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Seven Days. por Scarlett_Rose

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Notas del fanfic:

Hola. Este es mi nuevo proyecto, no estaba muy convencida en crearlo, pero estuve leyendo muchos mangas y no pude evitarlo, bueno quiero decir que tengo algunos capítulos ya hechos, y también cambie algunas cositas.

S.R.

Notas del capitulo:

Titulo: Seven Days.

Anime & Manga: Vampire Knight & Vampire Knight Guilty / Seven Days.

Autor: Matsuri Hino / Takarai Rihito (Arte) & Tachibana Venio (Historia)

Pareja: Kaname x Zero.

Resumen: Si te confiesas en lunes, Kaname aceptara salir contigo durante una semana, al finalizarla, él dirá lo siguiente: “No pude enamorarme de ti. Rompamos.” Impulsivo y curioso, Zero le propone que salga con él. Lo que no imagino Zero es que Kaname si se tomo enserio su propuesta.

Ahora tienen una semana para que el amor surja entre ambos.

Capitulo I. Lunes

Acomodó el codo contra el pupitre, viajando el lapicero entre sus dedos, con la mirada perdida en la pizarra vacía. Ya que tenían hora libre los alumnos no podían estar quietos en sus respectivos lugares, era como una misteriosa necesidad de andar vagando de aquí para allá. ¿Qué más puede haber para amar? ¿Todo debe ser meramente físico?.

— ¡Eres hombre!. C-con que te guste mi cara… mis piernas… o mi pecho. ¡Eso es suficiente!. —grito Sara con los ojos llenos de lagrimas, el maquillaje estaba corrido dando una penosa imagen.

Giró el lápiz entre sus dedos, cambiando de dirección la mirada. Mirando a la ventanilla de alado, más allá de las nubes, del cielo. Bajó la mirada al primer piso, afuera había más alumnos, al parecer no eran los único es perder clases estúpidamente. Prefería estar ocupado con todos esos trabajos pesados que dejaba Yagari-Sensei así no estaría pensando en idioteces… Como ahora.

— ¿Por qué continuo persuadiéndote…?. Por qué eres hermoso, lindo… perfecto.

Frunció el seño, juzgar sólo por el físico, al parecer no solo los hombres son superficiales. A Sara no le gustaba como persona, es más apostaba que ni siquiera le conocía, si le hubiera tomando tiempo en conocerlo sabría que a pesar de la cara bonita, él está podrido por dentro. Cerró los ojos y comenzó a bostezar ruidosamente. El golpe sordo inundo a todo el salón, ya que el salón estaba medio vacío, no hubo mucho alboroto.

— Aunque no lo parezca, eso duele. ¿Qué se supone que pasa ahora, María? —preguntó con un gruñido oculto posando su mano en la nuca, girando el rostro para ver a su compañera. Con esa figura pequeña y adorable. La peliazul acomodó su mano sobre su cadera como jarra—, ¿Por qué me has pegado?…

— Zero… —dijo ella con esa voz suave y dulce, sellando los labios del peliblanco con el bolígrafo que llevaba en mano—, Tenia que cuidar tú desliz. Como haces cosas como bostezar cuando tienes una cara tan bonita. Ese comportamiento no va con tú físico.

Zero pestañeo ligeramente, mordiendo su lengua para no decir algo fuera de lugar. Recargo de nuevo el codo contra la mesa y en su palma descanso su mejilla.

— Ya, ya, comprendo. —dijo aburrido mandando por tubo las cosas que decía la joven.

— Zero, tú nunca escuchas los consejos que te dan. —reprocho recargando la cadera contra la butaca del ojiamatista. Ladeo la cabeza haciendo balancear ese hermoso cabello azul platinado que portaba—, Si sigues así, Shirabuki-san dejara de cortejarte.

El sólo nombre de aquella chica le provoco escalofríos. Entrecerró los ojos con un semblante distraído.

— Gracias por la preocupación pero no creo que debas preocuparte más por Shirabuki.

María dejó de ver la puerta, posando los ojos sobre el peliblanco. Zero estaba con la mirada en su cuaderno, garabateando dibujos abstractos. Levantó la mirada por pura intuición, azul pálido y amatista se encontraron.

— ¿Por qué?

— Por que no es mi tipo. Además cuando le pregunte la razón por la que me buscaba, ella me respondió “Por que eres hermoso, lindo, perfecto” —hizo una pausa dejando de garabatear—. Después de hablar dijo que no era la persona que pensaba.

— ¿No te lo he dicho ya?.

— Es culpa de ella y todos por asumir como soy. —dijo cansino, siempre era lo mismo. Zero procuraba no involucrarse con el resto de alumnos, si no le buscaban podía ser alguien tranquilo, distante, quizá pero al final tranquilo. Sin embargo si lo que querían eran cabrearle, no sabían lo que buscan entonces.

— Bueno, creo que no puedes culparla. En tú caso hay una gran brecha entre tú fisico y tú personalidad —llevo su mano hasta su rostro, recargando los dedos sobre su mejilla—, Es casi una estafa, príncipe de hielo. Mmm, a veces cuando tensas tú arco te veo hermoso, y aunque conozco perfectamente como eres, me sigo pillando con aquel pensamiento… ¿cómo puedo describirlo?. Supongo que una aura de tranquilidad te rodea. Después está tú cara, haces que parezcas un príncipe con el que chicas ingenuas fantasean. —sonríe— Esa imagen te perseguirá hasta que dejes el club de tiro con arco.

Chasqueo la lengua, desviando la mirada. No iba a dejar el club aunque fuera el causante de todos sus problemas, cuando era más joven la odiaba, y le parecía aburrida, sabía sólo porque era el deporte preferido de Ichiru y Zero practicaba con él para que Ichiru no se sintiera solo. Había ingresado a la Academia Cross, por situación personal, no, era más por una situación especial, que no gustaba de explicar. Un lugar construido en un famoso barrio, originalmente eran una escuela sólo para chicas provenientes de familia adinerada, hasta que hace dos años lo hicieron mixto. Desde entonces empezaron a ingresar hombres, aunque el alumnado femenino continua siendo aplastante. Aún la mayoría de alumnos son niños mimados que no saben nada del mundo, con extraños ideales de las personas y que sólo saben elegir a primera vista, acostumbrados a tener todo lo que desean y a que se haga lo que ellos quieren, había de suponer que alguien como Zero nunca encajaría en aquel sitió.

— Las chicas de aquí… Deberían meterse en la cabeza, que los chicos perfectos sólo existen en los Mangas. —dijo con un suspiro la joven. El peliblanco fijo las pupilas amatistas sobre su amiga, sí estuviera buscando una relación, en verdad gustaría salir con alguien realista como ella. Aunque la imagen de hermanos que tenían de si mismos era más fuerte, además sabía que ella se merecía alguien mejor. Pestañeo lentamente y no pudo evitar sonreír, quizá las escasas sonrisa del peliblanco eran también aquello que seducía al resto.

— ¡Hey, chicos! —grito Takamiya quitándose los lentes de lectura—, ¿Quieren pedir pizza? —el sub-presidente de clase les mostró el cupón de Pizzas que hace una semana el salón había adquirido.

— Sí, sí —respondio María cruzando los dedos detrás de su espalda, inclinando el pecho levemente hacía enfrente. Kaito amplió la sonrisa y se acercó dejando el cupón sobre la mesa de Zero, apoyo la mano contra la madera y se inclino para observar las pizzas que iban a elegir.

— Yo quiero… Mmm, ¿qué debería elegir? —murmuro María con la mano sobre su mejilla. María es como una fina muñeca, con detalles delicados. Ella es hija única de la prestigiosa familia Kurenai—, ¡Ah! Comamos la de berenjena y carne picada.

— Por mi está bien. —dijo Zero aún viendo el cupón. Casi no comía Pizzas y de todas la más pasable era aquella que María había encargado.

— Kuran… vendrá hoy. Estoy preocupada, quizá se enfermo… ¡Es karma! Ju-justamente hoy debía enfermar. —chilló la joven de largas trenzas castañas. Zero bufó y las ganas de cerrar la ventana no faltaron, escuchar siempre sus suspiros reprimidos era algo insoportable.

— Mmm, cierto. Parece que Kuran-kun no vendrá hoy. —concordó Kaito aflojando el nudo de su corbata. Ya que era el sub-presidente de la clase le pedían tener una imagen perfecta, portar correctamente el uniforme, aún cuando el castaño se sentía asfixiado.

— ¿Kuran?… —entrecerró los ojos, aquel apellido le sonaba, ¿podía ser…—, ¿Te refieres a Kuran Kaname, de primer año?.

— ¡Bingo! Kuran practica tiro con arco, ¿no? —Kaito amplió su sonrisa— ¿Son amigos?. Wao, Zero no pensé que fueras tan sociable, imagine que sólo Kurenai-san y yo teníamos aquella ventaja.

— No lo somos —siseó el peliblanco con el seño fruncido—, Solamente somos conocidos por el club. Aunque él no suele venir a practica.

— Mmm, mira todo un caballerito vago. Hoy es lunes, ¿no? —Zero meneó la cabeza en afirmación, ¿qué rayos importaba el día?—, El día en que dirá “Sí”. Y al final de la semana, le dirá a su pareja justo esto:…

“No pude enamorarme de ti. Rompamos.” —la frase fue robada y terminada por María, una María extrañamente ausente.

— Mmm, cierto, eso me recuerda… Kurenai-san, tú…

¿Ella?… ¿qué?. La peliazul sonrió encantadoramente, enrollando un mechón de cabello en su digito delgado, después ese mismo mechón fue acomodado detrás de su oreja—. Sí, salí con él exactamente hace un mes.

Zero arqueo una ceja, y ahora si bufo ruidosamente ocultando el posible enfado por el que estaba pasando. María continuaba con aquella aura encantadora a su alrededor.

— ¿Por qué pareces tan orgullosa por ello?.

— Por qué… sentí que me había ganado un tesoro cuando eso paso. Y bueno quede en shock al finalizar, pero nadie me quita los buenos recuerdos que tengo. —respondió ladeando el rostro aún con las mejillas coloreadas de un suave carmín.

— Como sea, los chicos normales como yo nunca entenderán a la gente tan popular. —dijo Kaito dramatizando con movimientos de ambas manos. Zero le miró fastidiado, Kaito Takamiya era popular pero le daba directo a su orgullo saber que un chico de primero era más popular contando que el iba en tercero—, ¿Qué tipo de persona es ese Kuran Kaname?.

Zero sacó su móvil para marcar el numero de la pizzería y encargar la orden, dado que nadie parecía querer quitar el dedo del renglón llamado: Kuran. ¿Qué clase de persona era?. No sentía motivó para responder, no le conocía, no le hablaba así que no tenía derecho a dar una opinión simplemente por su apariencia. Después de todo ese era el tipo de personas que odiaba.

— Es guapo. —respondió María dando a conocer el pensamiento que rondaba a todas las féminas de la Academia.

— Kurenai-san. Eso… no necesitaba que me lo dijeras, puedo deducirlo con solo mirarle. —siseó Kaito haciendo un sutil puchero. Miró al -ahora- asiento vació que tenía enfrente. Giró para localizarlo, acostumbraba a no dejarle nunca solo aunque Zero le jodiera. Le prometió a Ichiru que siempre estaría con Zero—, Ey, Zero. ¿Adónde vas?.

— Ya ordene, y alguien debe ir a recogerlas, ¿no?. Le dije al repartidor que las recogería delante de la puerta de la Academia. —comentó inclinando la cabeza a su izquierda, viro para emprender el camino a la salida, el alumnado parecía calmarse de momento sin embargo aún podía escuchar el apellido Kuran por todos lados, al parecer iban a buscarle hasta por debajo de las piedras. Bajó la mirada para bajar peldaño por peldaño de las escaleras, después tomó el pasillo más largo hasta llegar a la puerta de Cross.

Recargó la espalda contra la pared de concreto, con la mirada puesta en el azulado cielo y poco a poco sin notarlo se dejó caer hasta estar sentado. Su mente voló hacía una persona en la que no debería estar pensando. Nunca se había interesado por él, pero ahora tampoco podía negar aquella ligera curiosidad que nacía muy en el fondo

«“Los chicos normales como yo nunca entenderán a la gente tan popular”. De algún modo. Siento como si alguien me hubiera dicho algo como eso antes… Aunque fue diferente a la de hoy

Metió la mano dentro de su saco para sacar su móvil, verificando la hora. Por mera costumbre, ingreso a la bandeja de mensajes.

De: Ichiru.

Asunto: Cita

—————————————

No puedo esperar para la cita de mañana.

Zero, si me das plantón esta vez, no te perdonaré.

Fin

Continuó con las pupilas amatistas en aquella foto que venía al finalizar el texto. Sonrió, Ichiru siempre se quejaba de lo poco fotogénico que era, sin embargo en está había salido muy bien, con la mirada puesta en la cámara, el rostro levemente inclinado y aún portando el uniforme, «Que vago». Cerró el móvil intuyendo que aquel vehiculo que se acercaba a toda prisa era el repartidor, aunque comúnmente siempre llegaba en una motocicleta, ¿nueva forma para no perder tiempo?. Como fuera mejor esperaba a que llegara completamente.

Su semblante pensativo cambio por uno de ligera sorpresa, y no necesariamente al ver el modelo que traía el repartidor. Era más por ver llegar al chico que inundaba -sin permiso- sus pensamientos. Kaname salió, sonriendo dulcemente hacía su acompañante, cuidándole con la mirada hasta perderla de su campo visual. El castaño camino a la entrada, fijándose por primera vez en el peliblanco.

— Buenas —saludo Zero con la mano levemente alzada—, Llegas… pronto.

Ahora que lo tenía casi enfrente pudo apreciar mejor a Kuran. Con su cabello ensortijado y castaño, su piel ligeramente bronceada, esos ojos de un peculiar tono vino. Incluso esa sonrisa suave que surcaba sus labios. De acuerdo, tenía una cara bonita, lo aceptaba. Al parecer Kuran no quería entrar aún, se recargo justo a su lado.

— ¿Ella era tú novia de semana? —preguntó mirando por donde había desaparecido el automóvil—, Parece alguien mayor, aunque… normalmente la edad no importa.

— No eres muy observador, Senpai. Aunque concuerdo contigo sobre la edad. —dijo Kuran volteando a verle levemente, sonriendo sin razón alguna. Zero le miro brevemente.

“Al inicio de cada semana saldrá con la primera persona que se le declare”.

— Entonces, Senpai. ¿Qué hace aquí?, tienes clases ahora, ¿no? —cuestiono amablemente, metió las manos dentro de las bolsas de su pantalón, recargando la nuca contra la pared. Zero dejó de mirarle, no en realidad prefirió mirar al cuello del castaño.

— Estoy esperando al repartidor de pizza. Ahora tenemos tutoría, pero falto.

— Ah~, ya veo. Entonces llegar temprano no era necesario.

A veces se preguntaba por qué la popularidad de Kuran no bajaba. Tener la fama de un chico que cambia cada semana de pareja, debía afectar un poco a su imagen, ¿no?. Sin embargo no era así, Kuran seguía encabezando la lista de popularidad en Cross. Debía ser porque… él hará todo lo que su pareja quiera en la semana en la que salen. Aún recuerda lo que dijo María: “Creo que una semana es suficiente tiempo para un sueño. Kuran es… perfecto”. Esa frase pone en contra lo que anteriormente dijo de los chicos perfectos y Mangas.

— Así que, ¿se te han confesado ya hoy?.

El castaño le volteo a ver con ligera sorpresa, y es que Kyriuu no era del tipo conversador y mucho menos de esta clase de temas. Es más algunas personas le habían advertido que nunca cruzara el limite que tenía el peliblanco.

— Mmm, aún no.

— Así que van a empezar ahora, ¿eh? —susurró más para si mismo, recordando al mar de hormonas que había en las instalaciones, de sólo recordar sus grititos, su buen humor se alejaba poco a poco—, Entonces —dudó unos segundos— ¿Sales con alguien siempre que se te declaren primero? ¿Incluso si no son tú tipo?.

— ¿Mi tipo? —pestañeo pillando sorpresivamente, aunque después sonrió con aquella naturalidad—, Mmm. No puedes saber si alguien es tú tipo sólo mirándole a la cara, ¿no?.

El menor -no de edad, pero jodidamente sí de estatura- calló unos segundos, realmente no esperaba aquella respuesta. Frunció ligeramente el seño, no por enojo, era más por su comprensión hacía el chico que tenía a lado.

— Lo que quiero decir es, ¿hay algún tipo de cara o cuerpo que te guste? —volvió a preguntar siendo más cuidadoso con las palabras… aunque, francamente las conversaciones no eran su fuerte. Kaname levantó la barbilla para ver el tranquilo cielo, pareció escuchar un suspiro escapar de su boca.

— ¿Un tipo?. No estoy muy seguro de ello… Realmente no pienso en el físico. Por ejemplo, una persona puede parecer sexy, pero no esta asegurado que en realidad lo sea. También alguien que es hermoso no precisamente puede tener aquello que busco. Pero… —hizo una pausa para voltear a ver al peliblanco con una encantadora sonrisa—, Me gusta tú cara, senpai. Creo que es a lo que te refieres con “mi tipo”.

Normalmente Zero no era el tipo de persona que hace cosas por impulsos, que hablan sin pensar y que esperan después para recibir las consecuencias de esos actos. Sin embargo en ese momento, tuvo un impulso repentino, quizá curiosidad por la reacción que tendría, o ganas de dejar su rutina.

— ¿Por qué no sales conmigo?…

— ¿Alguno es… Kyriuu…? —preguntó el repartidor, Zero se levantó sacudiendo distraídamente su uniforme, ya que dejó atrás al castaño, su rostro era todo un poema digno de fotografiar—, ¡Ah! Gracias por su preferencia.

Tomó las pizzas, olían realmente bien. Y ya que no había tenido la oportunidad de desayunar, moría de hambre. Viro para caminar hacía las instalaciones, había estado medio embotellado en las pizzas que olvido al castaño, le volteo a ver de reojo. Kuran venía a su lado.

— Perdón, olvide que estaba contigo. —dijo pausado y directo.

— No te preocupes. Me tengo que ir por ahí. —señalo el pasillo izquierdo—, Nos vemos luego.

— Sí, claro. Adiós.

::: ::: ::: :::

— ¡Kuran! —chilló la joven acercándose a toda prisa. Llevaba el uniforme y cabello desarreglado, las mejillas arreboladas y la respiración entrecortada. El castaño pestañeo ligeramente y le sonrió para darle la confianza que ella estaba buscando.

— Buenas, Shino. ¿Ocurre algo? —acomodó su bolso contra su mesa, buscando el libro para la siguiente clase. Levantó la mirada porque la chica parecía indispuesta a decir algo.

— Yo… esto… t-tú. Mmm, ¿c-cómo decirlo? —carraspeo— ¡¿Quieres salir conmigo?!.

Los murmullos comenzaron, las miradas discretas y otras no tanto estaban puesta sobre la posible pareja.

— Lo lamento, Shino, pero… no puedo. —la chica calló unos segundos, con la mirada baja.

— ¡D-de acuerdo!. Lo intentare el próximo lunes.

«Ojala no tuviera que ser así»

Reviso la pizarra para comprobar que todo estuviera apuntado en su cuaderno, faltaba poco para finalizar las clases.

— Maldito Kyriuu. Rechazarme y de esa forma. Es un completó imbécil —bufó la rubia saliendo del salón seguida por su grupo de amigas.

— ¿Kyriuu-senpai?.

::: ::: ::: :::

— ¡Ey!. Zero, ¿quieres pasar a la tienda de videojuegos de camino a casa? —preguntó Kaito colgando su bolso al hombro—, Será tú recompensa por alimentarme hoy.

— Ah, sí. Supongo que es una buena recompensa. Aunque… tengo la sensación de olvidar algo.

— ¿Qué será?. Hoy no tienes actividades en el club —cruzo los brazos sobre su pecho, haciendo morritos—, Antes que digas algo, lo sé porque tenemos practicas los mismos días. El club de tiro con arco y el club de Kendo son bajo los mismos horarios.

— Ya. —siseó viajando los ojos a la puerta. No esperaba verlo de nuevo, mucho menos que fuera Kuran hasta su clase.

— Así que estás en la clase 3. También es mi clases, estoy en la 1-3 —se acomodó el mechón detrás de su oreja—, Me preguntaba si podríamos volver hoy juntos a casa. ¿O ya tienes planes?

Distraído el peliblanco desanudo su corbata para tirar de ella y quitarla, la metió dentro de la bolsa de su saco. Subió la mano libre desarreglando su cabello plata, su seño estaba ligeramente fruncido.

— No, pero ¿no eres tú el que tiene planes ahora?.

— Bueno, no, no tengo nada que hacer. —respondió ladeando la cabeza.

El seño de Zero se frunció un poco más, chasqueo la lengua—, Tienes actividades del club, ¿no?. Demonios, tienes talento para el tiro con arco, pero no lograras nada si continuas saltándote las clases.

— Supongo, de todos modos…

— Kuran. No intentes cambiar de tema. —bufó ya cabreado. Era un poco pesado referente al club, referente a Ichiru.

— No lo intento, ¿tienes móvil, senpai? —cuestiono buscando algo entre las bolsas de su saco. El peliblanco meneó la cabeza en afirmación—, Bien, esperaba que pudiéramos darnos el número.

«¿Fue siempre el tipo de persona que se desvive por hacer amigos?. Aunque tiene mala elección respecto a ellos».

Sacó su celular y se lo entregó al castaño, normalmente no usaba mucho su móvil y siendo francos su lista de contactos era realmente reducida.

— Senpai. ¿Cuál es tú nombre? —preguntó moviendo las teclas con lentitud.

— Zero. Kyriuu Zero.

— Mmm, ¿sabes? Había una chica que rompió conmigo… casualmente tiene el mismo tono de cabello. Hasta ahora sólo he visto esté tono en Shizuka y en ti…

— ¡Kuran-kun! —la misma joven que antes se había declarado, venía a toda velocidad hacía ellos—, Por fin te encontré —se inclino para respirar profundamente—, Asato-sensei te busca.

— Gracias. Iré a buscarle —le devolvió el celular al peliblanco—, Toma. Ya he guardado mi número. Te veo mañana.

— Ajá…, cierto, ¡Ve a practicar!… —tomó la punta de un mechón plata. Cierto, hasta ahora no conocía a nadie más que tuviera en cabello plata. No sabía si era bueno o malo, pero estaba a gusto con su físico— Kaito lamento… —en el salón no quedaba absolutamente nadie. Apretó los dientes—, Maldito cabrón, se ha largado. —tomó su bolso saliendo apresurado de la escuela, ahora mejor ir directo a casa y descansar. No había sido un día normal, en nada parecido al resto, pareciera ser que lo más normal fueron las practicas por la mañana. Kuran de repente inundaba su espació, tan de repente…

“¿Por qué no sales conmigo?”.

No le había tomado enserio con eso… ¿O sí?.

 

Notas finales:

¡Gracias por leer!


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