La noche ya había caído. Los chicos de la banda se hallaban reunidos en el estudio, como era costumbre, adornando el lugar alegremente, entre risas, chistes y anécdotas, con luces, guirnaldas, algo de muérdago y otros artículos navideños.
-¡Listo! Las luces nuevas ya están ubicadas- Bromeó Mr Hahn terminando de envolver casi por completo a Brad con ellas. El muchacho delgado y de peinado afro forcejeaba inútilmente, y perdiendo el equilibrio cayó al suelo con un fuerte ruido de cristales rotos.
-¡Eres un estúpido Hahn! Ahora las luces se han roto…- Se quejó Phoenix que miraba la escena subido a unas cajas. Momentos antes se encontraba adornando con guirnaldas rojas y verdes toda la habitación. Suspirando se bajó, sacó una pequeña y gastada caja de cartón de su mochila y dijo- Es una suerte que haya traído estas desde mi casa. Lindsey compró unas nuevas así que no tenía problema alguno en que las trajera para usarlas aquí…
-No pasa nada Phoenix, son solo luces.- Se defendió Mr Hahn revoleando los ojos; odiaba cuando su amigo se hacía el maduro cuando todos sabían que aún dormía con su querido conejito de peluche al que llamaba “Tessi”. Hahn sabiendo que lo fastidiaba cuando sacaban el tema, le preguntó con una sonrisita- ¿Y cómo está Tessi? ¿Puedo algún día ir a tomar el té con ustedes?
Dave se sonrojó y fingiendo estar revisando el enchufe de las lucecitas, contestó:
-Cállate. Yo no tomo el té con Tessi.
-¡Ay claro que sí lo haces!- Se burló Hahn, fastidioso.
-¡¿Qué nadie piensa ayudarme?!- Protestó Brad, que tirado en el suelo, no había logrado desenredarse aún. Entonces Mike, recién llegado y entrando en el estudio, corrió en su ayuda.
- ¡Brad! ¿Qué te pasó?
-Fue… el maldito… cerdo de Hahn- Contestó Delson entrecortadamente y tratando de liberarse.
-Ya.
-Gracias Mike.
Mike se incorporó, y mirando a su alrededor se dio cuenta de la ausencia del hombre al que realmente esperaba encontrar allí. Se desabotonó el largo abrigo que llevaba puesto y se lo quitó despacio, pensativo. Luego eligió la forma más casual de preguntar por él sin que se notara su gran interés.
-Hola chicos… Veo que faltan Chaz y Rob, ¿Les avisaron si venían?
-Sí, a mí me avisó Rob. Dijo que venía más tarde, porque supuestamente tuvo un problema con su padre- Informó Dave verificando el mensaje en su celular.
-Ahhh… Bueno, esperemos que pueda venir. ¿Y Chaz?
-Chaz… Él siempre llega tarde a todos lados, ya sabes. Hasta que hace lo que sólo él sabe…
-Y lo peor es que siempre llega a medio vestir.
-Sí, cómo el jueves pasado, cuando vino con la corbata alrededor de la cabeza y sus medias como guantes- Recordó Brad riéndose.
-Bueno, eso no fue lo peor. Cuando se vino en pijama, esa sí que me hizo gracia- Dijo Mike también recordando.
-Ese chico sin dudas está perdido sin Samantha- Se escuchó una voz suave, una voz que hacía temblar las manos de Mike por los nervios. Shinoda suspiró brevemente antes de ver el rostro y el cuerpo de aquella voz llegar hasta ellos, balanceando sus cabellos lacios al compás de su caminata. Fue a Mike a quien le dedicó su primera sonrisa a modo de saludo, y burlón le dijo:
-Y tú cállate Shinoda, todos sabemos que le tienes ganas al pobre de Chaz… Opino que hasta te ha gustado verlo en ropa interior. Por eso recuerdas eso con mucho cariño…
-Es verdad, y alguno de estos días lo violará- Aseguró Hahn.
-Ya lo ha violado miles de veces con la mirada- Continuó Brad.
-¡¿Hey y yo no tengo derecho a defenderme?! Yo no le tengo ganas a Chaz- Dijo molesto y cortante Mike, sentándose en una butaca.
-¿Ah no? ¿Y a quién le tienes ganas entonces?- Le preguntó Rob coqueteándole. Mike no respondió y se bajó la visera de su gorra para disimular lo colorado que se había puesto. Sin embargo la charla no quedó ahí. Rob se acercó y se agachó, para poder mirarlo por debajo de la visera. Mike, intimidado, se sonrojó aún más al verlo tan cerca suyo. Bajó tanto la visera que se le salió la gorra de la cabeza y sus mejillas encendidas quedaron al descubierto.
-Mmm ¿el raperito está colorado?- Dijo Rob dándole una palmada en la espalda- Vamos Mike, ¿No nos vas a decir quién te gusta? Es obvio que hay alguien, siempre lo hay.
Mike transpiraba y respiraba con dificultad, Rob todavía estaba a escasa distancia de él. Lo estaba tentando, sin saberlo. No quería cometer ninguna locura enfrente de todos los chicos, así que se levantó bruscamente de su asiento y se puso a ayudar a Phoenix con las luces.
-Dah, ya lo dirá cuando no se sienta presionado- Dijo Brad observando cómo su amigo trataba de ayudarle al pelirrojo, pero sus manos sudorosas lo impedían. Después observó como Rob se sentaba en la butaca que Mike había abandonado, y se dedicaba cómodamente a admirar a Shinoda con su mirada penetrante. Él era muy observador, y se dio cuenta enseguida, hacía varias semanas atrás, de lo que sucedía entre aquellos dos jóvenes sinvergüenzas. Y los iba a ayudar, de alguna forma los iba a ayudar a que se acercaran.
Cuando estuvieron satisfechos de la decoración del lugar, se pusieron de acuerdo para encargar unas pizzas y cenar allí, entre todos.
-Muy bien, vamos chicos. Dave y Hahn, acompáñenme.
Ante eso, Mike miró instintivamente a Rob, que también lo miraba en ese momento. La emoción se apoderó de él. ¡Por fin iba a estar a solas con Rob! Y lo mejor de todo era que parecía pura casualidad, él no había tenido que mover un solo dedo. Pero la verdad era que su buen amigo Brad lo había ayudado.
-¿Qué? ¿Y por qué nosotros?- Protestó Hahn, que ya se había acomodado con su laptop arriba de sus piernas subidas a una silla.
-No seas aplastaculos Hahn, que ya estás bastante gordito y no te vendría mal hacer ejercicio- Contestó Brad, aprovechando para atacarle en venganza por lo de las luces.
El DJ entrecerró sus ojos. Aquello no le había caído nada bien.
-No tengo problema ¡A la pizzería y más allá!- Exclamó Dave divertido.
-¿Y más allá? ¿Adónde quieres ir?
-Fue solo una broma Brad, ¿no captas el sentido del humor?
-Ya déjense de pavadas, y vamos de una vez… ¡Oh Chaz!- Dijo alegre, al ver entrar al cuarto al chico de pelos rubios y pircing en su labio inferior.
-¿Llego tarde? Recién me desperté- Saludó Chester todavía con cara de dormido.
-Muy tarde, ya hemos decorado ¿Lo ves? ¿Qué te parece?- Quiso saber Dave saludándolo con un corto abrazo.
-¡Quedó muy bueno! Me encanta, lamento no haber participado… No duermo mucho últimamente…- Comenzó a disculparse Chaz con tristeza. Pero Brad lo interrumpió diciendo amablemente:
-Lo entendemos Chazy. Ahora… ¿Quieres venir con nosotros? Sé que acabas de llegar, pero… Si no nos acompañas, Mr Hahn empezará con sus bromas pesadas. Sabes que él me odia- Trató de convencerlo haciendo puchero.
-Pero Brad… Estoy muy cansado y… Me gustaría echarme un poco por ahí.
-¿En serio no contaré con tu protección esta vez?- Siguió Delson queriendo hacer que se sintiera culpable.
-Pues no, lo lamento Brad, pero esta vez no me pondré delante de ti para recibir un puñado de papas fritas por ti- Contestó Chester impasible. Pues una vez, en un arranque de furia por parte de Joe, Chaz había terminado empapado en kétchup, mayonesa y papas fritas pegadas a su cabello y cara.
-Tú te lo pierdes. Apuesto a que esas papas fueron las mejores de tu vida- Comentó Hahn con orgullo, metiéndose en la conversación de ambos amigos.
Se fueron cerrando la puerta y armando alboroto por todo el pasillo, hasta la salida.
-¡Holaaa!- Saludó Chaz al baterista y al rapero, que ya estaban entablados en una tranquila conversación. Ambos lo saludaron algo cortante, por la interrupción, pero por suerte Chester ni siquiera lo notó- Chicos ¿Les molesta que vaya a dormir por ahí? Tal vez en el cuarto de al lado, donde grabamos… No quisiera molestarlos, dicen que ronco muy fuerte- Contó él sacándose la campera y llevándosela para el dicho cuarto.
-No hay ningún problema Chaz- Y agregó en susurros mirando a Mike- Mejor así…
Mike sonrió. Cuando se quedaron solos se puso algo nervioso. Desde que empezó a sentir cosas diferentes por su amigo nunca había tenido una posibilidad de estar a solas. Hubo un incómodo silencio, que Rob quebró:
-Mike… Creo que es hora de que arreglemos ciertos temas.
-¿Ciertos temas?- Se alarmó el otro entre sorprendido y asustado. ¿Se habría dado cuenta de lo mucho que lo observaba? ¿Qué haría si se lo insinuaba?- Ciertos temas… ¿De qué hablas?
-Si… Mike, yo… Hace tiempo que…- Comenzó Rob intranquilo, sin saber si decirle o no. Pronto se sonrojó y posó una mano en su nuca, sin saber qué hacer. Más la mirada insistente de Mike lo agobiaba.
-¿Qué pasa Rob? Me asustas un poco…
-Yo también estoy asustado ¿Sabes? Es que… No sé si decirlo…- Dijo incómodo Rob. Ya había metido la pata y no se le ocurría que decir para zafar del momento.
-Ok, me lo dices luego porque… porque yo tengo algo que decirte primero- Se decidió Mike pálido como la pared del estudio.
-Te ves muy mal, ¿Estás bien?- Dijo Rob tranquilizándose y aproximándose más a él, para verificar si tenía fiebre tocándole la frente. Ante ese contacto Mike se estremeció. Rob lo miró sorprendido. Shinoda tomó la mano del otro y la apartó de su frente, para entrelazar sus dedos con los del otro.
-Rob, escúchame con mucha atención. Mira, yo te amo. Ya lo tengo en claro, no estoy confundido. Te lo puedo asegurar. ¿Tú me amas? Solo dime que sientes. No importa si…- Las farfullas de Mike fueron acalladas por Rob, quien le puso un dedo sobre sus labios y, animado, se acercó mucho más al rapero. Ladeó un poco la cabeza acercándose a peligrosa distancia del otro, que estaba quieto como estatua. Mike, paralizado, se dejó besar por el baterista. Pronto se hubo entusiasmado con aquellas caricias del otro en sus labios, y también se sumó a la acción. Aquello que había empezado por un simple beso, se estaba convirtiendo en otra cosa mucho más lujuriosa. Nadie lo hubiera dicho, pero las manos del de pelo lacio, acostumbrado a tocar con ellas la batería, se deslizaban con asombrosa sensualidad debajo del buzo del de ojos rasgados, que excitado a causa de ello, lo besaba con locura. Al escuchar los altos ronquidos de su compañero de banda, que ahora se encontraba tirado sobre unas sillas y tapado con su propio abrigo en la habitación contigua, se animaron a más. Presuroso, Mike se estiró para cerrar con suavidad la puerta de donde estaba Chaz, y volvió a su labor. Sin embargo, Chester se despertó bruscamente. Y al no poder volver a pegar un ojo, se desperezó y se decidió a volver junto a los chicos, para hablar un rato. Solo tuvo que girar la manija y pararse en el umbral, para ser espectador de aquella erótica escena que sucedía ante sus ojos. Mike y Rob estaban tirados en el suelo, con muy pocas prendas y llenándose de besos, chupetones y mordidas uno al otro.
-¡O-oh! ¡Lo siento mucho, ya me vuelvo a encerrar!- Dijo Chester con los ojos como platos, y totalmente impactado, pues nunca se hubiera dado cuenta que aquellos dos se deseaban en secreto. Pero sus dos amigos, totalmente avergonzados, rápidamente se apartaron y se colocaron sus ropas en silencio, tan rojos como los calcetines que ahora colgaban de varios de los instrumentos de la sala.
-N-no hace nin-ninguna falta Chaz…- Balbuceó Mike queriendo que se lo tragara la tierra.
-Sigan con lo suyo ¡Prometo no volver a entrometerme! Fue un accidente… oh carajos, no sabía que eran amantes y se daban en secreto…- Dijo Chester aún consternado.
-No Chester. Yo… Yo me voy- Dijo Rob molesto y avergonzado. Era la segunda vez que los interrumpía, y no pensaba perdonarle aquella vez, porque estaba seguro de que era su única oportunidad y nunca volvería a presentársele.
-Oh, perdónenme, de verdad. No quise… Arruinarles la… la fiesta- Dijo Chaz con la cabeza gacha. Se sentía un chismoso por haberlos visto de esa forma.
-Esto es perturbador e incómodo- Dijo Michael.
-¡Tranquilos! No les diré nada a los chicos si así lo desean, su secreto está a salvo conmigo.
-No tenemos ningún secreto. Mike, me gustaría verte más tarde… En serio, me voy- Dijo Rob sonriéndole a Mike y saludando a Chester.
-Ok…
Se fue. Mike desilusionado se dejó caer sobre una silla, y pensó en lo reciente. Nunca se hubiera propuesto que su amor secreto le fuera correspondido. Pensó en el tiempo que había pasado, confundido y desesperado al descubrir que aquel tipo, obsesionado con su batería, le gustaba. Aliviado suspiró, sin percatarse de que Chester estaba allí, observándolo.
-Mmm… ¿Quieres que te deje solo?- Vaciló Chester confundido.
-Ummm…- Titubeó Mike, pero no tuvo que contestar nada porque los chicos ingresaron en el cuarto, armando más alboroto del que sería posible entre tres personas.
El resto del tiempo transcurrió normalmente, entre bromas y divertidas charlas, como era costumbre, pero con la falta del baterista. Cuando ya todos se despedían, Mike sintió vibrar su celular. Lo revisó y vio que tenía un mensaje de Rob. Con el corazón latiendo a toda velocidad, lo leyó entre grititos de alegría. Ya estaba solo en el estudio. Rob iría y la pasarían genial. Corrió a mirarse en el espejo, chasqueando la lengua y luego riéndose, se examinó los chupones que la pasión le había dejado como huella. Se estaba lavando el rostro para despejarse, cuando escuchó tres golpes en la puerta. Era él. Ya había llegado. Tratando de respirar con normalidad, fue a abrirle.
Pero la persona que estaba esperando al otro lado de la puerta, no era la que Mike hubiera preferido que fuera. Si era Rob, pero era una persona muy distinta de la que había visto horas antes, allí mismo. Su rostro no auguraba nada bueno. Con tranquilidad pasó y cerró la puerta. Después se volvió hacia él con el corazón destrozado. Lo que iría a decirle no era nada agradable. Pero aún así tenía que hacerlo. Respiro hondo y habló con gravedad:
-Mike… Lo de antes, olvídalo. No podemos estar juntos, aquello… Aquello fue una locura. Recibí una llamada de Bella hace una hora. Vuelve mañana por la noche. Nos reconciliamos. Estamos juntos… De nuevo…- Terminó lentamente y con su mirada triste.
Mike escuchó todo aquello con terribles ganas de llorar y de golpear al otro. Pero no hizo nada de eso. Sino que se quedó callado, con la mirada perdida.
-Mike, di algo por favor… Yo te amo, te amo…- Dijo el baterista tomando la cara del otro entre sus manos, y derramando lágrimas. Pero Mike lo apartó con brusquedad y dramatismo. Estaba enfurecido.
-¡NO VUELVAS A DECIR QUE ME AMAS NUNCA MÁS!- Bramó respirando agitadamente. Pateó algunas cosas para desquitar su bronca y no golpear al hombre que tenía enfrente- Imbécil- Murmuró antes de agarrar sus cosas y largarse de allí.
Los días próximos a aquella difícil situación, fueron verdaderamente complicados. Pero dicen que con el tiempo las heridas se curan… Y por lo menos delante de los otros miembros de la banda, Mike y Rob se comportaban como siempre, como si nada hubiera ocurrido jamás. Pero cuando la noche cae en el estudio, y todos se van, nadie sabe qué es lo que sucede ahí dentro, pues el baterista y el rapero, son los últimos en irse… Y apagar la luz.