Cuando acababa de cumplir catorce años mis padres comenzaron con los trámites de divorcio, es lo mejor que pueden hacer, pensé, si seguían viviendo juntos lo más probable es que terminase huérfana, por fortuna mi abuelita, quien vive en el campo, aceptó a la idea de que me hospedase en su casa hasta que mis padres terminasen con todo el papeleo y viesen con quién me quedo.
En el lugar donde vivía mi abuela no había ni siquiera señal, con las justas tenía una pequeña radio para entretener y mantenerse informado, eso quiere decir aburrimiento total….o eso pensé al inicio; mientras tanto decidí aprovechar el último mes de vacaciones que me quedaba antes de ingresar al colegio.
Como tenía bicicleta, todas las tardes salía a pasear, la verdad es que en poco tiempo me acostumbré y comenzó a gustarme la vida en el campo, aunque a veces me aburría, ya que era un sitio poco poblado y la mayoría de los pobladores eran mayores.
Recuerdo que fue una noche estrellada cuando la conocí, todo el cielo estaba bañado de pequeñas motas brillantes, algunas grandes otras pequeñas, todas igual de relucientes, pero ninguna como ella, su frágil silueta se podía ver a través de la ventana, toda ella estaba envuelta en la dulce melodía que soltaban sus delicadas manos al tocar el piano, fue tan hermoso lo que vi, que todas las noches iba a verla.
Al comenzar el nuevo año escolar, allí en el colegio del pueblo, me di con la grata sorpresa de que la chica que solía observar sería mi nueva compañera, sin saber muy bien sentí una enorme alegría, la cual fue mayor cuando ella se sentó a mi lado y con una enorme sonrisa me dijo:
-hola! Mi nombre es Taeyeon… y tú eres…?
-……..- su voz era tan dulce- ehh… Ti- Tiffany
Desde ese momento nos convertimos en grandes amigas, salíamos todos los días, y por las noches me iba hasta su casa sólo para escucharla tocar el piano, embelesándome por horas, algo malo en todo eso, fue que mis sentimientos se hicieron cada vez más fuertes e imposibles de seguir ocultándolos.
Un día llenándome de valor suficiente me atreví a confesarme, preparada para un fracaso seguro, al hacerlo, grande fue mi sorpresa al ver que ella asentía con la cabeza, mostrando un gran sonrojo e intentando evadir mi mirada, se veía mucho más linda de lo usual, sentía que la felicidad se me saldría por los poros.
Nuestra relación marchaba como viento en popa, éramos tan felices, se podría decir que fue el período más dichoso de mi vida, ella cada día me sorprendía, como cuando tomó la iniciativa y dio su primer beso, el único, sólo a mí, a eso le siguieron las caricias suaves, luego otras, cada vez más subidas de tono, hasta que la biblioteca del colegio se convirtió en nuestro lugar de encuentros, pero claro no todo sería siempre bueno.
En uno de nuestros tantos encuentros, tenía sujetada a Tae por las caderas, mientras ella envolvía sus delgadas piernas por la mía, causando una exquisita fricción entre nuestros cuerpos, ambas envueltas por el deseo, tan ensimismadas que no prestamos atención cuando la puerta se abrió, dejando al descubierto lo que hacíamos frente a casi media plana docente.
Fue como un grito al cielo, la expulsión de manera inmediata cayó sobre nosotras, peor fueron los chismes que comenzaron a correr por todo el pueblo, a diario recibíamos miradas de rechazo, como si les hubiésemos hecho algo malo, hasta nos mandaron a tomar charlas con una psicóloga, quien nos decía que en la etapa en la que nos encontrábamos era algo común querer “experimentar” que en realidad era un simple “capricho hormonal” lo que sentíamos.
¡Es que nadie podía entender que en realidad la amo!
Mi gran error fue que me enfrasqué tanto en querer que los demás comprendiesen que dejé de lado lo más importante: Taeyeon, ella no pudo resistir con todo, sufría y yo no lo noté, creía que lo superaríamos… pero no fue como pensé.
z88;
Ahora no estoy en la capacidad de decir que llevo una vida normal, la extraño, y mucho, después de ella no he vuelto a conocer a otra persona así, la verdad, tengo miedo, miedo de que por mi culpa suceda otra desgracia, pero….por más que me culpen de su muerte y sólo me dirijan miradas cargadas de odio, no puedo dejar de decir que es la única a quien siempre amaré… por ello, no hay nada mejor que ser su acompañante hasta el final…
Adiós a la vida que solo me dio la espalda… hoy me despido de éste mundo.