Extraterrestre
JongHyun fue hacía la puerta tras oír que alguien picaba en ella, abrió y se encontró con un chico algo más bajo, fuerte pero delicado, con una ropa arrapada al cuerpo y sobre esta una especie de vestido recto parecido a una sudadera y unas botas bajas. Podría ser humano pero su mirada resplandeciente, los tonos plateados que inundaban su ropa, su piel azul celeste y sobre todo una nave voladora desconocida tras él le indicaban que no, no era de este planeta.
- AH.... Hola humano. Solo quería disculparme por las destrozas. – JongHyun lo apartó y miró el campo. La nave parecía estacionada justo en el centro. Era bastante grande, algo más grande que su propia casa. – Tuve que hacer un aterrizaje forzoso y... bueno... Creo que chafé algo de tus cultivos. Lo siento.
- Ah... No pasa nada... Aunque... ¿Podrías sacarlo de ahí?
- Sí, ahora lo saco. Lo lamento mucho.
- Bien.
Y se volvió hacia el interior, cerró la puerta y se sentó en el sofá mientras veía al extraño alejarse entre los trigales hasta esa extraña nave.
“Mm... Un extraterrestre aquí... Me ha destrozado el campo... Y ha pedido disculpas... Sería de muy mala educación si no le invitase a entrar, ¿no?” Se levantó y salió.
- ¡Eh! ¡Oye! Anda, la nave ya no está. – “¿Se habrá ido?” Pero el tipo se acercó andando tranquilamente. - ¿Dónde metiste tu nave? – Él terminó de acercarse y le mostró una especie de llave que hacía sobre su mano.
- Aquí está.
- Vaya, es como una llave pero con una forma más extraña. – “Qué curioso.” Y realmente era curioso, aunque quizás lo más raro era que esa llave no era mayor que su mano entera. - ¿Se ha encogido?
- Sí, siempre lo hace. Es más seguro, ¿no crees?
- Pues sí. – Se miraron unos instantes sin decir nada más. – Ah, ¿Quieres pasar?
- Sí, gracias.
Entraron de nuevo en la casa del payés. La tele estaba encendida y por ella salía la casa desde el tejado.
- Ah, mira, sale tu casa. – Le dijo. JongHyun se acercó a mirar la tele.
- Extrañas marcas ha aparecido en un campo próximo a Seúl. No es la primera vez que se registran este tipo de acontecimientos. ¿Será un mensaje alienígena o una broma pesada? No cambien de canal si quieren seguir estando informados...
- Vaya, ¿ahora vendrán aquí? – Le preguntó JongHyun. El extraterrestre alzó los hombros confuso. – En fin, ¿Qué quieres tomar?
- Ah... M-mira, yo no sé nada de lo que hay aquí así que sírveme lo que quieras, ¿ok?
- Oh, claro. Bien. – Fue hacia la cocina y volvió con te y unas galletas. Se sentaron al sofá pero cambiaron de canal. Aún así se escuchaban los helicópteros, pero les ignoraron. – Así que eres extraterrestre. Qué guay.
- Sí, bueno. – Río sarcásticamente y siguió comiendo. – Está bueno esto. Se parece a algo que hay en mi planeta llamado galletas de chocolate.
- Ah, sí. Aquí se llaman igual. – Se miraron sonriendo. - ¿Y porque has venido a la Tierra...?
- Mmm... Es información confidencial.
- Ah. – Eso no le gustó mucho - ¿...Vais a exterminar a la raza humana...?
- ¿Eh? ¡No...! – Río – Eso sería contraproducente para nosotros
- ¿Y eso? – Solo le miró fijamente – Es confidencial, vale.
Terminaron de comer.
- ¿Te importa si me aseo?
- ¡No, en absoluto! Tienes el cuarto de baño arriba. Espera, sígueme.
Subió las escaleras y le pasó unas toallas para que se duchase después de mostrarle los diferentes jabones. El chico no esperó a que él saliese del cuarto y empezó a desnudarse. JongHyun, ruborizado, siguió allí esperando a que terminase, mientras recogía su ropa.
- Para ser extraterrestre, pareces bastante humano...
- Ah, sí, suelen decírmelo. – Terminó de sacarse una prenda interior y la dejó sobre el pilón que sostenía el otro. - ¿No soy atractivo? – Lo miró de arriba abajo. Su piel brillaba un poco; tenía algo como luminoso.
- Pues sí, la verdad. Por cierto, ¿Cómo te llamas?
- Kaisjasiehasjahskeaije.
- ...Comprendo... Mmm... Creo... – Miró la diminuta nave sobre el pilón – Creo que te llamaré Key.
- Me parece bien. ¿Y cómo te llamas tú?
- JongHyun
- Ah... Mmm... Te llamaré humano.
- No.
- ¿Eh? Tu nombre es difícil
- Pues ponme otro, pero no me llames humano. Es como si yo te llamase extraterrestre.
- Es justo. Entonces te llamaré Dino.
- Eh... Bueno, vale.
- Puedes retirarte. Voy a bañarme.
Salió con su ropa y la dejó sobre su cama.
“Un momento... ¡Yo no soy ningún criado...! Voy a volver allí a decírselo. ¡Encima que le hago pasar! ¡He sido muy educado! ¡Y ESO QUE ME HA DESTROZADO LA COSECHA...!” Salió de la habitación todo furioso y entró de golpe en el baño. El extraterrestre estaba hundido en el agua calentita.
- ¿Sí?
- Ah... N-no... Yo... – “Caray, ¿De verdad soy tan afortunado? No solo conozco a un extraterrestre, sino que además está bueno” - ¿Te importa si me meto? – Key se puso algo nervioso
- Ah... ¿Es eso normal aquí...? Porque en mi planeta-
- ¡Sí, sí! –Interrumpió - Es la costumbre, ya sabes, Je, cosas de humanos. – Empezó a desnudarse apresuradamente. Key se apartó un poco para dejarle espacio.
- Está bien, entonces... Aunque... Es un poco raro; ni siquiera cabemos.
- Bueno... Pero si nos apretujamos un poco sí, ¿no?
- Mm... Sí, bueno. Ah, vaya.
- ¿Qué? – Se había tumbado en la misma dirección, pasándole el brazo por los hombros.
- ¿Vas a reproducirte? – JongHyun se miró y luego le miró a él
- Ah, ¿Lo dices porque está así? No, tranquilo. Es normal. O no. Sí. No. – Le miraba muy de cerca tratando de adivinar qué sería lo más correcto.
- ... ¿De verdad eres de este planeta?
- ¿Eh? Sí. Soy humano 100%
- Pues eres rarísimo. Y tú pene también: no es práctico así si no vas a usarlo.
- Mmm... Podría usarlo. – Key le miró un instante, y cuando JongHyun iba a besarle, este salió de la bañera a toda prisa. - ¡Ah...! ¡E-espera, lo siento...! – Se cubría con las toallas secándose nervioso.
- Mira, no soy idiota ¿vale? Ya sé lo qué pretendes. Pero no puede ser, en serio.
- ¡Anda ya...! ¿Por qué no? – Key estaba nervioso. Terminó de secarse y salió del cuarto, así que le siguió chorreando - ¿Eh? Vaya, ¿te vistes? ¿Te vas ya? Ni siquiera me has contado los secretos del universo...
- Nah... A ti no te interesan esos secretos... Te he calado... – Seguía vistiéndose. Jong sonrió y lo abrazó por la espalda.
- ...Venga...
- ¡Ah...! – Se giró y le apartó un poco, pero luego le dejó. – No puede ser.
- ¿Por qué no...? Sé que quieres; sé que yo quiero; sé que el cámara del helicóptero que nos ve a través de la ventana quiere, ¿Por qué negar este placer al mundo?
- ... – Miró por la ventana. Era peligroso que volaran tan bajo. – Vale. Pero a mi manera.
- ¿Eh? Mm... Vamos a hablar esto porque me ha dado algo de grima. ¿No será... por la oreja o algo raro, no?
- ¿Cómo va a ser por la oreja?
- Yo que sé, cada planeta tendrá sus fetiches...
- Vamos a hacerlo normal; creo que nos reproducimos igual en tu planeta que en el mío.
- ¿Sí? ¿Entonces a qué manera te refieres?
- Pues que yo no voy a meterte nada, a eso me refiero.
- Ah, bueno, mucho mejor.
- ¿Eh? ¿No te gusta?
- Bueno, sí, pero no mucho. Prefiero dar.
- Ah, entonces genial.
- Claro, hombre. Digo Key. – Le miró sonriéndole. – Espera, cuando dices que no me meterás nada... ¿No será porque tu no...?
- Me lo has visto, ¿Qué duda tienes?
- Mm... No, nada, nada.
- Sería peligroso, ¿entiendes? Solo eso. Ah, y cuando te vayas a correr, sácalo rápido.
- ¿Eh? ¿Es que te puedes quedar embarazado o algo así? – Por su cara, decidió no preguntar más – Está bien... Espera, espera, ¿y si usamos condones?
- Ah, sí, vale. ¿Tienes?
- Claro. – Se alejó a la mesita de noche.
- Entonces podré darte yo también. ¿Qué talla son? Ah, genial. Creo que me quedan. Disculpa por preguntarlo es que
- Sí, tranquilo. ¿Todo bien entonces?
- Sí.
- Genial.
- Sí.
- Hagámoslo.