Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

"Rapsodia" por Yae

[Reviews - 273]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Saludos a todos, siento la demora (un mes y seis días aproximadamente) este capítulo es el doble de largo de uno normal así que espero eso compense el retraso; es algo delicado así que léanlo con calma.

Enjoy!

 

 

 

 

16.-

 

 

 

 

Se consume y se ahoga

Desaparece y no regresa

¿Al fin lo entendiste?

O es que debo volver a empezar…

 

 

 

 

¿Cómo había terminado así?

Se preguntó una y otra vez lo mismo consciente de que nadie vendría a responderle, sus cansados pasos lo llevaron a más de un lugar en aquellas horas de cuyo transcurrir ni siquiera se percató.

Lo mejor era dejar los restos destrozados.

¿Qué caso tenia reparar algo imposible?

Si quiera intentarlo sonaba ridículo, tal vez para muchos el romance idílico que viven los adolescentes ni siquiera se asemeja al verdadero amor. Pero para Naruto el amor que sentía era la completa definición de “amor verdadero”

Que cursi y penoso.

Por las calles más vacías y peligrosas de la fría ciudad sus pisoteados sentimientos amenazaban con mermar su voluntad, lo acorralaron y le quitaron lo poco que en ese momento tenía. Sentir el dolor de los golpes pareció reconfortarlo ilógicamente, podía bien defenderse pero ¿Qué caso tenia? Así que dejo que le arrebataran  su chaqueta que fue lo único que esos delincuentes encontraron…

Si lo que consideraba más importante ya lo había perdido.

Cualquier otra cosa parecía insignificante.

Quedo allí en el piso con varios golpes por minutos, puede que en aquel momento cientos de personas tuviesen problemas más grandes e irremediables pero solo los propios son los que llenan de desesperación y tristeza.

Se levantó y subió por las escaleras de emergencia de ese arruinado edificio recordando lo confortante de haber sentido su amor correspondido aunque hubiese sido una completa mentira.

 

 

 

— Naruto tarda demasiado.

— Tienes razón — preocupado Minato buscó sus llaves para salir a buscar a su hijo — ya regreso.

Salió de la casa dejándola sola y con un sentimiento de culpa en el corazón, pero no podían pedirle aceptar una relación así con los brazos abiertos, si siempre imagino que su hijo se casaría y le daría muchos nietos, no podían culparla por seguir teniendo fe en ello.

 

 

 

— Estoy mejor — se incorporó en el sofá tallándose los ojos con el dorso de su mano.

Solo silencio…

Sasuke no le respondió, volvió a la cocina para preparar la comida.

— Déjame ayudarte — se levantó y siguió a su hermanito sin reparar en su penosa apariencia y precaria visión, un marco oscuro parecía ir consumiéndola poco a poco tornándola borrosa.

— Puedo hacerlo solo, Itachi mejor ve a tomar una ducha.

El neutro tono que ahora utilizaba provocaba en Itachi mas culpa de la que podía soportar — Está bien — accedió para girarse e ir al cuarto de baño.

— Por cierto — Sasuke se acercó entregándole los papeles que descuidadamente había olvidado en la cocina incluyendo los anteojos que se supone debía utilizar — creo que esto es tuyo.

— … — se mordió el lastimado labio inferior tomando las cosas — Sasuke…

— ¿No es aburrido martirizarte todo el tiempo? Ya no soy un niño, puedes confiar en mi — lo que empezó como un reproche terminó con una diminuta sonrisa, esas que Sasuke se guardaba solo para sí, esas que nadie podía ver.

— No hay mucho que hacer — paso su lengua por sus labios humedeciéndolos de ese modo — solo esperar.

— ¿Naruto lo sabe?

La pregunta ya era innecesaria Itachi había eliminado cualquier oportunidad que tenia de permanecer al lado del rubio, ahora si salió de la cocina rumbo a su habitación dejando las cosas sobre el buro y se dirigió a tomar una ducha y solo así con las gotas de tibia agua cayendo por su cuerpo cedió al dolor…

Las migrañas podía soportarlas sin quejarse pero lastimar a Naruto provocó un efecto de revote en sí mismo, las lágrimas cayeron camuflándose con el agua, apoyó su frente contra la baldosa sin querer sollozar…

Naruto tenía razón…

Era injusto, era verdad, pero la vida no es siempre justa, porque no por siempre dar vas a recibir algo a cambio. La miseria, la desesperación podrían llegar a ser palpables pero no por padecerlos habrá una recompensa… al menos Itachi lo creía de ese modo.

Sentía estar llegando a su límite, pero no podía renunciar, su hermano y su madre aun lo necesitaban.

Cuando termino de asearse su segunda ducha del día, vestido y peinado salió para acompañar a Sasuke en la cena, aunque no tuviese ni siquiera un poco de apetito.

— Es carne y arroz — su hermano menor colocó los platos con la comida sobre la mesa.

Se sentaron a comer en absoluto silencio, pensando en que Sasuke había preparado la comida se forzó a ingerirla, no es que le supiese mal era el hecho de no poder sacarse a Naruto de la cabeza, como si los sucesos de hace unas horas se repitiesen como una tortura en sus pensamientos, pero desafortunadamente ahora no podía cambiar nada de lo que había hecho.

— Hay algo que recordé hoy cuando visite a madre.

Cuando Sasuke empezó a hablar de inmediato dirigió su atención a su hermanito siendo la excusa perfecta para su inexistente apetito.

— Cuando éramos niños y vinimos por primera vez a Tokio — el menor también dejo su comida por unos instantes para enfocar su mirada atenta y expectante en Itachi — las noches en que padre me encerró… tú me hablaste de que habías oído cantar a un cuervo fuera de tu ventana.

— ¿Un cuervo? — no pudo evitar preguntar tratando de distinguir con más claridad el rostro contrario.

— Si, lo dijiste varias veces, quiero saber  a qué te referías con eso.

— Los cuervos no cantan Sasuke — con desazón  recogió su plato sin ánimo de terminar la comida.

— Eso lo sé, por eso quiero que me digas porque decías eso antes. — algo molesto su hermano imito su acción siguiéndolo.

— No lo recuerdo, paso hace años tal vez me confundí con alguna otra ave —restándole importancia vació lo restante de su intacta cena en un envase para guardarlo en el refrigerador.

— Eso supuse — Sasuke en cambio tiro los restos de su comida — ya deberíamos dormir.

Itachi solo asintió para dirigirse a su habitación casi tanteando las paredes, no quería tropezar ni mucho menos, ya tenía su orgullo y dignidad demasiado pisoteados para aceptar por ahora que probablemente se convertiría en un incapacitado más.

Sin un futón y sin estar seguros de que Deidara regresaría esa noche ambos hermanos se acostaron en la misma cama. En el silencio de la oscura habitación ni siquiera se dieron el “buenas noches” nada parecido a su infancia, una donde Sasuke corría al cobijo de su hermano mayor, casi todas la noches en lo que duraron lo infantiles temores del más pequeño durmieron juntos. Ahora luego de tantos años de haber perdido esa costumbre y más dadas las circunstancias los lazos filiales parecían de algún modo; incorrectos…

Pero Sasuke pasó su brazo casi abrazando a su hermano por lo que el mayor podía sentir la respiración contraria en su cuello.

— Buenas noches nii-san — el farfullo casi inaudible solo logró acentuar la culpa en Itachi quien apenas correspondió el gesto con un “Que descanses”

 

 

Amor…

Quiso definir aquel sentimiento tan solo pronunciando un nombre…

Por un instante creyó tocar el cielo con las manos…

Ahora se hallaba sumergido en un abismo sin retorno…

Y por su alma estaba seguro de que allí se quedaría lo que le restara de vida…

Su efímero paraíso se había transformado en un atolladero sin forma…

No se arrepentía de haber escogido aquel camino a aquella persona…

Pero tal vez tan solo tal vez no merecía ese gran amor…

Amor…

 

 

Sus zarcos orbes se aguaron humedeciéndose permitiendo que su corazón destrozado expresara su dolor con algunas lágrimas… se dejó caer sintiendo el frío viento calando sus huesos, en su lastimero estado pronuncio ese nombre suplicando que aunque sea el mismísimo diablo a quien sin dudar adoraría si se apiadara de él eliminando la distancia que ahora de su amor lo separaba…

 

 

 

El absurdo que Naruto estuvo a punto de cometer se vio frustrado por los protectores brazos de su padre que lo aferraron evitando así una inaceptable caída.

Naruto apretó los dientes con fuerza pero sin intentar zafarse como si de un momento a otro hubiese reaccionado, se dejó alejar de la barda de aquella azotea. Antes de que pudiese preguntarle como lo había encontrado, Minato le soltó un bofetón en la cara.

— ¡Dijiste que ya no eras un niño, entonces deja de comportarte como uno! — el mayor estuvo tentado a repetir su acción, por casualidad o destino hallo a su hijo antes de que este cometiese alguna idiotez, al buscarlo en su automóvil pudo dar con rapidez con su paradero — ¡¿Qué pensabas hacer?!

Su hijo se encogió en hombros esta vez conteniendo sus lágrimas, afligido y desorientado, se disculpó en un murmullo, Minato lo abrazó con ternura como cuando su hijo era un pequeño niño, uno muy revoltoso por cierto pero su único hijo.

El silencio incomodo los acompaño hasta que llegaron a casa, por la actitud de Naruto su padre se hacía una idea de lo que había pasado con Itachi, seguramente el pelinegro terminó toda relación con él como había sugerido que haría, lo que lo tomó por sorpresa fue el reaccionar de Naruto… era verdad, la adolescencia es muy dolorosa.

— ¡Naruto! — una vez llegaron Kushina asustada por los golpes que presentaba su hijo quiso lanzarse a abrazarlo como lo hizo la vez que junto a Itachi llegaron ambos magullados, pero en esta ocasión Naruto no se lo permito alejándose de ella.

— Estoy cansado — apenas murmuró dirigiéndose de inmediato a su habitación.

El corazón de su madre dolió ante el rechazo, algo arrepentida pensó que tal vez debió tomarse las cosas con más calma aunque ese no fuese su fuerte.

— Hay que darle un poco de tiempo, tendrá suficientes motivos para estar enfadado — Minato se acercó a ella abrazándola intentando consolarla ocultándole lo que Naruto estuvo a punto de hacer.

El amanecer llego con extrema rapidez o esa fue la impresión que Minato tuvo, no podía acompañar a su esposa para hablar con Iruka Umino, debía estar en los juzgados bastante temprano para aclarar todos los incidentes con Jiraiya, meditabundo se despidió con inercia de su esposa dándole un vistazo a la habitación de su hijo sin estar seguro de lo beneficioso que sería contarle sobre lo que Jiraiya le hizo a Itachi y que también podía estar involucrado en el accidente de Mikoto. De hacerlo seguramente su hijo insistiría de nuevo con Itachi alegando que se alejó por esa razón.

Ya vería después, no es que realmente le incomodara que Naruto e Itachi tuviesen algún tipo de romance, tan solo hacerse a la idea era algo difícil, lo mejor ahora era que ambos se diesen un tiempo así podrían darle el valor necesario a sus sentimientos en el hipotético caso que ese amor fuera recíproco.

 

 

Sasuke se revolvió incomodo cuando no notó a nadie a su lado, despertó algo alarmado buscando a su hermano por la habitación, al no hallarlo le dio un vistazo al reloj de pared, daban algo más de las siete de la mañana, de un brinco salió de la cama escuchando algunas voces cuando se asomó a la sala.

 

— El dinero se quedaría como una inversión a largo plazo, deberías pensarlo antes de querer salirte del negocio hump…

— Necesito el dinero ahora.

— Bien veré que se puede hacer, pero es mejor tener mucho después que poco ahora, pásate por Akatsuki esta noche, Kisame y yo nos cansamos de cubrir tus turnos.

 

La conversación entre su hermano y Deidara finalizo tras ese último dialogo, oyó la puerta abrirse y cerrarse, al estar seguro de que ese rubio se hubiese ido hizo acto de presencia notando a Itachi de pie viendo vagamente a una de las blancas paredes.

— ¿Nii-san? — habló captando la atención de su hermano, quien con un pequeño sobresalto pareció buscarle con la mirada.

— Ya es algo tarde, prepárate para ir a clases yo hare el desayuno — Itachi se mantuvo en su lugar esperando oír los pasos de su hermanito alejándose.

Sasuke tampoco se movió, siendo tan bizarro como era no se sorprendió al no haberse dado cuenta antes de que Itachi se estaba quedando ciego, se había acostumbrado a recibir su protección sin pedírselo por lo que en momentos como estos no sabía cómo actuar, de seguro su hermano mayor no veía nada bien e igual que la noche anterior buscaría el camino correcto tanteando los muebles de ese departamento intentando que nadie lo notase.

— Yo hare el desayuno — con cuidado se dirigió al mayor quien al tenerlo más cerca pareció vislumbrarlo mejor — además ya no iré a clases.

Itachi solo lo observo ahora si mirándolo a los ojos como esperando que terminara de explicarse.

— Si vamos a irnos a América no le veo el caso, ya después podre ir a arreglar lo de mi traslado. Además me gustaría que me acompañases a ver a Madara.

— ¿Estás seguro?

— Si y además no me dejaran entrar solo, aun soy menor de edad —bufó cruzándose de brazos. — Y no me salgas con que será la próxima vez que es importante que sea hoy — algo enfurruñado vio como Itachi parecía querer evadir ese compromiso con su clásico golpecito en la frente con los dedos y el “será la próxima vez Sasuke”.

Itachi sonrió ante el ligerísimo puchero de su hermanito, quien parecía ser su único consuelo ahora que todos sus problemas amenazaban con empeorar de seguir algún Uchiha en esa ciudad.

— ¿Estás pensando en Naruto? — un ligero piquete de celos pareció emerger en Sasuke que al ver la pequeña sonrisa en su hermano mayor creyó se debía al dobe que lo traicionó tan infamemente.

— No — con otro sobresalto la sonrisa en Itachi desapareció, negando con suavidad para dirigirse a la cocina sin importarle que Sasuke viese como evitaba chocar contra alguna pequeña cosilla que huyera a su desgastada visión. Pero se detuvo en seco al sentir la frente de su hermanito contra su hombro.

“Déjame consolarte” fue lo que Sasuke quiso susurrarle pero no lo hizo, se sentía algo confundido como si al hacerlo fuese a deformar los lazos fraternales que compartía con su hermano, esa sensación parecía revolverse de modo peligroso en su interior como si de un momento a otro esa horrible mescolanza de sentimientos fuese a emerger estropeándolo todo…

— Deberías hablar con Naruto-kun — fue el impávido consejo que Itachi le dio.

Sasuke apretó sus puños con demasiada fuerza para luego sujetar a su hermano de los brazos y mostrarle su molesta expresión — No voy a consolar al imbécil de Naruto solo porque tú lo botaste.

— Sasuke…

— Es obvio que eso hiciste porque… — se mordió la lengua antes de continuar y mencionar lo triste que lucia Itachi desde el día anterior en que lo hallo en medio de la calle.

— ¿Estás enamorado de…

— ¡No! — antes de terminar de oír la pregunta de su hermano, Sasuke le tapó la boca con una mano con bastante fuerza casi yéndosele encima. Su respiración se hizo irregular de repente, ni bien acababa de despertar y ya estaba más que enfadado con Itachi, como podía sugerirle que buscase a Naruto… aunque Itachi hubiese decidido alejarse del rubio, Sasuke no iba a mover un solo dedo para acercarse de nuevo al dobe traidor…

Antes que hacer eso prefería cualquier otra cosa.

De pronto estar tan cerca de su hermano mayor y sujetándolo de ese modo le pareció incorrecto, se apartó de golpe algo incómodo, se vio observándolo de pies a cabeza tratando de memorizar cualquier detalle en su persona.

— Solo sugerí que lo visitaras porque él es tu mejor amigo — el mayor de los hermanos retrocedió un paso y regresó al hilo inicial de ese embrollo.

— Vete a la mierda Itachi — Sasuke fúrico se regresó a la habitación para tomar una ducha.

 

Una vez solo Itachi dio un hondo suspiro preguntándose porque seguía doliéndole tanto el aceptar que Naruto jamás volvería a buscarlo, que aquella bonita sensación de tranquilidad que sentía a su lado no volvería a repetirse, que ingrato se dibujaba su provenir al tener que alejarse de la persona que amaba.

 

-------------------------

 

 

Repasó una y otra vez los detalles del siguiente elaborado plan en la cadena final de su hasta ahora impecable trabajo. Todo aquello había demorado bastantes años, pero ya faltaba poco para que se hiciese con mucho de la fortuna que Jiraiya usaba como escudo ante todos y todo. Claro que no todo el dinero seria para sí, pero con lo que obtuviese toda su vida estaría más que asegurada.

Una limpia sonrisa se dibujó en su rostro pensando en Uchiha Sasuke, no entendía porque todos hallaban fascinante a Itachi si el menor de los hermanos Uchiha era definitivamente más interesante, luego de desviarse de los asuntos más relevantes Santiago salió de su despacho para asomarse a la habitación que usaba su hermana pequeña cuando venía a visitarlo.

Como muchas otras veces la hallo en medio del cuarto, solo que esta vez parecía estar arreglando uno de sus bolsos con aguja e hilo en manos.

— ¿Qué haces? — se acercó con cautela, era consciente de que Ceres sufría más que un ligero trastorno, pero por ahora no podía hacer mucho para ayudarla.

— Solo le agrego un bolsillo más — la chica sonrió sin dejar de trabajar — uno que nadie vea, aun no me decido cuando iré a visitar a mi suegrita y quiero llevarle una sorpresa.

— ¿Tu suegra? ¿Acaso volviste con Itachi?

— Solo tengo que despejarlo un poco antes — se puso de pie dejando las cosas en el piso — lo veré en la fiesta.

— Hablas de la reunión en casa de la familia Sabaku no — Santiago suspiró — no creo que vaya.

— Yo sé que si — ella arrugó el entrecejo algo molesta — debería empezar a buscar un vestido.

 

-----------------

 

 

Lo que sucedió en la siguientes semanas no fue muy relevante; por falta de pruebas y de una declaración por parte de Itachi, Jiraiya no tuvo más que soportar las investigaciones que acosaron sus empresas y negocios buscando algún tipo de fraude y aunque el tiempo es relativo para todos las cosas en aquel intervalo parecieron demasiado tranquilas para el gusto de cualquiera, al igual que el calmo culminar de una oscura y siniestra noche antes de llegar el amanecer.

 

Pese a que Minato intentó convencer a Itachi sus esfuerzos fueron infructíferos, al parecer la familia Uchiha o lo que restaba de ella ya había hallado una solución definitiva al asunto y no involucraba a ningún Namikaze.

Luego de la suspensión Naruto pudo volver a clases, pero siendo burla y presa de un sinfín de comentarios mal intencionados por parte de sus compañeros, aunque su madre le sugirió cambiarse de colegio para Naruto eso ya era irrelevante, ni siquiera pareció preocuparse por la ausencia de Sasuke en clases era como si hubiese perdido el direccional clave de su vida. Así que cuando Minato le comentó asistir a la reunión en casa de Gaara para que todos los adultos que fuesen pudieran hablar de aburridos negocios no se negó, que más daba ser presa de más comentarios por parte de sus amigos que también asistieran a algo tan inútil.

La casa de Gaara uno de sus pocos amigos que no hizo mención sobre el incidente de las fotografías era bastante amplia, con jardines extensos rodeándola. La decoración interior parecía brillar como en un espectáculo exagerado, esos que parecen salir de un ingenuo cuento.

— ¿Aun no sabes nada de Sasuke? — su amigo pelirrojo le miraba algo incrédulo vestido de rigurosa etiqueta.

— No — Naruto bufó sin prestarle atención al asunto, el muy bastardo ni siquiera había tenido la decencia de recoger sus cosas de su casa para irse con el igual de bastardo de Itachi.

— ¡Naruto! — la voz de Sakura captó su desinteresada atención viendo como su compañera de pelo rosa enfundada con un sencillo y elegante vestido en un suave amarillo se acercaba. — ¿No viste a Sasuke-kun? Me dijeron que vino con Ita… — se guardó el resto al ver la cara de pocos amigos que el rubio le dedicaba — amm… bueno iré a buscar a Sai, que le pedí un poco de ponche y lleva más de diez minutos sin aparecer — cambiando de tema la pelirosa se alejó de los muchachos.

— ¿Por qué estás tan molesto? — Su pelirrojo amigo se cruzó de brazos analizando la expresión del rubio — hiciste que huyera despavorida — hizo referencia a Sakura.

Naruto inspiró hondo buscando calmarse, Sakura no tenía la culpa de nada y menos sabía lo que Itachi había hecho, pero desquitarse con alguien más siempre resultaba más fácil, de seguro ya ni confianza inspiraba para que su amiga de cabello rosa lo regañase como siempre lo hacía.

— Necesito tomar aire.

Se alejó del centro del salón, la tranquila música que se empezó a oír de fondo provocó que alguna que otra pareja se dispusiese a bailar. La escena solo le revolvió las tripas con ligero asco, sintiéndose molesto con todas aquellas parejas felices que osaban disfrutar de esa perfecta noche en la que él se hallaba irremediablemente solo.

— Na… Naruto-kun.

Una tímida vocecilla llego a sus oídos, volteó encontrándose con Hinata Hyuuga, el claro marfil de su no muy ceñido vestido resaltaban sus agraciadas curvas sin querer.

— ¿Qué pasa? — Naruto la miro sin mucho interés pero intentando que su pésimo humor no lo volviese un patán descortés.

— Me… me preguntaba — la chica empezó a hablar en un tono muy bajito casi inaudible jugando con sus dedos en clara señal de nerviosismo, pese a haber visto la fotografía en la que Naruto se besaba con quien todos identificaron como el hermano mayor de Sasuke no podía evitar sentir lo que sentía por el rubio, claro que si el Uchiha aparecía no iba a insistir.

— No se bailar muy bien… — Naruto apenas sonrió ofreciéndole bailar un poco, para él Hinata era una buena amiga alguien que jamás diría algo que no debía.

 

 

— Lamentamos lo que le sucedió a su madre y la desaparición de Fugaku pero no podemos simplemente olvidar todas las deudas que él tiene.

— Pero habrá manera de aplazar el pago, ¿verdad? — algo tenso Minato intentaba por todos los medios conseguir alguna especie de indulto para el dinero que Fugaku adeudaba en varias empresas, de otro modo todo recaería sobre Itachi y Sasuke, en especial sobre el mayor siendo ahora el responsable de los negocios fallidos de su padre.

— Entiéndenos Minato, los negocios son negocios.

Los soberbios e insensibles hombres de negocios no parecían en lo más mínimo afectados por la desaparición de Fugaku.

— Tendrán su dinero — fue la impávida respuesta de Itachi presente en aquella reunión.

— Eso es lo que queríamos oír muchacho —  los hombres rieron complacidos.

Luego de una escueta disculpa Itachi y Minato salieron de aquella sala de reuniones para dirigirse al salón principal de la casa Sabaku no.

— Yo podría prestarte el dinero para cubrir esas deudas.

— ¿Prestar? — A Itachi le pareció gracioso aquel ofrecimiento, de aceptarlo sería tan solo confirmar lo dicho a Naruto sobre que su único interés era el dinero — no es necesario, venderemos la casa ceremonial Uchiha y todo el terreno con lo que nos den por eso será suficiente para empezar.

— Creí que jamás iban a deshacerse de esa casa.

— Las cosas han cambiado — mirando por todos lados Itachi buscaba a su hermano menor quien debía esperarlo fuera pero que estaba seguro no lo obedecería y se escabulliría en tan absurda reunión.

— Kushina esta arrepentida — Minato se le acerco casi para susurrarle — ¿Qué le dijiste a Naruto ese día?

— Ya debo irme — el menor prefirió ignorar esa pregunta y se mezcló entre las alegres parejas que bailaban aquella insinuante balada. Halló a su hermanito casi escondido lejos de las mesas con bocadillos. — Debiste esperar afuera.

Una pequeña sonrisa soberbia adornó la cara de Sasuke — Estaba aburrido ¿ya hablaste con esos vegetes?

— Si, te lo explicare después. Vámonos.

— ¿Temes encontrarte con Naruto? — con ligera burla Sasuke se alejó yendo a buscar algo de beber y un poco irritado Itachi no tuvo más opción que seguirle.

— Sasuke ya vámonos — pidió ligeramente mortificado, lo último que necesitaba era toparse con Naruto.

— Podríamos quedarnos, de todos modos no tenemos nada mejor que hacer. — se cruzó de brazos sintiéndose enfadado la música le parecía horrible y nunca le gustaron los eventos sociales, se preguntaba entonces porque razón estaba insistiéndole a Itachi para que se quedaran. Y la razón pareció brillar frente a ellos, Naruto bailaba lo mejor posible con una chica de su mismo salón, Hinata.

La imagen provoco en Sasuke retortijones en su estómago, que hábil era Naruto para olvidar a alguien a quien hace poco decía amar, no pudo evitar el voltear a ver a su hermano  notando como este apartaba la mirada tratando de ignorar la fatídica escena.

— Tienes razón, vámonos — al fin accedió para ambos salir del lugar.

 

--------------

 

Al día siguiente Sasuke se dirigió a la casa de Naruto para llevarse sus cosas y las de su madre a quien en unas semanas más de seguro darían el alta, cuando eso sucediese podrían irse y jamás regresar.

— Puedes pasar — Kushina no hizo ningún tipo de comentario, lo dejo solo para que pudiese empacar.

En absoluto silencio y seguro de que Naruto ya habría vuelto a clases guardaba su ropa en las maletas en que las trajo, los pocos días que vivió en esa casa fueron por decirlo de algún modo, agónicos.

La cercanía con Naruto después de aquel primer beso que el rubio le dio había ocasionado estragos en su amistad y más aún después de haberse enterado de aquel romance ilícito que mantuvo con Itachi. Pese a haber sido los mejores amigos cosa que Sasuke prefería mantener en silencio, dadas las circunstancias actuales era mejor irse sin despedirse.

Cuando hubo terminado de recoger sus cosas fue por las de su madre que tampoco eran muchas podría llevarse todo sin problemas incluyendo las minucias de su hermano que quedaban por allí. Fue entonces que oyó unos estrepitosos pasos subir por las escaleras deduciendo de inmediato de quien se trataban.

— Sasuke… — agitado y sorprendido Naruto apareció por la puerta entreabierta de la habitación.

Y el nombrado lo ignoró, Sasuke paso por su lado para intentar salir, pero el rubio se plantó de frente cortándole la salida.

— Muévete. — algo fastidiado Sasuke no tenía ánimos de discutir con semejante atolondrado.

— Yo quería… — Naruto se mordió los labios bajando la mirada unos instantes, ya no estaba seguro de que decir, una parte suya deseaba hablar con Sasuke y disculparse por no haberle dicho antes sobre lo de su hermano mayor, la otra quería olvidarse de todo  Uchiha vivo… y una diminuta parte quería preguntarle sobre Itachi.

— Deja de estorbar tengo cosas que hacer.

Ante esas palabras Naruto se sintió más molesto — Seguro… seducir personas para ver cuánto dinero sacan… ha de ser de familia — aquel tonto comentario lleno de sarcasmo fue lo único que su dolido corazón pudo expresar. La respuesta no se hizo esperar el dolor en su mejilla y el estar sentado en el piso con el labio partido cortesía del golpe que Sasuke le había dado le confirmaron lo estúpido de su actitud.

El sonar del móvil de Sasuke  corto el sepulcral silencio que se había adueñado de la situación, saliendo por fin de la habitación se dignó a contestar.

— Sasuke soy Minato, Kushina me llamo y me dijo que estabas en casa, por favor espérame tengo que hablar contigo antes de que te vayas.

— No tengo tiempo.

— Es importante, solo espérame allí un poco.

Sasuke bufó cansado, no quería quedarse el resto de la tarde en casa de Naruto.

 

 

 

 

— ¿América? — la dulce Mikoto no parecía muy feliz ante la determinación que habían tomado sus hijos — no podemos irnos sin Fugaku.

El mayor de sus hijos quien vino a visitarla el día de hoy se encogió en hombros ante la constante negación de lo evidente, Fugaku jamás regresaría.

— Tenemos que buscarle Itachi, él… él es tu padre y el de Sasuke.

— Madre… — quiso negarse y explicarle con calma las razones por las cuales debían olvidar a aquel hombre.

— Por favor —  pero no se lo permitieron, con esperanza ella sujetó las manos de su hijo entre las suyas.

Itachi no quiso contestar separó sus manos rehuyendo el gesto, de que servía buscar a alguien que ya está muerto y nadie tenía que confirmarle que su padre ya lo estaba. Por compromiso asintió un poco sonriéndole a su madre de paso, quien ilusionada esbozaba una espléndida sonrisa.

— Pero aunque no lo encontremos debemos irnos, Madara… seguirá buscando por nosotros después. — mintió.

Mikoto asintió tomando de nuevo una de las manos de su hijo — ¿Ya no están peleando entre hermanos verdad? — reprochó en tono maternal.

— No, ya no.

— Que bueno, deben cuidarse entre ustedes, siempre… sé que tú lo harás Itachi, pero no vayas a olvidar el cuidar de ti mismo. Se feliz.

La sonrisa de su madre y sus palabras pasaron casi desapercibidas por Itachi, la felicidad de ahora en adelante se resumiría en lo que siempre fue… la felicidad de su familia.

Salió del hospital con una extraña sensación de malestar que pareció acrecentar a medida que avanzaba y más al reconocer el automóvil de Jiraiya en la calle, tuvo la urgencia de volver entre sus pasos pero la hora de visita ya había terminado y dado el hecho de que pronto anochecería no le permitirían permanecer allí mucho tiempo.

¿Era acaso miedo?

Inspiró hondo rechazando esa probabilidad, redirigió su camino hacia otra de las salidas del lugar, las calles le parecieron más vacías de lo habitual y por ende sospechosas,  sin perturbar su expresión se forzó a no ser tan paranoico ya  que nunca en la vida lo fue. Caminar de noche ya no era una actividad que pudiera permitirse, debido a lo obvio de su enfermedad la carente luz del sol era más fiable que la de los faroles en las esquinas.

El nuevo móvil que ahora tenía vibró violentamente uno de sus bolsillos, de un respingo se dispuso a contestar.

— Estamos en Akatsuki, te estamos esperando.

— Voy para allá. — colgó sin esperar respuesta, debía darse prisa para regresar antes de que Sasuke lo hiciera, por lo que sabía su hermanito estaba recogiendo todas sus cosas de casa de los Namikaze. Por un instante sus pensamientos lo traicionaron y lo llevaron a evocar con amarga nostalgia a Naruto. El frío empezaba a calarle los huesos, llevar una bufanda hubiese sido una buena elección, a paso rápido se dirigió al lugar indicado pero se detuvo al sentir que alguien lo seguía.

Dio más de una vuelta innecesaria entre esas peligrosas calles, siempre le había reclamado a Nagato el no haber buscado un lugar más adecuado para abrir Akatsuki. La sensación no desapareció, aun lo seguían, debía encontrar la manera de deshacerse de su perseguidor antes de reunirse con sus amigos de lo contrario tendría que solicitar la ayuda de alguno, con su casi inexistente visión ponerse a repartir golpes con cualquiera resultaba más complicado.

El ligerísimo sonido de un “click” lo alertó, con brusquedad se arrimó a la pared más cercana tratando de aguzar su oído en busca de quien sea que lo haya estado siguiendo.

De nuevo el “click” se oyó pero esta vez acompañado de un sordo silbido que fue directo contra Itachi, se movió tan solo un poco al sentir como la bala se había incrustado en la pared a la altura de su hombro derecho fallando por centímetros.

Su rostro pareció inalterable ante aquel peligro, escuchó varios pasos acercarse y su brillante cerebro comenzó a buscar una salida al dilema. Debido a la peligrosidad de aquella zona dudaba mucho que algún vecino se apiadara para ayudarlo en caso de que montara un escandaloso show. Casi tanteando las paredes busco apartarse de la escasa luz del lugar, si poco podía ver era mejor permanecer al resguardo de las sombras. Las pisadas cada vez se acercaban más, sacó su móvil para marcarle a sus compañeros sin otra salida, pero detuvo toda acción al sentir el cañón del arma en su sien.

— Las llamadas están prohibidas — el tono de burla del desconocido no lo perturbó ni siquiera el hecho de que ya lo había atrapado. Le arrebataron el celular para retroceder sin dejar de apuntarle, no podía distinguir al sujeto con claridad, parecía tener el cabello de color blanco y por la voz no sería alguien mayor que él.

Cuando oyó los pasos que lo habían estado acosando llegar supo que estaba en clara desventaja.

— Lo hallaste — oyó dos voces más, parecían reír al haberlo acorralado. Movió su rostro de modo que pudiese distinguir a todos, uno de ellos era muy robusto a lo que podía ver, el otro de compleción media y cabello claro de labios morados o al menos es lo que creyó.

— Tenías que encontrarlo tu Kimimaro. — habló uno refiriéndose a quien lo había hallado primero.

“Kimimaro”

Aquel nombre no le sonaba en absoluto, Itachi no se movió ni un poco de su posición esperando el momento justo para escapar.

— Hora de irnos.

Los otros dos se acercaron guardando sus armas para intentar sujetarlo y allí vio su oportunidad, en cuanto uno estuvo a su alcance lo sujeto con rapidez del brazo para torcerlo y de ese modo utilizarlo de escudo. El grito de dolor no se hizo esperar, el más grueso quiso golpearlo pero Itachi lo esquivó aventándole a su compañero para tener un espacio por donde escapar, la escasa luz y su patético rango visual equivalía casi a pelear a ciegas. Los valiosos segundos que había ganado le dieron ventaja contra el ataque de Kimimaro para lanzarse al piso evitando el disparo con el arma con silenciador.

Cuando con agilidad se levantó, los otros dos se le fueron encima pero con pericia volvió a evadirlos en aquellos repugnantes callejones, busco a su alcance cualquier cosa que pudiese usar como arma pero no halló nada útil tan solo basura, una violenta patada lo hizo retroceder chocando contra un muro, sin querer recordó el embrollo en el que una vez se involucró con Naruto…

La nostalgia anidando en su corazón pareció entorpecer sus movimientos, cuando quiso golpear a quien se le ponía en frente un disparo llego a su brazo rozándolo ocasionándole una pequeña herida que comenzó a sangrar.

— ¡Casi me matas! — se quejó uno  al casi haber recibido el disparo de Kimimaro.

Itachi se sujetó la herida retrocediendo un poco, al parecer no querían matarlo, cuando percibió al alguien intentando sujetarlo por reflejo se hizo al quite logrando que dos de los sujetos chocaran torpemente. Apenas logro distinguir como Kimimaro guardaba el arma para sacar en lugar de ella sacar un par de afiladas cuchillas blancas que más parecían huesos de algún tipo, no quiso ponerse a meditar sobre aquello, a toda prisa empezó a correr sin estar muy seguro de qué camino tomar pero no pudo seguir avanzando debido a que dos nuevas figuras se interpusieron delante suyo entre ellas la de una mujer.

Volteó apenas esquivando por poco el ataque de Kimimaro que le corto parte del pecho obligándolo a retroceder para ser presa de quienes estaban detrás, otro nuevo ataque del  único a quien conocía el nombre no se hizo esperar, pese a haber sido atrapado de una patada logró alejar al atacante. En aquel momento sintió algo fino clavarse en su cuello y con brusquedad se sacudió sintiendo algún líquido entrar en su torrente sanguíneo, se removió con toda su fuerza rompiendo la aguja la cual quedo incrustada en su piel.

— ¡Mierda! — gritó la chica — ¡el imbécil rompió la jeringa!

Con destreza y una muy incómoda zancadilla logro caer al piso con su captor logrando zafarse al fin para lanzarse de inmediato contra la mujer casi ahorcándola con un brazo intentando usarla de rehén. Los otros cuatro sujetos parecieron separarse para rodearlo.

— ¡Suéltame idiota! — forcejeaba molesta  acertándole más de un codazo en el estómago.

Itachi presiono su agarre logrando inmovilizarla. La aguja clavada le producía un dolor infernal, con tanto movimiento sentía como si le hubiese cortado toda la piel, maldijo su debilidad humana, de ser algo más tranquilamente podría haber salido bien librado de aquella situación, pero dada su realidad ya poco podía hacer. Empezaba a marearse y a sentir sofocante el aire a su alrededor, si casi no podía ver a estas alturas solo distinguía una mancha borrosa delante, sin desearlo su fuerza empezó a ceder y la chica pareció notarlo zafándose en cuanto pudo. Un salvaje golpe se estrelló en su cara que no pudo esquivar, aterrizó en el piso sintiendo el metálico sabor en su boca, las risas parecieron hacer eco en sus oídos antes de perderse en la total oscuridad de la inconsciencia.

“Naruto” y fue lo único que pensó…

 

 

 

 

Al haber recibido la visita de Itachi se sintió más aliviada, pero al saber que sus hijos deseaban irse a América no pudo evitar volver a preocuparse, no quería aceptar que su esposo la hubiese abandonado con todas las deudas y sus dos hijos…

No podría sola, Mikoto estaba acostumbrada a depender de Fugaku y sentirse a salvo a su lado pese que aquel hombre fuese demasiado autoritario, ella fue muy feliz cuando sus padres decidieron que ambos se casarían, siempre había creído que era feliz a su lado.

Se oyeron unos suaves golpes en la puerta antes de que esta se abriera dejando pasar a Ceres, una muchacha que vio un par de veces junto a su hijo mayor.

— Mikoto-san que bueno que la hallo despierta — la chica sonrió ampliamente — buenas noches.

— ¿Eres Ceres, verdad? Creí que la hora de visitas había terminado. — la analizó con detalle sintiéndose algo angustiada.

— Así es, no sabe cómo le insistí a los guardias, pero ya sabe, las lágrimas de una mujer pueden conseguir muchas cosas, me dieron quince minutos para que pueda visitarla — explicaba de lo más calmada cerrando la puerta al entrar por completo en aquella habitación de hospital.

— ¿A qué has venido?

— A ver cómo seguía, me entere del accidente e Itachi no quería que la visitase, por eso vine cuando sé que él y Sasuke ya no están. — se acercó aún más tomando detalle de cada cosa en ese lugar. La simple cama junto a una mesita metálica, el trípode donde reposaba el suero, la puerta a un lado que conducía seguramente al baño y la cuadrada ventana en una de las paredes.

— Itachi y tú ya no salen, me lo dijo Sasuke, no tenías que molestarte en venir — la angustia parecía incrementarse — no me siento muy bien quiero descansar.

— Siento que no le agradara mi visita — la chica se relamió los labios con un ligero gesto de enfado — creí que podríamos ser amigas, la dejare descansar… solo le he traído un regalito — sonrió de modo espeluznante tensando más a la señora Uchiha.

Mikoto observó atenta cada movimiento de la chica, pasando su vista por el reloj de pared, en al menos diez minutos más vendrían las enfermeras en su ronda de rutina.

Sus negros ojos se abrieron en demasía al ver lo que la chica sacaba de aquel bolso que sujetaba… el brillo de la hoja de ese cuchillo de cocina la hizo palidecer y más cuando la desquiciada muchacha se lanzó sobre ella con una retorcida mueca. El grito murió en su garganta antes de emerger… el metal se clavó con dolorosa rapidez en sus entrañas más de una vez y lo último que vio fue esa maniaca expresión en la chiquilla que apenas un par de veces de vista encontró…

El líquido carmín brotó tras la horrenda carnicería, la chica se alejó empañada de la sangre buscando a su rededor con que limpiar su atuendo, su rostro algo sudoroso algo de miedo parecía invadirla, retrocedió un poco, viendo con detalle el resultado de su acción; el rostro ahora inexpresivo delante suyo, la sangre cayendo copiosa al piso y las inertes manos tendidas a los lados como una muñeca descolocada y rota ante sus ojos pareció. Y cuando la perilla de la puerta se abrió el grito de la enfermera al ver aquello la alertó, de un brinco bajo de la cama para empujar a la mujer de blanco y salir corriendo de esa tétrica situación.

Su amor… ahora su amor ya no tendría tantas preocupaciones, lo había liberado de una pesada cadena, ahora solo quedaban dos…

 

 

 

 

Terminaba de ordenar todos los papeles en una de las casas de Jiraiya, hace poco se había armado mucho jaleo por parte de los delincuentes de Orochimaru que contrató bajo las órdenes de su jefe. No estaba enterado de todo el asunto y eso le preocupaba un poco, tal vez el anciano ya empezaba a sospechar de su lealtad, tenía que terminar con todo de una vez.

La puerta de la gran oficina se abrió y Jiraiya ingreso con una enorme sonrisa.

— Págale a Orochimaru lo que pida.

— Como ordene Jiraiya-sama — su asistente hizo una reverencia. — Veo que han cumplido con el trabajo que les encargó.

— Espléndidamente — el anciano se acercó al pequeño bar que quedaba del lado izquierdo para servir una copa de vino — ahora quiero que todo el servicio de la casa se vaya y eso te incluye. Que la vigilancia se redoble, no quiero ninguna sorpresa, esta noche voy a necesitar toda la comodidad posible. — La mueca lasciva en el rostro del mayor no podía augurar nada bueno.

— ¿Itachi Uchiha? — se atrevió a preguntar.

— Has lo que te pedí y vete de una vez, te veré mañana. — dicho eso Jiraiya salió del lugar llevando consigo el vino.

Santiago solo asintió en silencio, lo más obvio era que Jiraiya hubiese contratado a esos criminales para atrapar a Itachi y ahora ya lo tendría en alguna habitación de la enorme casa. Una pequeñísima sonrisa se dibujó en sus labios.

Era la oportunidad perfecta.

Cuando se aseguró de que su jefe ya no estuviese rondando por la casa, dejo que la servidumbre se retirara, se aseguró de que hasta el jardinero no estuviese. Lo propio hizo con la seguridad de todo el lugar.

— Jiraiya-sama quiere que por hoy dejen la casa completamente vacía — les mintió.

— ¿Y quién va a cuidar todo? — preguntó uno de los guardias.

— Por hoy solo las alarmas y todo el sistema de seguridad bastaran, son órdenes de Jiraiya-sama, así que los espero a todos mañana temprano.

Como Santiago siempre fue el encargado de pagarles y de hacerles conocer las decisiones del jefe nadie dudó de su palabra y obedecieron sin rechistar.

Una vez vacía y silenciosa, el asistente procedió a desactivar todos los sistemas de seguridad del lugar, dejando por completo desprotegido a aquel anciano, no le resulto difícil burlar algunas claves, si de algo sabia era de informática y el desinterés total de Jiraiya en ocuparse en ese tipo de cosas pusieron demasiado poder en Santiago.

La casa que más seria una mansión quedo desprovista de protección, en completo silencio recorrió los pasillos buscando la habitación donde hubiese encerrado a Itachi y donde seguro Jiraiya estaría divirtiéndose gustoso con él. Solo restaba hallarle y hacer una simple llamada.

 

 

 

 

La pesadez de sus párpados no le permitía despertar del todo, se sentía enfermo y ahogado en aquella profunda oscuridad, unas fuertes sacudidas recorrieron su cuerpo pero aun así no logró abrir los ojos hasta que el espontaneo frío llego empapándolo todo.

Abrió los ojos de golpe sobresaltándose en el acto, aturdido y cansado su visión era muy borrosa, apenas podía distinguir un par de luces en frente y una silueta nublosa cerca suyo. Quiso moverse y fue entonces que notó sus brazos sujetos, hizo fuerza nuevamente pero no consiguió zafarse, sus piernas tampoco le respondían, se sintió atado como en alguna especie de potro con las extremidades extendidas, sobre la mullida superficie de algo que identificó como una cama.

— ¿No puedes verme?

Esa voz heló sus sentidos disparando de nuevo todas sus alarmas, dirigió su atención al lugar de donde provenía la voz, quiso pasar el dorso de su mano por sus ojos en un intento por aclarar su vista, pero al ser imposible los cerró de nuevo con fuerza buscando de algún modo mejorarla.

— ¿Vas a quedarte callado toda la noche? Lo dudo mucho — la macabra risa resonaba en sus oídos.

Itachi abrió los ojos distinguiendo un poco mejor, el lugar no era muy amplio, se percibía húmedo y frío, las marfiles paredes  parecían estar llenas de correas y objetos que no quiso identificar, las luces provenían del techo, estaba por completo empapado al haber sido despertado con una cubetada de agua fría, contra su voluntad su cuerpo empezaba a temblar, afortunadamente aún se hallaba vestido. Pudo verlo moverse subiéndose a la amplia cama quedando a horcajadas encima suyo. Un sentimiento de resignación se paseaba peligroso en sus pensamientos.

— Te has pasado mucho tiempo huyéndome — Jiraiya se inclinó un poco tan solo para percibir mejor la respiración contraria — no ibas a poder escapar toda la vida, te hice una buena oferta hace tiempo, pero la rechazaste, ahora no vas a recibir nada a cambio… excepto dolor.

— Ya sé que… Tsunade te engañaba con un Uchiha — apenas pudo articular.

— ¡No es verdad! — enfadado le tapó la boca presionando sus mandíbulas en un intento desesperado por sacarle un quejido al menor. Sin lograrlo del todo lo liberó levantándose de encima del chico.

Tanto tiempo evitando aquello, si tan solo hubiesen decidido irse a América un poco antes… a estas alturas Sasuke, su madre y él ya estarían muy lejos. Itachi podía palpar la sensación de derrota en su interior, esta vez no podría escapar… no como en esa ocasión que Naruto lo socorrió. Pensar en ese cielo le hizo doler el corazón… el dolor físico de las heridas que recibió parecía mínimo ante aquel que provenía de su alma. Tiró de las gruesas sogas que lo sujetaban en vano.

— No te esfuerces, esta noche obtendré mi revancha, después de esta noche toda tu familia acabara en ruinas, ni tu madre, ni tu hermano van a librarse de esto…

— Sin importar que hagas… los muertos no regresan. — Itachi quiso dejar de mirar a ese insensible ser humano pero no se lo permitieron tiraron de sus cabellos con dolorosa fuerza aventándole hojas de papel en el rostro.

— Allí enterraron el cadáver de Fugaku — Jiraiya se paseó por la habitación buscando una par de tijeras que hallo sobre una pequeña mesa, luego regresó donde Itachi para subirse nuevamente sobre él sonriendo ampliamente. — Mis muertos no van a regresar pero tampoco los tuyos.

— Puedes matarme — carente de expresión el menor no deseaba darse el lujo de sufrir ante lo que sería inminente.

— Aun no… pero desearas que lo haga.

Haciendo a un lado la nimia culpa que en algún momento sintió Jiraiya procedió a cortar en tiras la ropa que cubría al Uchiha, sin cuidado la punta de las tijeras le provocaba pequeñas heridas por donde el filo se paseaba. Itachi ladeó el rostro buscando no precipitar su respiración. Presionaron uno de sus brazos justo en donde la bala le rozo hace poco. Hizo presión entre sus dientes para aguantar casi gritando cuando algo se clavó en una de sus piernas.

— ¿Quieres seguir con esa estoica expresión?

Itachi se sacudió sintiendo dolor en uno de sus muslos donde la tijera había sido incrustada con saña, percibiendo la sangre escapar de la herida de modo alarmante.

— No te asustes aun no quiero que mueras.

Retiraron las tijeras de un tirón, logrando hacer temblar tan solo un poco a Itachi, con restos de la ropa del muchacho vendaron con fuerza la herida para evitar el desangramiento.

— Vamos a atar tus piernas de otro modo…

La repugnante sonrisa le produjo nauseas.

 

 

 

 

Sasuke ya se había aburrido de esperar a Minato, cinco minutos más y se iría de esa maldita casa, sentado en la sala con la insistente mirada de Naruto encima empezaba a desesperarse. De seguro Itachi ya estaría en el departamento de Deidara y le urgía ver a su hermano sin estar seguro del porqué.

Su móvil comenzó a sonar de modo molesto, se puso de pie para contestar lejos de Naruto quien lo siguió con la mirada.

— Sasuke-san es muy importante que venga a la dirección que voy a enviarle.

— Que quieres… — empezaba a hartarse del lame botas de Jiraiya.

­— Jiraiya-sama ha traído a su hermano… y es evidente que no fue por voluntad de Itachi-san.

Sasuke guardó silencio unos segundos sin creer del todo lo ridículo que estaba oyendo… pero empezó a temer sin razón aparente por el bienestar de su hermano mayor.

— Si no me cree llame a Minato-san para que lo acompañe o a la policía si prefiere, pero debe darse prisa yo lo esperare en la entrada.

— ¿A la policía? — tontamente pregunto con algo de nerviosismo.

— Jiraiya-sama ya lastimo a su hermano antes… y esta vez no creo que salga mejor. Por favor dese prisa yo no puedo involucrarme directamente Jiraiya-sama es mi jefe.

Dudoso y con miedo Sasuke no se percató de que Naruto se había acercado.

— ¿Estas bien?

La vos del rubio lo sobresaltó.

¿Qué se supone debía hacer?

 

 

 

 

Sentía algo de sangre seca sobre su cuello además del cansancio en todo su cuerpo, quería dejarse a la inconciencia y olvidarse de lo demás. Los labios algo hinchados y el rostro con moretones que se ganó al asestarle una patada a Jiraiya en cuanto este le soltó las piernas, no iba a rendirse, no quería hacerlo, no tenía por qué hacerlo…

— No tienes por qué despreciarme tanto.

La frase se le antojó irónica, ahora con las piernas flexionadas de modo doloroso y bien amarradas se sentía más que expuesto.

— Sé que buscaste enredar a Naruto para ponerlo en mi contra — el hombre mayor se posicionó entre sus piernas completamente desnudo — Vas a dejarle.

Itachi busco clavar su mirada en cualquier lugar que no fuera delante suyo, no quería verle, estaba seguro de que su cordura no soportaría otro ultraje a manos del mismo hombre, si ya aquella vez le costó demasiado afrontar y seguir adelante, siendo Naruto su mayor impulso. Se sacudió con violencia al sentir un par de dedos en su interior, empezó a tirar de sus amarres de nuevo tratando de contrarrestar la repugnante sensación con el dolor de sus muñecas al cortarse con la soga.

— Aprecias el dolor… ¿verdad? — se burlaron a su oído y la húmeda lengua que se paseó por su rostro casi le provocó arcadas.

No sentía ningún tipo de placer ni siquiera cuando buscaron estimular su intimidad con frenético esmero.

— Como prefieras.

Los invasores dentro suyo se retiraron tan solo para sustituirse por algo mucho más grande, no tuvo más opción que morder sus labios hasta casi arrancar de ellos para evitar cualquier sonido, era doloroso, incómodo y sobre todo nauseabundo, como si buscasen hacerse con sus tripas para sacarlas de un tirón. Las náuseas parecían aumentar más cuando lo sujetaron de la barbilla y las bestiales embestidas se hicieron mayores. Quería llorar después de años en verdad quiso llorar, pero nada más las lágrimas no acudían a sus ojos, como si hasta ellas se mostraran indiferentes a su situación.

Oía a gemir a Jiraiya como animal en celo mientras lo destrozaba, cada segundo parecía aletargarse tanto que por un instante el tiempo aparentó detenerse.

 

 

 

Bajaron de la motocicleta de Naruto a toda prisa cuando llegaron al lugar indicado, Sasuke apenas le había mandado los datos a Minato pidiéndole que fuese halla con la policía y aunque el padre de Naruto les exigió esperar y dejar que él se encargara ninguno hizo caso. Todo el resentimiento de Naruto pareció esfumarse en cuanto oyó que Itachi estaba en peligro.

Jiraiya… si su padrino osaba lastimarlo no iba a contenerse, aunque Itachi hubiese admitido ser su amante a Naruto no se le dejaba de revolver el estómago ante las dudas.

— ¡Sasuke-san! — Santiago los estaba esperando en la entrada.

El nombrado dio un vistazo a su alrededor notando extraño que no hubiese ni una sola alma por todo el lugar teniendo este un enorme jardín. Su celular volvió a sonar pero no contestó de seguro Minato ya estaría por llegar.

— ¡¿Dónde está Itachi?! — el rubio fue el primero en reclamar.

— En una de las habitaciones del fondo, no se preocupen por las alarmas las he desactivado todas — en tanto el “confiable” sujeto les explicaba cómo llegar el rechinido de un par de automóviles deteniéndose en la entrada los interrumpió.

— Es Minato.

Sin quedarse a esperar Naruto entró a toda prisa para buscar al Uchiha mayor siendo seguido de inmediato por Sasuke. El rubio jamás fue muy bueno para orientarse ni para seguir indicaciones y aquella casa nunca la había visitado, fue Sasuke quien los encaminó por el camino correcto.

Miedo, sentía tanto miedo que creía ponerse a temblar en cualquier momento y más cuando se acercaron y oyeron algo parecido a murmullos, Naruto apresuró el paso abriendo la puerta de una sola patada con ayuda de su amigo.

La escena frente a sus ojos no se veía real, el aire huyó de los pulmones de ambos tentando a marearlos. Jiraiya sometía a Itachi en aquella cama donde lo tenía completamente sujetado con golpes y cortadas por todo su cuerpo.

Naruto empezó a temblar… a temblar de ira sin prestarle atención a la cara de sorpresa de su padrino y la razón fue que le vio llorar.

 

No quería verlos, no quería que lo viesen de esa forma, tan humillante, tan patético, Itachi deseaba que Naruto no estuviese allí, sin quererlo algunas lágrimas escaparon ahora traidoras. Como le dolían aquellas expresiones en su hermano y en Naruto.

 

Que patético.

 

Que miserable.

 

Solo pudo sollozar en su amargo dolor.

 

 

— Na… Naruto… — Jiraiya apenas tuvo tiempo de voltear antes de que su ahijado se acercara a toda prisa tomando en sus manos lo primero a su alcance… las tijeras…

Sin tomar en cuenta nada más y antes de que Sasuke pudiese evitarlo el rubio se le abalanzo cual psicópata clavándole el ahora arma en la base del cuello de su padrino logrando de ese modo quitarlo de encima de Itachi.

El mayor cayó al piso a peso muerto manando la sangre su herida tan rápido que no parecía reaccionar, en ese instante Minato y Kakashi hicieron acto de presencia palideciendo ante la horrenda escena. Como si ignorase lo que acababa de hacer Naruto cubrió el cuerpo de Itachi con las sábanas en un abrazo protector buscando desatarlo con cuidado. Sasuke también se acercó deseando abrazar a su hermano sin conseguirlo del todo ya que el rubio más parecía un perro rabioso defendiendo lo suyo.

 

 Y fuera la nieve empezó a caer, copo a copo fue descendiendo del cielo nocturno cubriéndolo todo.

 

 

 

 

“Broken down”

 

 

 

 

Notas finales:

Siento el retraso, tuve problemas con mi proveedor de internet la semana pasada y bueno cuando solucione eso curiosamente la página no lograba cargar, no sé si sea algo que les paso también. En cuanto al capítulo (el asunto de una violación en muy delicado y difícil de abordar, en el fic lo hize de modo algo superficial puesto que eso es una parte de la historia, trato de retratar a Itachi tan estoico y decidido como es, espero no hacerlo mal) me costó bastante terminar este, incluyendo el hecho del final del manga que me dejo insatisfecha y frustrada (yo esperaba un final abierto) me cortaba la inspiración para terminar esto, hasta tentándome a dejarlo inconcluso siendo Naruto sobre lo único que escribo fics yaoi, de todos modos como dije hace tiempo esta historia será concluida aunque sea para un solo lector(a). Por lo demás no sé, no sería propio de mí dejar el fandom por un final tan forzado según lo vi. Gracias por seguir leyendo esta extraña y algo perturbadora historia (:D no tanto) solo quedan dos capítulos para concluir y que me avienten tomates que Sasuke gustoso procesara. Je je, quejas, dudas, comentarios en el recuadro blanco de abajo, infinitas gracias por sus reviews que motivan mi imaginación, descuiden no pienso arrastrar al siguiente año este fic, asi que estén seguros de que lo concluiré antes de que termine este 2014.

Yae.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).