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Todo por una mordida por Risu

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Notas del fanfic:

^w^ Volví, con mi tercer fanfic.

 

Ahora este es un two-shot NaruSasu  :3

 

Sara: Ohhh.. qué sorpresa ¬¬'

 

Jejeje... ^////^ Se han dado cuenta que he escrito un three-shot, luego un one-shot y, finalmente, un two-shot.

 

Sara: No.

 

Pues... ._. Me cagaste Uu

 

Casi se me olvida, los personajes no me pertenecen, sino son propiedad de Masashi Kishimoto ^^

Notas del capitulo:

¿Qué puedo decir? Pues... ¿el por qué de mi demora? Está bien, ya que insistenten ^^

 

Sara: Loca ¬¬'

 

Todo empezó unos días atrás, yo y tenía la mitad de este capítulo y dije: <<Voy a dejarlo por hoy, mañana lo avanzaré>> Y me fui a dormir ^3^ Al día siguiente, mi teclado ya no funcionaba, mi papi me dijo que dentro de dos días iría a comprarme uno nuevo. Pasaron los dos días y me compró uno, pero mi mami esa misma mañana comprobó los cables y solo se había movido un poco Uu Debí haberme fijado en eso :P

 

Ya no tengo algo más que decir, así que espero que les guste *w*

 

P.D.: Este capítulo no me emocionó mucho, el otro me parece que es mejor, aunque aun no lo he escrito Uu

 

 

La mañana de un tranquilo sábado en una pequeña ciudad japonesa llamada Konoha, comenzó como cualquier otro día, pero para un rubio de ojos azules, no. Había esperado con ansias a que llegara el sábado, había sido contratado por una agencia de modelaje y querían que fuera el  modelo de un anuncio de jeans; nunca pensó que su trasero iba a ser famoso.

 

—¡Naruto! —interrumpió su madre sus pensamientos—. Deja de soñar en la mesa.

 

—Tranquila, amor —miró compresivamente a su hijo menor—. Es normal que esté emocionado por su primer trabajo, y ¿quién no? Si nuestro tesoro va a ser un modelo.

 

—Por eso debe comer bien, para que no se desmaye en su primer día —le sirvió un gran plato de comida.

 

—¡Mamá! Esto me va a inflar como un globo, dame algo ligero como yogurt o ramen.

 

—Ramen no es algo ligero y cómete toda tu comida.

 

—Papá… —buscó su apoyo, pero encontró a su padre hablando solo.

 

—Debes agradecer a tus ancestros, mira que hacer tan guapos a tus padres para que seas un modelo.

 

—No, solo seré un par de piernas, no creo que salga mi cara.

 

—No te olvides de cepillar tus dientes para que tengas una sonrisa Colgate —de la nada sacó una pasta  de dientes y se la entregó, cosa que confundió a su hijo.

 

—Pero antes tiene que comer bien —le metió una cuchara que rebalsaba de arroz con guiso.

 

—¡Escúchenme! —exclamó luego de tragar, pero igualmente fue ignorado—. Suficiente, me voy a alistar —se retiró a su habitación.

 

—¡Aún no has terminado tu desayuno!

 

—El desayuno es el alimento más importante del… —se calló con la cuchara de comida que su esposa le dio en la boca.

 

Se encerró en su cuarto y se dirigió al baño que había dentro de él; se dio un rápido baño y, al terminar, se miró en el espejo. No era hermoso, solo era atractivo: piel bronceada, cabello dorado, ojos zafiros, tres líneas tatuadas en sus mejillas y una sonrisa brillante. Obviando el hecho que tenía un buen trabajado cuerpo y que era alto. Habían hecho bien en contratarlo.

 

No era muy quisquilloso con el cuidado personal, por lo que solo se peinó sus rebeldes pelos y se lavó la cara y los dientes —con el dentífrico que su padre le había entregado en la mesa—. Pensó que ya estaba arreglado, así que cogió su billetera y bajó las escaleras sin apuro.

 

—Ya me voy, familia —avisó desde el marco de la puerta de la cocina donde aún conversaban sus padres—. Deséenme buena suerte.

 

—¿Suerte? Suerte es para mediocres, éxito es lo que te deseamos —corrigió su madre algo molesta por no haberle hecho caso en el desayuno.

 

—Suerte y éxito, hijo.

 

—¡Minato, suerte, no! —pudo escuchar un golpe y quejidos antes de irse.

 

Las calles aún no estaban muy pobladas, recién eran las ocho de la mañana y pocos eran los que iban a trabajar, la mayoría prefería quedarse en la cama por más tiempo. Él, por otra parte, quería llegar al lugar de trabajo, se imaginaba un set de filmación lleno de luces y actores famosos, pero luego recapacitó: solo era una pequeña sesión de fotos, no iban a filmar una película. ¡Qué iluso!

 

Tomó el tren que lo dejaría a unas cuadras del local, el viaje era de una hora y no tenía sueño, por lo que opto por mirar el paisaje que tenía a la vista. Era esplendido el panorama. Las personas al caminar se veían como muñecos para un niño, podía admirar las pocas casas que aún conservaban el estilo tradicional.

 

A lo lejos pudo visualizar una línea verde, era la pradera que estaba afuera de la ciudad. Desde pequeño le agradaba la idea de ir al campo, sus padres nunca tuvieron tiempo para hacerlo, pero él, que estaba en vacaciones, podía hacerlo con sus amigos. Sí, terminando el trabajo de modelo los invitaría a hacer un picnic donde todo es verde por el pasto y el aire es más fresco.

 

Sonó por los altavoces que ya estaban llegando a su destino, despegó la vista de la ventana y se paró de su asiento cuando el ferrocarril dejó de moverse. Las puertas mecánicas se abrieron y los pasajeros salieron con prisa, menos el ojiazul, aún tenía tiempo de sobra.

 

Caminaba con las manos en los bolsillos y se detuvo a comprar unas pastillas para el aliento, así podría sentirse más fresco y tener mayor desenvoltura. Estaba a dos cuadras de llegar y un repentino nerviosismo apareció; si lo hacía mal sería el hazmerreir de todos los trabajadores, pero ¿qué podía salir mal en probarse un pantalón y que le tomaran unas cuantas fotos? Aunque él no era muy fotogénico que digamos, la mayoría de veces salía con alguna mueca. Deseaba que solo le tomaran fotos al pantalón y no al rostro.

 

Luego de unos minutos más, ya estaba en la entrada del edificio. Tocó el comunicador y una voz le contestó preguntando qué quería, solo fue necesario decir su nombre y le informaron que el fotógrafo estaba esperándolo. Eso lo puso más tenso, eso significaba que llegaba tarde, y el creyendo que iba temprano. El portón se abrió otorgándole permiso para entrar y él ingresó a paso acelerado.

 

Buscó desesperado a un hombre de cabello plateado —no se acordaba del nombre—, pero le fue imposible hallarlo. Le pidió ayuda a uno de los guardias del lugar, y uno  amablemente le respondió que se refería a Kakashi Hatake, el famoso fotógrafo de Japón y que este debería de estar en el piso cinco al fondo. El blondo, antes de salir corriendo, le agradeció por su amabilidad.

 

Subió hasta el piso que le había dicho y se encontró con un estrecho pasillo con varios cuartos, se dirigió al fondo donde había tres puertas. Escogió la derecha y vio a un chico de piel pálida —más bien su espalda—y la cerró rápidamente. Después abrió la del centro y ahí estaban varias personas que iban de un lugar a otro con  las manos ocupadas. Se adentró a este e intentó pedir ayuda, pero ninguno lo escuchó por lo cortos que estaban de tiempo; solo una chica de cabello rosado y ojos verdes se detuvo a indicarle lo que debía hacer.

 

—Uzumaki Naruto, ¿verdad? —le preguntó sin despegar su vista de la agenda que tenía en sus brazos.

 

—El mismo —respondió fijándose en el escote que mostraba la joven, no era exuberante, pero carne expuesta era  suficiente para sus fantasías de adolescente.

 

—Bien, Kakashi me ordenó que te diera estas ropas —le entregó un polo blanco y un jean de la marca que promocionaban.

 

—Gracias, pero ¿dónde me cambio? —interrogó antes de que la muchacha, que debía ser unos cuantos años mayor que él, se retirara.

 

—Cierto, eres nuevo —se golpeó mentalmente—. Afuera de este cuarto, giras a la derecha y entras, ahí está el camerino y es com…

 

—¡Sakura−can! —llamó uno de los electricistas que tenía una gruesas cejas.

 

—¡Ya voy, Lee! —contestó de mala gana—. ¿Qué esperas para cambiarte?

 

—Sí, sí, muchas gracias.

 

Salió de ahí y antes de girar la perilla de la puerta derecha que estaba en el pasillo, se percató de que era la misma con el chico semi desnudo. No quería encontrarlo en una situación peor, así que tocó la puerta antes de entrar.

 

—Adelante.

 

—Eh, gracias… —cerró la puerta detrás de sí. Y delante de él se encontraba el mismo chico, pero esta vez estaba  con el mismo vestuario que le habían dado—. Hola.

 

—Hmp… —se giró y le dio la espalda, acción que no le gustó para nada al otro.

 

—¿Acaso no sabes hablar, niño bonito?

 

—No hablo con extraños.

 

—Pues si nunca hablas con un extraño, entonces nunca será un amigo o siquiera un conocido.

 

—Eres el novato, ¿verdad?

 

—Es mi primera vez —confesó sin vergüenza.

 

—Pues te comunico que soy Uchiha Sasuke —lo miró por encima del hombro.

 

—Y yo soy Uzumaki Naruto, mucho gusto —le ofreció su mano para saludarse formalmente.

 

—Se nota que no sabes nada —ignoró la mano que seguía en el aire—. Yo no hablo con un cualquiera.

 

—¿Y qué te hace tan especial?

 

—Que soy un Uchiha.

 

—¿Y? —dijo sin importarle—, yo soy un Uzumaki y no lo digo cada cinco segundos.

 

—Qué ignorante, mi familia es la más importante de todo Japón.

 

—Y si eres un niño rico, ¿qué haces aquí?

 

—Le hago un favor a mi padrino —contestó con el ceño fruncido y apretando los puños.

 

—¿Tu padrino trabaja aquí?

 

—Es el maravilloso fotógrafo Hatake Kakashi —habló sarcásticamente—. Y ya que es obvio que también eres modelo, ¿cómo te contactaron?

 

—Me encontré con tu padrino en la calle y me ofreció trabajo, y como estoy de vacaciones, acepté —contó con una enorme sonrisa.

 

—Así conoció a su pareja —comentó.

 

—Se ve que es agradable y amigable, no como tú.

 

—Pero es un completo pervertido —ante la cara de estupor del rubio, cambió de tema—. ¿No tienes que cambiarte?

 

—Cierto, ¡qué despistado! —se quitó la ropa delante del moreno, quien no despegaba su mirada del formado cuerpo del ojiazul, quedándose solo en calzoncillos—. ¿Podrías dejar de mirarme?, me incomoda.

 

—¡No te veía a ti! —volteó su rostro sonrojado al verse descubierto—. Solo estaba… ¡apúrate, dobe!

 

—Jejejeje… ¡Oye! ¿A quién le dices dobe? —tocaron la puerta.

 

—Ya, dentro de cinco minutos deben de estar en el set —informaron.

 

Naruto se vistió velozmente y salieron juntos, ingresaron al set y la pelirrosada, la misma que había ayudado al rubio, los llevó donde los maquillarían. Ahí les echaron unos polvos por todo el rostro para que no brillaran, esto alertó al blondo, quien pensaba que no iba a salir su cara, pero se concentraban más en darle color a sus labios. Mientras el azabache ya estaba listo, no le tomó mucho tiempo estar  perfecto para la foto.

 

—Qué envidia, tienes una piel de porcelana —comentó la maquillista—. Debes de cuidarla muy bien.

 

— No es tanto, solo la lavo todos los días —respondió con un leve rubor en sus cachetes.

 

—Por cierto —se metió el de piel canela cuando terminaron de pintarlo—, ¿por qué tengo yo colorete en la boca y Sasuke no?

 

—Son órdenes de Hatake-san —respondió la chica—. Además, no es para tanto, solo te hemos resaltado los labios.

 

—¿Y cuándo llega? A mí me dijeron que estaba esperándome, pero no lo veo por ninguna parte.

 

—Kakashi es así, no es puntual, pero le gusta la puntualidad.

 

—Dentro de poco llegará, nos pidió que viniéramos a las seis de la mañana y ya son las doce —miró su reloj.

 

—Eso es mucho, ¡seis horas de retraso! —exclamó asombrado.

 

—Peor es cuando lo invitamos a cenas familiares, no llega hasta el otro día —se cruzó de brazos frunciendo levemente su ceño.

 

—Ahí viene —los susurros se oyeron entre los trabajadores y la ojiesmeralda se acercó con paso firme hacia su jefe.

 

—¡Sakura-chan~! No me creerás lo que me pasó…

 

—Idiota —lo arrastró jalando de la oreja ignorando las quejas del mayor—.Te estamos esperando por seis horas, ¡seis horas!

 

—Lo siento… ¿Y cómo va todo?

 

—Gracias a mí, todo está bien, solo faltabas tú —lo soltó.

 

—¿Y dónde están mis estrellas?

 

—Aquí están —lo guió dónde estaban los dos muchachos sentados enfrente del espejo.

 

—¿Cómo está mi ahijado favorito?

 

—Muérete —le respondió sin mirarlo.

 

—Siempre tan lindo… —giró su rostro y se encontró con un rubio que lo miraba nervioso—. ¿Y cómo se encuentra el nieto de Jiraiya-san?

 

—¿Conoce a Ero-sennin? —preguntó entrando en confianza.

 

—No personalmente, pero me he leído todo sus libros.

 

—¿Acaso sus libros no son eróticos?

 

—Exacto —sonrió.

 

—Kakashi, eres un pervertido —comentó el moreno aún sin despegar su mirada de su reflejo.

 

—Jejeje… “Veo que aún sigo molesto”.

 

—Kakashi, tenemos que coordinar ciertas cosas —lo llamó su asistente.

 

— Está bien, Sakura-chan —antes de retirarse, le indicó a los chicos qué deberían hacer—. Naruto quiero que tengas una expresión de desahogo.

 

—¿Desahogo? ¿De qué?

 

—Visualízalo así: Te han tenido callado por mucho tiempo y ahora es tu oportunidad de gritarlo al mundo.

 

—¿Quiere que grite?

 

—No exactamente, solo quiero que tengas una expresión furiosa con la boca bien abierta.

 

—Está bien, podré hacerlo.

 

—Eso quería escuchar.

 

—¿Y yo? —interrogó el azabache mirando por primera vez a su padrino.

 

—Tú no te preocupes, querido Sasuke, tú no tienes que hacer absolutamente nada —le sonrió de una manera que no le agradó para nada.

 

Se retiró con el porte elegante que poseía, y Naruto pudo observar cuando la ojiverde lo golpeaba y el fotógrafo solo reía y siguieron trabajando. Esto llamó la atención del Uzumaki, quien pensaba que la muchacha era la pareja que anteriormente el Uchiha había mencionado.

 

—Sasuke.

 

—¿Qué quieres? —levantó su mirada de su celular moderno que tenía entre las manos.

 

—La pareja de Kakashi-san, ¿es la chica de cabello rosado?

 

—¿Sakura? —el otro asintió con la cabeza—. No, es solo su asistente. Se conocen desde que están en el colegio.

 

—¿Eran compañeros de clases?

 

—No, él era el profesor de arte y ella su alumna.

 

—No fue hace mucho, ¿no? —dedujo por la edad que la chica aparentaba.

 

—Hace unos tres años —volvió a concentrarse en el aparato—. ¿No vas a ensayar tu expresión facial?

 

—Ah, sí… —se miró en el espejo que tenía enfrente de él y gruñó.

 

—No tienes que hacer sonido alguno y tienes que tener la boca abierta —aconsejó sin dejar de presionar rápidamente las teclas.

 

—¿Y qué tal así? —abrió su boca lo más que pudo.

 

—¿Y dónde está tu expresión de furia?

 

—Ah, cierto —frunció el ceño y arrugó la nariz cerrando la boca.

 

—Ahora abre la boca —lo hizo y, finalmente, le salió lo que estaba buscando—. Bien, ahora cállate y no me molestes.

 

—¿Mensajitos con tu señorita enamorada? Yuu…

 

—Estoy hablando con mi hermano, dobe mal pensado —le dio un golpe en su dura cabeza para que dejara de pensar tonterías—. Además, no tengo enamorada.

 

—¡¿Qué?! —gritó sin poderlo creer, ganándose así las miradas de todos los empleados que se había asustado—. ¿Tú, el niño bonito, no tiene pareja? Eso sí que es raro, las chicas deberían lloverte.

 

—Lo hacen, pero es fastidioso cuando lo hacen —se guardó su celular y giró encarándolo—. Solo tengo muy pocas amigas, la que tienen dignidad como para no acosarme, eso de observar todos tus movimientos deja mucho que decir de la persona.

 

—Si me preguntas —habló luego de unos segundos de silencio—, yo tampoco tengo novia, aún no encuentro a esa personita especial.

 

—Bien por ti.

 

—Por cierto…

 

—No tengo ni hermanas ni primas —respondió antes de que le formulen la pregunta.

 

—¿Cómo sabías que iba a preguntarte eso?

 

—La costumbre.

 

—¡Sasuke! ¡Naruto! ¡Vengan! —llamó la asistente.

 

—Podíamos haber mandado a alguien que les pase la voz, en vez de gastar tu hermosa voz.

 

—Cállate, Kakashi, por tu tardanza debemos apurarnos, ¡no hemos comido nada, explotador! —le reclamó furiosa.

 

—¿Sí? —se acercaron, uno nervioso y el otro, inmutable.

 

—¿Ya practicaste? —cuestionó al blondo que suda frío por el aura de la molesta mujer.

 

—Así es Kakashi-san.

 

—Dejémonos de formalismo, dime solo Kakashi —le sonrió amigablemente.

 

—En ese caso, así es, Kakashi —le devolvió el gesto.

 

—Muy bien, vamos a terminar esto de una buena vez —le entregaron su arma en una bandeja de plata: su cámara—. Sasuke, Naruto, pónganse en el medio —los nombrados acotaron la orden y los flashes comenzaron—. Bien, están entendiendo lo que pido.

 

—Yo ya sé cómo modelar —afirmó aún fastidiado con el mayor que solo le sonreía.

 

—Sí, porque eres un Uchiha, todo lo haces bien —dijo sarcásticamente.

 

—Vamos, muchachos, estamos bien —calmó el ambiente que se volvía más caliente—. Ahora, quítense el polo, con este calor deben de estar muriendo con esas prendas.

 

—En verdad, yo estoy bien.

 

—¡Quítense el polo! —gritó una hambrienta pelirrosada.

 

—¡Sí! —se alzaron la ropa, quedándose con el pecho descubierto.

 

—Bien, chicos, acérquense entre ustedes —con su mano izquierda hizo la señal de que corten la distancia—. Sasuke, ponte de perfil y Naruto, acércate más a Sasuke y agáchate.

 

—Pero el teme me pondrá otra cara —bromeó, aunque decía la verdad.

 

—¡Obedece! —gritó Sakura que estaba ayudando a los que tenía cierta dificultad con lo que se le había mandado.

 

—Está bien…

 

—Ya falta poco, chicos. Ahora, Naruto, pon la expresión que habías ensayado.

 

—Sí —como anteriormente había hecho delante del espejo con la tutoría del moreno, lo repitió.

 

—Bien, eso es lo que buscaba, finalmente, pon tu boca en el trasero de Sasuke, como si fuera una mordida —indicó velozmente por la emoción.

 

—¡¿Qué?! —gritaron al unísono rompiendo el ambiente que se había creado y se aproximaron al peligris para reclamarle.

 

—¡Está demente!

 

—¿Acaso los libros que lee le pudrieron el cerebro?

 

—Chicos, no es para tanto, solo… —lo interrumpieron.

 

—¡¿No es para tanto?!

 

—Lo que pide es antihigiénico, ¿cómo voy a poner mi boca por donde uno se tira pedos?

 

—Y por ahí se hace el número dos —agregó un castaño que martillaba.

 

—¡Exacto!

 

—Además, ¿cómo voy a dejar que un dobe desconocido muerda mi inmaculado trasero?

 

—Pero chicos…

 

—Nada de: <<pero, chicos>>, tú estás loco y nos vamos —anunció.

 

—Es que no pueden.

 

—¿Cómo que no podemos? Podemos elegir, Kakashi.

 

—Tú, Sasuke, sabes muy bien por qué estás aquí, así que no puedes irte —el ojinoche gruñó amargamente—. Y tú, Naruto, ya firmaste el contrato, ¿te acuerdas? Ese mismo día que nos conocimos en la calle —hizo recuerdo.

 

—Bueno, sí, pero pida otra cosa, no eso.

 

—Es que deben comprende de que yo soy el fotógrafo y director de todo esto, ustedes se comprometieron y ahora deben cumplir su palabra. Además, voy a pagarles, ¿qué más quieren? Y si les preocupa que los reconozcan, no se preocupen, solo saldrá las mejillas y nariz de Naruto y el trasero de Sasuke —explicó—. Así que vayan a sus puestos sin rechistar.

 

—…

 

—Así me gusta.

 

Se colocaron en sus respectivas posiciones, solo que el rubio aún no ponía su boca en la retaguardia del de piel nívea, quien tenía algunas venas saliendo de su cien. Estaba muy molesto, maldecía al Hatake de todo lo que le pasaba. El ojicielo no se sentía cómodo, pero trabajo era trabajo; la próxima vez leería el contrato y no lo firmaría de la emoción.

 

—Muchachos, no tienen lepra, así que acérquense de una buena vez, antes de que mis trabajadores se vuelvan caníbales —pidió el fotógrafo al mirar las caras de sus empleados.

 

—Está bien, ¡hagamos esto! —puso la misma expresión y colocó su boca en el trasero del Uchiha, quien se sobresaltó por su repentina acción.

 

—No pongas tus dientes asquerosos —se quejó avergonzado.

 

—Sasuke, no te muevas, que Naruto tiene la peor “o mejor” parte.

 

—Y, ¿yo no?

 

—¡Cállate, niño engreído! —se acercó la asistente de Kakashi.

 

—Bien, muchachos, unas cuantas tomas más —los flashes sonaban repetitivamente—. Y… ¡listo!

 

—¡Puajj! ¿Dónde está el dentífrico que me dio mi padre?

 

—¡Ja! Deberías agradecer haberme tocado —se cruzó de brazos y el leve sonrojo no desapareció de sus pálidas mejillas.

 

—Muy bien, muchachos, eso es todo, gracias por apoyarme, han sido una verdadera ayuda —se despidió el fotógrafo y pegó la carrera.

 

—Con tal de verse con Iruka-kun…

 

—¿Quién es Iruka? —interrumpió el blondo, poniéndose entre Sasuke y Sakura que veían correr al peliplateado.

 

—No es de tu incumbencia, ahora retírate —se acercó a hablar con el electricista y, luego, se besaron.

 

—Es chico de cejotas, ¿es su pareja? —preguntó pasmado con la imagen.

 

—Su nombre es Rock Lee y es su esposo desde hace dos años.

 

—La verdad es que creo que Sakura-chan no pierde tiempo.

 

—Como sea, yo me voy de aquí —salió de la habitación para poder cambiarse.

 

—¿Sabes, Sasuke? —dijo el Uzumaki cuando ya estaban en el camerino quitándose el simple vestuario que tenían—, ¿por qué no vamos a tomar un café?

 

—¿Un café contigo? No, gracias, tengo un status que proteger —respondió sin girar a verlo.

 

—Vamos, teme, solo por un café, eso no te matara —insistió.

 

—Vaya a saber qué café me darás.

 

—El que quieras, pero salgamos a conocernos, no tengo malas intenciones.

 

—Está bien —suspiró rendido. No es como que en su casa lo estuvieran esperando, pero tampoco le agradaba la idea de salir con su nuevo compañero de trabajo—. Pero usaremos gafas oscuras para ocultar nuestra identidad.

 

—Me parece bien —sonrió.

 

—Bien… “Al fin y al cabo, ¿qué podría salir mal?” —pensó saliendo del camerino junto al rubio, quien le conversaba animadamente.

 

Pobre Sasuke Uchiha, quien ni se imaginó enamorarse perdidamente de un dobe como Naruto Uzumaki.

Notas finales:

Si llegaron hasta aquí, ¡¡Felicitaciones!! Lo leyeron todo sin salir ^^ Gracias

 

Bueno, no puedo explicar mucho porque dentro de unos minutos me voy a mis clases de inglés c: Así que solo diré de dónde saqué esta idea.

 

Estaba yo un día en el carro viendo el paisaje por la ventana, cuando me fijé en un anuncio de jeans donde una chica era mordida en el poto por un chico. Yo quedé O.o Y luego con mi familia discutimos sobre ese cartel; todos hicimos bromas de esas personas xd Los demás días —creo que por dos meses—se me ocurría como habrá sido y de ahí salió esta idea :D

 

No se de qué marca era, porque solo veía la imagen Uu

 

Gracias por leerme ^^

 

P.D.: La continuación será dentro de unos días y, daré un adelanto: Sasuke y Naruto son pareja oficial y tienen una cena con los padres de Sasuke. Ya se imaginaran el desastre que les espera ^^

 

Ahora sí, cuídense OwO


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