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My Angel (One Shot YunJae) por WooSeungHyun

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Notas del fanfic:

Aquí mi blog en el que actualizo con novedades de manera más rápida. http://fanboyfrustrado.blogspot.fr/?view=classic

My Angel.

 

 

 

 

 

JaeJoong entró en la casa de su amigo Yunho. No era la primera vez que iba allí para hacer algún tipo de trabajo pero sí que era la primera vez que iba para dormir. Tenían una tarea que preparar para japonés, idioma en el cual Yunho era especialmente bueno. Pero ésta tarea requería bastante tiempo y los dos jóvenes lo habían dejado para el último momento, por lo que si querían acabar, iban a tener que pasar muchas horas juntos y pues de paso, acordaron que JaeJoong se quedara a dormir en casa del Jung.

 

 

 

El joven Kim no estaba muy convencido por la idea ya que, en secreto, le gustaba el otro chico y se veía especialmente atraído por él. ¿Pero quién no podría verse atraído por Yunho? Era alto, atractivo, tenía el pelo corto de un color castaño y era especialmente sexy en cualquier cosa que hacía. Las chicas estaban locas por él, pero éstas no eran las únicas que despertaban una locura por el apuesto Jung. Entonces, JaeJoong tenía dos opiniones sobre aquel problema: La primera era que pasaría la noche con la persona que le gustaba, pero eso podía provocar la segunda opinión; que el mayor acabara cometiendo algún error que perjudicaría su amistad con Yunho. En cualquier caso se prometió a sí mismo, antes de entrar en la casa, que se controlaría todo lo posible.

 

 

 

Yunho no solo era todo un rompe corazones, también era amable, gracioso y afectivo con las personas de su alrededor. Nada más JaeJoong entró en la casa, cuya puerta fue abierta por Yunho, fue abrazado por éste en señal de saludo y bienvenida. El pelinegro se encontró sorprendido por aquel abrazo que incluso lo había puesto nervioso, tanto que tropezó con sus propios pies y hubiera acabado en el suelo si Yunho no lo hubiera sujetado. El agarre fue bastante básico, nada de películas de romance en las que la protagonista quedaba a escasos metros de los labios de su salvador. No, el agarre fue algo más torpe. Aunque Yunho era bueno en casi todo, se había visto sorprendido ante la torpeza del otro chico y sin esperárselo, tuvo que agarrarlo como pudo para evitar que se cayera y comenzar así de mala manera aquel día.

 

 

 

– ¿Estás bien? –preguntó Yunho para romper el silencio.

 

 

 

– Sí, lo siento, soy algo torpe –se disculpó un sonrojado JaeJoong intentando de recuperar la compostura–. Bueno, entonces… ¿qué hacemos?

 

 

 

– El plan es subir a mi habitación, instalarnos, subo la merienda y luego, tras comer el maravilloso pastel que mi madre nos ha preparado, empezamos con el trabajo. ¿Te parece? –dijo Yunho quien siempre planeaba todo por adelantado.

 

 

 

JaeJoong asintió, aunque la idea de estar en el cuarto del otro lo desconcentró. ¿Qué podíamos decir de éste chico? Parecía alguien frío y distante a las personas, lo etiquetaban de “emo” y también lo tachaban de homosexual. También era alto pero bastante delgado, por lo que su estructura ósea se marcaba, al igual que sus finos músculos, a lo largo de su cuerpo. Tenía un rostro hermoso, tanto como el de una chica, lo cual producía algunas confusiones sobre su sexo. Además de que iba maquillado, nada exagerado como si se tratara de una mujer pero sí que llevaba los ojos pintados en negro y usaba BB Cream junto con algunos polvos más, todo esto realzaba aún más su belleza. Además que su pelo era tratado con constantes cambios de color; que si rubio platino, que si rubio ceniza, castaño claro, castaño oscuro, rojo, negro con reflejos rojos, azules, violetas o plateados...

 

 

 

Era un chico inteligente aunque no lo demostrara en lo que debería. Su inteligencia solo surgía en algunas ocasiones y aunque pudiera sacar las mejores notas de la clase, como era alguien de vago y que ocupaba la mayor parte de su tiempo en el canto, baile y cuidados de su piel, no estudia y por ello sacaba notas bastante medias. No era alguien que suspendía exámenes ya que le bastaba con estar atento en curso.

 

 

 

Resultaba alguien de inseguro y algo miedoso, quizás era por ello que se mostrara tan frío e insensible con las personas que no conocía. Pero justamente esto era diferente con aquellos en quienes confiaba y conocía, aquellos que no lo juzgaban por lo que mostraba. Como decía el refrán “No hay que juzgar un libro por su portada”, JaeJoong en realidad era divertido, amable y especialmente cariñoso.

 

 

 

– ¿Qué quieres para beber? –preguntó Yunho una vez llegaron a su habitación y dejó que JaeJoong se instalara.

 

 

 

La habitación era amplía y contemporánea: Los muebles eran de color negro, la mayoría de madera salvo por el gran escritorio que era de un metal oscuro. Las paredes eran blancas con diversas palabras escritas en varios idiomas occidentales y algunas cosas escritas en japonés y chino. A un lado de la habitación, al lado del gran armario empotrado, estaba la cama, de matrimonio y de cuarenta centímetros de altura.

 

 

 

– ¿Tienes Nestea? –preguntó JaeJoong dejando su mochila a un lado del escritorio en el cual habían dos sillones negros.

 

 

 

– Claro, enseguida vuelvo. Ve sacando las cosas.

 

 

 

Yunho se fue para volver en menos de cinco minutos con una bandeja en la había un plato con un pastel de chocolate y dos vasos con bebidas. Sonrió a Jae y dejó la bandeja encima del escritorio enfrente de él. Luego, se sentó en el sillón y se aproximó de JaeJoong. Empezaron a comer mientras discutían sobre el trabajo que tenían que hacer.

 

 

 

– Realmente delicioso –concluyó JaeJoong cuando se comió su segunda -y última- parte del pastel– Se lo dirás a tu madre, que por cierto... ¿donde está?

 

 

 

– Cierto, se me había olvidado decirte que íbamos a estar solos, mi madre tuvo que salir por asuntos de trabajo. –dijo Yunho algo nervioso al recordarlo.

 

 

 

Enseguida, JaeJoong se puso también nervioso; encima iban a estar a solas. Intentó tranquilizarse y cambió de tema para así comenzar con el trabajo.

 

 

 

Básicamente el trabajo estaba siendo realizado en su totalidad por Yunho. El otro chico no podía concentrarse ya que tampoco podía aparte la mirada del menor. Pero es que ese día había algo de especial en él. No supo decir si era su olor corporal dulzón que entraba en sus napias y sencillamente, le encantaba. El olor a chocolate que emitía sus labios. La manera que tenía de respirar con la boca abierta lo cual, a veces, parecía que el chico estaba jadeando. Yunho solamente se había peinado como de costumbre levantando su pelo con gel. Por lo demás, llevaba de esa ropa para andar en casa, ropa ligera y amplía. Una camiseta de tirantes negra que se pegaba a su cuerpo mostrando su cuerpo de infarto y unos pantalones cortos de tela gris que dejaban relucir sus largas y masculinas piernas.

 

 

 

Siempre quedaban muy próximos el uno del otro y JaeJoong no sabía bien si era su culpa o la del otro chico. Igualmente le encantaba estar tan cerca de Yunho, era reconfortante y cálido. El moreno por su parte parecía algo confuso en cuanto a JaeJoong se trataba. Quizás lo veía demasiado como a una chica pero incluso sabiendo que no era una, le seguía gustando, incluso más que la mayoría de las chicas. Pero éste era un sentimiento que intentaba reprimir.

 

 

 

La noche había caído cuando los dos acabaron la tarea. Se miraron con una sonrisa de satisfacción, pero sus rostros demostraban fatiga y agotamiento moral. No tenían muchas ganas de hablar pero hicieron un esfuerzo.

 

 

 

– ¿Qué quieres hacer ahora? –preguntó un Yunho agotado.

 

 

 

– No sé, como quieras, tu hiciste la mayor parte del trabajo –contestó JaeJoong con la mente en blanco, cuando de pronto, se le ocurrió algo–. Simplemente vayamos a cenar, tengo hambre, ¿qué hora es?

 

 

 

– La hora de cenar –dijo Yunho con una sonrisa tras consultar la hora en la pantalla de su ordenador–. Ahora que lo pienso, no hay nada hecho... ¿Pedimos pizza? – JaeJoon levantó su cabeza como el de un ciervo en alerta, le encantaba la pizza, sobre todo cualquiera que fuera picante.

 

 

 

– Buena idea, ¿habrá algo picante? –preguntó un hambriento JaeJoong.

 

 

 

Yunho se encogió de hombros ya que siempre pedía la de barbacoa pero no le importaba la proposición de JaeJoong, si él quería una picante, pedirían una picante. Se sintió extraño ante éste pensamiento. Se levantó de repente de la silla y algo confuso salió de la habitación con JaeJoong siguiéndole.

 

 

 

Miraron por la ventana de la escalera, estaba lloviendo. – Vaya, no recuerdo que hubieran previsto lluvia para hoy –dijo Yunho confuso.

 

 

 

– Sí, me parece que iba a haber tormenta, espero que no hayan rayos... –JaeJoong se puso tímido y no acabó su frase.

 

 

 

– ¿Te dan miedo los rayos? –preguntó Yunho con una sonrisa la cual parecía ir a desbocar en una risa.

 

 

 

– Sí, no te rías... –dijo con voz infantil.

 

 

 

Yunho se rió levemente y luego le revolvió el cabello al otro chico con una mano – Que mono eres a veces... –dijo aún riendo.

 

 

 

Bajaron hasta el salón y encendieron el televisor. Mientras JaeJoong zapeaba en aquella tele, Yunho llamó a la tienda de pizzas y pidió una grande sabor a chile, JaeJoong sonrió satisfecho y se desencogió del sillón; estaba en una extremidad de éste lo más lejos posible del moreno.

 

 

 

– Espera, vuelve al canal de antes. –dijo Yunho interesado.

 

 

 

JaeJoong cambió al canal anterior en el cual estaban echando una película de terror, el mayor no pareció muy convencido por la idea pero Yunho, quien era un fanático de esas películas, miró al pelinegro con una sonrisa maléfica.

 

 

 

– No, no... –protestó JaeJoong.

 

 

 

– Venga, ¿no me irás a decir que también le tienes miedo a éste tipo de película? –provocó Yunho.

 

 

 

– No... Me da igual. –mintió.

 

 

 

Yunho sonrió victorioso, sabía que el chico estaba mintiendo para que no se riera de nuevo de él. Al poco de empezar a ver la película, la cual estaba resultando aburrida, llamaron al timbre. Yunho se levantó, cogió el monedero y abrió la puerta para coger la pizza y entregarle el dinero al chico vestido de rojo quien luego volvió a su motocicleta. Volvió a su sitio en el sillón y se sentó más cerca del otro chico. Luego puso la caja sobre sus propias piernas y la abrió, dejando que el maravilloso olor inundara el lugar.

 

 

 

Empezaron a comer enseguida, casi devorando la pizza con velocidad, tenían más hambre de la que se esperaban. Incluso JaeJoong, quien normalmente no come mucho, ésta vez se comió casi el mismo número de porciones que Yunho. Una vez terminaron la pizza, con el estómago lleno, empezaron las escenas de terror.

 

 

 

JaeJoong sentía que se iba a poner a gritar en cualquier momento y evitaba mirar la pantalla, miró por la ventana cuando justo vio un relámpago surcar el cielo. – Lo que faltaba –dijo asustado. Diez segundo después, se oyó el fuerte sonido del trueno y JaeJoong soltó un quejido para después encogerse sobre el costado de Yunho, quien simplemente sonrió pensando en que el otro era adorable.

 

 

 

Yunho fue a cambiar de canal pensando que ya había torturado lo suficiente a JaeJoong pero justo, seguido de otro rayo, la luz se fue. Se quedaron a oscuras en las en las tinieblas de la noche. JaeJoong parecía soltar lamentos en voz baja y estar apunto de llorar; también le asustaba la oscuridad.

 

 

 

– Lo que faltaba –dijo Yunho para después empezar a blasfemar – Venga, tranquilo, no va a pasar nada... –dijo intentando de reconfortar al otro.

 

 

 

Se escuchó de nuevo el fuerte sonido del trueno y JaeJoong casi se subió sobre Yunho para así abrazarlo con fuerza. El pelinegro cerró sus ojos y hundió su rostro en el hombro de Yunho quien se había quedado en blanco sin saber que hacer. JaeJoong estaba inconsciente y por el pánico del miedo, no se daba cuenta de sus actos. Pero Yunho quien no temía a ninguna de las dos cosas, bueno, aparte de caerse y romperse algo porque no veía nada, estaba aún más confuso; ¿debía corresponderle el abrazo y decirle que la luz volvería? O... ¿debería de ignorarlo? No, eso no iba a ayudar.

 

 

 

– Voy a buscar una linterna o unas velas, cualquier cosa... –decía Yunho.

 

 

 

– No, no, no te vayas, no me dejes solo... –interrumpió JaeJoong aferrándose aún más al otro.

 

 

 

– JaeJoong... –dijo Yunho con voz dulce y calurosa.

 

 

 

El nombrado se sintió de repente reconfortando. Yunho le correspondió el abrazo deslizando sus brazos por la espalda del otro, luego apoyó su barbilla en la coronilla del pelinegro y comenzó a susurrar palabras reconfortantes. JaeJoong tenía el corazón a cien, estaba temblando y llorando, pero no sabía bien si era de felicidad o por el miedo que le daba todo el entorno.

 

 

 

– No te dejaré, no te pasará nada, pero hay que buscar alguna luz, no creo que te quieras quedar a oscuras toda la noche...

 

 

 

– No, no –respondió JaeJoong enseguida.

 

 

 

Yunho pensó rápidamente, acunó a JaeJoong entre sus brazos y lo levantó como si fuera una doncella. El chico se sintió protegido entre aquellos brazos, se resguardó en ellos y escondió su rostro en el pecho de Yunho.

 

 

 

El moreno, quien conocía su casa a la perfección; llegó hasta las escaleras y comenzó a subirlas con cuidado. Una vez arriba, se dirigió a su cuarto donde estaba su teléfono y también recordaba tener una linterna en el cajón de la mesita de noche.

 

 

 

Iba a ir hacia aquella mesita pero de pronto, tropezó con el borde de la cama y ambos cayeron sobre ésta. Eso sí que había sido típico de películas de romance. Yunho cayó sobre JaeJoong a escasos metros del rostro de éste. Lo miró en la penumbra de la habitación y simplemente lo besó. Sus labios cálidos no le respondieron enseguida, el pelinegro estaba sorprendido y pensaba que aquello había sido un accidente. Pero Yunho insistió apretando con fuerza sus labios con los suyos y pidiendo la entrada con su lengua.

 

 

 

Se besaron lentamente a contratiempo, como si tuvieran toda la vida para ello. Los ojos de ambos cerrados, Yunho habría jurado sentir lágrimas cayendo sobre su ojos, lágrimas del otro chico. Se besaron durante tanto tiempo de aquella manera que ni apercibieron que la luz había vuelto. Cuando abrieron los ojos, solo la pantalla del ordenador estaba encendida, una pequeña y tenue luz. Se arroparon bajo las mantas y se abrazaron mientras seguían besándose con timidez.

 

 

 

– Yunho... –susurró JaeJoong cuando tuvieron que separarse ya que el aire les faltaba.

 

 

 

– No digas nada... –dijo Yunho callándolo con un beso corto.

 

 

 

JaeJoong sonrió, se acomodó sobre los duros pectorales de Yunho y simplemente, debido a tantas emociones, se quedó dormido.

 

 

 

– Mí ángel... –susurró Yunho quien no pudo dormir en toda la noche por temor a despertar al otro.


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