Alexander se levanto sin mucho ánimo de su cama; se notaba por el desorden de su caballo que había dormido más que bien, sus ojos color niebla brillaban como estrellas en el cielo nocturno al contraste de su cabello rubio platinado. Era curioso pensar que a pesar de sus ojos grisáceos azulados y su cabellera plateada y dorada seria una persona fría y soberbia; de aquellas que perforaban el alma con una sola mirada sin embargo su anguloso rostro, sus marcados pómulos y su delicada y tersa piel proporcionaban a Alex facciones angelicales y tiernas.
¡Eh! ¡Ya son las siete de la mañana!, voy a llegar tarde a mi primer día de clase—pronuncio con desesperación en la voz Alexander Black o como todos le decían Alex, antes de salir corriendo a su nuevo destino.
El instituto “Le rose noire” era tan bello y majestuoso como Robert el padre de Alex le había dicho que era; su padre y el estaban viviendo en México Coyoacán. Robert había le dicho a Alex desde pequeño que entre sus quince o dieciséis años el cursaría la preparatoria en ese colegio de repente recordó aquellas palabras como si Robert se las hubiera dicho hace tan solo unos pocos días <<Alexander hablando académicamente “Le rose noire” es un buen colegio de una alta calidad pero esconde mágico secreto que revelaras con el tiempo, desde el primer día vivirás grandes aventuras o te sucederán cosas fuera de lo común ; en él encontraras tu lugar en el mundo y que nunca se te olviden estas palabras>>y eso es lo que sintió Alexander al instante de estar frente al gran portón dorado del instituto que se alzaba majestuoso ante él; enfrente de Alex y en medio del portón se imponía el escudo de la escuela que no era más que una rosa negra cubierta de espinas en su tallo con pequeños hilillos de un liquido rojo escarlata como si la rosa se desangrara.
¡Para ser una escuela tan refinada me parece demasiado gótica!-mascullo Alex.
¿Eso te parece? –pronuncio una voz desconocida para Alex que hizo que se exaltara.
Al voltearse la imagen que vieron los ojos de Alex fue tan hermosa que le causo un sonrojo tan notable en sus blancas mejillas; el chico que la había hablado era la visión más hermosa y el claro ejemplo de la belleza humana.
¡Esto! ¡Eh!- Alex trataba de pronunciar palabra pero no podía.
¿Cómo te llamas cara linda?- pregunto el chico de cabellos dorados como oro y centellantes ojos color miel.
Alexander- respondió aun mas sonrojado, jamás había sentido gusto por alguien y menos por un hombre.
Yo me llamo Aarón mucho gusto en conocerte Alex.
Igualmente ¿te puedo hacer una pregunta?
Ya la hiciste- dijo un poco burlón
¡Bueno dos! –Dijo con tono impaciente-¿Este es tu primer año aquí?
¡Ah, eso! No ¿Por qué?
Bueno solo se me ocurrió-dijo un poco apenado -¿y porque me has dicho guapo?
¡Eh! ……-pero antes de poder responder otros 5 chicos se acercaron. Aarón volteo para saludar a aquellos chicos y al regresar la vista para ver nuevamente a Alexander este se había esfumado.-
Alexander estaba rojo de la vergüenza; había salido corriendo inmediatamente al percatarse de la distracción de Aarón y ahora estaba sentado en una banca ubicada del lado posterior de la escuela alterado por volverlo a ver, una visión apareció frente a él y regreso sus pensamientos a la normalidad; lo que vio fue que todos los chicos empezaban a alejarse de aquel lugar lo mas seguro entrando a instituto.
-¡Eh! Pero que hago aquí, ya es hora de entrar-dijo Alex con un tono de enojo a sí mismo y un poco de prisa.-
Alex empezó a correr con todas sus fuerzas, tan rápido que no se dio cuenta de que frente a él una figura humana se interponía en su camino pero antes de poder frenar los dos ya estaban en el suelo uno encima del otro.
Discúlpeme no lo he visto-dijo Alexander un poco tímido a la figura que había visto, de tan cerca vio que era mucho mayor que él, e intuyo que tendría alrededor de treinta o cuarenta años.
-¿Eh? no tiene importancia, no me ha pasado nada-
Pero antes de continuar la charla Alex se quito de encima de aquel desconocido; su cara estaba tan ruborizada que se podría notar inmediatamente en su blanca piel. La persona con quien había tropezado hizo inmediatamente lo mismo y continúo con su plática.
-¿De qué grado eres jovencito?-dijo el señor con un tono autoritario característico de los adultos, maestros o de alguna autoridad.
-Creo que de primero- dijo no antes de darse cuenta de que la persona frente a él sería un profesor; tenía un traje negro como los que utilizaban los profesionales pero su rostro no estaba tan desgastado como el de muchos maestros de su edad aunque si tenía alguna que otra línea de expresión y se pregunto ¿cómo no se había dado cuenta antes?
-¿Aun no sabe de qué grupo es verdad? , pues acompáñeme y buscaremos su salón.-
-Si muchas gracias señor… -¿Cómo me dijo que se llamaba?
-Todavía no se lo he dicho; por cierto mi nombre es Richard; profesor de francés y tutor del primer y segundo semestre del grupo a.-
-Mucho gusto profesor.-
-Venga joven que ya es muy tarde para los dos-dijo el profesor de cabellos castaños obscuro y ojos cafés claro.
Alexander estaba en el corredor que daba al grupo del profesor a espaldas del maestro; recordó como al entrar en la dirección resulto ser que él era uno más de sus alumnos y ahora estaban en camino de su primer día con su nuevo grupo durante los seis semestres.
-Ya hemos llegado joven Black- Dijo el maestro con un aburrido tono carente de sentimiento alguno.-
Pero antes de Alex pudiera darle las gracias el maestro abrió la puerta y entro; Alex recordó que en la dirección el maestro le había dicho que el entrara al salón cinco minutos después de él, lo más seguro para presentarlo antes de que entrara.
Alex se impaciento y estuvo a punto de entrar pero frente a él, la puerta estaba abierta y el maestro le indicaba que entrara.
Este es su nuevo compañero el joven Alexander Black todos trátenlo bien-dijo Richard Williams
Todos se quedaron atónitos al ver a Alex; y no era para menos; Alex poseía cualidades angelicales; era como ver un hermoso personaje sacado de un cuento de hadas en la vida real
-Es un gusto conocerlos – dijo Alex con un tono cortes, observando rostros desconocidos para él a excepción de uno de melena dorada y mirada como la luz del sol.