Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

EXCESOS por HakudiNN

[Reviews - 73]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Y uno más, porque no????

jijijiji 

MIL GRACIAS POR LEER!!! 7

La trama se acelera en este y el siguiente capitulo: SOLO ESPERO Q EL CUENTO DE HADAS NO SEA VISIBLE PORQUE...ESTE FIC NO TIENE CUENTO DE HADAS, ESOS NO ME GUSTAN JOOOOM POR ESO ES Q SIEMPRE ME ALARGO PARA NO CONVERTIRLO EN ESO...PERO CREO Q ES PERTINENTE AUMENTAR LA RAPIDEZ, SALE?? ASI QUE SI VEN UN CAMBIO MUY RADICAL EN LA FORMA DE ESCRITURA O NARRACION DE A TRAMA EN CUANTO A HECHOS MAS RAPIDOS, BUENO SABRAN LA RAZON!

Ammmm y ya, solo que espero poder actualizar como antes, mmmmm sip, el jueves =D

POV NEAR

Me mantuve quieto, sumido en las sombras de esa habitación, algo no marchaba tan bien en mi mente como debería. Por alguna extraña razón, mi cuarto ya no podía considerarse así, la casa de Rester y Halle no se comparaba en nada con la necesidad que de pronto sentía por volver allí.
Era realmente frustrante el no acabar de comprender por qué deseaba volver allí, que el rubio no hubiese cambiado de parecer cuando sus pupilas regresaron a su normalidad.
Me levante de la cama, dentro de poco entrarían sin llamar mis padrastros, fingirían aún más preocupación y probablemente soportaría una más de sus charlas falsas. Deje caer la mano desde mi cabello y preferí repasar cada suceso de la noche anterior…

Me había hundido en el rincón, decidido a demostrar un poco más de dignidad antes que enfrentarme a la vergüenza de presentarme ante Mello y Matt en su desordenado salón.
No hubo mucho ruido…por tanto me obligue a creer que el pelirrojo no había recibido la misma atención que el dio a Mello…o quizás solo era más silencioso…Aparte los ojos, Matt podía intentar se amable sin embargo, repentinamente era una persona molesta.
Transcurrieron varias horas, el amanecer estaría próximo…si los agentes no estaban buscándome ahora quizás era porque creían que estaba con Beyond…si Giovanni no había movilizado hasta la milicia con ayuda de Elle, era porque le preocupaba mas su trabajo que admitir gracias a sui ineficiente tare Nate Rivers estaba en peligro de muerte en Richmond.
Pero era solo una teoría.
De pronto la puerta se abrió. Alce los ojos un momento, fijándolos con la mayor frialdad que logre reunir…algo que se me daba bastante bien.
--¿Qué nunca duermes o qué?—oí la hosca voz de Mello, más brusca, como la recordaba, no era el mismo tono ronco excitado con el que lo encontré por la tarde, así que supuse que su cerebro recibía su raciocinio por completo.
--No encuentro seguro hacerlo aquí—respondí simplemente, fingiendo desinterés.
--Como si me importaras lo suficiente para que te haga algo—gruño avanzando hasta el cuarto de baño.
--Evidentemente tus acciones contradicen tus palabras—evidencie, por algo me prohibió bajo amenaza a salir de allí.
Salió con el cabello mojado, creí que iba a acercarse a mí de nuevo, más se dejó caer sobre la cama, extendiéndose en ella, saco una barra de chocolate de su pantalón y la mordisqueo.
--Te quedaras aquí-- dijo. Mis pupilas se fijaron en él, rodo los ojos—Que te quede claro que no tengo especial interés en ti o B, si se aparece en mi camino hare lo necesario para mantenerlo a raya, es todo.
Seguí callado. Me frustro lo que dijo.
--¡Ya!—grito--¡Ya se lo que estás pensando! Y realmente no me importa si crees que estas aquí secuestrado porque fuiste tú quien llego aquí buscándome…--se interrumpió maldiciendo en voz baja—Como sea, será mejor que me digas que quieres aquí…--me miró fijamente--¿Por qué viniste a buscarme, Nate?
No me moví.
--Descuida—sonrió malévolo—no voy a hacerte nada.
Me puse en pie, di unos pasos en su dirección, Mello me miro con poco interés, enarco una ceja cuando noto mi cercanía pero luego evito mirarme más, concentrándose en su chocolate.
--¿No se supone que sales a golpear a alguien?—pregunte con los dedos en mi cabello.
--No molestes—ordeno—Aquí el que hace preguntas soy yo, te hice una así que respóndela de una maldita vez.
--¿Temes que pueda escaparme?
Giro sus ojos a mí.
--No—dijo sonriendo con confianza—Y si sigues haciendo preguntas, voy a atravesarte la cabeza ¿entiendes?
Desvié la mirada con desinterés, lo cual lo molesto.
--¡Habla de una puta vez!—ordeno.
--Tus gritos despertaran a Matt—dije desviando los ojos.
--¿Y qué?
Buena pregunta, mi respuesta era simple: si el pelirrojo despierta, acapara la atención del Mello.
--Vete de aquí—solté de pronto, mirándolo de nuevo. Arqueo las cejas con incredulidad.
--¿Estas…amenazándome…tu…a mí?—se rio.
--Hay alguien que busca ponerte tras las rejas—agregue—y lo hará.
--El asesino de Sneider—capto de inmediato. Es listo. Lo pensó un segundo antes de incorporarse sobre el lecho—Si no eres de la policía, Nate… ¿B lo es? No, no es un policía—dedujo--¿Qué tipo de relación tienes con ese sujeto?
--Realmente será mejor que te vayas de aquí—ignore su pregunta.
Soltó una risotada.
--Realmente eres inocente, Nate—mordió su barra, poniéndose en pie—vienes aquí a prevenir a un criminal sobre algo que te pone en bastante peligro…
Mello tenía razón, decirle aquello era asegurarle una clase de relación con la policía.
--Y sobre todo…no debería importarte—se acercó unos pasos más, llegando hasta estar a escasos centímetros.
Alce los ojos hasta el, nuestras miradas se encontraron, un escalofrío me recorrió.
--¿Terminaste tu momento con Matt?—quise saber. Parpadeo confundido—El efecto de la toxina desapareció de tu sistema puesto que tus pupilas han vuelto a la normalidad—explique retorciéndome el cabello.
--¿Terminar con Matt?—se dijo en voz baja, pensándolo.
--B estará interesado en conocer esa respuesta, sería mejor oírla ahora—proseguí otra vez con ese animo a meter al pelirrojo en problemas; su rostro se endureció, mas luego recobro la arrogancia.
--Pero tú no eres B—sonrió con autosuficiencia—Nate—acerco su rostro al mío—terminar o no con Matt no significa que no pueda continuar lo que comencé—su tono fue una clara amenaza…pero no me molesto…Su aliento cálido choco contra mis labios.
--De nuevo contradices tu dicho, se supone que no tienes interés en mí…
--“Especial interés”—corrigió, sus manos se acercaron hasta mi cadera, atrayéndola lentamente, sufrí un espasmo—Por ahora Nate, te sacare de aquí.
Entorne los ojos.
--Lo pensé mejor—explico con sorna, soltándome y alejándose de golpe—tú quieres estar aquí, bien, es tu maldito problema…B quiere estar aquí por Matt…ese será el de Matt…y mío.
Anduvo hasta la puerta, dejándola abierta para mí. Le seguí entonces, paseando la mirada por el salón. Ubicar a Matt dormido sobre el sofá no fue de mucha ayuda para mi estado de ánimo.
Su aspecto era sumamente apacible…
Seguí a Mello por el pasillo hasta las escaleras, en completo silencio. El cielo grisáceo era un manto que cubría la atmosfera, no notaba a nadie en las calles.
Contemple a Mello buscar su motocicleta.
--No quiero a la policía buscándote—dijo sin más, montándola—debes ser familiar de alguien influyente, Nate—murmuro.
Definitivamente era inteligente.
Me acerque hasta el vehículo, rodee lentamente su cintura…y el viento azoto mi cabello cuando encendió el motor.
Esta vez no tuve interés en contemplar el progresivo cambio de lugar a lugar en la ciudad, cerré los ojos durante todo el trayecto.
Esta vez fue diferente el destino: la estación de trenes.
Me retorcí el cabello apenas plante los pies en el asfalto, las avenidas estaban desiertas, nadie que pudiera notar nuestra presencia.
Era posible que no volviera a ver a Mello…era la segunda vez que me sacaba de Richmond…ni siquiera me preocupe por mirar si alguno de los pandilleros noto mi presencia, si sabían que estuve allí…si él estaba ahora en la mira...
No note que me miraba con atención hasta que alce los ojos.
Nuestras miradas se encontraron.
Mordió su chocolate, jugué con mi cabello.
Y sonrió, por alguna razón simplemente sonrió.
Iba a encender su vehículo, mis pies se movieron por si solos, una vez repasada mi teoría de no volverlo a ver, si era seguro para ambos…Giro el rostro cuando noto que me acerque, cerré los ojos para dejarme llevar por la piel de sus labios.
--Línea 39—exclame retrocediendo hacia las escaleras de la estación de trenes.
No escuche el sonido del motor hasta que iba a la mitad del recorrido. Era prácticamente imposible que conociera la connotación de mis palabras…ya veríamos.
Lo siguiente que sucedió fue mera suerte al no ser asaltado en algún vagón mientras el primer tren de la noche-madrugada recorría sus vías hasta dejarme cerca de casa.


La puerta se abrió de golpe, mire de reojo.
Rester cruzo el umbral hasta la cama, extendiéndome algo. Un móvil.
--Parece inútil tratar contigo o Beyond—soltó con dureza—Esto no se trata de ningún premio a tus actos, sin embargo, es necesario que tengas uno.
Por supuesto que le concedería ese punto, enviarme lejos a mí, el reemplazo de B en la solución de casos para quedarse ellos con el crédito, era una opción que no entraba en las posibilidades de los agentes. Aunado al hecho de que existía una posibilidad del 98% que aquel móvil tuviera un radar GPS con el cual poder rastrearme cada momento.
--Apresúrate—ordeno antes de salir dando un portazo.

POV MATT

Me desperté con pocas ganas de levantarme. Mi cuerpo estaba agotado y adolorido todavía.
--Perro—la voz de Mello me desperezo. Sonaba molesto. ¡Maldición! Acabo de despertar.
Me incorpore sobre el sillón.
--Mello…no grites—me queje, la cabeza podía explotarme, resaca de nuevo.
--¿Dónde está el auto?
Pregunta directa, sentí que la sangre abandono mi cuerpo. Me atreví a levantar los ojos por debajo del cabello, la cabeza me molesto.
Estaba de pie frente a mí, con los brazos colgados a los costados, sosteniendo una barra de dulce.
Me incorpore hasta quedar sentando, Mello espero, sus ojos llameaban.
--Yo… ¿recuerdas la noche en que…no regrese a dormir?—me mordí los labios.
Entorno los ojos con real peligrosidad.
--No me interesa—interrumpió, le mire parpadeando—No me interesa lo que hayas hecho o no esa noche… ¡¿Dónde está el estúpido auto?!
Me dolió su desinterés.
--De cualquier manera se trata de mi auto—replique—No veo el motivo por el cual te moleste.
--Quieres quedarte aquí ¿no?—pregunto con ironía. Puse mala cara—Bien, perro, lo vas a necesitar hoy, así que será mejor que lo encuentres—se dio media vuelta.
Aquello me distrajo. Me puse en pie, trastabille cuando la cabeza me retumbo. Mierda.
--Mello…espera… ¿Por qué voy a necesitarlo?—quería saber.
--Dijiste que querías quedarte aquí, perro, en tal caso harás tu trabajo—explico encogiéndose de hombros, buscando una sudadera.
--Quiero quedarme—admití dando unos pasos, me asalto un mareo—Ayer hable con Rod.
--Lo sé.
--Estará esperándote—dije al fin, resignado. No respondió—Después me encontré con un policía.
Volvió el rostro lo suficiente para oír.
--Buscaba a Nate—explique, y repare el algo que debía ser diferente en nuestra natural vida--¿Dónde está Nate?
--Se fue. ¿Qué clase de policía?
--¿Se fue? Dijiste que se quedaría aquí—un alivio me asalto, eso significaba no mas Beyond o policías por aquí, nuestros problemas se reducían solo a El latino.
--Deja de hacer preguntas estúpidas, Matt—ordeno pasándose por el cuerpo su sudadera negra.
Fruncí los labios.
--Nate no está aquí, tampoco la policía—me encogí de hombros, pensándolo detenidamente.
--O B—se volvió a mí.
--¿B?—trague saliva.
--B quiere venir aquí—insinuó andando hasta mi—aunque todos lo quieren muerto…
--Se preocupa por su hermano—fingí no comprender su tono, saliéndome por la tangente más próxima—Nate viene aquí y es normal que se preocupe ¿ya viste donde vivimos?—intente hacer una broma, seguí de largo hasta el mueble para buscar una cajetilla de cigarros.
--Hermanos—murmuro Mello.
Encendí el cilindro de tabaco, el sabor era pastoso dentro de mi boca, quizás también sufría resaca por el cigarro
--Ve por el auto y averigua que tiene que ver la estúpida de Misa con el sujeto rico que viene a verla cada noche—exclamo subiéndose la capucha.
Le mire un momento mientras sacaba el humo de mis pulmones.
--Sospechas de ella—dije.
--El sujeto viene a verla, Sneider quiere mierda conmigo, aparece muerto—obvio como si hablara con un enfermo mental—No seas tan idiota, Matt, es la única variable además de Nate.
Di una calada, di los pasos que nos separaban hasta llegar a la altura de su espalda, mis pasos se tambalearon suavemente presa de las náuseas.
--¿Dejaste ir solo a Nate?—quise saber, acercándome a su oreja--¿estamos solos?
--Si dije que no está aquí, es porque no está aquí—gruño, acomodándose la ropa.
--De acuerdo—lleve mi nariz hasta su mejilla, apartando con los dedos la tela de la capucha, aspirando el dulce aroma de Mello…chocolate.
Se mantuvo inmóvil.
--Lo que sea que hagas…será de noche—musite en medio de una sonrisa, lo extraño de las toxinas etílicas es precisamente que no salen de tu sistema de inmediato. Acerque los labios a su mejilla, buscando llegar a la comisura de sus labios.
Baje las manos por sus costados hasta llegar al borde de su pantalón, introduje las manos por debajo del abrigo, su piel suave estaba tibia, deslice las yemas por su abdomen, las vibraciones contra mis dedos me estremecieron.
Aspiro con fuerza.
--Apestas.
Me causo gracia, siempre me decía eso, era normal.
--Y estas ebrio—agrego con molestia.
--No me quejo cuando estas drogado—exclame como quien no quiere la cosa, bajando las palmas por su vientre hasta comenzar a introducir los dedos por debajo de su pantalón.
Era una odisea poder introducir mis manos en esa ajustada prenda de cuero, así que decidí buscar la manera de desabotonarle el pantalón.
Se apartó de golpe, dejándome allí con las manos aun extendidas.
No se volvió, no era como si fuera la primera vez que me dejaba botado con tremendas ganas de hacerlo, sin embargo, normalmente me seguía el juego antes de marcharse y abandonarme excitado y con la moral en el suelo. Así es el. Esta vez simplemente se apartó como si mi contacto le molestara.
--Apestas—dijo con despotismo subiéndose de nuevo la capucha—Y córtate la borrachera—ordeno abriendo la puerta para salir.
Al verlo salir lo único que se me ocurrió fue, fumar.

POV LIGHT

Baje por las escaleras, despidiéndome con un “adiós” general para todos, iba con bastante retraso pero en realidad luego de la decisión de Elle de apartarme de mi trabajo, no encontraba alguna forma de molestarle que no fuera ignorándolo por completo.
Apenas abrí la puerta de la casa de mis padres para salir me encontré con el llamativo automóvil negro estacionado en nuestro espacio.
Fingí que no me molesto, aunque por dentro no podía evitar entornar los ojos con real irritación.
Avance por el camino del jardín hasta la cerca, la cruce y me plante frente al automóvil. La portezuela trasera se abrió al instante.
--Buenos días, Light—saludo Elle desde el interior, con una paleta en la boca. ¿Acaso no conoce las consecuencias de comer dulces todo el tiempo?
--Buenos días, Elle—salude con el mejor de los gestos amables.
--Sube, te llevaremos al trabajo—dijo con notoria indiferencia.
--No es necesario, Elle. Puedo llegar por mí mismo, además debes estar ocupado.
--Así es, sin embargo el hecho de destituirte de tu plan no significa que necesite de tu intelecto para el mío—se encogió de hombros. Tenía que estar bromeando.
--De acuerdo, Elle—suspire cansinamente y me adentre al vehículo.
--Light…
--¿Sí?
--¿Te molestaría que pasáramos a tomar el desayuno?

POV LINDA

Cerré la puerta de hojalata del casillero mientras miraba discretamente a mí alrededor, nadie me miraba, todos demasiado ocupados en sus vidas, en llegar pronto a sus destinos, como para darse cuenta de la presencia de una chica que recogía dinero de un casillero comunitario.
Sentí el peso del dinero dentro de mi maleta de aza cruzada, contra mi muslo izquierdo parecía arder…vaya ironía, nunca me sentí así al cargar conmigo mercancía.
Me di la vuelta para salir de la estación de trenes. Me estrelle contra alguien, mi corazón se detuvo un segundo antes de regresar a su ritmo más o menos normal.
--¡Mierda, B!—le dije recargándome en la lámina--¿me estabas siguiendo, maldito acosador?—gruñí realmente molesta, casi sufro un infarto: creí que se trataba de alguien de Mikami.
--No en realidad—musito como si nada, sin mirarme, abriendo un paquetillo de mermelada.
--¡Me asustaste, B, tonto!—hice ver, mi corazón estaba volviendo a la normalidad.
--No era mi intención—no sonó a disculpa, es más, comenzó a sorber el interior de su dulce con tranquilidad. Tuve el impulso infantil de arrebatárselo y arrojarlo lejos.
--¿Dónde vendiste todo esto?—quise saber, alzando mi maleta a la altura de sus inexpresivos ojos, bastante ojerosos--¿has dormido siquiera?
--Tu preocupación no tiene base, cumplí con mi parte—se encogió de hombros.
--No finjo preocupación por ti, B, el que me ayudes no significa que me sienta obligada a algo—hice notar, dejando caer la maleta para que rebotara contra mi cuerpo al sujetarse de mi hombro—me sale natural. Además estoy segura que guardaste algo para ti.
Me miro un momento antes de echarse a andar. Le seguí entonces, era reconfortarle la honda de seguridad que B emanaba hacia mí, como si Mikami no pudiera alcanzarme estando con él.
--Creo que es conveniente para tus propósitos que salgas de California—dijo de paso.
Me hizo gracia.
--Si con “propósitos” te refieres a seguir con vida, si, lo hare—admití—por eso necesitaba el dinero…pero si me voy sin pagar a mi distribuidor…tendré que salir del continente—aquello me inquietaba realmente.
Subimos las escaleras del tren subterráneo, el sol me deslumbro al principio, intuí que a B le sucedió lo mismo.
--Te ves bastante tranquilo—exclame metiendo las manos en los bolsillos de la sudadera.
--Es una sensación normal cuando se está libre de vigilancia—respondió con naturalidad.
--¿Ya no te siguen?—arquee las cejas—Tus padres debe haberse dado por vencidos—nos unimos al mundo de gente que transitaba por las avenidas del centro—O…tu hermano está intentando algo nuevo—insinué mirando fijamente su reacción. Su mirada se endureció, brillaba con real odio. Mierda, quizás no debí decirle eso.
--Cualquiera que sea su partida en la competencia, estoy preparado—soltó de golpe—Elle no está delante de Beyond.
--¿Y qué pasa con Nate?
--Nate—musito llevándose un pulgar a la boca—Su vida tampoco le corresponde a “el”.
Asentí con cuidado, B realmente estaba decidido a quitarse de encima a su hermano mayor.
En realidad, cuando lo conocí en el orfanato, me mantuve en una postura incrédula todo el tiempo, no lograba comprender como era que alguien podía odiar de esa forma tan poderosa a su hermano mayor, sin remordimiento, sin un solo dejo de cariño…hasta ahora.
--B…
Me miro de reojo. Me detuve y lo hice detenerse también. Metí la mano en el bolsillo de su pantalón para sacar su móvil. Anote un número en él.
--Es una dirección, allí iré ahora mientras no salgo de California—explique. Me miro con sus ojos vacíos. Le sonreí con genuina gratitud—Gracias, B.
Al entregarle su móvil apreté una tecla errónea, su registro de llamas llamo mi atención, reconocería ese número de inmediato.
--¿Matt te llamo?—quise saber, un retortijón de insensatez me recorrió, quizás hable de más.
Tomo el móvil entre sus dedos y lo miro.
--Esa llamada fue emitida por Nate—me miró fijamente. Me mordí los labios, ahora tendría que decirle.
--Es el número móvil de Matt—suspire derrotada. Sus ojos cobraron cierto brillo. Tenía que irme de allí antes de decirle más—De veras te recomiendo que te alejas de él, Mello es…
--Pronto no se meterá con nosotros—soltó de golpe. Torcí los labios.
--Hay otras personas por las que no debes tratar de matar a nadie—dije alzándome en puntillas—solo vender cosas sucias—me encogí de hombros, posando los labios en los suyos de forma fugaz—Adiós, B.
Seguí mi camino sin detenerme a mirar atrás…no quería irme, menos alejarme de Beyond,…sin embargo, también mi vida estaba pendiendo de un hilo.

POV NEAR

Contemple detenidamente el aparato, delgado, imperceptible. Alce los ojos a la pizarra, ni siquiera me moleste en prestar atención, nada de lo que aquel profesor dijera era lo suficientemente bueno como para distraerme.
“—No es nuestra decisión—había dicho Rester—Tampoco esperábamos esto, sin embargo, nuestra tarea es necesaria—agrego.
--Aun así, Nate, la situación no cambiara—intervino Halle.
Ambos debían irse, comisionados para un caso de investigación en Nueva York; ahora menos que nunca estaban dispuestos a dejarme solo a mí o a Beyond, sin embargo, aun así no estaban dispuestos a arriesgar sus puestos como agentes de inteligencia.
Aunado, por supuesto, a que seguramente estaría bajo la mira de algún otro policía, fuera Giovanni o no.
--Debes mantener comunicación—explico mi padrastro, señalando el móvil. No dije nada, seguramente estarían al tanto de mis movimientos usando un GPS.
--Y Nate—llamo Lidner—Tienes cita con un trabajador social
Así que ese sería mi nuevo vigilante.”
Me puse en pie en medio de clase, no tenía ánimos de seguir escuchando palabras sin ningún tipo de sentido; me parecía demasiado conveniente o…inconveniente el que justo ahora que mis padrastros estaban decididos a “controlar” a B, ahora a mí también…y justo en este momento la agencia los enviara lejos.
Anduve por los pasillos, por la periferia logre divisar al grupo de sujetos que se me acercaron la última vez, Matt evito un desagradable contacto con ellos…Me miraron dudosos, con un tanto de aprehensión.
Salí de las instalaciones, el brillo del sol me molesto, evite el contacto directo con la luz, di unos pasos más y entonces mis piernas dejaron de moverse.
Su despeinado cabello rubio resplandeció bajo los rayos, en contraste con su oscura y brillosa ropa de cuero, una parte de mi mente de inmediato se planteó la posibilidad de que su piel no estuviera sufriendo quemaduras...pero el más alto porcentaje de mi capacidad estaba acaparada por contemplar a Mello, recargado sobre su motocicleta aparcada ilegalmente sobre la acera.
Sabía que de poder resolver mi acertijo, estaría allí…nunca creí que fuera tan pronto, o que su interés se revelara de esa forma.
No me noto al instante, mordió una enorme barra de chocolate, ignorando al mundo entero, quien le miraba con desconfianza…Mello era peligroso, lo desprendía cada poro de su cuerpo.
Alzo la azul mirada hacia mí. Nuestras miradas se encontraron y entonces una media sonrisa soberbia se extendió por su rostro.
--Línea 39 del tren, solo transita por comercios y un instituto—exclamo--¿tan estúpido me crees?
--En realidad, Mello, confiaba en que no lograrías descifrarlo—admití llevándome una mano al cabello. La expresión le cambio rotundamente.
--¡¿Me estás diciendo estúpido, Nate?!—gruño despegándose de su vehículo.
Le mire de reojo, no respondí, fui honesto.
--¡Respóndeme!—ordeno dando unos pasos a las escaleras que nos separaban.
--No encuentro argumento que pueda responder eso, ya lo hice—replique.
--Escúchame, Nate…
--Te estoy escuchando—musite, repentinamente interesado en sus reacciones impulsivas…encontrándolo fascinantemente divertido.
Subió otros tres escalones. Me agradaba verlo de nuevo, que estuviera allí.
--¡Hey, muñeca blanca!—intervino una molesta voz que no conocía. Volví el rostro levemente, se trataba del mismo chico de la última ocasión, esta vez secundado premeditadamente con otros dos seguidores--¿Saliendo de clase sin permiso?—se rio con sorna—Eso no hacen las muñequitas como tu…
El resto celebro su comentario sin fundamento.
--No encuentro argumentativo tu dicho—exclame, retorciéndome el cabello.
--Te enseñare algo argumentativo…--comenzó, apenas logro acercarse un poco más, freno su avance, mirando fijamente a Mello.
Se miraron entre ellos de forma fugaz.
El rubio les contemplo detenidamente, fijando sus peligrosos orbes azules en ellos, amenazadores…Era un hecho: Mello lucia más peligroso que Matt, por mucho.
Quizás se infundieron valor mutuamente pues recobraron su avance, Mello no se movió.
---Oye, Nate…
Me eche a andar, bajando las escaleras, pasando de largo a Mello, esperando que me siguiera.
Mello dio un paso hacia las escaleras y de nuevo se detuvieron.
--Todo…está bien… ¿cierto, Nate?—quiso saber. No respondí, no encontraba motivo para hacerlo.
La mano enguantada del rubio voló hasta el cuello de su playera deportiva, tiro de ella para acercarlo violentamente; sus acompañantes dieron un paso, inseguros.
--Todo está bien, amigo, somos amigos de Nate…
--Bromeabas—concluyo Mello con ironía.
--Si…nosotros—trato uno de sus amigos, una mirada de Mello lo hizo callar.
--Si quieres conservar tu jodido rostro será mejor que te abstengas de acercártele—ordeno.
--Escucha, yo no…
El brazo de Mello ejerció fuerza al frente, arrojando el cuerpo del chico contra el suelo. Le miro con clara sorna, divertido con la humillación, se dio vuelta y bajo los escalones mordiendo su dulce.
Nadie dijo nada, ni los transeúntes que contemplaron la escena, ni sus seguidores.
--Sube, Nate—dijo. Me di la vuelta. Comenzaba a ser una especie de costumbre el montar su motocicleta.
--¿Qué estas esperando?—pregunto con molestia--¿Quieres venir o no?—reto con una sonrisa incitadora.
Esta vez no hubo frustración alguna al reconocer mis deseos: quería.
En cuanto mis brazos rodearon su cintura, las llanas quemaron el asfalto en un sonoro rechinido, rompiendo por completo la inmovilidad.
Escondí el rostro en su espalda, sintiendo el aire golpear mi cuerpo, la adrenalina de verme en peligro de muerte si el equilibro nos traicionaba…o si alguna de sus arriesgadas maniobras dejaban de lado las bien merecidas multas de tránsito, y daba paso a nuestra segura muerte.
En completo silencio, estaba consciente que Mello tramaba algo, que su mente era rápida y brillante, que el peligro nunca era descartado estando cerca suyo.
Y no importaba.
Dejo de importar, en realidad.
Contemple las avenidas transitadas irse perdiendo, adentrándonos a las angostas calles que conectaban con los suburbios, los establecimientos prematuros, bares.
Aparco el vehículo frente a una de las puertas, saco las llaves del contacto, deshice el abrazo y baje con torpeza.
Cuando sus pies estuvieron en tierra firme, me tomo de un hombro, guiándome sin decir nada rumbo a la entrada.
Al menos no estábamos en Richmond…
El lugar estaba forzado a las penumbras aunque sin mucho éxito. No había nadie más, pues el sol era demasiado brillante aun. A pesar de ello no nos detuvimos hasta la última mesa.
La mesera le miro con extrañeza y duda, dejo un momento de bajar las sillas de las mesas, y se acercó para tomar nuestra orden. Éramos los primeros clientes de la jornada, sin duda.
--¿Encuentras agradable frecuentar este lugar?—quise saber, una vez sentado frente a él, con la mesa redonda separándonos.
--¿Encuentras divertido prevenir a sujetos como yo?—contrataco.
Desvié la mirada.
--No suelo hacerlo—admití.
--Por supuesto que no lo haces—sonrió con arrogancia--¿Cuál era tu plan, Nate?
--Considero esa pregunta innecesaria, puesto que cumplí mi cometido: dije lo que tenía que decir—le mire fugazmente mas un ataque de nervios me obligó a desviar los ojos de nuevo.
Frunció los labios con descontento ante mi respuesta.
--Así que solo arriesgaste tu casto honor para ir a Richmond y decirme que hay un imbécil que quiere incriminarme—se encogió de hombros, arrebatando sin ver la carta de menú, la mesera parpadeo un tanto desconfiada, me tendió la mía con timidez y luego se marchó tras enviarme una mirada de precaución.
--Prefiero que hagas referencia a mi vida—admití retorciéndome el cabello, sonrió a pesar de que mi tono fue bastante indiferente.
--La muerte no es tan importante en Richmond comparada con algunos otros…--se acercó por encima de la mesa—peligros—sus ojos azules ardieron.
Le devolví la mirada, mi corazón estaba agitándose con aquella sutil cercanía tan banal.
--Nate—llamo—no eres de la policía, tu hermano probablemente tampoco lo sea…sin embargo definitivamente no eres como yo: es la “justicia” la que me quiere encerrado—dedujo acercándose más y más…
Era importante la mención de mi hermano puesto que estaba enterado de quien era B, también conocía que no era un criminal quien estaba inculpándolo…pero mi concentración estaba trabajando dividida: entre procesar esos hechos y prestarle atención a sus orbes…
La camarera se aclaró la garganta y solo entonces me di cuenta de su presencia junto a nosotros. Retrocedí el cuerpo hasta volver a mi respaldo, Mello no se movió de su lugar, simplemente tomo ambas cartas y se las extendió bruscamente, sin verla.
--Trae algo dulce—ordeno.
--Yo… ¿dulce? ¿Exactamente que, señor?
--Lo que sea—exclamo de mala gana, mirándola con clara irritación. Ella asintió, nerviosa y me miro esperando.
También Mello me miro. Baraje la idea de que en verdad estaba dispuesto a que yo mismo ordenara.
--Trae algo dulce también—soltó el aire con exasperación por mi silencio. La muchacha me miro con ansiedad y luego retrocedió para alejarse--¿Qué? ¿Nunca has salido de tu casita?—se burló con malevolencia.
--El exterior realmente no es de mi interés—replique. Torció los ojos irritando por mi comportamiento.
--Eres insoportable, Nate…--mascullo.
--Si solo querías asegurarte acerca de tu teoría, entonces ya lo has hecho—jugué con mi cabello—no soy un agente de la policía…aun—por ahora me reservaría la idealización de mi existencia.
Aquello llamo su atención.
--¿Vas a atraparme cuando llegue “aun”, Nate?—reto con una sonrisa.
--No es mi especial plan.
--Te intereso, Nate—alzo la barbilla con soberbia.
--Te intereso, Mello—solté evitando sus ojos. Tamborileo los dedos sobre la mesa.
--Me eres de utilidad—se encogió de hombros.
--Tener un contacto conmigo no es precisamente una utilidad, no al menos para las circunstancias que existen ahora—desmentí—tu, por otro lado, me serias de utilidad si me ayudaras a evitarte la cárcel.
Su rostro se alteró.
--¡No soy marioneta de nadie, Nate!—gruño golpeando la mesa con las palmas. La camarera se frenó de golpe, temblando la bandeja en sus manos.
--Mi intención es ayudarte…
--No necesito de tu ayuda—se defendió cruzando los brazos, evitando mi mirada. Su expresión se me antojo un tanto caprichosa. No pude evitar que una sonrisa ligera cruzara mi rostro.
--¿De qué te ríes?—exigió saber de mal modo.
--No directamente de ti.
Entorno los ojos. Mello fuera de su normal hogar en Richmond, alejado de toda esa ilicitud y ese mundo bajo…era…bastante inquietante…casi…una persona normal.
--Reírte de mí no ayuda mucho a tu situación—mascullo acercándose de nuevo, deslizándose por la silla hasta la siguiente, a mi lado, tomando mi mentón con los dedos.
--No pretendo ayudarme de ninguna manera, al contrario mi intención ha sido resolver este problema desde antes—exclame mirándolo fijamente—el que hayas acudido hasta el instituto hoy es un claro reflejo de tu interés por mi persona.
A pesar de lo que hubiese creído que sería su reacción, Mello sonrió divertido, inocentemente divertido.
Se alejó otra vez, pasando un brazo por detrás del respaldo, dando espacio a la camarera para que dejara un par de enormes copas con algún líquido blanquecino rosado.
Mello tomo una barra de chocolate de su bolsillo, y apenas la muchacha nos dejó solos de nuevo, la mordió.
--Te crees muy listo, Nate—soltó de golpe, sonriendo con una extraña emoción—Ya veremos—ensancho la sonrisa y acerco el dulce a sus labios—tenías razón, voy a concederte eso: mi interés en ti es…--se calló y lo pensó de nuevo—si te deje salir de Richmond no significa que dejare de vigilarte…
--Por lo tanto puedo inferir que deberé esperar tu presencia afuera del instituto de forma continua—musite, aquel hecho estaba lejos de molestarme.
--Son mis razones, Nate, no las malinterpretes—advirtió. Le mire atentamente.
--Subestimarme no es parte de mi auto concepto—dije con calma—malinterpretar tus intenciones me costarían algo más que la vida…
--Algo más importante—convino—Dime, Nate ¿te molesta?
--Si te refieres a tu presencia…no.
Curiosamente un gesto amable cruzo sus facciones, tomo con una mano la copa rellena y se la llevo a los labios.
Fue algo más que una simple charla, un intercambio de palabras que supero todo contacto anterior que hubiese tenido con cualquier persona que se cruzara en mi camino. A pesar de evitar temas peligrosos como su nombre real, su edad o su vida en general, concediéndome también a mí el beneficio de mantenerme seguro…la conversación fue única, especial, como si en realidad aquellos temas fueran innecesarios y bastara con su simple presencia. Y quizás así era.
En ningún momento tome aquella copa de líquido dulzón, Mello se bebió ambas mientras hablábamos…sus cambios repentinos de humor y sus asaltos de bipolaridad eran una característica que resultaba fascinante… Descubrí que en realidad podíamos competir durante horas por encontrar argumentos lo bastante válidos para ganar…sin ganar…
El tiempo transcurrió sin que tampoco me diera cuenta…y a el tampoco pareció importarle mucho…
Lo más curioso fue que…no volvió a mencionar a mi hermano Beyond, ni a Matt, ni la incriminación de la que era víctima…ni nada que no fuera relativo a cada movimiento que hacía o evitaba…era bastante observador…
Incluso cuando el establecimiento comenzó a llenarse, cuando la música atronadora empezó su molesto timbrar…aun así, no me pareció un lugar tan desagradable…de no ser por Mello, ya hubiese abandonado ese sitio.
--Adiós, Nate—soltó de pronto, poniéndose en pie, dejando el dinero sobre la superficie de la mesa.
Alce los ojos, cuando se levantó dejo entrever un llavero que colgaba de la cadena en su bolsillo. Una pequeña figurilla de plástico capto mi inmediata atención, era pequeño, vestido de negro, blanco por completo, cabello despeinado y una sonrisa divertidamente malévola. Parecía una especie de demonio o simplemente un juguete extravagante.
Debió darse cuenta de mi mirada. Tomo con una de sus manos el juguete y lo contemplo un segundo.
--Eres un enano infantil—dijo de golpe, resoplando. Fije los ojos en los suyos. Con un movimiento sencillo zafo el llavero de su cadena y me lo extendió—un juguete para el niño—dijo con sorna.
Extendí la mano, sin intención de molestarme por su actitud o su sutil insulto a mi madurez.
Era una afición que tenía desde que era pequeño, siempre encontré interesantes los juguetes, puzles y figuras de acción…no era un crio pero tampoco sentía nada incorrecto en buscar la forma de calmar mi mente para poder pensar claramente. Ese era el efecto de aquellos objetos.
Sujete la figurilla entre mis dedos, mirándola con atención.
--Nate…--oí su voz, alce los ojos, Mello me daba la espalda—No vayas esta noche a Richmond—indico—esta noche no…--aquellas indicaciones lograron causar algo que nunca antes había sentido: le dieron a mi corazón una razón para cambiar su ritmo normal…además dejaba en claro la posibilidad de volver sin ningún inconveniente…quizás incluso estuviera esperándome…

POV MATT

Camine con relativa calma, hundido en la pantalla del nuevo videojuego portátil que había podido comprar gracias al dinero que Mello decidió no usar para salir de California. No lo gaste todo, claro, no me considero en ese nivel de insensatez.
Las calles cerca del capitolio no son precisamente las más decentes, en realidad son unas de las avenidas más concurridas por las noches por las prostitutas, Richmond es la zona de moteles y bares baratos con los que solo con ver a las personas te contagiarías herpes…Pero aquí, en relativa cercanía con la ciudad real, al menos más que el tugurio donde vivo, las rameras y prostitutos se extienden a lo largo de la acera, esperando por algún automóvil deportivo que se detenga para levantarlas… Aun no anochece por completo, los horizontes son grisáceos, dentro de poco la noche caerá, mientras tanto puedo matar el tiempo con el videojuego, encontrar a Misa Amane en medio de todas estas mujeres llamativas que se preparan para su nueva jornada, no será muy sencillo…o quizás lo sea, ya que, es linda en realidad…y muy escandalosa. Solo espero no aburrirme al mirar lo mismo: autos, chicas en las ventanillas, portezuelas que se abren y ellas entran, nada cambia; pero ayudar a Mello es prioridad hoy y siempre.
El vibrar de mi móvil me distrae de nuevo, ha estado exigiendo mi atención toda la tarde, el mismo número desconocido, no me preocupa que sea Mello, de ser el, me enviaría un mensaje de texto con algo así: PERRO ESTUPIDO CONTESTA EL MOVIL DE MIERDA.
No respondo a la llamada, si el molesto emisor no me ha respondido tampoco cuando atiendo ¿Por qué lo haría ahora?
Estoy a punto de pasar al siguiente nivel cuando una fuerza externa me sujeta los brazos de pronto, me sobresalte retrocediendo un paso, mirando a mi costado derecho. Encogiéndome por instinto, protegiendo mi preciada consola.
--Mi intención directa era no creerle a Linda, sin embargo, realmente eres distraído—musito B desde debajo de su capucha negra.
Durante un segundo me quede quieto, mirándolo con los ojos muy abiertos debajo de los googles, esperando que mi corazón latiera de nuevo a su ritmo normal.
--¡No ando por allí esperando que las personas me asusten!—me defendí.
--Otra forma de decir que eres descuidado para vivir en Richmond—hizo ver. Su pálida piel estaba en completo contraste con su abrigo oscuro cuya capucha le cubría su cabello y parte del rostro.
B era una completa sombra al vestir así, podría confundirse con la noche.
--¿Qué haces aquí de todas formas?—ignore su comentario, no quería que aquello pareciera una típica escena de la chica despreocupada que es sorprendida por el amor de su vida o por lo menos por el sujeto que anda tras ella--¿Estas siguiéndome?—maldición, Matt, con ese comentario solo lograste crear la atmosfera que evitabas.
--No precisamente…--respondió bajando la mirada hasta mi consola.
--¿Qué quieres, Beyond?—quise saber. Levanto los ojos directamente a mi cuello.
--Veo que no estas intentando ocultar evidencia…
Al escuchar eso no puede evitar soltarme de su agarre para pasarme una mano por la garganta, allí estaban aún las marcas de sus labios. No sabía que decir.
--Quisiera disculparme contigo…
--¿Por qué? ¿Por incomodarme, acosarme o marcarme como animal?—pregunte molesto, sus pupilas se dilataron con confusión.
--No. Solo por no contestarte—saco su móvil y me lo mostro.
--¿Fuiste tú quien ha estado llamándome?—no pude evitar sentirme realmente acosado.
--Si me escuchabas no podría mantenerte en línea lo suficiente para encontrarte—explico con indiferencia, como si aquello fuera cualquier situación.
--¿Estabas rastreándome?—retrocedí inseguro.
--No formo parte de los elementos activos de la policía, Matt—dijo de paso, guardado su teléfono de nuevo—En realidad considero a esa justicia una falacia conveniente para los intereses políticos de una comunidad ciega—agrego—De hecho…he estado del otro lado más veces de las que podrías imaginar…
Le escuche con cuidado ahora que podía hablar con el dentro de mis sentidos intactos, y por alguna razón su argumento me basto…le creí.
--Pero no me respondiste…--dije frunciendo los labios, sintiéndome un crio de nuevo.
Sus ojos me miraron con atención, pensado.
--De verdad, Matt, sugiero que tengas más cuidado mientras caminas…tu distracción puede causarte muchos problemas…
--Respóndeme…--dije de mala gana. Sus pupilas me miraron con cierta desconfianza, se acercó un paso para analizarme, mismo que retrocedí. Sus manos se cerraron en torno a mis antebrazos para evitar que alejara.
--Resulta evidente, Matt—obvio como si desconfiara de mi cordura.
--¿Y bien? ¿Qué es lo que quieres?—pregunte tratando de sonar tajante.
--Normalmente si las personas son amables, la cortesía es reciproca…sobre todo cuando se gustan entre sí.
Abrí los ojos por completo ante su comentario.
--Estoy siendo amable contigo, Beyond—replique—Te he evitado que mueras…
--Llámame Rue Ryuzaki por favor, al menos cuando estemos en exteriores.
--¿Qué?
--Rue Ryuzaki
--¿Por qué?
No respondió, mantuvo la mirada fija en mis ojos, contemplándolos con demasiada atención; comenzaba a ponerme nervioso, los transeúntes sexoservidores nos miraron con curiosidad, no quería imaginar cómo lucia aquella escena.
Lentamente se fue acercando hasta acortar la distancia. Mis nervios se desataron hasta el punto de la ansiedad.
Antes de que nuestros labios se tocaran, gire el rostro para evitar el contacto, se detuvo antes de rozar la piel de mi mejilla.
--Rue Ryuzaki—masculle siguiéndole el juego—escucha estás perdiendo tu tiempo, Mello y yo…
--EL sujeto rubio—musito con un tono repentinamente peligroso. Tuve que volverme a mirarlo.
--Su nombre es Mello—corregí con cautela.
--¿Tienes completa certeza de ello?—reto sin mirarme.
Aquello desarmo mi defensa: ese definitivamente no era su nombre, el cual tampoco conocía.
Antes de que pudiera agregar algo más, la figura esbelta y saltarina de Misa asalto mi mirada, brincaba con su normal exceso de felicidad rumbo a un automóvil del otro lado de la calle.
--Misa—musite soltándome de su agarre, tratando de seguirla, B no opuso resistencia, es más, se volvió también, interesado--¡Misa!—fue demasiado tarde, la rubia subió al asiento trasero del vehículo de inmediato.
Genial.
Era evidente que fracasaría si intentaba seguirla a pie, ya que…en mi decisión por cumplir con mi parte del trabajo, decidí no perder el día cruzando estados hasta Nuevo México y recupera mi auto…
Sacudí la cabeza con frustración mientras me volvía. B ya no estaba allí. Lo busque con la mirada, la luz del día por fin había desaparecido…la verdadera actividad de esas calles comenzaban en serio.
Apenas y logre verlo al caminar con esa extraña forma suya tan zombi, definitivamente su atuendo se confundía con las sombras de la noche.
--¡Oye, espera!—grite echándome a correr para alcanzarlo. Se detuvo y se giró levemente. Me miro en silencio--¿A dónde vas?—quise saber, debía asegurarme que no pretendía dirigirse a Richmond…pues ese fue el camino que seguía.
--Tengo asuntos—dijo simplemente.
Debió notar la duda en mi rostro.
--Oye—suspire—en serio no debes ir allí…todos están buscándote y no dudaran en matarte a ti o a Nate cuando…
--Descuida, Matt—interrumpió como si nada—además de tu presencia allí no tengo interés en ese lugar, sin embargo, por ahora me es de utilidad para mis asuntos—desvió la mirada con desinterés. Me quede callado. Metió ambas manos a los bolsillos de su abrigo negro y se dispuso a irse.
--¡Oye!—le detuve por un brazo. Miro el agarre con curiosidad.
--Estas interesado en que planeo hacer ¿no es así?—exclamo. Saco una de sus manos mostrándome una navaja portátil. Por un segundo me dio gracia, tal vez sería divertido mostrarle el arma que cargaba conmigo.
--Solo con eso no vas a defenderte de nadie en Richmond—hice ver con una media sonrisa.
--Mantendré mi concentración fija—se encogió de hombros, ignore el sutil insulto a mi distracción—aunado a que mis intenciones no son esas.
Parpadee confundido.
--Lo único que puedo decirte ahora, Matt, es que defenderme no será necesario, no me veré en la necesidad de hacerlo—exclamo.
No entendí nada.
--De acuerdo—dije con duda.
--Te veré después, Matt—emitió una especie de sonrisa. Fruncí los labios. Mi móvil vibro contra mi pierna, lo tome de inmediato.
--Un segundo—musite por decir, nunca espere que B en verdad esperara.
--¿Dónde mierda estas?---la hosca voz de Mello hablo del otro lado. Se oía mucho barullo con él.
--Encargándome de lo que me pediste en la mañana, rubio—evidencie con tono un tanto irritado. B me miró fijamente, fingí no notarlo, mantuve los ojos fijos en las prostitutas que se bamboleaban por la acera.
--Ven aquí, ahora—ordeno.
--En realidad…aun no…
--Ahora, Matt—repitió antes de colgar. Mire el móvil antes de cerrarlo en medio de un suspiro, más tarde Mello se olvidaría de su bipolaridad.
--Matt…
--¿eh?
--Podrías seguir aceptando convertirte en un perro que palmear después de patearlo, realmente no es la mejor de las opciones—se encogió de hombros. Mi mirada se endureció, vaya comparación que hizo conmigo—o decirles a todos que lo que hare es responsabilidad de Mello, eso en realidad sería interesante para mis intenciones no previsto pero inquietante.
Resople frustrado, nunca acabaría de entender lo que Beyond quería decir, lo cual además de frustrarme…también me inquietaba, como si debiera esforzarme para comprenderlo…Y entonces caí en la cuenta…cargarle la responsabilidad a Mello sobre ¿Qué?
--¿Tu asesinaste a Sneider?—pregunte de golpe.
--Buena deducción, Matthew—dijo de paso.
--Matt—corregí de inmediato—Linda cree que ese es mi nombre pero… ¿vas a contestarme?—volví a enfocarme.
--Ese acto no es culpa mía—dijo como si estuviera excusándose un niño pequeño—lo cual no implica que lo que venga…
--Entonces sabes quién quiere incriminarlo…
--Ya estoy en eso.
--¿Cómo?
--Agresivamente no soy una persona a la que le guste ser controlada…
Me mantuve callado. Aquel argumento fue realmente amenazador.
--Hagas lo que hagas, Rue Ryuzaki, no diré que Mello es responsable—dije al fin, con seriedad.
--En tal caso la policía estará interesada en conocer tu testimonio ya que conoces al responsable—ladeo la cabeza. Aquello me tomo por sorpresa, y aún más sorpresa me lleve cuando simplemente dije:
--No voy a decirle a nadie que serás tú el responsable de…lo que sea que harás—mi respuesta fue inmediata.
Se acercó otra vez, violando mi esfera de espacio personal.
--Ese automóvil pertenece a Light Yagami—dijo con calma, devolviéndome el favor, supuse.
--Light Yagami—masculle.
--Adiós, Matt—musito cerca de mis labios, pude sentir su aliento frio en mi piel, la cual se erizo por automático.

POV LIGHT

--¡Light!—llamo la molesta voz de la mujer, mientras sus brazos se colgaban de mi cuello.
--Misa, basta—me queje, sacándola de encima.
--Estoy tan feliz de estar aquí otra vez—sonrió, inmune a mis rechazos. Definitivamente no compartía su opinión.
--¿Y a donde iremos a nuestra cita?—quiso saber con un notorio exceso de ansiedad.
Resople.
--Es una sorpresa.
No logro ahogar un grito de felicidad. Realmente era fastidiosa, si no fuera porque aún me servía, ya la hubiese dejado en alguna calle, en esos momentos preferia estar con Elle… ¿Qué estoy pensando?

POV MATT

Seguí caminando por las calles, la oscuridad era más densa ahora que los faros escaseaban, cada vez más seguro de encontrarme en Richmond.
Mi mente seguía absorto en la conversación con B…¿exactamente que estaba planeando hacer? Esperaba que no terminara muerto…
Seguí las instrucciones de Mello, lo cual también era curioso: me dirigía precisamente a los rumbos de El latino.
“Espero que no hayas decidido que ahora eres necrófilo, Mello” pensé con un dejo de diversión, que era lo único que podía hacer mientras me adentraba en los “dominios enemigo”; maldición, muchos videojuegos en mi cabeza, eso podría afectarme más que el alcohol.
Encendí un cigarrillo, y entonces logre ver el automóvil oscuro estacionado a la puerta de un edificio de apartamentos, con la fachada bastante mohosa. Camine directamente hasta el vehículo, como buena mascota hacia su dueño; sacudí la cabeza tratando de olvidarme de aquella analogía de B.
Me detuve frente a Rod, quien me miro complacido, aquel gesto me hizo desconfiar, y no solo por el hecho de encontrarnos precisamente en aquellas calles.
--Hey, Matty, no te vimos hoy—dijo.
--Estaba trabajando—respondí buscando a Mello con la mirada.
--Te perdiste la diversión—intervino Miller—tan solo este día agregue seis más a mi cuenta—dijo con orgullo.
--¿Seis?
Me miro con arrogancia.
--Toda la mierda que escupieron los perros del latino, se la tragaron.
Allí caí en la cuenta: habían estado cazándolos durante el día. ¿Por eso Mello me quería afuera de Richmond? ¿Estaba preocupado por mi seguridad o…fue simple coincidencia?
--Mello no se equivocó—agrego Rod.
--¿Dónde está?—quise saber.
--En el auto—respondió mientras rodeaba el auto en dirección al asiento del copiloto.
Oí un disturbio en los pisos superiores del edificio, alce los ojos, un sonoro disparo me sobresalto.
--Matty, mejor te subes—se rio Rod adentrándose a la cabina.
Obedientemente abrí la portezuela trasera, y allí estaba. Justo en medio del asiento, frente al espacio entre ambos sillones de la cabina, con la suela de una de sus botas apoyada en el la parte trasera del respaldo del asiento del frente. Vestía de cuero, con su ajustado chaleco ceñido hasta debajo de su cintura, permitiendo a una franja de su piel tocar el frio ambiente.
No me miro cuando me adentre cerrando la portezuela de inmediato.
Puesto que no se movió me permitió analizarlo con mayor detenimiento, dejaba colgando los brazos en medio de sus piernas, sosteniendo su arma con los dedos. Lucia perdido en su mente.
Nuevas explosiones de pistolas tronaron, seguidos de una ruidosa carrera desesperada, y varias burlas celebradas, todo mezclado con gritos.
La puerta principal del edificio de abrió de golpe, El latino cayó al suelo, levantándose atropelladamente, tenía puestos solo los pantalones desabotonados.
Trastabillo sobre la acera mientras se incorporaba, huyendo. Tras el aparecieron Roy y Skir, sonriendo con burla.
El latino se echó a correr gritando maldiciones.
--El muy imbécil estaba follando cuando entramos—aviso Skir.
--La puta no estaba mal, lastima de mujer—apoyo el otro. La habían matado en el acto.
--Suban—ordeno Mello con la vista fija al frente, ellos miraron a Rod, esperando, este asintió. Roy se encaramo en el asiento del conductor, mientras que Skir pasó una pierna por el marco de la ventanilla, dejando afuera medio cuerpo.
El auto acelero, sendos disparos tronaron al aire avisando nuestra presencia. Las cortinas de las casas se corrieron, otros pandilleros no miraron cuando el bólido acelero contra el asfalto.
Dimos vuelta sobre una calle y pudimos verlo. El latino corría en dirección a la bodega. Los faros del vehículo iluminaron su desesperada huida. Mi respiración se contrajo cuando Roy acelero de fondo, acercándose al sujeto sin llegar a atropellarlo. Parecía arrearlo como ganado, llevándolo de lado a lado de la carretera, sin permitirle salir del centro, ni llegar a la acera.
Cada vez los pasos del mafioso eran más trémulos y dudosos.
El auto iba y venía sobre el cemento, amenazándolo de vez en vez con aplastarlo. Los pandilleros reían celebrando la hazaña, jugando con su presa.
Mello levanto el brazo, sosteniendo el arma, apuntando el cañón a través del parabrisas, en dirección al tipo.
--Bang—exclamo con una especie de cruel sonrisa, simulando el chicoteo normal de una pistola al ser disparada.
A simple vista se notaba al latino jadeante, cansado. El vehículo lo rebaso por un costado, subiendo a la acerca, patinando para frenarse en horizontal en medio de la carretera.
Mello se bajó del auto de inmediato. El latino se detuvo temblorosamente, forzándose para correr de vuelta.
Mello camino unos pasos, sacando una barra de chocolate y alzando el arma al tiempo. En cuanto la explosión del proyectil resonó en el lugar, gire el rostro para evitármelo.
Los mafiosos también bajaron del auto, no podía solo quedarme allí dentro, no era precisamente lo más inteligente ni sensato puesto que se suponía que también era MI venganza…Abrí la portezuela y baje del auto.
El latino intentaba ponerse en pie, se sujetaba la parte trasera de la pierna izquierda; cuando lo logro, una nueva bala de Mello, ahora atravesando la piel de la segunda extremidad, lo devolvió al suelo con violencia.
El rubio mordió su barra antes de acercarse tranquilamente hasta el bulto que se arrastraba sobre el cemento.
La suela de la bota se apoyó con fuerza en su espalda para evitar que se moviera. Encañono directo a la cabeza.
--Mello—gimió el sujeto—Mello, ya…no lo hagas—suplico—somos pandilla, contigo…Mello…
El mencionado mordió de nuevo su chocolate. Quito el seguro del arma.
Lo contemple fijamente…Mello estaba a punto de matar al sujeto que nos puso en la línea de la muerte en la jaula, que presumía querer enviarnos al más allá…era justicia…no, por supuesto que no, hasta Mello lo sabe…pero no debo detenerlo pues pondría en duda nuestras existencias con Rod y sus perros…
El latino sigue balbuceando, la voz de le escucha jadeante, nasal en medio del llanto desesperado, mi respiración se agito con ansiedad, una mezcla de sensaciones me asaltaron: consternación, miedo, negación y la más inesperada e inoportuna, excitación. Fue como la primera vez que lo vi…la misma silueta peligrosa y mortal…
Disparo. La excitación se esfumo en medio de mi sobresalto.
El pandillero dejo de moverse al instante.
Nunca le había visto matar a alguien, no así al menos, en la jaula siempre me convencía de que se trataba solo de inconscientes y sangrantes contendientes que despertarían solo con un tremendo dolor, solo perdían el conocimiento ante Mello…pero esta vez…fue un asesinato a sangre fría.
Metí las manos en los bolsillos de mi chaleco cuando me di cuenta que las manos me vibraban levemente y no sabía la razón exacta.
Se dio vuelta con poco interés en el cadáver que se cubría con su propia sangre, anduvo de vuelta hacia nosotros; antes de pasarme de largo se detuvo medio segundo para mirarme, sus pupilas ardían cuando correspondí su mirada, aunque sin saber la resolución en la mía.
Y siguió caminando, seguí observándolo cuando me dio la espalda.
--Mello, unas putas para celebrar—sugirió Skir.
--Van a enviarte al infierno si te confías. No es conveniente aun—tajo con frialdad antes de entrar al auto.
--Mello tiene razón, no tuvo errores, así que esta vez no se equivoca tampoco—convino Rod, embistiendo con poder la orden de Mello.
Le eche una última ojeada al cuerpo inerte, abandonado hasta la mañana siguiente cuando alguien saliera de su normal miedo para tirarlo en algún otro lugar. Y volví al automóvil.

POV NEAR

Cruce la puerta con calma, con una grata sensación por saberme solo allí dentro. Contemple la quietud de la oscuridad que caía sobre el salón de la casa de Lidner y Rester.
Extendí la palma frente a mí, el pequeño y tétrico llavero me sonreía con su eterna expresión malvada.
--Mello—musite.
De pronto ya no me sentía tan solo.

POV MATT
Estruje las sucias mantas con fuerza, hundiendo el rostro en el dudoso lecho. Si seguía mordiéndome la lengua iba a tragármela, pero no encontraba otra forma inmediata para mantener dentro de mi garganta los gemidos: no quería que Rod y sus pandilleros me escucharan gritar a través de las paredes, ya era suficientemente vergonzoso que supieran que estábamos en la habitación contigua dentro de la misma casa.
Mello fue directo con sus indicaciones: no confiarse aún, el que El latino estuviera muerto solo aumentaba el porcentaje de peligro, por tanto la mafia de Rod compartía la mercancía entre ellos, en el salón pequeño de la anterior casa del recién asesinado: una forma de intimidación al resto de Richmond.
En vista de que podía sangrarme la lengua, mordí las sabanas, me arrepentí ¿Qué no El latino fue hallado follando…en esa cama?
La respiración agitada de Mello se ahogaba con las risas del otro lado del muro, sus manos sujetaron mi cadera, estrechándola; evite quejarme…esta vez dolía más de lo normal, quizás era porque Mello estaba embistiéndome con mayor fuerza de la usual…o porque solo miraba mi espalda en esa posición a cuatro puntos.
Su extensión entraba y salía con fuerza, con una constante rapidez, palpitando en las paredes de mi cuerpo…parecía que estaba desquitándose conmigo…como si estuviera molesto por algo que hizo o no hizo durante el día. Una vez ocurrió algo así: termine sin poder moverme por unas horas luego de que Mello se enfadara por tener que meterse LSD, a falta de algo más, ni el chocolate funciono aquella ocasión. Así que…conozco la sensación.
Por mi parte hacia lo posible por permanecer quieto; el ahogaba sus jadeos pero podía oír su excitación subir de temperatura conforme sus manos se enterraban en mi piel.
Sus dientes mordieron mi cuello, me estremecí, las embestidas no se detuvieron, su palma se abrió paso en medio de mis piernas, sujetando mi miembro. Temblé en medio de un gemido.
--Yo no te hice estas, perro—mascullo contra mi oído, un escalofrío me recorrió la espalda cuando la humedad de su lengua se extendió por una de las marcas de B.
Ejerció presión en mi sexo, me queje, las uñas de su otra mano rasguñaron mi costado. El éxtasis le tiene le tiene afectado el cerebro.
Aferro mi miembro mientras golpeaba casi con violencia su cuerpo contra el mío, su torso cayó encima de mí en esa última embestida, enterrando su sexo en mi interior, derramando su esencia caliente, gimiendo contra el lóbulo de mi oreja.
Apoyo la frente contra mi hombro para recuperarse, soltando mi miembro y liberándolo del doloroso agarre. Aun podía sentir su sexo caliente palpitando dentro…punzándome hasta las piernas.
--N…--murmuro con voz apenas audible.
¿N? ¿Qué es “N”? además de una letra, claro.
Se removió con cuidado para salir, despegando su sudoroso pecho de mi espalda. Escuché como se vestía, quería mirarlo pero me tarde en sentarme y volverme, sentía entumecido el cuerpo, adolorido…
Cuando por fin logre apoyar las piernas en el lecho, Mello estaba sujetando la hebilla en su lugar: perfecto, yo desnudo y a él le basto con bajarse los pantalones.
Le mire atentamente, esperando mi turno de ir al cielo…pero siguió absorto en terminar de vestirse.
Alzo los ojos, nuestras miradas se encontraron.
--Mello…
--No soy estúpido, Matt—interrumpió. Me sentí terriblemente culpable, olvidando el dolor físico que acababa de hacerme pasar…Jamás le había sido infiel, si ignoraba la laguna mental de Nuevo México, eso no fue consciente…sin embargo con B…mi mente estaba más clara…Aun así, no podía confesarle la causa de esas marcas: Beyond.
Mello podía acostarse con alguien más estando conmigo, pero solo era sexo, nunca encontré ninguna marca que no fuera echa por mi…
--Debes dejar de drogarte tanto si no después no sabrás lo que haces—intente defenderme mintiendo. No me creyó, su expresión lo revelaba.
--Da lo mismo, estamos a mano—replico con desinterés. ¿A mano?
Se dispuso a irse.
--¿N?—le detuve.
--Olvídalo, Matt—dijo sin volverse.
--No
Volvió el rostro levemente.
--No debí decirlo—su tono fue más dirigido a sí mismo—así que olvídalo de una puta vez—ordeno con renovado mal humor, abriendo la puerta.
Cuando salió, la otra habitación quedo en silencio por un minuto, pero nadie se atrevió a decir nada.
Baje los ojos tratando de hallar una respuesta a este nuevo comportamiento: usa a Matt y luego déjalo botado como si te molestara.
--Mello…--susurre, era imposible que Beyond acertara con su desagradable analogía: perro pateado que vuelve con su dueño.

Notas finales:

Gracias por leer!!

BSHOSSSS TRONADDHOZZZZZZZZZZ


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).