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Milika Maphom por Shikata_Hikari

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Notas del fanfic:

Mi tercer fic del mes.

Waa... impresionante, al menos eso creo.

Dejenme deciros que ésta historia también es distinta, ya que ahora es de ciencia ficción y peleas.

Por eso trataré de hacerlo lo mejor que pueda en todas y cada una de las escenas de batalla en las que mis personajes se vean involucrados.

Sin más que decir por el momento, me despido.

Hikari.

Notas del capitulo:

Bien, segunda nota:

Acerca del orden de los capítulos, decidí acomodarlos de acuerdo al anime de Junjou Romantica y Sekai Ichi Hatsukoi, es decir, dos capítulos de las parejas principales, uno de las secundarias, luego otro de las principales y finalmente dos de las terciarias. Aunque en éste caso será sólo de primarias y secundarias...

Quedando de la siguiente manera:

Akihiko y Misaki

Yuu y Chiaki (Así es, los volví pareja)

Masamune y Ritsu.

Además de otras dos parejas secundarias:

Kyo e Ishi (De la editorial Marukawa, es decir, mangaka y editor)

Fatie y Milika (Ésta es mi pareja original, el origen de la historia y el final de la misma)

Sólo espero que el orden no les llegue a causar algún tipo de confusión, y si es así, haganmelo saber de inmediato para corregirlo.

Buenas noches.

Hikari.

 ¿Qué habrá pasado por la mente de alguien cuando decidió salvar a otro alguien? ¿Y por qué se convierte en un héroe después de haberle ayudado?

Estoy seguro de que si le pregunto a cualquiera sólo me responderán con la frase tan común: “Los humanos tenemos que ayudarnos los unos a los otros.” Sólo eso, no hay más…

Me pregunto, ¿si hubiese sido alguien lo suficientemente valiente como para correr a toda velocidad tratando de ayudar a una chica que gritó de forma tan desesperada y aterrada, acaso se habría convertido en un “héroe”?

Bueno… creo que la respuesta es sí, considerando que es lo que estoy haciendo en este momento, quiero decir, voy corriendo por toda la calle sin siquiera detenerme para pensar un poco en lo que hago, pero a pesar de que mis sentidos de la supervivencia y el común me ordenan que pare porque estoy poniendo en peligro mi propia seguridad, es mi espíritu altruista el que me obliga a seguir avanzando, aunque quizá también puede ser mi completa estupidez…

Por fortuna he logrado descubrir el lugar del que provino aquel grito y mientras llego a ese sitio pienso en que no sabré qué hacer con exactitud cuando encuentre a la chica… y a quienquiera que le esté haciendo daño.

Tal vez no es nada. Me digo para tranquilizarme.

¡No seas tonto!- me auto regaño en mi mente- Se escuchaba aterrada, dudo mucho que no sea “nada”.

Disminuyo la velocidad al mismo tiempo en que pienso que a lo mejor y puede ser que la persona que la… “lastimó” ya se haya ido. Esa sería una buena noticia, al menos para mí; porque así ya no tendré que correr el riesgo de salir herido.

Después de algunos minutos de imaginarme los mejores y peores escenarios que posiblemente ocurran ésta noche y de rogarle a Dios porque no me pase nada, ya me encontraba frente a la casa de la cual la chica pidió auxilio. La reja estaba totalmente abierta, me acerqué con cautela y entonces, al mirarla detenidamente, pude darme cuenta de que tenía sangre sobre ella. Bajé la mirada un poco desconcertado por aquel líquido rojo pero eso sólo hizo que empeorara mi malestar… y es que había huellas hechas con sangre por todo el sendero de rocas que conducía a la casa.

Lentamente aproximé mi mano para tocar la reja y sólo así descubrí que la sangre era reciente, al sentir que estaba fría y que había comenzado a escurrirse entre mis dedos, unas terribles ganas de vomitar me hicieron quitármela con la sudadera que llevaba puesta. Fue durante unos segundos pero mientras lo hacía, pude notar que algo se movía ahí dentro, lo que provocó que mi corazón empezara a latir con fuerza y mucho, mucho más rápido, no sólo eso… sino que incluso mi nerviosismo y el miedo también aumentaron.

Sin embargo, tuve que dejar de prestarme atención porque volví a escuchar a la chica.

Confieso que por un momento me sentí aliviado al comprobar que aún seguía viva.

Cerré los ojos unos instantes, para después inhalar todo el aire que pude y entrar de una vez por todas. Ni siquiera me di cuenta de que en el interior todo estaba en desorden; sólo me concentré y agudicé mis oídos para poder percibir hasta el más mínimo sonido y dio resultados ya que escuché un fuerte golpe en el primer piso. Sin pensarlo demasiado, corrí hacia las escaleras para subir de dos en dos, ya no me importaba el hecho e que alguien pudiera hacerme algo, lo único en lo que pensaba al momento de encontrar la habitación correcta, era en que 2debía” salvar a esa chica. Quiero decir… en verdad “yo” debía salvarla… entonces… es así como se sienten los héroes…

Finalmente llegué pero antes de abrir la puerta tragué en seco sólo una vez, luego abrí y cerré la mano izquierda preguntándome si mi fuerza y las pocas clases de karate que tomé hace un año me servirían de algo.

Así nos pasa a la mayoría, pensamos en cosas estúpidas en el momento menos indicado.

Luego recordé el lugar en el que estaba y, no sé… quizá si gritaba como maniático y rompía la puerta, el agresor saldría huyendo el creer que era la policía. Bueno, eso fue lo que hice… y debo admitir que no fue una gran idea.

Frente a mí estaba parado un sujeto, usaba abrigo negro o eso pude ver, porque en cuanto había entrado a la habitación, ese hombre levantó su brazo derecho, y gracias a que un delgado rayo de luz lunar apareció en el cuarto, me di cuenta de que sostenía una enorme katana y que de ésta, colgaban delgados hilos de sangre.

Juro que casi me desmayé por la impresión. Cerré los ojos con fuerza y me cubrí la cabeza con los brazos, esperaba lo peor… espera que muriera, entonces pensé de nuevo en que no tuvo caso haber venido a morir sólo para rescatar a una chica que yacía sin vida en el suelo. Pero… no morí… y es que, a pesar de que no supliqué por mi vida… ese sujeto no me hizo ningún daño, y como no sentí dolor ni la hoja de la katana cortando mi cuerpo, decidí dar un pequeño vistazo por entre mis brazos.

El hombre sacudió la espada un par de veces y luego la guardó en la funda que portaba en el cinturón del pantalón; supuse que yo no le importaba, así que decidí salir de ahí en cuanto antes. Sin apartarle la vista, busqué la puerta a tientas y en lo que la encontraba, de manera accidental pateé un pedazo  de madera; de pronto, aquel sujeto desenvainó su espada de nuevo y volteó hacia donde estaba. En cuanto me di cuenta de lo que había hecho ya era tarde: el hombre corrió velozmente hacia mí, quise salir de ahí pero mis piernas no se movían, una nueva ola de terror me invadió.

-¡Vete!- escuché mientras yo intentaba correr.

-¡Mierda, que te vayas!- me volvió a gritar ese sujeto, lo vi más cerca de mí y entonces sentí un fuerte golpe en mi hombro derecho. Al parecer, él se dio cuenta de que no podía moverme, así que me empujó e hizo que chocara contra la pared.

-¡Corre!

Reaccioné y sin pensarlo dos veces hice lo que me dijo, sólo que, en vez de salir, corrí hasta el fondo de la habitación.

De pronto, pude ver con lo poco que había de luz, como una sombra gigantesca surgía desde el otro lado y en la obscuridad, en donde yo estaba anteriormente, no parecía ser de aquel hombre… más bien era similar a la de un insecto…

Al lado de mí había una lámpara, la encendí y me llevé una terrible sorpresa al toparme de frente con el rostro de una mantis religiosa, era enorme, casi tres veces mi tamaño; me quedé ahí… aterrado e inmóvil, ese insecto me miraba como si estuviera analizándome, quise gritar por ayuda. Aunque eso no fue necesario.

El hombre de la katana se interpuso entre el bicho y yo, levantó la espada a la altura de una de sus patas y en un abrir y cerrar de ojos, se la cortó. La mantis perdió el equilibrio y él, aprovechando que había caído, le cortó la cabeza de un tajo.

Un hilillo de sangre brotó de lo que parecía ser su cuello, decidí no mirar más en cuanto me di cuenta de que la sangre paraba directamente en mi sudadera, me cubrí la boca con fuerza de inmediato para no vomitar.

Sin embargo y pese a que ya no tenía con qué respirar, la mantis siguió moviéndose con frenesí. Lo supe por todo el ruido que estaba haciendo al tratar de golpear al sujeto sin darle. Éste por su parte, corría de aquí para allá, esquivando los ataques de ese insecto. Tenía miedo, mucho… no sabía por qué razón una mantis había aparecido de la nada, y ahora que empezaba a recordar, el cuerpo de la chica sin vida también desapareció misteriosamente, me encogí sobre mi mismo, temblando por el miedo, Dios mío… desearía no haber venido…

Luego de oír el sonido de una espada chocando contra algún objeto de metal, un terrible alarido resonó por toda la habitación, era la mantis… estoy seguro de que estaba herida.

-¡Oye, tú!- me gritó el sujeto por tercera vez, eso hizo que abriera los ojos rápidamente. Él se encontraba frenando la pata de la mantis con sus manos, increíble… ningún humano podría hacer tal cosa sin morir en el intento. Espera… ¿humano? ¡Pero qué…!

-¡Cúbrete los oídos!- volteó a verme y me ordenó con furia- ¡Ahora!

Sin siquiera cuestionarlo, tapé mis orejas lo más que pude, lo miré ansiosamente mientras él aventaba al insecto con fuerza para después tirar su espada y volviéndose al monstruo, respiró hondo… y gritó…

No supe con exactitud qué fue lo que dijo… miré hacia abajo y me encontré con la sorpresa de que la mantis ya estaba en el suelo; siguió moviéndose durante unos minutos más, para luego dejar de retorcerse.

Me quité las manos en cuanto supe que el peligro ya había pasado, dirigí mi mirada al sujeto totalmente confundido y nervioso por lo que pasó y él simplemente levantó su katana, pude ver cómo la guardaba en la palma de su mano sin ninguna dificultad… eso… me dejó sin palabras… además de que me aterró.

Es un hecho, él no es humano. Al menos no uno “normal…”

El hombre suspira largamente, se arregla el cabello y de nuevo me mira.

No dice nada, sólo se queda ahí… esperando…

Tampoco le hablo, no sé qué debería hacer o decir.

-Tú.- me llama apuntándome con el dedo índice de su mano derecha. -¿Qué acabas de ver?

“¿Qué acabo de… ver?”- me repito en mi mente- Pero qué…

-Responde, ¿qué viste?

-Y-yo no vi nada…- me apresuré a contestar. –Se lo juro…

-No me refiero a eso.- Se acerca a mí lentamente, sin apartarme la mirada. –Sino a lo que “acabas de ver”.

-¿Eh…?

No entiendo nada… terminé con las palabras revueltas en mi cabeza, maldición… logró confundirme aún más de lo que ya lo estaba. Creo que se dio cuenta de inmediato, por que puso un gesto de fastidio.

-Ah… no tiene remedio…- comenta en voz baja, como si se lo dijera a sí mismo. –Bueno, fue un placer conocerte, quienquiera que seas.

Se agacha para quedar cara a cara conmigo, lo hizo tan repentinamente que me asustó haciendo que me fuera de espaldas contra la pared, ¿qué quiere decir con “fue un placer conocerte”? ¡Oye… no!

-¡E-espere!- le grito para detener su marcha, él estaba acercándose demasiado a mí, pero a pesar de que se quedó quieto no fue suficiente como hacerlo desistir, porque puso su mano en mi rostro para cubrirlo.

-¡Oiga…! ¡¿Qué está haciendo?! ¡¡Pare!!

Le rogué, aun así no se detuvo por nada. Cerré los ojos por enésima vez en la noche, más que nada para tratar de calmarme un poco, aunque después me puse a pensar… en que no había nada por qué estar tranquilo, a lo largo de éste día he estado a punto de morir, pero… creo… que eso ya no importa…

Sin darme cuenta, una especie de calma me invadió… quizá es por lo que ese sujeto me está haciendo.

-¿Qué… es eso?- le pregunté un tanto adormilado y molesto -¿Por qué…?

-Cállate.- me ordenó otra vez, ahora con un tono de voz más suave. –Ya pasará todo, no tienes de que preocuparte.

-¿Pasará…?

No me hizo caso, sólo se dedicó a recitar unas palabras en un idioma que no conocía… mientras apretaba levemente más fuerte mi rostro, éste sujeto…

Perdí el conocimiento durante unos cuantos segundos, y luego abrí los ojos dándome cuenta de que ya no tenía la mano del hombre en mi cabeza.

-¿Puedes decirme qué viste?- cuestionó con una sonrisa -¿Qué viste?

-Yo…- contesté arqueando las cejas con tristeza. –Ví a una chica muerta... y un insecto enorme. Y a usted... guardando una katana en su mano...-

Lo siento mucho... hay veces en las que digo la verdad de manera inconsciente cuando acabo de despertar... Y ahora eso es lo que me llevará a la tumba. ¡Maldita seas, honestidad!

-¡No puede ser…! –Se levantó de golpe -¡¿Es en serio?!

-¿E- en serio qué?- pregunté nervioso y asustado.

-Tú… lo recuerdas. –Se llevó una mano a la boca al mismo tiempo en que miraba hacia otro lado, pensativo.

 -¿Eh? ¿Qué está pasando?- me levanté yo también del piso, sacudí mi trasero y no pude evitar sobresaltarme cuando vi el cadáver de la mantis en él. Y entonces me volvió a hablar.

-No tengo otra opción. Tengo que vigilarte.

-¿V-vigilarme…?- lo miré con desconfianza, cosa que a él no le importó.

-Bueno, no es como si quisiera quedarme a tu lado durante todo el día… -me observa cuidadosamente, y luego hace una mueca, como si algo le diera asco. –De hecho te encuentro bastante desagradable…

-¡¿Q-qué ha dicho?!- grito totalmente enojado -¡¿Pero quién se ha creído?!

-Sin embargo, puedo tolerarte, siempre y cuando hagas todo lo que yo te diga.- Me dice mirándome con superioridad.

Éste bastardo… hijo de…

-¡¿Haah?! ¡No joda, ¿quién es usted a todo esto?!

Cuestiono furioso, pero él seguía negándose a responderme, ya estaba saliendo de la habitación cuando me puse enfrente suyo para que me contestara.

-Muévete.

-No.

-Ahora.

-¡No!

Se molesta, a mí no me interesa. Suspira de nuevo y cierra los ojos.

-Haz lo que quieras…- me dice dándose la vuelta otra vez y caminando hacia el fondo del cuarto. Yo lo veo un tanto sorprendido, pero lo que pasó después me dejó helado…

 Y es que aquel hombre se había desvanecido.

-¡¿Pero qué mierda está pasando?!- grito con fuerza, haciendo que unos cuantos perros del vecindario ladraran, me llevé las manos a la cabeza para agitarla velozmente, todo esto… no lo comprendo… no es algo que se ve todos los días, por lo que la gente no te prepara para esto.

-¡Dios mío, dios mío…!- me dije horrorizado. -¡Que no vuelva, que no vuelva…!

Justo cuando sentí como mi corazón estallaría de nuevo, decidí salir corriendo de la casa a toda velocidad, estuve a punto de caerme un par de veces, pero gracias a que mi necesidad de huir era tan grande, logré recuperar el equilibrio en un santiamén.

Ya estaba afuera, finalmente se había terminado.

Por un instante creí… que todo era un mal sueño. Una terrible pesadilla… Y eso me tranquilizó.

Respiré aliviado y caminé a mi casa un tanto alegre.

Opté por ignorar las manchas de sangre en el asfalto y todo lo que me sucedió. A pesar de que aún no podía dejar de temblar por el susto, eso no impidió que comenzara a tararear. En verdad quería olvidarme de todo aquello. Llegué hasta el final de la calle y al dar vuelta a la izquierda en la esquina me doy cuenta de que el “hombre” de la casa estaba ahí, recargado en un poste…

Me detuve en seco, creyendo que aun no me había visto, di media vuelta y justo cuando empezaba a andar, aquel sujeto me llamó.

-¡Oye, quienquiera que seas!- sonaba enfadado -¡Ven aquí!

No sabía que hacer. Por un lado sabía que tenía que ir con él para saber qué quería… pero por el otro si iba con él… corría el riesgo de ser asesinado.

-¡Te estoy hablando!- volvió a gritarme.

Yo no lo soporté ni un minuto más, me eché a correr otra vez, alejándome de él.

-Pero qué… ¡Oye! ¡Regresa…!

Fue lo último que alcancé a oír, ya estaba lo suficientemente lejos de ese sujeto y lo bastante cerca de mí casa. Qué suerte… no debo esconderme en otro sitio. Aunque dudo mucho que él me haya perseguido hasta aquí…

Subí las escaleras velozmente, sacando mis llaves lo más pronto que pude. Una vez que llegué a la puerta de entrada de mi departamento, la abrí de inmediato, la azoté cuando estuve dentro y la cerré con todos los seguros que tenía.

Me recargué en ella, suspirando aliviado, ya se había terminado por completo…

-Bien…- me dije fingiendo una sonrisa. –Es hora de ir a dormir…

Me alejé de la puerta y no había dado ni siquiera un paso cuando alguien tocó.

-¡No puede ser posible!- pensé horrorizado.

Quise ignorarlo y huir otra vez… pero por alguna razón… todos los seguros habían sido botados…

-¡Dios mío…!

La puerta se abrió dejándome saber que mi preocupación no era falsa. Ahí estaba él, parado debajo de mi pórtico. Se veía más, mucho, mucho más furioso que hace rato.

-¿Y bien…?- preguntó poniendo una mano sobre su cadera. -¿No me invitarás a pasar?

Yo… me quedé quieto… él hizo lo mismo, mis piernas temblaban y ya no las sentía. Me empecé a reír nerviosamente… él me miró con duda, y en cuanto dejé de reírme, me hice a un lado… y luego me dejé caer hacia atrás.

Por ratos mi vista se nublaba, otros podía ver que aquel tipo me llamaba, pero de un momento a otro, no pude hacer otra más que dejarme vencer por el sueño.

Notas finales:

Espero que haya sido de su agrado.

Tuve que modificarlo, al parecer el sitio no lo subió completamente.

Ya saben, comenten y esas cosillas más.

Buenas noches.

Shikata Hikari.


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