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Compitiendo contra una fobia. por Hikaridesu

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Notas del capitulo:

A ver.... tengo harto que decir(?)

Hace unos días fue el aniversario 3 de mis bebés ;---; y yo no estuve aquí D: y askjnoienpofn :cc

Lo otro; este capítulo está enteramente dedicado a Yuni que ama el JunSeob como yo *---* y por ella me esforcé en terminarlo

Bueno este capítulo creo que es algo aburrido, pero así será más o menos hasta dos capitulos más :c hasta que ya la trama se empiece a desarrollar mejor y bla~~ 

Disfruten c:

Terminó de ordenar sus cosas, Junhyung le había indicado donde podía guardar su ropa y el resto de sus cosas personales. Luego de terminar se fue directo a la cama, estaba muy cansado, aún cuando había dormido toda la tarde, sin embargo, el día siguiente sería agotador, tendría que ubicarse en las salas que le correspondían y de seguro conocería a mucha gente y habrían muchas presentaciones y de solo pensarlo ya se sentía abrumado.

—Buenas noches… —logró escuchar en un susurro cuando ya estaba cayendo en los brazos de Morfeo.

—Buenas noches —respondió.

 

A la mañana siguiente cuando sonó la alarma fue el primero en despertarse, Junhyung seguía durmiendo y Yoseob se debatía entre despertarlo o no. Finalmente decidió despertarlo, a lo mejor el mayor tendría que hacer algo temprano y no sería propio de un buen compañero simplemente ignorarlo, así que lentamente se acercó a su cama y lo tocó suavemente en el hombre, pero Jun no dio señales de vida, así que Yoseob se acercó un poco más y lo movió más fuerte, pero aún no tuvo respuesta, al final se acercó más de lo debido y volvió a moverlo un poco más fuerte.

Lo que Yoseob no sabía era que Junhyung era una de esas personas con mal despertar y cuando lo movió por última vez Junnie hizo un movimiento brusco y Yoseob terminó acostado en la cama con el cuerpo del mayor sobre el suyo y para colmo seguía tan dormido como antes. El exceso de contacto físico se estaba haciendo totalmente insoportable para el menor, quien a toda costa trataba de sacarse el cuerpo de Jun de encima, sin mucho éxito.

—Junhyung… muévete —dijo con un quejido mientras intentaba levantarlo.

Pero el mayor ni se enteró. Pasaron unos minutos, los que se hicieron eternos para Seobbie, este podía sentir el aliento de Junhyung sobre su cuello y le hacía cosquillas, también podía sentir como el pecho de  Jun se contraía y se dilataba por su respiración.

—Junhyung… ¡despierta! —le gritó en el oído cuando la situación se volvió totalmente insoportable para él.

— ¡Ah! ¿Qué… qué pasa? —levantó su cabeza miró a su alrededor hasta que se encontró con la mirada asesina de Yoseob.

—Sale de encima.

—Ah… sí, perdón —se movió para que el otro pudiera salir, y en cuanto lo hizo Yoseob se levantó rápidamente y se encerró en el baño. Mientras Junhyung comprobaba la hora y lentamente comenzaba a levantarse ese día sería relajado, no tenía tantas materias en su horario y tendría toda la tarde libre.

Detuvo por un momento todos los movimientos que hacía y miró la puerta del baño, ese chico era raro, pero a la vez era lindo y adorable. Junhyung sacudió su cabeza para sacar al menor de sus pensamientos, todavía no lo conocía, no podía comenzar a tener ese tipo de ideas tan pronto. Se apuró en vestirse, arreglar su cama y su mochila, para poder irse de la habitación antes de que Yoseob saliera del baño, por alguna razón no quería encontrarse con él.

 

Cuando entró a la ducha estaba realmente alterado, no acostumbraba a tener tanto contacto físico con nadie, ni siquiera con sus padres, todo desde ese día… pero no era momento para ponerse a pensar en eso, debía apurarse en tomar un baño e intentar calmarse, era su primer día de clases y no podía permitirse llegar tarde.

Cuando salió de la ducha Junhyung ya no estaba en el cuarto y en cierta manera eso lo tranquilizaba un poco, no quería encontrarse con él luego de todas las situaciones embarazosas en las que se habían visto envueltos, de hecho le iba a costar un par de días mirarlo a la cara y de seguro ya no iba a intentar despertarlo.

Tomó su bolso y salió de su habitación, tenía la esperanza de no perderse, por eso llevaba un mapa en las manos. Según le había dicho ese profesor el día anterior la universidad quedaba a solo 15 minutos a pie así que no debería ser tan difícil encontrarla.

Camino unos cuantos minutos fuera del internado hasta que se dio cuenta que no tenía la menor idea de donde estaba parado, dio un par de vueltas más y finalmente terminó más perdido que en un comienzo.

—Aish… de verdad, ¿Cómo puedo ser tan tonto? —dijo en voz alta, sin percatarse de una chica que hace un rato lo veía.

—Disculpa, ¿te sucede algo? —dijo la linda chica que hace un rato lo miraba con curiosidad.

—Ah, sí, es que estoy un poco perdido ¿Sabes dónde queda la universidad Yonsei? —se sentía un poco estúpido por perderse, pero no tenía otra opción más que preguntar, ya solo faltaban 10 minutos para que las clases comenzaran.

—Claro —contestó la chica con una sonrisa en su rostro—, sígueme.

Ella lo tomó delicadamente de la mano y la tiró para que él comenzara a caminar, no pasaron ni 5 minutos y ya estaban en la universidad, tan solo tenían que caminar en línea recta por una calle y doblar a la derecha cuando esta hubiera acabado, ahora sí que Yoseob se sentía estúpido, había estado tanto tiempo perdido y solo tenía que caminar un poco para llegar.

—Muchas gracias, no sé que hubiera hecho sin ti.

—Jajaja, no creo que sea para tanto, supongo que es normal perderse cuando no se conoce el lugar —ella intentaba a toda costa restarle importancia al asunto, no quería que él se sintiera avergonzado—, pero ya me tengo que ir a clases y de seguro tú también ¿sabes cómo llegar a tu salón?

—Sí, eso ya lo sé —le respondió rascándose la nuca— de verdad, muchas gracias.

—Claro, adiós —dijo con una linda sonrisa.

— ¡Espera! —Exclamó Yoseob tomándola por el brazo— ¿Cómo te llamas?

—Ah, verdad, mi nombre, siempre se me olvidan las presentaciones. Me llamo Bae Su Ji, pero prefiero que me digan Suzy, ¿Y tú?

—Yoseob.

—Que eres lindo, me agradas Yoseob —dicho esto le dedicó una última sonrisa y se fue por su propio camino.

—Vaya, que niña más extraña y dulce a la vez.

Pero él había mentido, no tenía la menor idea de donde quedaba la sala en la que tenía clases. Caminó hasta la entrada principal y buscó en un tablero la ubicación de las salas, ahí había un mapa con las indicaciones correspondientes así que le fue más fácil encontrar su salón.

Por suerte alcanzó a llegar antes que el profesor, buscó un asiento adelantado, lo más cerca del pizarrón y ahí se sentó, sin mirar a ningún lado, no es que fuera antisocial, simplemente no andaba con ánimos para conocer gente, además la clase estaba a punto de comenzar, más adelante sería el momento apropiado para las presentaciones.

A la primera hora tenían una clase simple, era la planificación de estudios, donde se reunían con el jefe de carrera y aclaraban todas sus dudas, también les daban las informaciones correspondientes con respecto a la maya curricular y sus horarios de clase.

Cuando llegó el jefe de carrera se sentó en el asiento del profesor y lo primero que hizo fue pasar lista. Cuando llegó hasta el nombre de Yoseob se lo quedó mirando un momento y volvió a mirar una hoja que tenía en la mano.

—Yang Yoseob… —dijo mientras volvía a comprobar el papel que tenía entre sus manos— tú no deberías estar aquí, deberías haberte ido directo a la enfermería para tu chequeo médico.

— ¿Chequeo médico? —repitió Seobbie sin comprender a que se refería.

—Todos los nuevos alumnos que están internados deben someterse a un chequeo médico, son las reglas, ¿no leíste las instrucciones de tu libreta de estudiante? —preguntó frunciendo el ceño.

—Sí, lo hice, pero no alcancé a leerlo completo…

—No me interesa, sale de aquí y no vuelvas hasta que tengas el papel que me dice que todo está bien.

Yoseob se paró en silencio y salió de la sala, se dirigió hacia la enfermería mientras mascullaba insultos contra el fanfarrón ese que lo había echado de esa manera, por suerte esta vez no le costó tanto tiempo encontrarla.

—Permiso —dijo mientras se adentraba en la sala llena de aparatos y fármacos—, me mandaron a hacerme un chequeo.

—Sí, pasa —quién le contesto no parecía ser un doctor, más bien parecía un alumno, tan solo unos años mayor que él—. Siéntate al lado de ese chico y espera tu turno.

El menor acató la orden sin decir nada, solo se acercó a un muchacho de tez morena que estaba sentado en silencio en unas bancas.

—Hola —dijo amablemente mirando al chico.

—Hola, ¿Cómo te llamas? —aquel chico parecía ansioso por armar conversación con quién sea.

—Yoseob ¿Y tú?

—Kikwang —le respondió sonriente—. Humm, ¿Te conozco de algún lado? Tu cara se me hace conocida.

—No lo creo, no soy de Seúl, pero ¿Por qué estás aquí? ¿También eres nuevo?

—No, pero estuve enfermo hace algunos días y necesito el papel ese para volver a clases. Aquí tienen reglas estrictas en lo que a salud de los internos se refiere, llegan a ser un poco cargantes, pero supongo que está bien.

—Y ¿Por qué solo a mí me mandaron a la enfermería si todos mis compañeros son nuevos?

—Son pocos los que son nuevos, nuevos, todos los otros ya hicieron un año de bachillerato así que técnicamente este no sería su primer año, y lo del chequeo médico solo se hace cuando eres nuevo y cuando te enfermas, lo que es mi caso.

—Ah, ya entiendo, y… ¿Quién es él? —dijo apuntando disimuladamente al chico pelirrojo que lo había recibido—. No parece ser muy mayor así que supongo que todavía no está titulado.

—Debe ser algún practicante —le respondió Kikwang restándole importancia—, creo que semanalmente se van rotando entre los alumnos de medicina para trabajar en la enfermería, les sirve como practica.

Luego de eso llegó el doctor, examinó primero a Kikwang y luego le dio el papel que necesitaba para volver a clases, después fue el turno de Yoseob, con él demoraron un poco más, pues le controlaron el peso, lo midieron, también controlaron sus pulsaciones y así un montón de otras cosas. Todo el chequeo fue un suplicio para el castaño porque había tenido que estar bajo lo mirada atenta del doctor y del dichoso practicante, ambos hombres, lo que aumentaba su agonía, pero una vez ya todo hubo terminado por fin pudo volver a clases con el papel en mano que le permitía entrar al salón. Pero no contó con que el chequeo durara tanto y no alcanzó a llegar antes de que la clase terminara.

Comenzó a vagar por los pasillos intentado ubicarse con la sala en la que le tocaba próximamente cuando se encontró nuevamente con ese chico de la enfermería ¿Kikwang? Sí, ese era. Yoseob en una primera instancia no tenía intenciones de hablarle, pero el moreno se le acercó y comenzó la charla sin siquiera esperar respuesta, hablaba de un tema y otro y Yoseob no se dio ni cuenta cuando ya estaba paseando con él por los alrededores de la universidad.

— ¿Me puedes mostrar las instalaciones? —preguntó cuando ya el otro había parado de hablar, a decir verdad el chico no le desagradaba, más bien lo contrario, podía decir que le agradaba, era amable y emitía un aire cálido, como si al estar cerca de él podías olvidar todo y ser feliz por un momento.

—Claro —dijo con una sonrisa—, por cierto, ¿Qué estudias?

—Estuve un año en medicina, en mi ciudad natal, pero ahora estudiaré Ingeniería Comercial. ¿Y tú?

—Humm, nada tan genial como lo tuyo… estudio artes; baile, teatro y canto, en un principio mis padres estaban en contra, tú sabes, eso de que me moriría de hambre y bla bla bla, pero con el tiempo entendieron que esto es lo que me apasiona, lo que de verdad me gusta.

—Que bueno, ojalá yo fuera así de libre.

—La libertad es subjetiva, depende de cómo tú la interpretes…

—Tienes razón —contestó el castaño  mientras asentía lentamente, como tomándole el peso a las palabras.

—Y dime… ¿De qué ciudad vienes?

—Osan, no está muy lejos.

—Sí, lo sé, yo también fui de allá —Kikwang se quedó un momento pensando mientras miraba al chico y volvía  a mirar al frente, una y otra vez, hasta que pareció recordar algo—. ¡Ah! Ya sé, claro, cómo no me acordé antes, Yoseob, Yang Yoseob, niñito genio —dijo soltando una pequeña risa— ¿No me recuerdas? Estuvimos juntos en secundaria, pero en realidad fue un tiempo realmente corto, como un año o algo así.

Yoseob se lo quedó mirando un momento, intentando recordar su rostro hasta que por fin reconoció esa peculiar sonrisa e hizo una expresión indicando que ya lo había reconocido y ante esto Kikwang soltó un grito de alegría y se abalanzó sobre él para abrazarlo, pero Yoseob se tensó al acto y lentamente, tratando de que el otro no se diera cuenta, lo apartó.

—Ahora que ya me recuerdas —dijo Kikwang sin haber notado lo anterior— dime Kiki y yo te diré Yoseobie, ya sabes, como en los viejos tiempos.

—Si no me queda de otra… —sonrió divertido.

Siguieron caminando y conversando más animadamente que antes, hasta que Kiki se paró de golpe.

— ¿Qué pasa? —le preguntó un poco preocupado Yoseob.

—Shh, mira allá, ese chico alto ¿lo ves?

—Sí… —era un chico de más o menos 1,80 m. con el pelo color gris, iba abrazado a otro de su misma altura, de cabello castaño— ¿Quién es? —preguntó para intentar comprender el comportamiento de su amigo.

—Dongwoon, es menor que nosotros, estudia lo mismo que tú.

—Y ¿Qué tiene de especial?

—Mira, ese que está a su lado es Junsu, Dongwoon se caracteriza por jugar con las personas…

— ¿Jugar?

—Ya sabes… está con ellos un tiempo, los ilusiona y luego ¡Paff! Los deja.

—Me estás diciendo que ese Dongwoon ¿Es gay? —dijo Yoseob y automáticamente se le tensó la mandíbula, desvió la mirada de ese chico e incluso desvió su camino.

—Espera, ¿Qué pasó?

—Nada.

—Ah bueno, la cosa es que ese tipo me desagrada mucho, cree que puede jugar con la gente de esa manera y luego solo dejarlos, pero lo peor es que hay gente que le sigue la corriente, no sé que le ven —hizo un mueca de desprecio— si no es nada del otro mundo.

— ¡No me interesa! —exclamó un poco más fuerte de lo que hubiera querido.

—Perdón… —Kiki hizo un tierno puchero y hasta parecía que se le habían cristalizado los ojos.

—No, no, no, no te pongas así —Yoseob movía sus manos frente a su amigo para que cambiara la cara—, es solo que no me interesa la vida de las personas ajenas, no te ofendas.

—Claro, yo entiendo…

 

El resto del día pasó sin mayor novedad, en los recesos se encontraba involuntariamente con Kikwang, quién se le acercaba inmediatamente a conversarle, y durante las clases había intentado a toda costa alejarse de ese tal Dongwoon, no soportaba ni verlo…

En todo el día no volvió a ver a la chica que lo había ayudado, pero albergaba la esperanza de poder  verla al otro día cerca de la universidad. Esa chica era muy linda y se veía amable, había despertado un cierto interés en Yoseob y ahora este quería conocerla.

Cuando volvió a su dormitorio Junhyung ya estaba ahí…

—Hola —dijo cortante el menor.

—Mira, sé que no nos conocimos en la mejor de las situaciones, pero me gustaría que partiéramos de nuevo, sin errores, sin prejuicios ¿Te parece?

—Hola —dijo esta vez en un tono más amable, él tampoco quería tener una relación tensa con su compañero de cuarto—, me llamo Yoseob.

—Hola —Junhyung sonrió sinceramente ante esto— mi nombre es Junhyung, un gusto conocerte —le extendió la mano y el menor se la recibió.

—Igualmente —le contestó mientras agitaba levemente la mano ajena. 

Notas finales:

No tengo nada que decir... (?) 

Tengo sueño :cc me iré a dormir unas 4 horas para ir a clases ><


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