Díganme ¿a quien no le ha pasado?, eso de sentir el estúpido cosquilleo en el estomago cuando hablas con alguien. Es normal, ¡Oh, claro que sí! Cuando esa persona se te acerca, cuando te mira, cuando te toca, cuando te habla… Eso es normal, lo mío no, a mi me cosquillea el estomago cuando converso con alguien que está al otro lado de la pantalla, ¿Raro?, puede que si, pero eso no me interesa. Lo que me preocupa es como terminé así, pero todo tiene un porqué y el mío es el siguiente…
Podríamos remontarnos a unos cuantos pares de meses atrás, cuando de la nada me llego una solicitud de amistad al Facebook, era de alguien que no conocía, pero no por eso rechace, la tenía allí entre un montón de otra gente que con suerte conocía de vista y que no me dignaba a saludar en la calle cuando la veía. Hasta que un día me nació la necesidad de conversar con aquella gente que no conocía ¡Y vaya! Ella estaba en esa larga lista. Me atreví a conversar y sin darme cuenta pase horas y horas intercambiando palabras, me sorprendí, ni con mis más cercanos me pasaba…
Poco a poco tuve la necesidad de ir conociendo más y más de aquella persona, de conversar de cómo había ido el día, de cómo estaba el clima ¡De lo que fuera! Estaba en mí la puta necesidad de ver esa ventanita de chat abierta con su nombre y su imagen… Hasta que me di cuenta de que los cientos de “amigos” que tenía en aquella red social, aquella persona era la ÚNICA con quien hablaba. En un principio me aterré, yo no era así, pasaba mis horas en el PC, pero no para exclusivamente hablar con alguien. Luego de un periodo de “Aceptación” llegaron las putitas mariposas… ¡Oh, que cosa más bella! AÑOS que no sentía las putitas mariposas ¿Y por quién las estaba sintiendo? Por una persona que estaba a kilómetros de mi, que conocía solo a través de ese medio, que era menor que yo y más encima del mismo sexo ¡Fantástico! Mi vida ya no tenía sentido, definitivamente…
Siendo yo una persona mayor de edad, que se supone tiene JUICIO y CRITERIO estaba enfrascándome cada vez más en esa relación a la larga distancia, hasta llegar al punto de decirle lo que me hacia sentir, era inevitable, mis dedos se movían solos cuando de sentimientos se trataban. Pero cuando tenía la mente en frío me dolía la consciencia y no porque me arrepintiese, sino porque si lo pensaba bien, dejando de lado la distancia y un par de otras cosas, esa relación era casi pedófila… Pero anda a decirle tú al corazón que no lata por tal o cual persona, o a las putas maripositas que no revoloteen cuando aquella persona te habla, no, no se puede… Terminé rindiéndome a mis sentimientos…
Por su parte ella también dice que me ama y yo feliz, pero era inevitable pensar miles de cosas cuando no estaba pegada al computador, y uno de mis temores más grandes es que mi corazón saliera destrozado a causa de la confusión que le provoque a esa persona. No diré la diferencia de edad que existe entre nosotras, solo diré que uno a esa edad es demasiado influenciable.
Por mi parte no tenía a quien pedir consejo, me sentía agobiada con tanta contradicción de sentimientos y moral, una persona de mi edad o mayor se habría reído de mi situación, por lo que recurrí a personas menores, ¡Mis queridas amigas!. Y debí suponer que me dirían que no estaba mal, e incluso a ellas les pasaba algo similar. Nada me servía, tenía los sentimientos en una mano, mi moral en la otra y atrás un gran montón de problemas sin resolver, el paisaje no era esperanzador para mí, no lo es… A veces río, a ratos lloro, otro poco maldigo mi suerte, lo único que sé es que mis sentimientos por esa persona están aquí dentro y por más que he tratado no se van, mis temores también están allí… Tengo el amor y el remordimiento a flor de piel, y me detesto por sentirme así…
Quiero conocerla en persona, decirle todas las cosas que le he dicho a través de la pantalla de frente, en ningún caso mi intención es propasarme, porque la quiero y la respeto como se merece, pero me da miedo… el miedo sigue ahí y no se va, porque sé que mientras yo estoy en un debate emocional, ella convive con más gente y algún día alguien se hará merecedor de sus sentimientos, alguien con quien de verdad pueda mantener un contacto, una persona que le dará directamente todo lo que yo quiero entregarle, una persona que me arrebatará esos te amo y me sacará poco a poco de su mente y su corazón… Sin embargo, cuando eso pase y yo siga queriéndote, mi único consuelo será decir “Fue lindo mientras duró”