que el resto y separarnos a mitad del camino; los demás tenían que asistir a un programa y nosotros teníamos que alcanzarles apenas nos fuese posible, aunque lo más seguro es que sólo Taemin pudiese llegar a tiempo. Los horarios eran así desde el inicio de las promociones de Juliette y comenzábamos a acostumbrarnos a ellos.

Habían desayunado para ese entonces, pero Jonghyun y Key permanecían aún en la cocina. Me encaminé en aquella dirección para reunirme con ellos, sin saber de qué forma debía mirar a Kibum luego de su pregunta la noche anterior, aunque dudaba aún de la realidad de aquella escena vivida.

Ambos se encontraban sentados a la mesa, bromeando, riendo, tan naturales como siempre. Jonghyun alzó la mano y la posó en el rostro de Kibum, acariciando su mejilla tal como yo lo había hecho durante la madrugada, mirándolo a los ojos con un brillo peculiar, con un cariño que parecía distar de una simple amistad. Y algo en mi interior se removió inquieto, porque esa cercanía entre ellos me gustaba poco y nada. Aclaré mi garganta y los ojos negros del mayor de los Kim encontraron los míos, sorprendido, asustado, y sonrió avergonzado, apartando su mano y poniéndose de pie inmediatamente, pasando a mi lado sin mirarme a la cara cuando dejó la habitación.

— Buenos días. — hablé serio, dirigiéndome al refrigerador.

La mano de Key tomó mi brazo cuando me disponía a abrir la puerta de la nevera. Esperé paciente a que hablase, pero no lo hizo y comencé a desesperarme. Su agarre se volvió más fuerte, aunque seguía pareciéndome un simple toque. Forcé una sonrisa y me giré a encararle, sin entender completamente la razón de mi mal humor.

— ¿Ocurre algo? — rompí el silencio, apartando mis ojos de los suyos. Se limitó a negar con la cabeza y apretar mi brazo una vez más. — No se lo diré a nadie, Key, puedes estar tranquilo. — no sabía si era lo que deseaba escuchar, pero unos instantes después, cuando deshizo el agarre, estuve seguro de ello.

— Gracias. — susurró y se fue, dejándome solo una vez más.

Yo… definitivamente no entendía a Kim Kibum y quizá nunca llegase a hacerlo.

 

 

Me tumbé en mi cama, extendido de piernas y brazos, contemplando el blanco techo de la habitación. Estaba exhausto, pero no sentía deseos de dormir todavía. En parte, quizá, porque los chicos aún no estaban de regreso y, aunque no hubiese motivo alguno, me encontraba preocupado. Diez minutos más tarde, la puerta principal se abrió y sus voces y risas inundaron completamente el apartamento.

— ¿Creen que Onew llegara ya? — preguntó Minho, con su tono grave, haciendo callar a los demás.

— He visto su chaqueta. — aseguró Kibum, probablemente restándole importancia al asunto. — Debe estar durmiendo…

Me reí por lo bajo, escuchando su charla sobre el programa en el que habían estado y el montón de preguntas que les hicieron. Pensé levantarme y reunirme con ellos en la sala, pero mi cuerpo no se movió ni un poco cuando se lo ordené, así que permanecí recostado hasta que sus murmullos fueron inaudibles y mis ojos se cerraron, conduciéndome al mundo de los sueños.

Pero eso no duró mucho… Abrí los ojos, sorprendido, con el reloj marcando dos horas más que la última vez que le miré. A los pies de mi cama, algo avergonzado, se encontraba Key. Fue el sonido de la puerta al ser cerrada lo que me despertó. Sonreí, haciéndome a un lado para darle un espacio en mi cama.

Mientras caminaba hacia mí, pensé que se sentaría a mi lado, diría lo que tuviese que decir y se marcharía; pero no fue así. Alzó la manta que me cubría y entró en la cama, tumbándose sobre un costado, con su cabeza en la misma almohada que se encontraba la mía, con su rostro más cerca que la vez anterior. Suspiró y su aliento me acarició los labios, logrando que me pusiera nervioso en un segundo.

— Onew. — me llamó, y en su voz no había ápice de la frialdad con la que llegaba a tratarme siempre. — Onew, ¿soy lindo?

Sin poder evitarlo, me reí. Frunció el ceño, e hizo ese sonido con sus labios, el mismo que me dejaba escuchar cuando alguna de mis respuestas no llegaba a ser de su agrado. Sonreí ampliamente y alcé la mano hacia su rostro, deteniéndome antes de tocarle.

— ¿Por qué me lo preguntas a mí? — parpadeó, confundido, algo enfadado por haber desviado el tema. — ¿Por qué no vas con Jonghyun y…?

— Él se reirá de mí. — asentí, inconforme. — En el mejor de los casos, me dirá que sí, sólo para que me calle y le deje dormir. — bueno, al menos conocía al vocalista. — Pero tú nunca mientes, Onew. — y fue él quien acarició mi mejilla, tomándome por sorpresa. — Ahora dime, ¿soy lindo? — pestañeó un par de veces e infló un poco las mejillas. ¿Cómo decirle que no cuando me miraba de esa forma, cuando sus ojos eran así de brillantes, de hermosos? Asentí, y él sonrió. — ¿Más que Minho?, ¿soy más lindo que él?

Asentí de nuevo. — Más que Minho, más que todos nosotros juntos.

Se acercó más a mí, ocultando el rostro en mi pecho. — Buenas noches. — dijo y cerró los ojos.

— Buenas noches, Kibum. — envolví su cintura y enterré el rostro en sus cabellos, con el aroma de su champú inundándome los sentidos.

Esa fue la primera noche que dormimos juntos; y la segunda que soñé con él.

 

 

Kibum no volvió a internarse en mi habitación por las noches y su trato conmigo se volvió mínimo, sólo lo justo y necesario para mantener las buenas apariencias en el grupo. Simplemente no era capaz de entender lo que nos estaba ocurriendo, pero sí de sentir la distancia entre nosotros incrementarse con cada día y dolía… por alguna razón dolía mucho saber que le perdía.

Fue algunos meses después, antes de comenzar con las grabaciones de Ring Ding Dong que él volvió a buscarme. Su cabello claro, levemente rizado, ahora estaba lacio y oscuro, completamente negro. Me sorprendí al verle, porque con esa nueva imagen dejaba atrás al niño bonito que se ponía collares de colores y cientos de pulseras. El chico ante mí, aunque seguía siendo el mismo que conocía, con la misma edad del día anterior, incluso de esa mañana, ahora se convertía en un hombre…

Me abofeteé mentalmente, avergonzado de todo lo que me pasó por la cabeza cuando se sentó en mi cama, arreglándose el flequillo, mostrándome sólo uno de sus hermosos ojos de gato. Aparté el libro que leía y me dediqué a prestarle atención, aunque ya lo hacía desde el momento que cruzó la puerta.

— Onew… — moví la cabeza, indicándole que le escuchaba. — ¿Crees…Crees que me veo bien?

Quizá “bien” no era le mejor palabra para describir su apariencia, pero no dudé en asentir. Suspiró aliviado, algo incómodo aún por el cambio abrupto de su aspecto. Al parecer, yo era el primero en verle y eso me hizo feliz, aunque fuera un detalle insignificante y carente de todo sentido.

— Más que Jonghyun. — solté sin pensar, recordando sus preguntas. — Siempre te ves mejor que todos nosotros.

Se echó a reír, cubriéndose la boca con una mano, tratando de acallar sus fuertes carcajadas. Un “Key está de vuelta” se escuchó por el pasillo y ahora fue mi turno de reír, porque el tono que había usado el más alto del grupo parecía de total fastidio. “Y Onew está despierto” agregó Taemin, burlesco. Definitivamente, solíamos llamar demasiado la atención. Me tumbé, cubriéndome el rostro con ambas manos. Nosotros… nunca funcionaríamos juntos.

— Hazme un espacio, Jinki. — entró en la cama conmigo, acostándose boca arriba; le miré unos segundos y luego contemplé el techo también.

No sé cómo ni cuándo; pero acabé dormido. Fue la segunda noche que dormimos juntos; pero había perdido la cuenta de todas las veces que apareció en mis sueños.

 

 

A veces, cuando miro atrás, me pregunto que hubiese ocurrido de haberle dado respuestas diferentes, de haber mentido para ocultar esa fascinación inexplicable que sentía por su persona, de haberme limitado a ignorarle o fingir que seguía durmiendo. Aunque tampoco me arrepentía de nada.

— Jinki, ¿me estás escuchando? — agitó su mano frente a mi rostro, con el ceño fruncido. Negué. — ¡Ah! Es imposible hablar contigo.

Tomó su plato y lo dejó en el lavabo. Hablaba por lo bajo, enfadado, sólo dejándome escuchar mi nombre entre cada línea. Sonreí como tonto, levantándome de la silla donde había permanecido hasta ese momento y me encaminé hacia él, pasando ambos brazos por su cintura, apoyando mi mentón en su hombro.

— Estaba pensando… — comencé, tan sincero como siempre, pero fui interrumpido por su sus sarcásticas palabras y no pude hacer más que reír antes de continuar. — Pensaba en lo adorable que es mi novio, lo bonito, lindo y lo bien que se ha visto siempre.

Se giró entre mis brazos, mirándome con esos ojos suyos cargados de reproche. Sus manos pequeñas, siempre delicadas, se posaron en mi pecho y una sonrisa traviesa apareció en su rostro. Le miré por un tiempo que me pareció eterno, hipnotizado por sus labios delgados, suaves, dulces; y terminé de acortar la distancia que nos separaba, besándole como si no hubiera mañana. Tiró de mi playera, profundizando el beso, con su lengua recorriendo mi boca, jugando con la mía. Y lo acerqué aún más a mi cuerpo, volviendo mi abrazo alrededor de su cintura más firme. Pero nada es eterno, y tuvimos que separarnos para recuperar el aliento.

— Hace mucho que quiero hacerte una pregunta, Kibum. — pestañeó y suspiré, dándome ánimos para seguir con aquello. — ¿Por qué yo?, ¿por qué me elegiste a mí?

Se llevo un dedo a la barbilla, fingiendo que pensaba su respuesta. — En aquel tiempo te dije que se debía a que nunca mientes. — asentí, recordando mis celos ante su cercanía con Jonghyun esa misma mañana. — Pero el que mintió fui yo. — alcé una ceja, esperando que agregase algo más. Se llevó una mano a los rubios cabellos y mordió su labio inferior, mirándome coquetamente. — Realmente quería saber si tenía una oportunidad… Quería saber lo que pensabas de mí.

Me quedé callado, totalmente sorprendido. Él desvió la mirada, con las mejillas encendidas.

— Si yo te hubiera hecho las mismas preguntas, ¿qué habrías contestado? — inquirí, ansioso por sus palabras.

— Te hubiese dicho que Taemin es más bonito, Minho más lindo y Jonghyun más guapo. — se burló, tomando mi rostro con ambas manos. Suspiré, cerrando los ojos. Quizá por eso nunca le regresé las cuestiones, conocía de antemano las respuestas que me serían dadas.

— Entonces, ¿yo que soy? — pregunté juguetón, descansando mi frente en la suya.

— Eres lo que necesito para ser feliz; lo que siempre he querido y en ocasiones más que eso. — habló sobre mis labios. — Tú eres mi todo.

Le besé de nuevo, con el corazón acelerado, con las emociones a flor de piel. Dos años habían transcurrido desde que empezó nuestra historia juntos, pero cada día se sentía igual que el primero y en ocasiones solía asustarme de todos esos sentimientos. Aunque jamás podría llegar a dudar de todo mi amor hacia él, así como tampoco dudaba del suyo hacia mí.

Y no lo dije en esa ocasión, tal vez porque él lo sabía ya; quizá porque lo dije una vez antes, mientras él dormía… Pero Kibum también se había convertido en mi todo.

Notas finales:

Traté de que fuese algo dulce, aunque pudo haber sido mejor. Aún así, ¿qué opinan?, ¿mejor dejo esta pareja y me devuelvo a la anterior?, ¿debería seguir intentando con este par?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).