Si hace cinco años me hubieran dicho que nuestra historia iba a acabar así y que por mi culpa ibas a sufrir daños incontables, seguramente hubiera decidido no conocerte nunca. Y es que cuando piensas que toda tu vida es perfecta, que estás casado con la persona correcta y que nada va a cambiar, siempre pasa algo que trastoca tus planes. Y no puedo evitar preguntarme, Changmin ¿Por qué me enamoré de ti?.
Hoy me encuentro delante del lugar donde permanecerás para siempre, mi querido Yunho y no puedo evitar sentir dolor y odio hacía mi mismo por todo lo que te hice pasar. Me diste tu perdón, pero para mí nunca será suficiente y seguramente, tendré que vivir eternamente con la cruz de haber engañado a la persona que siempre ha creido en mi por encima de todo.
Y así es cómo nuestra historia empezó y a la vez terminó.
Hace cinco años.
Hoy era un día importante en la vida de Yoochun, después de más de cinco años de duro estudio, por fín iba a graduarse en la Universidad de Seúl en la rama de marketing y publicidad. Su sueño siempre había sido el convertirse en una persona importante en el mundo de la publicidad y sobretodo, estaba interesado y mucho en formar una empresa de cosméticos. No sabía muy bien por que, pero desde bien pequeño siempre penso que era un mundo en el que podías hacer muy feliz a las personas. Su padre había diseñado y hecho perfumes toda su vida y algo de ese mundillo se le había quedado, así que siempre luchó duro por darlo todo en sus estudios y lograr todos sus sueños.
Después de la ceremonia de graduación fué a saludar a sus padres que ya le esperaban preparados para tomarse las fotos oficiales de aquel días. Algo más que poder enmarcar en su maravillosa casa y es que aúnque poseían una gran fortuna, nunca se habían dado aires de grandeza y siempre habían sido lo más normales. Era por eso que Yoochun era muy querido entre sus compañeros ya que siempre había sido un chico sencillo y muy simpatico. Además de moderno y guapo, todo hay que decir.
- Estás guapísimo hijo mío.
- Eso es porque me miras con buenos ojos mamá – respondió el sonriendo.
- Aún así lo estás, me alegro mucho de que hayas conseguido todo esto, te lo mereces – añadió su padre.
- Gracias a los dos por haberme ayudado tanto.
Ahora era el momento de empezar a trabajar en el mundo y para ello no había pedido la ayuda de nadie. Decidió irse al extranjero para empezar desde lo más bajo en una pequeña empresa londinense, aunque con mucho prestigio en el país. Una semana después de haber terminado la carrera y haber recibido su merecido descanso, empaquetó las cosas que se iba a llevar y preparó su maleta. Su madre aunque se encontraba algo triste estaba muy orgullosa de que su hijo no hubiera sido el típico niño rico que pide todo a sus padres para conseguir sus deseos.
Pero es que para Yoochun eran así de sencillas las cosas, “si no lo haces por tí mismo, nunca conseguirás tus propios logros” esa frase siempre la tenía en cuenta y le había acompañado practicamente durante toda su vida. Y era el momento de empezar a cumplir todos esos sueños que tenía.
Una vez llegó a Londres no tardó en adaptarse al clima, las gentes e incluso el idioma. Gracias a los ahorros de su vida y a algo de dinero que sus padres le había dado en contra de su voluntad consiguió mantenerse los seis meses que estuvo de aprendiz en la empresa. Aprendió muchisimo y se enamoró mucho más de la profesión que había elegido.
Pero hubo algo más que en aquel lugar le cambiaría la vida para siempre y es que casi un año después de su su estancia en aquella ciudad conoció al que el iba a considerar el amor de su vida.
- Yoochun, dime que todo está listo para el anuncio – preguntó uno de sus compañeros.
- Tranquilo Jonghyun que todo está listo, ya llevo aquí un año ¿lo olvidaste?
- Claro que no, pero es que este trabajo va a ser crucial para la empresa – continuó diciendole su compañero con mucho agobio.
- No te procupes tanto anda, que tengamos un jefe que exige mucho no quiere decir que todo vaya a salir mal siempre, aprendí de mis errores del pasado – Yoochun sonrió y le guiño el ojo – anda vete si quieres que yo mismo iré a supervisar todo.
Yoochun se dirigió a la sala donde se iban a tomar la sesión de fotos para la nueva campaña de cosméticos para hombre y nada más entrar su corazón dió un vuelco cuando vió a aquel modelo. Era alto, moreno y coreano como él. Observó como posaba ante la camara y después se acercó hacía allí.
- Toma... – dijo aún mirando al chico – este es el calendario que hay que seguir para el anuncio.
- ¿Estás bien? – le preguntó el fotógrafo.
- Si, esto – y Yoochun volvió a la realidad – tranquilo no pasa nada, solo vine a traer esto para hacer el trabajo como el jefe ha pedido.
De repente y sin que se lo esperaba mientras seguía mirando a aquel chico, este le correspondió la mirada y le sonrió de forma dulce y concisa.
Esa fué la primera vez que Yoochun y Yunho se encontraron. Después de esa vinieron muchas más hasta que comenzaron a salir y se convirtieron en pareja estable un año después. Cuando ya habían pasado dos años desde que Yoochun se fué de Corea a Londres, el chico ya había aprendido todo lo necesario para volar sólo y crear su propio camino. Todavía no tenía claro si iba a fundar una empresa o iba a trabajar para alguien, pero lo que tenía claro es que ahora que estaba con Yunho todo sería más fácil y sobretodo más divertido ya que con él podía contar siempre que quisiera para trabajar.
En Londres vivieron una experiencia maravillosa y era hora de llevar su relación mucho más lejos. Ambos decidieron irse a vivir juntos a Seúl y no tardaron en hacerlo. Ahora su nueva vida comenzaría y estaba orgullosos de poder hacerlo juntos.
- Ya está – dijo Yunho mientras terminaba de colocar algunas cosas de las cajas en los muebles que habían comprado para su casa en Seúl - ¿te gusta como quedó?
- Cariño, todo lo que haces me gusta.
- Bueno, eso es verdad – y ambos rieron.
Y mientras los dos vivían sus primeros días viviendo juntos en Corea, la persona que trastocaría todos sus planes se encontraba en su empleo a media jornada para poder costearse los estudios de Secretariado que estaba realizando, soñando que algún día podría tener una mejor vida de la que ahora podía disfrutar.