— ¿Irás a la fiesta esta noche?
No hay una razón real para hacerlo, siquiera me gusta el ambiente de esas reuniones. Finalmente el semestre ha concluido y somos libres de la molesta escuela, y esa es la razón por la que esta noche será de descontrol en casa de quién sabe quién. Comida, música y alcohol, mucho alcohol.
— ¿Por qué habría de hacerlo? — arqueo las cejas, mirando a mi amigo.
— ¿Por qué no, Minho? — abulta sus labios en un puchero y golpea mi brazo. — Será genial.
— Dame una sola razón para ir, Taemin. — cuando veo su sonrisa, me arrepiento.
— Es en casa de Key.
Mierda. Lee Taemin sabe exactamente cuál es la palabra mágica para convencerme de todo.
Camino nervioso de un lado a otro de mi apartamento, consultando la hora cada pocos minutos. «A partir de las nueve», dijo Taemin, pero prefiero irme antes y… y… ¡Ah, demonios!
Suena el timbre y literalmente corro a abrir la puerta.
— ¡Choi! — Jonghyun lanza una de sus brazos sobre mis hombros, haciéndome quedar a su altura. — No podía creer que Taeminnie te convenció.
— Jonghyun, quítate. — aprieta un poco más, riendo. — ¡Jonghyun!
— Ya déjalo, Jjong. — interviene Taemin, arreglándose el flequillo. — Llora demasiado.
— Taemin… — le regaño, inflando las mejillas. — ¡quítame a tu novio de encima!
— No. — me frena, riendo por lo bajo. — Hazlo tú solo.
Kim Jonghyun es una de esas insoportables personas que con su amabilidad se van ganando poco a poco tu admiración, aunque son más las ocasiones donde sólo obtienes unas terribles ganas de golpearlo hasta el cansancio. Aún sigo preguntándome cómo es que Taemin se enamoró de alguien como él.
— ¡Keybum! — grita Jonghyun apenas llegar a la enorme casa de los padres de Kibum, colgándose de su cuello y estampándole un sonoro beso en la mejilla.
Me paralizo bajo el umbral de la puerta y miro a Taemin escandalizado. Hasta donde sé, ellos no se conocen y Kibum aborrece ese tipo de contacto… aunque… ¿por qué se está riendo?
— ¿No te lo dije? — pregunta Taemin, mirándose las uñas. — Son primos.
Ah, así que es eso… ahora comprendo cómo mi amigo conoció a su novio.
Jinki es el primero en acercarse a nosotros, seguido muy de cerca por Joon. Cada uno carga dos vasos de un líquido claro y nos ofrecen uno de inmediato. Iluso resulto al pensar que se trata únicamente de refresco. Taemin sonríe al detectar el sabor del vodka, yo me limito a poner una de esas muecas que tan bien me salen. El alcohol y yo somos malos amigos desde siempre.
— Así que lograste traerlo. — señala el mayor, mirándome con una amplia sonrisa.
— No fue tan complicado como todos creen. — respondió mi pequeño amigo, riendo.
— Ah, ya veo. — rió también Joon. — tienes un as bajo la manga, ¿no?
Es incómodo el que hablen de mí… frente a mí. Si no fueran ellos, posiblemente me sentiría de verdad ofendido. Sin embargo, ellos son así y de ese modo les aprecio.
Me pregunto si diré lo mismo dentro de un par de horas, cuando esté muriendo de aburrimiento…
— Eres un amargado. — me dice Taemin en algún momento con una enorme sonrisa. — pero igual te quiero... — para decir eso, debe haber bebido lo suficiente ya. — o eso creo.
Jonghyun llega hasta nosotros y toma su mano para llevarlo a quién sabe dónde, o tal vez sea que yo no quiero saber a dónde van. Ellos son una pareja realmente extraña, discuten la mayor parte del tiempo que están juntos, pero no dudo de sus sentimientos. Simplemente no puedo.
— Minho.
No debería haber venido. Debí quedarme en casa viendo alguna mala película por cable o escuchando música. ¿Por qué dejé que Taemin me arrastrara a una fiesta?
- Minho, oye…
“Es en casa de Key”.
Eso dijo para convencerme, pero… ¿dónde diablos está Kibum?
¡Ah, maldición!
— ¡Minho! — grita alguien en mi oído y doy un salto. — Estoy hablándote…
Me giro para observarle: se encuentra detrás de mí, con ambos brazos apoyados en el respaldo del sofá (demasiado cerca de mí) y un adorable puchero en sus labios en forma de corazón. La mirada felina se suaviza al notar mi desconcierto y alborota un poco sus cabellos dorados mientras me sonríe de esa forma que siempre he deseado que lo haga, porque es como su sello personal.
— ¿Tan aburrido estás? — pregunta dulcemente, manteniendo la misma postura. — Y yo que pensaba estaba haciendo un buen trabajo con esta fiesta…
— Es genial. — admito avergonzado, desviando la mirada. — pero soy…
— …una de esas personas que no encajan. — termina por mí, incorporándose. — Lo sé, y lo siento.
— ¿Por qué te disculpas? — simplemente no comprendo.
— Estás aquí por mí. — le miro sorprendido, nervioso, sin creer que se hubiese dado cuenta. — Le insistí tanto a Taemin… — ríe un poco, posando las manos en mis hombros. — Quería verte, Minho, quería tener un pretexto para hablar contigo… — desliza las palmas hacia abajo y me abraza suavemente, tan cerca que su perfume me envuelve. — ¿es eso malo?
— No. — suspiro, y alzo la mano para tocar su brazo. — pero, ¿por qué yo?
Hay… algo diferente. Kibum en sí es distinto de cuando le conocí. En aquel tiempo parecía inalcanzable… bueno, no estoy diciendo que ahora no lo sea, pero era muy diferente, como si nada además de él importara. Por eso me sorprendió Taemin cuando dijo que eran amigos, y también Jinki cuando se volvió cercano a él. Ambos Lee tan simples y Kibum tan… tan él.
— ¡Key!
Es cierto, ya no es Kibum… sino que ahora es Key.
— ¡Key, ven aquí!
El dueño de casa, el anfitrión de la fiesta, el dueño del mundo si eso es lo que quiere.
— Debo ir. — susurra en mi oído, soltándome. — Minho, se bueno y quédate un poco más.
Lo observo alejarse con ese vaivén de caderas que a más de uno deja embelesado. Acaso, ¿se da cuenta de lo que provoca en aquellos que le miran y por eso lo hace? Dongwoon le espera algunos metros más allá, sonriente y tan pronto lo tiene cerca, le envuelve la cintura con un brazo y lo pega a él.
— Ese idiota. — se queja Jinki, sentándose a mi lado. — ¡pero que bien escondido se lo tenía! — insiste, palmeándome el hombro. — ¿desde cuándo estarán saliendo esos dos?
— ¿Dongwoon y Key? — alzo la ceja, incrédulo. — pensé que se odiaban.
— ¿No los estás viendo justo ahora?
Es fácil saber cuando a una persona le interesa otra, ¿no?, y vaya que a Dongwoon le interesa Kibum, pero… ¿es mutuo?, porque aunque lucen bien, hay algo que no cuadra en esa imagen.
— Escuché que lo rechazó. — interviene en la conversación Taemin, empujando a Jonghyun al sofá para sentarse en sus piernas. — aunque Dongwoon insiste, ya saben.
— ¿Crees que lo haya convencido ya? — cuestiona Jinki, moviendo la cabeza en dirección del par que bebe con otros chicos más allá.
— Bueno, si lo hizo… — inicia Jonghyun, mirándome. — es porque alguien no tuvo el valor de acercarse primero.
— ¿Qué tratas de decirme? — esto comienza a tornarse extraño.
— Déjalo, Jjong…
— Mi primo estuvo enamorado de ti siempre, ¿sabes?
— Jonghyun… — le regaña Jinki. — no te corresponde a ti…
— Lo que sea.
De repente la conversación ha girado a esto. ¿Cómo es que Jonghyun dice tal cosa?, acaso, ¿es cierto?, ¿es posible que yo le gustase a Kibum?, ¿de verdad?
“Quería verte, quería tener un pretexto para hablar contigo…”
Está decidido: iré a averiguarlo. Pero antes…
Prácticamente le arrebato el vaso a Jinki y me lo llevo a los labios, cerrando los ojos y vaciándolo de un solo trago. No tengo idea qué es, aunque su sabor es más agradable de lo que esperaba. Mis amigos se ríen, especialmente cundo me pongo de pie con un ligero tambaleo y creo escuchar un “eso se sube rápido” de alguno de ellos. No importa.
Camino hacia el lugar donde se encuentra Kibum con sus amigos. Para este entonces Dongwoon ha roto el abrazo en torno a su cintura, pero se mantiene cerca, con su brazo rozando el ajeno. Está loco si piensa que no podemos darnos cuenta de su intención.
Tiro de la muñeca de Kibum y la botella que sostiene va a parar al piso, derramando el líquido claro en la alfombra. Ya habrá tiempo para disculpas en otra ocasión.
— Oye, ¿qué-?
Suelta alguno de ellos, creo que el chico pelinegro. No estoy seguro. Y le respondería de no tener la boca ocupada en algo más, la de alguien más, para ser preciso. Es diferente. Maldición. Es completamente distinto de lo normal.
Yo jamás habría hecho algo como esto, lo juro; y seguramente él me habría golpeado hasta cansarse. Sin embargo, como ya he mencionado, esto no es normal.
Kibum me devuelve el beso tan bien como sabe, pasándome torpemente los brazos por el cuello, robándome el aliento. Le rodeo la cintura de forma posesiva y un “oh, vaya” deja los labios de alguno de ellos ante la escena. ¡Es que sigo sin creerlo!, le estoy besando frente a un montón de gente, sin haber dicho nada antes, sin contarle que me gusta, sin una declaración como la que siempre pensé, sólo porque me he puesto celoso y Jonghyun ha hecho un comentario malintencionado.
— I-Idiota… — jadea tras separarnos, dibujando una pequeña sonrisa. — ¿por qué esperaste tanto?
Juro que nunca podré comprender a Kibum. ¿Por qué parece tan complacido, tan contento, tan…?
“Mi primo estuvo enamorado de ti siempre…”
¡Que imbécil soy!, ¿por qué no pude darme cuenta antes?, ¿cuánto tiempo he perdido?
— Minho. — me llama suave y entonces reparo que estamos solos. — me gustas.
Es distinto. Debería ser yo quien lo dijera, no él.
— Kibum…
Coloca un dedo en mis labios, silenciándome. “Se bueno”, alcanzo a leer en su mirada y asiento, dejándolo arrastrarme hacia el lugar donde se encuentran los demás, riéndose (por supuesto) de mí.
Entonces la fiesta sigue…
… pero ya no tiene esa misma atmósfera ajena ante mis ojos.
Creo que podría acostumbrarme a este tipo de reuniones si él está a mi lado.
— Oh ~ party tonight ~ — canta despreocupado, dejando un beso más en mis labios.
Sí, puedo hacerlo… pero sólo por él.