Un brillo de esperanza…
…Una oportunidad de caer al pecado.
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Prefiero matar…
… Antes de renunciar a todo esto.
Capítulo 1: Prólogo: Yo lo daré todo.
-¡Ciel!, levántate, ya llego el fiscal…
Ciel, Ciel Phantomhive, ese soy yo, ¿Ocupación?, ninguna, actualmente nada ocupa mi mente más que ciertos eventos en mi vida, en las que incluyen a un cuervo inútil. Sostuve mi pecho por el dolor agudo que se insertaba en este. La chica, si esa, la de cara estúpida y cabello rubio es mi prima a la cual estoy obligada a llamarla “Lizzi”, bueno, esta será la última vez que le llame de esta manera… Será la última vez que le hable de cualquier forma.
-Ya estoy levantado.- Susurré algo agobiado.
Ella me mira con pena ahogada, se lo que quiere decirme, lo intuyo, pero ya es tarde y no puedo hacer nada por ello.
Hace 3 años fui secuestrado, cometí el error de fiarme de un hombre desconocido que jugó con mi inocencia… Me ató y me mantuvo cautivo por dos semanas, dos tortuosas semanas. Al principio creí tener suerte, no me violaba ni golpeaba e incluso se aseguraba de darme comida suficiente, aunque siempre me dejaba en claro que si fuese por él ya estuviese muerto, pero que su superior lo mataría si me llegase a dañar a mí que soy una hermosa gema a ser el hijo de un Canciller o algo así prestigioso. Secretamente agradecía a ese jefe suyo.
Poco tiempo después, me llevaron con él… Y allí lo conocí. Aun puedo recordarlo, su nombre, su tacto, sus palabras que aunque hirientes me excitaban haciéndome descubrir el hermoso mundo del masoquismo.
-Sebastian Michaelis…- Pensé en voz baja. Solo pronunciar su nombre hace que mi cuerpo vibre.
Levanto la vista y veo que Lizzi continúa, se veía algo colorada pero no llegaba a comprender por qué hasta qué…
-C-Ciel… Esto… ¿D-De nuevo tienes esos sueños?
Mi rostro en ese momento era un fina cuadro de “poker”, la miré sin comprender sus palabras pues ciertamente no se a que se debía tal deducción. Miraba a todos lados menos a mí dirección y con una temblorosa mano señalo una parte de mi cuerpo.
-¡Ah!, No veas, no veas.- Le digo cubriendo mi bajes con un cojín. Ella se cubre los ojos y se ríe, a pesar de saber lo que el ocurre ella ríe para tratar de hacer más fácil mi viaje… Aunque verla sonreír solo empeorará el adiós.
Fueron 5 meses después de mi rapto que apenas y hallaron pistas de mí, pero para ese momento, yo no deseaba ser descubierto, Sebastián me había enseñado las ventajas del libertinaje, el cavó muy profundo en mí, me recordó lo que valgo por mí mismo y el cómo puedo hacer que el mundo quede bajo mis pies… Me enseñó a sentir el sueño de una primera vez, porque si, a pesar de mi vida de educación religiosa por parte de mi padre Vincent, resulta que me ha gustado tanto un hombre que en un arranque de pasión entregué mi virginidad anal, y bueno… hasta mi primer beso se lo llevo ese “cuervo” como se apodaba en los bajos mundos…
Pase un año completo con Sebastian, el tiempo se te va volando en notar lo buena persona que puede llegar a ser. 2 semanas después, un delator se infiltro en sus negocios, nos rodearon cuando sebastian hacía un trato con otro Yakuza de bajo nivel o eso pensábamos hasta que nos informaron que era un policía encubierto, me asusté mucho, creí que lo matarían y yo entré en estado de Shock. Creo que fue mi culpa, había debía estar al tanto de eso, por mi culpa le capturaron sin que yo supiese pues aún me encontraba en la inconciencia. Cuando recobré el conocimiento, mi padre muy felizmente me dijo que Sebastian había sido capturado…
Vaya amarga ironía…
Esa noche lloré amargamente, recuerdo haber llorado hasta la inconciencia cuando se dio por la Tv su captura y próximo pasaje en prisión. Creo que algo en mí se había roto… Mi amado secreto, o no tan secreto para esa ocasión sería enviado a prisión por mi propio padre, nunca superé ese episodio, y caí en cuenta de una atroz verdad…
Me había enamorado de mi secuestrador… Del hombre de mis pesadillas…
Limpié mi desastre de cojines y sábanas. Amargamente debía aceptar el hecho de que desde nuestra separación las noches de dulces sueños eran nulas. Respiré hondo y tomé una larga y fría ducha, no podía tardar mucho, hoy me iría, me iría para cambiar mi vida, para no causarle más problemas a mi familia, para no mirar los ojos llenos de decepción de mi padre.
Digamos que después de mi “feliz reencuentro familiar” hice hasta lo imposible por liberar a sebastian, soborno, extorción incluso me uní a una pandilla para que me brindase su ayuda, aunque al final estos fueron más inútiles de lo planeado. ¡Ya lo sé!, Dios… ¡Estuve mal!, hice mal pero… Pero Sebastian él, yo lo amo y quería que volviera conmigo, hice todo… Incluso pactaría con un demonio para devolverlo a mí.
Se me acusa también de secuestro y dos casos de homicidio, aunque yo realmente jamás he tocado un arma de fuego o blanca además de un cuchillo para partir un pastel de cumpleaños. Mi padre me reprendió, más por el hecho de que trataba de salvar a un hombre que seguramente ya se ha olvidado de mi nombre que por hacer todo eso, el amor de un padre definitivamente es ciego. Pero para mi desgracia yo no lo soy, y quedándome con él solo le haré más daño. Aunque no sean ciertas esas acusaciones, no puedo seguir siendo merecedor de tanto amor…
En fin, después de 2 años de cosas horribles de las cuales no me arrepiento -Y de las cuales comienzo a dudar que sigo cuerdo- No tuve más escapatoria, traté de sacar a Sebastian, traté muchas cosas pero ahora…
-Ciel, el oficial ya está aquí, ¿Has recogido todo lo necesario?- Miró a la puerta y el rostro algo pálido de mi progenitor me entristece.
Los rastros de lágrimas secas y amargas aún no se borran, las ojeras víctimas de la culpa paternal. Él es un gran padre, un gran amigo, pero es hora que él también pueda ser feliz como persona. Le sonrió apenado, lo mejor que puedo en estos momentos, nos acercamos y nos abrazamos, nos decimos lo mucho que nos queremos. Trata de persuadirme de nuevo para usar su inmunidad pero no la acepto. Lo siento papá pero… Ya estoy lleno de él.
-Te quiero… Eres y siempre serás mi niño, Ciel, no importa lo que digan, tú eres un buen niño…
Limpio con mis pulgares sus lágrimas saladas, contengo mis ganas de caer en llanto y aceptar el quedarme con él.- Yo también te quiero Papá, pero… Tu niño… Tu niño probablemente ya no se encuentre.- Agacha mi cabeza ante su fuerte sollozo…- Te confesaré que... yo no lo hice pero, será lo mejor, volveré, volveré con tu pequeño niño lo prometo…
Esta es una promesa vacía que se no cumpliré…
Las únicas veces que lo vi llorar fue cuando mi madre murió, a mis 9 años… Y hoy.
La siento Padre, te he hecho sufrir, es hora de que pague estos actos.
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-¿Cómo se declara el acusado?- Preguntó el canoso y barboso hombre de la justicia.
-Culpable… Culpable su señoria.- Murmuró con pesar el abogado de la familia, tal parece su intachable racha de ganadas acabó con esta…
Ya sé lo que dirán… “Ciel ¿por qué dices que eres culpable si eres inocente de esas muertes?” Tal vez si sea su responsable, no directamente pero si yo no hubiese sido un niño estúpido, ellos no…
-Joven Phantomhive, ¿Es eso correcto?- Me mira de arriba abajo despreciando cada parte de mí.
Miro a los lados, a mi padre quién, en su pose orgullosa aguanta las lágrimas que le ha provocado un hijo descarriado, quizás sea lo mejor, quizás, esto sea bueno.
-Es cierto…
Es hora de reconocer, debo renunciar a todo esto…
-Yo los maté… Y si repitiésemos nuestras vidas, haría lo mismo.
-Entonces está decidido, Ciel Phantomhive usted no será juzgado como un niño, así que la sentencia será…
Mi sentencia será amar y llorar, su señoría.
¿Buscabas esto?…
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… Pues aquí morirás, bendita curiosidad...
No sabes por dónde te saldrá…