Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Detrás de la puerta por YumeRyusaki

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Pensaba subir la versión Reita días atrás… pero cuando iba a hacerlo no encontré mi usb, la perdí  y también olvide guardar el documento en mi lap. Fue terrible tener que empezar de nuevo…
No estoy muy convencida de esta versión, siento que es como escuchar el mismo chiste dos veces, no será lo mismo…  Me gusto la primera pero… -llora- no tiene caso lamentarme, en fin… espero que al menos una sonrisa les saque…

Reita nunca había tenido problemas para dormir. Insomnio no era una palabra conocida en su vocabulario. Sus sueños siempre eran tranquilos, apacibles. Normalmente al levantarse no recordaba que había soñado pero se despertaba con la sensación de: ah, fue un buen sueño. Y hasta ahí se quedaba.

En cuanto a las pesadillas, no las tenía desde que era un niño que aun se asustaba con el monstruo del closet. Bueno, ahora el closet tenía secretos más importantes que un simple monstruo inexistente, por supuesto nadie conocía esos secretos. Pensándolo bien, quizá Ruki, que siempre se metía donde no le llamaban y Uruha, quien terminaba el binomio de sus secretos de closet.

No. Estaba seguro que su castaño amigo no sabía nada. No los conocía, ¿No lo hace, verdad Zeus que estas en el Olimpo?

Un segundo, ¿desde cuándo a Reita le daba por preguntarle a un dios lo que sabía o no Uruha? Un dios extranjero además. ¿Y donde quedaba el Olimpo? Bueno, tampoco es  que le importara, después de todo él no iría al Olimpo. Bien, quizá no debió ver aquella película de dioses y héroes griegos.

 

¿En que se había quedado? Ah sí, las pesadillas. No las tenía desde…

Pero ese tampoco era el quid del asunto. No, porque ahora las conocía nuevamente, ahora las tenía casi todas las noches. Y para su desgracia, no podía recordar los buenos sueños, pero las pesadillas, eso era otra historia. Eran tan palpables, tan vividas que asustaban. ¡Vaya que asustaban! Y por eso en plena fría mañana de otoño se estaba dando una buena ducha y con agua fría, para alejar todo rastro del aterrador sueño.

Ahora, ¿Por qué un hombre adulto y rudo, abría que añadir, necesitaba una ducha con agua fría para alejar a los monstruos de sus pesadillas? Oh, pues ahí precisamente estaba el otro quid del asunto. No había ogros malhumorados que quisieran hacerle daño, ni adefesios persiguiéndole para matarle. Ni quimeras que amenazaran comerle. Y ese era precisamente el problema, no había monstruo contra el cual luchar cual valiente guerrero de la edad media. Porque quien amenazaba devorarle en su pesadilla no lo haría en el sentido literal de la palabra.

Vamos, que no había coliseo, dragones, armaduras y espadas mágicas. En su lugar había, cocinas, neveras, helado y… Kai.

 

Oh sí. Reita se había traumado meses atrás cuando tuvo la nefasta suerte de escuchar dos conversaciones tras la puerta. La de Ruki con Kai y la de este último con Aoi. Bueno, no iba a culpar a su suerte de la segunda conversación. Puesto que por propio pie había decidido escucharla, pero tampoco podían culparlo. El necesitaba saber que pasaría para poder negarse o en dado caso estar preparado para dejar en K.O. al batero si le salía con una de las suyas. No fuera a ser que por la sorpresa ni se enterara de lo que pasaba. Oh definitivamente no podían culparlo, el solo estaba preocupado por su castidad y la de su trasero, hay que añadir.

Y es que tenía que admitirlo. Él había estado plenamente convencido que Kai había estado en plena faena con Ruki cuando ellos llegaron, y después había invitado a Aoi para continuar en la cocina lo que habían interrumpido -todo con la excusa de fortalecer su lazo como banda. A otros con ese cuento. Había pensado Reita en su momento- y aunque el asunto se aclaro, ya no había manera de sacar de su cabeza aquellos pensamientos que tuvo.

No era el único con trauma. Aoi también los tenia, tanto que tuvo que deshacerse de su nevera y aunque había intentado comprar otra, al final no lo había hecho.

 

Maldita cocina pensó. Porque ese era su problema, pensar en cocinas y Kai en ellas. Ahora comer algo preparado por el batero era condenadamente difícil. ¡Vaya que lo era! Porque el siempre tenía hambre y la comida de Kai era buena…

Tirito de frio. Cerró la llave de agua, se envolvió en una toalla y salió del baño. Empezó a vestirse lentamente tratando de no dar ni un pequeño vistazo a su cama, no quería recordar el aterrador sueño.

¿Dónde había dejado su cinturón? Oh podría ser que… Ah no, no iba a caer, no señor. ¡Maldición! Rezongo cuando el único lugar que quedaba por revisar era su cama. Suspiro y… efectivamente, el dichoso cinturón que necesitaba estaba enredado en la cabecera. Tomo el objeto y lo miro ceñudo, porque ya las imágenes frescas habían golpeado en su mente.

¿Y en que había consistido su sueño esta vez? Oh pues… Kai al terminar con Aoi le había pedido a él que le acompañara a la cocina. Y entonces… casi…

 

Y habría que aclarar, en sus primeros sueños él no se veía involucrado. Solo Aoi. Y al igual que en aquella ocasión el solo escuchaba. Pero en los sueños posteriores la puerta desaparecía y veía todo en primera fila. Después Uruha también entraba en acción, oh vaya que lo hacía…

Sin embargo, en las últimas semanas Kai había empezado a mirar en su dirección, cosa que no pasaba en los primeros sueños, de la mirada había seguido una sonrisa coqueta, un guiño, le tendía la mano. Hasta que una semana atrás Kai había hablado. Y en esta ocasión Reita había obedecido la petición de ir a la cocina, donde además de Kai también estaba Ruki. Entonces… corte. Se había despertado…

 

Un escalofrió recorrió su espina dorsal. Malditos sueños. Mascullo dirigiéndose a su cocina. Maldito Kai… y malditas cocinas. Y Ruki tampoco se queda fuera. Gruño al dar el primer paso dentro de la pequeña pieza, lamentablemente, el no podía deshacerse de ella como Aoi había hecho con su nevera. Bueno, quizá aunque pudiera no lo haría. Comer era uno de los pocos placeresque disfrutabaen… la… vi-da…

¿Placeres, disfrutar? Genial. Ahora ni siquiera iba a ser capaz de comer tranquilo en su propia cocina. Tomo el tazón de cereal y se dirigió a la sala recordando lo que harían ese día. Ir a la casa de Kai para terminar con algunos arreglos para el single. Reanudo su nutritivo desayuno, para no tener que comer en casa del batero. Una osadía imposible, habría que decir, pero él era Reita y tenía al menos que intentarlo. Suspiro lamentando no tener talento alguno en gastronomía. Desayunar cereal no era precisamente lo que le apetecía. Pero tampoco podía atreverse a cocinar algo. Y no, no era por su reciente aversión al lugar, si no porque él era el tipo de persona que quemaba hasta el agua, eso sí le iba bien, por supuesto.

Recordaba que una ocasión en casa de Uruha había intentado ayudar al batero con la preparación de la comida, y había estado plenamente seguro de seguir todas y cada una de las indicaciones que Kai le daba, pero cuando este se dio la vuelta por dos segundos Reita ya había hecho desastre y medio. Amablemente el batero le había mandado a sentar… Uruha sin conocer la verdad seguía, hasta la fecha, reclamándole a Kai por casi haber incendiado su casa. Sonrió divertido al recordar el incidente y añorando la deliciosa comida de aquel día.

Suspiro frustrado al ver su desayuno. Me conformo con unos onigiris pensó, pero no iba a tomarse él tiempo en hervir el arroz. Un incendio era lo último que necesitaba.

Llevo el tazón vacio al lavabo. Cuando hubo estado limpio lo deposito en su lugar, se dirigió a su habitación. Limpio vagamente por donde la suegra ve, hasta que se dio cuenta que iba tarde. Tomo una manzana de la mesa, se acomodo una gorra y salió… listo para la batalla. Y que sea lo que dios quiera. Pensó al tiempo de mordisquear la fruta…

 

Al llegar al edificio vislumbro a Aoi. Le llamo, feliz de no ser el único que iba tarde.  Se saludaron y al reanudar la marcha hacía el piso de Kai, escucharon la voz de Uruha. Se detuvieron a esperarlo. Minutos después una sensación de deja vú les invadió al ver la puerta entreabierta.

—Y… ¿Ruki? — pregunto Aoi

—Le mande un mensaje diciéndole que más valía que ya estuviera despierto, pero me contesto que el que iba tarde era yo… —respondió Uruha

—Eso quiere decir… que está aquí — señalo Reita.

Los tres tragaron saliva, agudizando el oído pero diferente a la ocasión anterior, no hubo ni gemidos amortiguados ni frases obscenamente ridículas que les hiciera pensar en otra cosa.

Aliviados entraron  en silencio. Dejaron sus cosas en la pequeña salita de estar, pero no había indicios de las pertenencias del vocal. Fisgonearon en el comedor pero tampoco había nadie. Cruzaron la habitación hasta llegar frente a la cocina. Un escalofrió les invadió al escuchar la voz del batero riñendo a Ruki.

— ¡Kai no seas aguafiestas! — escucharon decir al vocal. El batero rio bajito pero no contesto.

—Vía libre — susurro Reita a ambos guitarristas. Uruha asintió sonriendo.

—Menos mal… estaba empezando a preocuparme — confeso Aoi

—Todo fue un malentendido, ellos no…  nada de nada— finalizo Uruha.

 

¡Ruki! — Escucharon a Kai volver a reñir al vocal. Deteniéndolos en el acto de entrar a la cocina.

— ¡Ya, vale! — se excuso riendo el aludido. Sin saber que pensar volvieron a escuchar la voz de Ruki — ¿Por qué tus bolas son más grandes que las mías?

porque soy un poquito más alto que tú y mis manos son más grandes también… supongo.

Pero Aoi es igual de alto que tú y sus bolas son pequeñas... ah ¿crees que es porque a él le gustan así?

 

Aoi enrojeció ferozmente al escuchar la inusual conversación. Reita no fue capaz de evitar dirigir su mirada a la entrepierna del pelinegro, mientras que Uruha llevo una mano a su boca entreabierta mirándolo fijamente como preguntándole. ¿Eso es verdad?

Les fulmino con la mirada e iba a entrar a aclarar el asunto del tamaño de sus… cuando escucho nuevamente la voz de Ruki.

— ¿Sabes? No creo que se deba a la estatura. Las bolas de Uruha son medianas.  A Reita le gustan.

 

Reita casi se infarto al escuchar aquello. ¿Cómo sabía el demonio enano que Uruha tenía… medianas? ¿Es que se la había visto? ¡Lo mato! pensó decidido, temeroso volvió su mirada a su castaño amigo, quien en ese justo momento veía furtivamente hacia sus pantalones y regresaba su mirada a Reita. ¡Oh mierda! Pensó desesperado. Si hay una muerte aquí, seguro es la mía y no la de ese enano. ¡Y ni siquiera he hecho mi testamento!  Bueno tampoco es que tenga mucho que dejar, pero… ¡mi precioso bajo! No, no ese bajo… oh Dios hasta en mi cabeza tengo que aclarar lo que pienso…

—Reita… — llamo Aoi con ojos desorbitados por la impresión — ¿Por qué no nos dijiste?

—Yo no sabía que te gustaban mis… oh dios… no esperaba esto — dijo Uruha

— ¡No! Shima… no pienses mal… yo… bueno— intento defenderse

—Oh pobre Reita —se lamento Aoi — todos estos años deseando en silencio tus…eh, ya sabes... No seas tan duro — Uruha trago saliva asintiendo…

—Oye… no es así, bueno no exactamente…

—No te preocupes Reita, si Uruha no quiere, podemos conseguirte a alguien más…

Reita prefirió callarse. Maldito Aoi. No me ayudas, ¿sabes? Refunfuño para sus adentros. ¡Oh Dios!  ¿Qué hice para merecer esto? No contestes.  Se apresuro a pensar…

 

No, Ruki… no quiero. — Kai rio al decir aquello. Se miraron intrigados al no entender que rumbo llevaba la conversación, inmersos en sus susurros se habían perdido parte de esta…

Oh Kai pero si solo fue una vez… anda una más

 

¡Par de degenerados! Pensó Reita. ¿Solo fue una vez? ¿Pues cuantas rondas necesitan? Oh Dios y ¡fue en la cocina! Chillo mentalmente. Nunca volveré a comer la comida de Kai. Quien sabe que tantas aberraciones habrá hecho mientras cocinaba… no señor, no comeré, por una vida saludable mi abuela me decía… ¿y qué hace mi abuela en esto?

El monologo mental de Reita fue cortado cuando escucho las palabras de Kai.

 

— ¡deja ya! Últimamente estas igual o más urgido que Uruha. Y eso ya es decir mucho.

El aludido enrojeció hasta las orejas. Reita y Aoi voltearon a verlo sin atreverse a hacer comentario alguno…

—Yo no… yo no estoy tan necesitado — musito apenas audible.

—Ah — dijeron al unísono. Sin saber que más decir por sorpresa tras sorpresa.

 

 Un chorro de agua y la risa de Ruki les saco de donde sea que estuvieran fantaseando. Reita dándose por aludido. El sonido de un cierre, seguido del canturreo de Ruki. Les dejo con mandíbula hasta el piso.

—¡Mira Kai!  Es para ti. ¿La quieres verdad?

—¡No!

oh, yo sé que sí… anda deja de hacerte del rogar…

Ya lo hice… suficiente para mí…

pero ya te dije que fue solo una vez. Eso no es suficiente para nadie…

 

¡La cocina… están en la cocina!  Chillo mentalmente Reita al escuchar el descaro de sus compañeros. Igual que lo había hecho meses atrás pensó en irrumpir en la cocina pero Uruha le gano la partida…

—Si van a hacer sus cosas podrían avisar para que no… ¿eh?

No quiero ver, no voy a ver… no señor, por mi bienestar mental. Pensó al tiempo que tapaba sus ojos  infantilmente. Excelente decisión Akira, ¡estoy tan orgulloso de ti! Si por algo papá nos llamaba campeón. Se auto animaba mentalmente…

—¡Uruha! ¿Tu si quieres, verdad?

Al escuchar las palabras de Ruki, para Reita fue imposible seguir pensando en resistirse en ver lo que estaba pasando. Le voy a decir un par de... ¡Oh Dios… mátame!  Pidió Reita al ver la escena que encontró. Volteo a ver a Aoi que tenía una expresión como si fuera a llorar en cualquier momento.

¿Es que eso era una especie de castigo divino? Porque de otra forma no podría explicarse lo que estaba pasando…

—¡Esto no puede estar pasando! — Chillo Aoi con una sonrisa nerviosa — ¡otra vez no!

—¿Otra vez no, que Aoi? — pregunto Kai confundido por las ya casi familiares actitudes extrañas de sus tres amigos…

 

Reita observo con atención cada uno de los movimientos de sus dos compañeros. Nada fuera de lo normal. Todo como se supone debía ser. Ruki ofreciéndole sake a Uruha, el que seguramente Kai se había negado a beber. Sacando otra botella de su bolso en la silla de al lado, bolso del cual provenía el sonido del cierre que escucho. Y el pensando que Ruki había mandado a volar sus pantalones. Kai sonriendo -como siempre-. Apagando el fogón donde se cocían las verduras. Retirando el sartén que contenía pescado. Y en la mesa, en un recipiente explayado, bolas de arroz pulcramente acomodadas. Para el tiempo en que su atribulada mente estaba captando que nuevamente todo había sido un malentendido, Reita ya iba en su quinto suicidio mental.

 ¿Sabes Kami-sama? Yo nunca había pensado nada parecido. Yo era feliz, tenía una mente tranquila… empezó su monologo mental, mientras Aoi y Uruha se excusaban. Una sana, inocente, integra y casi ingenua mente… Bueno, con decirte que iba para sacerdote. Bueno, está bien, exagere un poquito. Bien, quizá algo más que un “poquito”. ¡Ya está bien! Nunca he pensado en ser sacerdote… ¡pero eso no significa que tengas que castigarme con  ese par!

 

—¡Kai me dijo borracho! Solo porque le invite un poquito de sake. —Acusaba el vocal — El no nos entiende Uru…

—Yo no te llame borracho, enano mentiroso.

—No, tu dijiste: Últimamente estas igual o más urgido que Uruha— cito el menor — y eso equivale a borracho y alcohólico además… ¡y no soy mentiroso! ¡Tampoco enano! —se apresuro a aclarar.

—¡Oye! No me ayudes… — dijo Uruha divertido. Al parecer bastante aliviado de tambiéndescubrir que todo aquello no se refería a otro ámbito en cuanto a su persona.

—Como sea — refunfuño Ruki —Reita, no estás –inusualmente- muy silencioso? Oh tienes hambre… quieres onigiris, yo los hice — completo orgulloso.

—Que tú hiciste, ¿Qué? — Indago Kai — hasta donde yo recuerdo tu solo hiciste esos tres que están ahí, bastante pequeños y deformes, por cierto — se burlo.

—¡Pero te hice compañía! Eso también cuenta como ayuda…  — le miro ceñudo — ¡y no están deformes! Solo no están igual de bonitos que los tuyos… pero Aoi, ¿verdad que tu si los comerás? Son pequeñas como a ti te gustan…

—Eh… —un leve sonrojo se apodero de Aoi al recordar… — Es que a mí me gustan grandes. Me gustan las bolas DE ARROZ grandes…. Si eso… — finalizo con el rubor en sus mejillas intensificándose.

—Reita… — el vocal fijo su mirada en el rubio ante el desprecio de Aoi — tu si quieres mis bolas, ¿verdad?

 

¡Oh god! El aludido casi corrió en círculos. Un tic en su ojo se formaba mientras buscaba la manera más educada de negarse…

¿Qué pensaste esta mañana, Reita?  Se auto-pregunto. Ah, sí. Ya recuerdo. ¡Que te conformabas con unos onigiris! Pudiste haber pensado algo condenamente complicado que Kai no pudiera cocinar, pero no… tu bien abusado te conformas con unos onigiris… hay que ver la suerte que tienes. Sollozo en su cabeza. Y ¿Por qué les llaman bolas de arroz? ¡Son triángulos!  Se dijo tratando de encontrarle sentido a algo que evidentemente lo tenía, así, mientras se debatía por las formas geométricas del onigiri se escucho decir…

 

—Lo siento Ruki, pero no tengo hambre… — hablo al fin. Ruki alzo una ceja en señal de desconcierto…

—¿No… no tienes… hambre? — y el vocalista echo a reír a mandíbula abierta. Kai rio ligeramente. Mientras que Aoi y Uruha le veían con una mezcla de sorpresa y comprensión.

—Se ha hecho bastante tarde — señalo Kai después de que las risas de Ruki menguaran —será mejor que comamos un poco y después nos dediquemos de lleno al single… — Ruki asintió. Los guitarristas aun dudosos también accedieron.

 

— ¿Reita, es en serio? No vas a comer… — pregunto Ruki al ver que era el único que picoteaba su comida…

— ¡No me gusta la cocina de Kai! —respondió con una sonrisa afectada…

—No decías lo mismo cuando devorabas lo que el preparaba — contesto el vocal bastante extrañado.

—Eso es porque tenía hambre— se excuso con un ligero rubor subiendo por sus pálidas mejillas. Su estomago gruño exigiendo ser saciado. Ruki sonrió y dijo…

— ¿Y ahora no? porque tu estomago dice otra cosa…

—Lo siento Reita — intervino el batero — quieres que encargue algo para ti… pizza o algo…— pregunto preocupado. Uruha, que se encontraba a su lado, puso una mano sobre su hombro…

—No… está bien— contesto al fin. Y empezó a comer. Esta rico. Se lamento internamente, porque si Kai no cocinara bien entonces podía engañar a su estomago, pero no era el caso…

 

 

Horas más tarde. Cansados y hambrientos devoraron felices los onigiri. Reita incluido. Ruki era el único que no parecía muy feliz. Parecía como si a propósito evitaran comer los onigiri que él había hecho con tanto esmero, pero no podía quejarse porque el mismo prefería comer las bonitas y bien hechas bolas de arroz que Kai había preparado. Cuando Aoi esquivo su pequeño onigiri, tomando uno grande. Frunció el ceño, Ruki había estado seguro que el guitarrista pelinegro prefería los pequeños.

 

Malagradecido. Pensó enojado.

Kai, quien no perdía detalle de los gestos malhumorados del vocal. Se apiado un poco y tomo uno de los onigiri de Ruki. Vio con alegría como las negras pupilas de su novio brillaban satisfechas. 

Reita, quien en ese momento iba a tomar otra bola de arroz, alcanzo a ver las acciones de sus compañeros. El batero trago y Reita pudo leer de sus labios la palabra Bueno que le dirigía a Ruki. Este último le contesto de igual manera. Lo sé. Leyó nuevamente Reita.

¡Otra vez no! se lamento internamente. Abandonando la idea de comer otro onigiri. ¡Es tu imaginación Reita, solo tu imaginación… nada más!  Se auto-convenció. Así que ya vas sacando esos pensamientos de tu cabeza o prepárate para una nueva ración de dulces pesadillas…

 

—¡Estoy agotado! — dijo Uruha rato después, que habían reanudado su trabajo…

—Yo también… — apoyo Aoi — ¡Danos un descanso líder espartano!

—Avancemos un poco más y podrán descansar— Rio Kai ante las quejas de sus compañeros.

—¡Sádico! — gritaron Aoi y Ruki al mismo tiempo.

—En momentos como este, me pregunto dónde está el líder dulce y tierno que las fans creen que eres — dijo Reita.

—Oh pero yo soy tierno y dulce — sonrió como queriendo fortalecer sus palabras…

—Falso — murmuro Ruki y sus tres compañeros asintieron vigorosamente.

—Lastima… — chasqueo la lengua divertido con la situación — pensaba que si avanzábamos más, quizá mañana podríamos descansar… — Aunque Aoi una vez se quejo por los descansos que Kai les daba, esta vez sus ojos brillaron expectantes ante la promesa — supongo que será mejor que lo dejemos hasta aquí y todo el día de mañana lo ocupemos en esto…

—¡Kai te amamos! — gritaron los cuatro chicos ante la incontenible risa del batero. — ¡continuemos!

—Pero a mí también me dieron ganas de un descanso —comento con aparente distracción…

—¡Kai! —gritaron a la vez. El aludido rio sorprendido por la sincronización que mostraban. Ni ensayando 10 años podría obtener resultado parecido. Pensó volviendo a reír.

—Deja de divertirte a nuestra costa —refunfuño Uruha

—Ya vale, continuemos y mañana seremos libres…

 

Asintieron felices. Y mientras se preparaban para continuar los arreglos al single se podían escuchar murmullos como: falso, sinvergüenza y estafador sádico de parte de Ruki y Uruha, respectivamente. Líder espartano y embaucador por parte de Aoi. A su vez, Reita rezongo algo parecido a: necesitamos otro batero, uno menos chantajista. Kai sonreía sin darle importancia a las palabras de sus compañeros.

 

Horas después, una vez tomado una ligera cena se apresuraron a marcharse. El único que no parecía interesado en hacerlo era Ruki que se estaba quedando dormido sobre la mesa…

—Sera mejor que el enano se quede aquí… Ni Aoi ni yo no trajimos auto para pasarlo a dejar y definitivamente Uruha no le llevara en su moto… — Kai asintió.

—Porque no se quedan también… es bastante tarde…

—Yo paso. Mi hermana quedo de pasar a visitarme hoy y debe estar esperándome — dijo Uruha consultando la hora.

—También paso. Seguro que mañana nos obligas a trabajar más y te olvidas que nos has dado libre — respondió Aoi sonriendo.

—¿Te ayudamos? — pregunto Reita, señalando al dormido vocal. Kai negó. —Bien, entonces nos vamos…

 

Una vez se hubiesen marchado. Kai regreso al comedor donde un adormilado Ruki le esperaba.

—A la cama enano

—Oh Kai no tengo ganas. Espérate a mañana — ronroneo ahogando un bostezo. Kai rio ante la escena y le dio un leve golpecito en la espalda incitándolo a caminar — oh vale, ya entendí… ¡sádico! — le mostro la lengua empezando a correr al dormitorio.

—Si no fuera porque también estoy cansado ya me gustaría mostrarte que tan sádico puedo ser — le pico divertido…

—oh sí, estoy seguro que te gustaría. — Dijo al meterse bajo las mantas — ahora galán venga a dormir y no intente nada.

Kai rio por el comentario. Iba a contestar pero un bostezo se lo impidió. Oh bueno, mañana tendremos tiempo. Pensó al tiempo que apagaba las luces…

 

—Kai — hablo Ruki abrazándose al cuerpo del batero buscando la posición más cómoda — a los chicos no les gusto mis bolas…

—Oh bueno… pero a mí sí me gustan…

—Estoy seguro que sí — convino — pero me refiero a los onigiri…

—Si bueno… esas también me gustaron.

— ¡Kai! — le riño pero su tono mostraba diversión — Hablo en serio… mañana me enseñas a hacerlas.

—Lo haría… pero será lo último que querrás hacer.

—No me tientes…

—No lo hago. Estoy siendo franco, o porque no recuerdas un poco el día en que quisiste aprender a cocinar comida extranjera y de la pasta no pasas…

—Pero te gusta mi pasta… así que no te quejes — protesto adormilado — pero quizá tengas razón, cocinar no es lo mío…

—Exacto. Yo me encargo de la cocina y tú de compensarme por ello…

—Oh eso es un buen trato… pero empezare mañana, ahora a dormir.

Que descanses. Farfullo Kai más dormido que despierto. Ruki le contesto con otro balbuceo que apenas escucho. Ambos  sucumbiendo a los coqueteos de Morfeo.

 

*

Reita esa noche, agotado y sin ganas de más nada no tuvo sueño alguno. Nunca supo si había sido porque había amenazado con noquear a todos los dioses habidos y por haber, pasando desde Bishamonten, hasta Zeus y Huitzilopochtli, un dios nativo de un país llamado México que estaba en Norteamérica o centro o en el amazonas, el asunto es que había leído su nombre en internet y para estar seguro también le había amenazado. Aunque lo más probable era que el cansancio le había pasado factura y las pesadillas era lo último que su cuerpo necesitaba. Por si su táctica era efectiva, Reita amenazaba todas las noches a todo dios del que se acordaba. Aunque claro, no era como si pudiera noquear a un dios, esa hazaña era exclusivamente de un burro alado que un paisano suyo había creado. (1)

Por supuesto hubo muchas noches en que no tuvo pesadillas, pero era más a causa de los desgastantes ensayos que a sus tácticas de intimidación a deidades que en su vida había escuchado mencionar más de una vez. Por supuesto eso era algo que no pensaba aceptar.

 

Por si las dudas, se cuidaba de no comer muy seguido las deliciosas comidas del batero, también volvió a perjurar una y otra vez no escuchar una conversación tras la puerta, menos si se trataba de las de Ruki y Kai. Nunca aceptaría que una de esas conversaciones había sido su antídoto, pues tan absurdo había sido el malentendido que las pesadillas habían pasado nuevamente al mar del olvido.

Aunque en esa ocasión Uruha fue el más afectado. Pero esa es otra historia que en definitiva, será contada en otra ocasión.

 

 

F I N

 

Notas finales:

(1)    Si alguien conoce la serie Saint Seiya entonces sabrá que me refiero al Pegaso, el protagonista de dicha serie, original de Masami Kurumada.

Bueno, pues ahí lo tienen…  es por eso que a Reita no le gusta la comida de Kai… aunque dudo que nuestro bataco sexy no lave sus manos antes de cocinar, pero una atribulada mente como la de Rei-chan y es lo que hay xD Oh y también el porqué a Aoi le gustan las bolas de arroz grandes hahaha eso aun me puede. Creo que lo de Aoi fue lo único fiel a lo que había escrito y perdí…

Ahora, aunque perder la original versión de Reita me ha desanimado un poco, tengo planeado hacer la versión Uruha, con el debut de Koron-chan…

Criticas (¿?), algún consejo se los agradecería mucho… no quiero estancarme.
Bueno, espero que les haya gustado este segundo malentendido. Espero saludarles con el tercer trauma. Y recuerden, no escuchar conversaciones tras la puerta o tendrán un seguro malentendido, y no vale la pena, a menos claro que sea de gazettos *0*


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).