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Ille et ego por RingogoShiroyama

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Notas del capitulo:

Jojojo *---*

Bueno, ahora sí csm. Me la pasaba escribiendo one-shots gtop pero aquí tienen un fic xD

Espero les guste ;___;

Roma, 56 a. C.

Choi Seunghyun. Hombre de 17 años. De padres coreanos, nacido en Roma. Pintor y escultor.

Seunghyun era hijo de una importante familia romana. Eso lo había salvado de convertirse en esclavo, sin embargo, no vivía con sus dos padres.

Desde muy pequeño Seung había expresado su gusto por el arte. Le encantaba dibujar, pintar y hacer figuras con barro. Salía al jardín de su casa con dos recipientes, uno lleno de agua y el otro vacío. Escarbaba en la tierra del jardín y tomaba gran cantidad de tierra, luego la echaba en el recipiente con agua y lo mezclaba hasta que lograba hacer el barro con la textura perfecta. Podía pasarse ahí horas, hasta que su padre lo descubriera. El señor Choi, a pesar de ser coreano, tenía la cultura romana metida hasta por las orejas. Apenas veía al pequeño Seung en el jardín, su rostro se deformaba. Iba hacia él y lo tomaba del cabello para levantarlo del piso. El pobre Seung comenzaba a llorar por el dolor. El padre del niño pateaba los recipientes que su hijo había llevado hasta el jardín, y luego pisaba las esculturas del pequeño. Seunghyun lloraba más fuerte cada vez que veía eso. No entendía qué tenía de malo el que le gustara hacer arte, a pesar de que su padre ya se lo había gritado muchas veces. El rostro del hombre mayor se ponía rojo de furia, y comenzaba a gritarle a su hijo. Lo llamaba tonto y le decía que era una deshonra tenerlo como hijo. Un hijo suyo no debería utilizar sus manos para hacer esa clase de porquerías. Las manos de un romano eran sagradas, no para estar creando basura. Eso era para los pobres que no tenían otra forma de ganarse la vida más que hacer pinturas.

Un día el padre de Seunghyun simplemente se fue de la casa, dejándolos solos a su madre, su hermana y él. Gracias a algún dios, la mamá de Seung también tenía su fortuna y con eso pudieron sobrevivir, pero aun así ella sabía que su dinero no sería para siempre. Por eso, cuando Seung cumplió los 15 años, ella le dijo que tenía que trabajar. Al principio él pensó que tendría que irse de esclavo o algo así, pero realmente no se esperaba lo que su madre le había conseguido. Un pequeño local para que Seunghyun pudiera crear su arte ahí y venderlo a las personas. El chico se quedó atónito. Él sabía que su mamá lo apoyaba con sus gustos, pero jamás pensó que a tal grado de dejarlo trabajar con algo así. Desde ese día, Seunghyun se la pasaba metido en aquel local, pintando, haciendo pequeños mosaicos y esculturas. Ahora que tenía 17 años, amaba aun más el poder hacer arte.

 

 

Un día Seunghyun se levantó como normalmente lo hacía. No esperaba que sucediera nada nuevo, pero estaba equivocado.

No era muy conocido en el pueblo romano, pero aun así ya tenía unos cuantos clientes. Llegó a su local muy temprano y comenzó a hacer un cuadro para uno de sus mejores clientes. Era un hombre que desde hacía 1 año le hacía pedidos. A pesar de esto, Seunghyun solo lo había visto en persona una vez. Siempre enviaba a sus esclavos a hacer los encargos o a recogerlos.

Seunghyun estaba muy entretenido pintando, cuando de repente vio una pequeña sombra asomarse por la entrada de su local. Se volteó y pudo ver  a un chico de cabellos castaños parado en la puerta. Dejó lo que estaba haciendo y se acercó a él. El menor estaba vestido solo con un pedazo de tela que cubría desde su cintura hasta un poco más arriba de sus rodillas, lo que hacía notar que era un esclavo. Seung se fijó más en el rostro del chico. Nunca lo había visto antes. Era más bajo que él y tenía unas facciones muy finas y delicadas, los ojos castaños igual que su cabello, y unos labios muy bonitos.

- Ehh… - El chico dudó un momento, y luego miró a Seunghyun a los ojos - ¿Usted es Seunghyun?

- Sí ¿Qué deseas?

- Vengo de parte de mi amo, Caelus.

- Ohh – Caelus era el hombre para el que Seung estaba pintando antes de que el pequeño llegara.

- Sí… me mandó a preguntarle si ya está lista la pintura que pidió. – El chico bajó la mirada, cosa que por alguna razón a Seunghyun le pareció tierno.

- Ah… no, aún no. Dile a Caelus que mañana por la tarde estará lista.

- De acuerdo. Muchas gracias. – El pequeño hizo una reverencia de 90° y luego salió corriendo.

Seunghyun se quedó unos minutos viendo al chico correr, hasta que se perdió de su vista. Aún así, Seung seguía mirando la esquina por la que el pequeño dobló. Cuando se dio cuenta de eso, sacudió su cabeza y regresó a pintar.

Un rato después, se sorprendió a sí mismo pensando de nuevo en aquel chico. No sabía que era esclavo de Caelus… él siempre mandaba a los mismos. Era la primera vez que mandaba a alguien diferente. Seung volvió a sacudir su cabeza para alejar esos pensamientos. Debía concentrarse en su pintura.

 

 

Unas horas más tarde, Seung se levantó y salió de su local. Era la hora de la comida. Debía regresar a casa para comer con su madre y su hermana.

En el trayecto pasó por el mercado, y se detuvo unos momentos a comprar fruta para llevar a su casa. Cuando reanudo su camino, pudo ver en otro puesto la misma pequeña y delgada figura que había visto hace unas horas en su local. Se acercó tratando de no mostrar mucho interés, y se paró al lado del pequeño. Volteó a verlo, confirmando que era el mismo chico que había ido a preguntar por la pintura. El menor tenía en uno de sus brazos una gran bolsa, y adentro llevaba más bolsas. En ese momento el comerciante que estaba atendiendo ese puesto le pasó otra bolsa al chico, quien la recibió y le pagó al señor. Cuando el pequeño terminó de acomodar todas sus bolsas en la bolsa más grande, levantó la mirada, encontrándose con Seunghyun. Fue algo muy rápido, cuestión de segundos, pero Seung pudo notar como el chico abría los ojos muy grandes, se sonrojaba y luego bajaba la mirada. Se acomodó mejor la bolsa grande en su brazo y salió corriendo otra vez. Y de nuevo, Seunghyun se quedó viendo correr al chico.

 

 

 

- Seung ¿Por qué tardaste tanto? – Su hermana le preguntaba. Estaban todos sentados a la mesa, comiendo.

- Ah, lo siento, me entretuve un poco en el mercado.

- ¿En el mercado? ¿Qué me trajiste? – La chica sabía que su hermano siempre le compraba algo en el mercado.

- Toma – Seunghyun tomó la bolsa que había dejado en el piso y se la pasó a su hermana.

- Manzanas… ¿cómo lo haces, eh? Siempre traes exactamente lo que necesitamos. ¿Cómo supiste que se habían terminado las manzanas?

- ¿Se terminaron las manzanas? – La madre de Seung observó a la chica. Ella recordaba haber comprado 5 manzanas hace solo 2 días.

Seunghyun vio como su hermana se ponía roja, mientras trataba de explicarle a su madre que ayer la había atacado un impulso por comer todas las manzanas. Y sin quererlo, una vez más, su mente volvió a pensar en aquel chico. ¿Cómo podía ser tan lindo? Aun peor, ¿Cómo podía causar ese efecto en Seung? Solo lo había visto una vez, y ya no podía dejar de pensarlo.

- ¿Seunghyun? – Escuchó a su madre llamándolo.

- ¿Eh? ¿Qué pasa?

- ¿En qué pensabas?

- Ahh… en… en mi trabajo… tengo que terminar una pintura para mañana.

- ¡Ohh! ¿Es para Caelus? – Su familia también conocía a Caelus. ¿Quién no conocía a Caelus? Después de todo, era uno de los más ricos de toda Roma.

- Sí.

- ¡Entonces vete ya! – Su hermana golpeó la mesa con sus manos – He escuchado cosas feas de Caelus el otro día… dicen que ha matado a varias personas solo porque no cumplen sus pedidos…

- Hija deja de asustar a tu hermano.

- ¡Tarto de prevenirlo mamá! Anda Seung, vete de una vez.

Seunghyun sonrió y se levantó de la mesa. Se despidió de su madre y su hermana y volvió a salir, camino a su local.

 

 

Ya era muy tarde. Había estado toda la tarde pintando. Solo le faltaba alrededor de un 10% del cuadro. Eso era muy fácil, podría terminarlo en al menos 2 horas del día siguiente. Se levantó decidido a irse a dormir a su casa, pero algo lo detuvo. En su mesa había un pedazo de papiro junto a un pincel. Seung lo miró, y antes de que se diera cuenta ya estaba dibujando sobre él. Cuando terminó, se podía ver un perfecto retrato de aquel esclavo que había ido a verlo hace ya varias horas.

 

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Kwon Jiyong. Hombre de 16 años. De padres coreanos, nacido en Roma. Esclavo.

Jiyong era hijo de una familia coreana que había ido a vivir a Roma. Al no ser ricos, tuvieron la mala suerte de terminar siendo esclavos. Su madre, su hermana y él vivían en la casa de su amo, Caelus. Para suerte de Jiyong, Caelus también había comprado a otra familia como esclavos, la familia Dong. Jiyong y el hijo de los Dong, Youngbae, se habían hecho muy buenos amigos desde pequeños.

Desde hace algunos años, Caelus había estado comprando muchas obras de arte al mismo pintor, pero un día al parecer aquel artista no había podido terminar el trabajo que Caelus le había pedido. Jiyong no volvió a ver ningún trabajo de aquel hombre en la casa. Luego de eso, Caelus encontró a otro artista, y desde hacía un año le hacía encargos. Siempre mandaba a los mismos esclavos a que hablaran con aquel hombre, por eso Jiyong se sorprendió al escuchar que su amo le pedía a él que vaya.

Jiyong hizo caso a la orden de su amo y fue al encuentro de ese tal “Seunghyun”. El pequeño esperaba ver a un hombre grande, pero mucha fue su sorpresa al ver a un chico solo un poco mayor que él, aparte de muy apuesto. Apenas terminó de dar el recado, salió corriendo de aquel local. Seunghyun lo había puesto nervioso. Era demasiado guapo para ser verdad, o al menos eso pensaba Jiyong.

Regresó a la casa de su amo para darle el recado que le había mandado Seunghyun. Quería correr hacia su habitación y contarle sobre aquel chico a su amigo Youngbae, pero Caelus no lo dejó. Lo mandó de nuevo a la calle, esta vez al mercado.

Ji salió de la casa nuevamente, con una bolsa enorme en el brazo, para poder cargar todo lo que su amo le había encargado comprar. Ya llevaba casi una hora en el mercado. Su brazo estaba rojo, la bolsa estaba llena de más bolsas y pesaba mucho. El pequeño estaba en un puesto esperando a que el señor le diera lo que pidió, cuando vio una sombra de alguien más alto que él pararse a su lado. No volteó, hasta que el señor le entregó una bolsa, y Ji sintió la mirada de aquella persona sobre él. Miró hacia arriba por un segundo, para encontrarse con la profunda mirada de Seunghyun. Jiyong sintió que se ponía rojo y al instante bajó la mirada, y salió corriendo de nuevo. ¿Qué tenía ese Seunghyun que lo ponía así? Aparte de ser extremadamente guapo…

Llegó a la casa de su amo y entró a la cocina a dejar la bolsa enorme que cargaba. Saludó a su madre, que era una de las cocineras, y saludó a la mamá de Youngbae, que también  trabajaba en la cocina. Después salió corriendo rumbo a su habitación, la cual, también compartía con Youngbae. Corrió por toda la enorme casa de Caelus. Subió un montón de escaleras, y por fin llegó. Youngbae estaba acostado sobre las cobijas que usaban para dormir, viendo hacia el techo.

- ¿Bae? – Ji lo llamó mientras se acercaba a las cobijas donde él dormía y se sentaba.

- Ohh ya regresaste – Youngbae le sonrió y se sentó para quedar frente a frente con su amigo.

- Sí, y ¿qué crees? – Ji sonrió – Por fin conocí al nuevo artista… se llama Seunghyun… y es muy guapo – El pequeño se ruborizó.

- ¿No me digas que te gusta? – Youngbae picó el brazo de Ji con uno de sus dedos.

- N-no… solo… es muy guapo y ya. No molestes – Ji alejó la mano de Youngbae y luego cambió el tema de conversación.

Estuvieron platicando un rato, hasta que sus mamás y la hermana de Ji subieron al cuarto. Les dieron un poco de sopa y un pan y comieron todos juntos. Los padres de ambos, y el hermano de Youngbae, habían sido enviados a una escuela de gladiadores. Después de comer, los chicos siguieron platicando, mientras sus mamás hacían la limpieza por toda la casa.

Llegó la noche, y todos se fueron a dormir. Su mamá, su hermana, la mamá de Youngbae y el mismo Youngbae ya estaban bien arropados y dormidos en sus respectivas cobijas, pero Jiyong no podía dormir. El rostro de Seunghyun no paraba de rondar por su mente. Entonces el pequeño pensó que si supiera hacer obras de arte tan buenas como las de Seunghyun, no dudaría en hacer un retrato de él…

 

 

 

Notas finales:

¿Y bien? *--*

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