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EXCESOS por HakudiNN

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Notas del capitulo:

Holisss!! aqui actualizando continuacion!!!

espero que les guste!

POV NEAR

El sonido de la llamada timbró cuatro ocasiones mientras esperábamos que respondieran la comunicación. Me retorcía el cabello con cierta impaciencia, analizando cada posibilidad de ser un peligro el esperar tanto; Mihael seguía mirando el móvil con creciente ansiedad. Sus profundos ojos azules se entornaron con molestia durante esos eternos segundos.
Y luego, con un simple click, la comunicación se abrió.
--A decir verdad, esperaba que esta llamada ocurriera más tarde—dijo la voz monótona de mi hermano mayor, Elle.
Mello sonrió con sorna.
--Así que estabas esperando que nos comunicáramos contigo—exclamó confiado—no importa, mi teoría era cierta.
--Estoy sinceramente interesado en escucharla, sin embargo, se me acaba el tiempo y comienzo a desesperarme, Mihael—habló, al rubio se le descompuso la expresión, alterándose levemente.
Entorne los ojos suavemente.
--Escúchame bien porque te lo diré solo una vez: tengo para ti dos opciones. La primera es que te mantengas lejos tú y todos tus perros falderos; y la segunda es que si no lo haces me aseguraré de quitarte del medio—amenazó el rubio.
--Interesante—respondió—sí, lo considero relativamente relevante, sin embargo, si contaras con los medios para conseguir tus propósitos te hubieras limitado a hacerlo, y por otro lado estás acudiendo a mi opinión de cómo proceder…
--¡No estoy pidiendo tu opinión!—se defendió Mello. Por mi parte me limité a escuchar, esperando un error que utilizar en contra de mi hermano, situación que era lejana y por mucho menor al 1%.
--Y ya que has comprobado mi hipótesis al cien por ciento tengo una pregunta que hacerle a Nate—siguió como si nada, incluso aburrido de hablar con Mihael--¿Qué esperas a cambio?
--¡Estás hablando conmigo!—gruñó Mello, molesto.
--Un intercambio justo no suena mal—intervine entonces respondiendo la pregunta de mi hermano. Los ojos furiosos de Mello se clavaron sobre mí.
--Entonces si sigues con vida y esperando que me mantenga al margen de la situación—exclamó con cierta dureza.
Mihael aspiró hondo, bufando su frustración.
--Eres más listo de lo que pensé—musitó Mello con cierta renuencia.
--Darse cuenta sobre tus intenciones no es difícil, tu perfil es alto en violencia pero deficiente en la paciencia—exclamó con aburrición. Los ojos azules del rubio centellearon—Para evitar que los encuentre piensas darme algo a cambio, sin embargo…no será suficiente.
Recuperó la sonrisa autosuficiente.
--¿En serio?—se burló--¿la vida de tu hermano no lo es?—retó.
El anzuelo no serviría con Elle…
--Imagino que estas esperando alguna reacción impulsiva por mi parte—oí a mi hermano.
Mihael torció el gesto, cada vez más exasperado. Me sorprendía que fuera capaz de mantener una conversación más o menos cuerda con mi hermano.
--Nate no se encuentra secuestrado, y a juzgar por tu comportamiento tampoco pensaras en dañarlo—siguió—deduzco en un 75% que amenazar su vida es una probabilidad de cero para ti. Lo que me lleva a preguntarme ¿en realidad qué esperas hacer a cambio?
--Eres uno de los perros que persiguen “justicia” como su propia cola—la sonrisa soberbia del rubio volvió—si quieres que Near sobreviva a esto tendrás que aceptar mi términos y yo…—se llevó una barra a los labios—te daré en bandeja a Mikami Teru.
--Así que de eso se trata…--comía algo—bien, lamento decirte que no será posible dado que calculo un 90% de posibilidad de que se encuentre muerto.
Entorné los ojos, un latido de sospecha azuzó mi consciencia. Era cierto que si Linda estaba muerta había muchas posibilidades de que esa información llegara a conocimiento de alguien peligroso…sin embargo…
Mihael endureció el gesto, lucía renuente a creerlo.
--Oh, discúlpenme un momento—dijo Elle, como si nada, se escuchoó lejano un suave tecleo—al parecer mi hipótesis erró un poco—se oía encaprichado—Mikami Teru está muerto.
Mi mano abandonó el cabello de inmediato. El que en realidad se encontrase muerto significaría que la mitad del plan estría en cuerda floja, sobre todo cuando su fallecimiento era producto de alguien que se preocupó por evitar que el fiscal acudiera a su final, con toda una escolta legal o ilegal…Teru había sido asesinado (porque no habría forma de tratarse de un simple accidente o muerte natural). Las coincidencias nunca son parte de una hipótesis decente.
Mello soltó una risotada. Alcé los ojos.
--Finjamos que te creo, fenómeno—dijo—y que el hijo de perra está muerto como se lo merece…--me parecía casi imposible que fuera a confiar en las palabras de Elle—El pendejo mató a alguien que no debía morir…pero no fue el único implicado.
Me mantuve inmóvil, mientras mi mente se dirigió a los hechos sobre la muerte de Mikami, el rubio analizó la situación en general, buscando un camino idóneo para hallar beneficio…encontrándolo claro en la complicidad de Teru y Light Yagami. A donde seguramente guiaría la propuesta.
--Entonces debo creer que cuentas con información acerca de un segundo culpable—repuso mi hermano con tono monótono.
--Lo pondrás tras las rejas y a cambio…nos garantizarás a mí y a Near que te mantendrás fuera de nuestro camino—tajó.
--Tengo una pregunta para ti, Mihael ¿Qué te llevó a pensar que aceptaría la propuesta? Es obvio que estaría en clara desventaja y si cerráramos el trato no me convertiría en otra cosa que un idiota.
--Te convertirías en el héroe de Richmond y claro, de California. ¿No es lo que buscan los que son como tú?—retó escupiendo ácido en cada palabra—Joder con aires de grandeza, y deshacerse de la basura que les estorba…
--Te equivocas—dijo simplemente.
La expresión de Mihael se alteró evidentemente contrariado por el contra argumento, sobre todo cuando Elle lo dijo con la mayor tranquilidad y despreocupación.
--Te concedo la razón en un 40% de tu teoría, Mihael, sin embargo, intercambiar la seguridad de mi hermano pequeño solo para recibir elogios por el encierro de un criminal, sea cual sea su naturaleza, no llama mi especial atención. Aunado a que sería fatalmente aburrido.
La expresión de Mello fue sufriendo varios cambios, de la confusión, a la indignación, pasando por la furia hasta la ira en forma.
--No estoy dispuesto a arriesgar la vida de Nate por mucho más tiempo, quiero que eso quede asentado—continuó, como si nada. El rostro del rubio se encendió por completo—No necesito de un intercambio de esa naturaleza, como dije, me convertiría en un idiota.
Me retorcí el cabello.
Conforme iba escuchando a mi hermano, la sospecha se abría paso por mi sistema. Al parecer no estaba preocupado en lo más mínimo por encontrar al culpable por la muerte de Mikami Teru; lo cual, me llevaba a creer que en realidad sabía las razones y conocía plenamente al culpable. Por tanto no se molestaba en ocultarlo, en ese caso…quizás también supiera sobre la existencia de un aliado del Fiscal…
--No importa lo que digas—dije fríamente—quizás no aceptes el trato que ofrecemos, sin embargo, tus habilidades no han sido las mejores en el campo, ya que, si hubieses resuelto el puzzle, no estarías aquí. No, no conoces la forma ni los medios, tampoco al cómplice real de Teru…Y si no usarás nuestra información no es necesario seguir en una conversación de esta especie. Ahórrate las amenazas, Elle. No volveré.
--Nate…el empleo de la excitación no funcionará por el resto de tu vida—replicó con tono más duro—Morirás dentro de poco manteniéndote al lado de…
--¡Near es mío!—gritó Mihael de golpe--¡Ni tú ni nadie cambiará eso! ¡Jamás permitiría que muera!
Alce los ojos directamente a las pupilas de Mello, brillaban con la fiera determinación que logró desubicar mis hipótesis con tanta facilidad.
--¡Que te quede bien claro: quitaré de mi camino a quien se interponga!
Hubo un total silencio del otro lado.
--Para ti, hermano:…—exclamé—juguemos este rompecabezas con todas las piezas necesarias, las tuyas y las nuestras…
--Esperas una actitud pasiva por mi parte…
--“Tiempo” no es precisamente una actitud pasiva, prefiero llamarlo “naturaleza”—contradije—por tu parte, Elle, te haré una petición.
--Un pequeño detalle, nada más, fenómeno—gruñó Mihael.
--Y quien no pueda resolver el puzzle…será el perdedor.

POV MATT

Había permanecido con la vista clavada en el metal alrededor de mis muñecas apoyadas contra el asiento del automóvil, justo en medio de mis piernas.
El delicado vaivén del vehículo al moverse comenzaba a marearme, sin embargo, en mi mente solo podían repetirse una y otra vez los gritos de Takada y Mikami…el fuego y el asqueroso hedor, toda esa sangre que escurría viscosa por la piel quemada, la mirada complaciente de Beyond…y al final, su arresto.
Nuestro arresto.
Y lejos.
Sus ojos de un brillo escarlata que torturaban mis sentidos…
El aire seguía atrapado en mi pecho hasta oprimirme con fuerza. Alce los ojos a la carretera oscura. ¿Hacía cuanto que aquel policía conducía?
Moví los ojos para intentar mirarlo a través de la rejilla de seguridad que separaba ambos asientos; casi no lograba distinguirlo, sin embargo, lo poco que miraba de sus facciones me provocó cierta renuencia (además de la obvia por ser apresado). Su rostro pálido y huesudo iba permanentemente feliz, con una sonrisa descarada y de cruel despreocupación.
Los largos brazos se flexionaban considerablemente al conducir, su cuerpo se lucía demasiado delgado…Y vestía de negro brillante.
Jamás había visto un detective vestido de esa forma…
La cabeza me dolía con fuerza como para querer detenerme a pensar detenidamente. El sabor de la adrenalina todavía era pastoso dentro de mi boca.
Nos detuvimos.
Todo estaba oscuro…No había ningún edificio…
La portezuela se abrió y algún costal de tela cubrió mi rostro.
No vi nada más.
Sentí como me arrastraban afuera, con trabajo conseguí seguirles el paso. Mi pecho se agitó levemente…la cabeza todavía me punzaba con fuerza…
El olor repugnante flotaba invisible en mis fosas nasales…era insoportable.
No concebía movimiento en mi cuerpo. No era capaz de escuchar nada alrededor…todo eran zumbidos lejanos sin ton ni son.
Imaginé que la prensa estaba decidida a conseguir una imagen de mi rostro, por eso estaba cubierto…pero…
Me sentaron sobre la silla.
--Está en estado de shock—dijo la rasposa voz de algún sujeto. Su tono implicaba estar divertido con ello.
--¿Hubo algún problema? ¿Te vio alguien?—intervino una segunda voz, más juvenil y calculadora.
--No. Nadie que no quiera que me vea puede hacerlo—replicó sin perder el timbre divertido.
La cabeza me daba vueltas…la sentía pesada…
--Ahora estoy seguro de tu habilidad como criminal—repuso restándole importancia.
Y la ceguera desapareció con un violento tirón al saco oscuro. Un ataque de vértigo me asaltó.
Fijé los ojos un momento en la nada, adaptando mis ojos a la luz. Un cuarto iluminado pero vacío. ¿Y la mesa de interrogatorio?
No lo vi venir. Simplemente el golpe fue certero e inmediato el dolor de mi quijada, virando mi rostro a un costado. Tardé unos segundos en lograr mover la mandíbula para aliviar el dolor. El líquido metálico llenó mi boca, tuve que escupirlo.
Intenté llevarme las manos al rostro, sin embargo, algo me lo impidió. Era una cadena que unía las esposas con las patas de la silla y arillos encajados al suelo.
¿En qué momento…?
Mi mente fue cediendo lentamente, luchando por hallar contenido a los hechos, despertar del ensimismamiento…
Volví el rostro al frente, el policía de la sonrisa macabra me miraba con expectación, riéndose guturalmente.
Nuevo golpe.
Tosí para recuperarme. Al menos los medios de los “policías malos” servían para devolverme al presente.
--Está bien…--balbuceé—No es para tanto…--dije mirándolos—Me atraparon, soy parte de los crímenes de Beyond…querrán hacerme muchas preguntas…--intenté sonreírles. ¿Qué otra cosa podía hacer luego de romper mi libertad condicional?
Oí un suspiro.
--El perro faldero de ése imbécil resultó ser un completo estúpido.
Guie los ojos al costado del extraño detective, había alguien más allí pero no alcanzaba a distinguirlo y la luminosidad no ayudaba. Aunque estaba seguro que fue quien habló así ¿de mí?
El frio metal se apoyó contra mi frente. Alcé los ojos al cañón que me apuntaba descaradamente.
¿Se trataba acaso de la vieja técnica del policía bueno y el malo? Quizás tomando en cuenta que antes el otro agente, Rester, no lo hizo como se esperaba y no me intimidó la suficiente como para esperar sumisamente mi juicio, Elle estaba desesperado por asustarme.
Pero, era evidente que no iba a hacerlo.
--Querrán hacerme muchas preguntas…no dispararán—aseguré.
Y al menos tuve razón…hasta cierto punto. La culata se estrelló contra mi cabeza. Me encogí ante el dolor, casi al instante sentí la sangre caliente resbalar por mi cabello.
--Ryuk…pregúntale donde esta Mello y Nate—oí decir a la voz juvenil. Con arrogancia.
Y “brillantemente” me di cuenta,
No estaba arrestado…al menos no por la policía.

POV GIOVANNI

--No ha hablado con nadie—dije cansinamente. No, por completo exhausto, respirando con real trabajo, abriendo los ojos solo por automático. No había dormido en las últimas horas, ni siquiera tenía idea de cuantas, sin embargo, tampoco consideraba que el cansancio físico fuera el total causante de mi actual estado de ánimo. Tenía que ver más con la situación de mi interior. Las sensaciones que destrozaban mi propio autocontrol, el interés tan enfermizo que tenía por ir detrás del primer guardia y usar la fuerza para abrir su celda…
Mas también estaba de por medio la decepción que llegó hasta el punto de exasperar mi sistema, el horror y el sentido común cuya fuerza destrozó mi sensibilidad y convirtió los deseos en resignación ante lo correcto.
Lo que debía ocurrir.
Lo que merecía por sus delitos.
El señor Elle se mantuvo impasible sobre su silla, comiendo una paleta de caramelo.
--Halle intentó establecer contacto con él, pero no se lo han permitido—retomé leyendo el informe—Sin embargo, Beyond se niega a emitir palabra alguna.
El detective no decía nada, simplemente dejó de lado su dulce para alcanzar una cuchara y enterrarla en la montaña de helado para luego llevársela a la boca.
El muchachito simplemente había sido consignado a la policía federal, no habló en ningún momento ni tampoco prestó resistencia cuando fue trasladado hasta la prisión estatal. Donde esperaría hasta el juicio.
Se oía decir que ningún abogado de oficio estaba interesado en defenderlo, y dudaba que el señor Elle pagara alguno…En realidad, daba el claro mensaje de no estar interesado en hacer nada más, incluso teniendo a su disposición la forma de ayudarlo.
--La única vez que abrió la boca fue para preguntar si Mikami Teru había tardado lo suficiente en morir—agregué. Elle no se inmutó. Aquella indiferencia para con el destino o situación de su hermano comenzaba a exasperarme, a picar hondo en mi cuerpo, provocándome una real molestia con su actitud.
Resoplé molesto.
--Cuando recibió respuesta del interrogador, quiso saber si su “acertijo” estaba completo—exclamé con fastidio.
--¿Matsuda hizo lo que le fue ordenado?—preguntó sin más. Por completo fuera de contexto.
Parpadeé indignado. ¿Cómo era que simplemente no le afectaba lo que sucedía?
--Señor…--me contuve para referirme a un superior.
--¿Takada?
Aspiré hondo, al menos estaba encaminándose hacía la plática.
--Tampoco ha dicho nada. Los psiquiatras siguen trabajando con ella, sin embargo, dudan que sea capaz de recuperarse…
--Es una lástima—dijo como si nada, apilando cubos de azúcar—se trataba de una mujer con potencial.
--Señor…su hermano…--traté.
--Agente—interrumpió--¿considera que Takada Kiyomi tenía potencial?
Aquello estaba por completo fuera de entendimiento, a nadie en realidad le interesaba mi opinión o la de alguien más en ese asunto.
--Señor…yo…
--En este caso es improbable que recupere la cordura luego de la impresión a la que se vio sumergida—siguió apilando, la columna rozaba sus cabellos—si eso ocurre tampoco podremos fiarnos de su testimonio, ya que, solo un 5% será creíble para cualquier jurado.
Fruncí los labios, me sorprendí vibrando con furia, con la piel estirada sobre los nudillos mientras cerraba los puños, conteniéndome para no explotar en ese instante.
--Aunque, pensándolo con detenimiento, tampoco resulta un inconveniente, ¿no es así, agente? Fue usted mismo quien detuvo el crimen en medio de su comisión—giró el rostro sobre el hombro levemente, esperando atentamente mi reacción.
--Señor…con todo respeto…
--¿Hizo Matsuda su parte?—volvió a preguntar.
--Si—dije a regañadientes—dejo ir al muchacho con un supuesto policía que se presentó a la escena tal y como lo predijo. Nadie los siguió.
--Entonces solo es cuestión de esperar.
--Teru está muerto—exclamé—Beyond estará en prisión el resto de su vida y conoce el paradero de su hermano—lo vi dejar de apilar-- tiene la confesión de Aiber, y con ello la forma de limpiar Richmond de una vez por todas—enumeré--¿Por qué dejar que la vida de ese muchacho o la de Nate sigan en peligro? Ni siquiera entiendo cómo es que ni siquiera hablará con Beyond sobre esto…--solté por fin, olvidando por ese momento la situación jerárquica allí dentro.
Mi pecho subió y bajó con dureza, recuperando de a poco su ritmo normal.
--Stephen—exclamó—el que Mikami Teru no este con vida no significa que el peligro se haya extinguido, sobre todo cuando existe una confesión inservible sin un nombre o un señalamiento…y yo… demostraré la culpabilidad de su cómplice y lo atraparé.
Los sacrificios son usuales en cualquier investigación…y me cercioraré de tomar las medidas necesarias…
--¿Concediéndoles información y días a Nate y a Mihael Keehl?—solté el aire de golpe, recordando claramente el trato el que al final había llegado con ambos—Les dijo que cerraría todas las fronteras de California, y ellos le retaron diciéndole que saldrían del estado en dos días…
--No escaparan en ese transcurso—interrumpió firmemente aunque lacónico también—y aseguraré cubrir los escenarios en uno solo.
Sacudí la cabeza con frustración total.
--Agente, si es todo lo que debe reportar, agradecería que se dedicara a descansar—ni si quiera me miró.
Bajé el rostro, intentando hallar las mejores palabras…pero era inútil, y en el fondo, tampoco serian justas dentro de muchos conceptos.
--Debería verlo—musité, retrocediendo unos pasos para salir.
--Nate forma parte de mis prioridades…
--Señor…--balbuceé--¿deberé decirle a Beyond que su acertijo está resuelto?—quise saber—21, 09, 20, y 08… ¿Qué significan?—tomé el pomo de la puerta, abriéndola con un rechinido de bisagras--¿sabe cuál es…su…mensaje?—evité mirarlo.
--No se trata de un mensaje tan complicado, Stephen…es solo…una fecha.
Y la pila de cubos de azúcar se desplomó.

POV LIGHT

Me recargué sobre el respaldo de la silla, dejando que se inclinara levemente, soportando la nuca contra el acolchado.
Mantuve los ojos cerrados todo el tiempo mientras esperaba, la ansiedad crecía conforme transcurría el tiempo. La peligrosidad de verme descubierto con rapidez por los detective…el hecho de que su hermano traumado estuviese escondido junto al idiota de Mello, y encima, a sabiendas de mi culpabilidad.
El tiempo apremiaba puesto que Matsuda podría hacer o decir alguna tontería que fuera perjudicial para mí, si se iba de la boca y mencionaba que me comuniqué con él o recibí información sobre la investigación…sería fatal. Y hablar de más se le daba bastante bien.
Hasta ahora el único triunfo radicaba en haber metido a Beyond a la cárcel, quizás ellos se regocijaron con el crédito, sin embargo, fue gracias a mi investigación (y a Misora). Yo era el único responsable de haber llevado tras las rejas a ese trastornado. A ese asesino.
Y… por último la presión de encontrar a Nate para lograr un regreso triunfal al lado de Elle…
Suspiré mientras tamborileaba los dedos sobre la superficie de la mesa.
--Elle—mascullé al abrir lentamente los ojos. Lo extrañaba con un deseo que rayaba en la locura. Tenía que volver a su equipo, sobre todo necesitaba regresar a su lado, tocar sus labios y enredar mis brazos a su cuerpo…
El estridente sonido metálico del arma al ser estrellada contra la mesa captó mi atención. Giré el rostro de mala gana, mirando con fastidio la mano de Ryuk sobre la culata.
Esperé en silencio. Él no decía nada, solo me miraba con sus saltones ojos y esa estúpida sonrisa que terminó por hacerme desconfiar. Entorné los ojos levemente y retiré la mano de la mesa.
--¿Tienes algo para mí?
--No dirá nada.
Torcí los labios con irritación. Había presenciado la forma en que interrogaron Mikami y sus hombres a esa mujerzuela… ¿Cuál era su nombre? Ah, cierto, Linda. Y resulta que Ryuk no ha hecho ni gritar una sola vez al perro faldero de Mello…
--¿Tengo que especificar la forma en que debes preguntar?—rodé los ojos--¿Escribirlo con lujo de detalles en una libreta?—exclamé con sarcasmo.
Se soltó a reír de forma macabra.
--Ser espectador es más divertido, Kira. Me he aburrido de preguntar, prefiero mirar—se encogió de hombros.
Vaya criminal caprichoso. Claro estaba que no iba a ensuciarme las manos de esa forma, mi elegancia está por encima de todo.
--Bien—dije. Dio unos pasos para salir.
Estaba a punto de ponerme de pie cuando el móvil vibró contra la mesa, saltando suavemente. Me acerqué a mirar la pantalla.
El número no estaba grabado en la memoria del celular con el que hallaron a la estúpida ésa que Mikami asesinó. No me deshice del aparato por simple precaución, nunca estaría de más aunque pensaba destruirlo luego.
¿Estaría Elle tratando de rastrear algo más sobre la muerte de esa mujerzuela? ¿Sus deducciones llegarían hasta tal nivel de brillantez?...
Resoplé y conecté el teléfono al ordenador, cuyo sistema enviaba señales falsas con estática a cualquiera con un GPS.
--Yagami—dijeron del otro lado con aplomo. Miré el objeto con atención. No debía dar un paso en falso—Sé que estás ahí, así que mejor deja de hacerme perder el tiempo, imbécil.
Entorné los ojos con desconfianza.
--No se trata de la policía, así que déjate de mierdas y responde.
Resoplé.
--¿Qué quieres, Mello? No pienso retirar la búsqueda por ti o por Nate—avisé en tono irritado. No podía tratarse de nadie más que supiera sobre la posesión que tenía sobre el celular.
Se soltó a reír con descaro.
--Por favor, Yagami. Te tengo agarrado por los huevos con una sola mano.
Fruncí los labios. Maldito estúpido.
--No creo que arriesgarte a comunicarte conmigo sea inteligente—repliqué.
--Me importa una mierda lo que pienses, idiota—exclamó con desdén.
--¿Qué es lo que quieres para evitar que la grabación llegue a manos… innecesarias?—pregunté esperando poder terminar con esa conversación lo más pronto posible.
--Ah, ya vas comprendiendo—habló con burla—lo que quiero es la forma de salir de Estados Unidos.
--“Queremos”—repuse con una media sonrisa—creo que la palabra que buscas es ésa.
--Limítate a hacer lo tuyo y no te metas ¿está claro?
Aspire hondo para controlar mi reacción. Tenía que pensar cómo actuar tomando como base lo que ocurría. No me daría el lujo de arriesgarme y arruinarlo…no…todavía no debía decirle que lo hallaría gracias a su perrito faldero.
--Ambos sabemos que Nate no es tu rehén—retomé—y que se quiere largar contigo. Así que si me pides como salir de Estados Unidos, haré los arreglos necesarios para una sola persona…
Tenía que saber si pretendía alejarse junto con Nate. Saber si con comprarle a ese estúpido delincuente una salida rápida tendría un rápido acceso al hermano menor de Elle.
--Lo que haga o deje de hacer no te interesa, Yagami—su voz se endureció—haz lo que tengas que hacer…no es tan difícil luego de la primera vez removiendo la basura ¿no es así?—traspasó una sonrisa burlona.
--A diferencia de ti, Mello, sigo mis convicciones en pro de una causa justa—repliqué con arrogancia—si he hecho lo que he hecho es para probar que soy más que un perro detrás de un hueso.
Oí un golpe sordo del otro lado. Sonreí ligeramente divertido, este tipo es manipulable.
--Escúchame bien…--comenzó.
Sonreí abiertamente, esperando que en ese estado fuera más sencillo sacar información, ya que, criminales como ellos gastan sus vidas presumiendo sus logros en los bajos mundos, con sus delitos. Adjuntar algo más para llevarlo a la pena capital tampoco me molestaba.
--La salida deberá efectuarse dentro de dos días—intervino la monótona voz de Nate. Erguí los hombros, satisfecho con el logro.
--Hola, Nate, es un gusto volver a hablar contigo.
--Es una lástima que no pueda decir lo mismo—replicó.
Oí un gruñido ahogado del otro lado, luego una maldición lejana.
--Entiendo que dadas las circunstancias no confíes en mí, Nate, sin embargo, quiero que quede claro que no tengo intención alguna de dañarte. Tu hermano está muy preocupado por tu estado…
--Preferiría que te limitaras a entablar una charla consistente en el trato y que evitaras mostrar hipocresía en ella—interrumpió de forma tajante.
Ensanché una sonrisa autosuficiente.
--Entiendo, y aun así estoy dispuesto a ayudarte, Nate—mencioné amablemente.
--Considero que debes ayudarte a ti mismo antes, Light Yagami—retomó—vamos a desenmascarar tu engaño en caso de ser necesario.
Imbécil enano traumado ¿Cómo se atreve? Me mordí la lengua.
--Supongo que debo tomarlo en serio—dije fríamente—ya que, diste por sentado que tendría en mi poder el móvil de esa mujer…Linda—decir su nombre me asqueaba.
--Debo admitir que no fue solo mérito propio, sin embargo, fue sencillo suponerlo dado que no arriesgarías la destrucción del aparato. Al menos no todavía si pretendías mantener una vigilancia perspicaz sobre nosotros.
Muchachito listo. Cerré los puños con fuerza hasta que vibraron. Idiota de mierda…
--De acuerdo, Nate—dije—tenemos un trato.
--En 24 horas nos comunicaremos nuevamente, por favor, ahórrate los acertijos. A ambos nos conviene llegar a una conclusión favorable.
--¿Serías capaz de hacerle algo así a Elle?—quise saber. Aquello seguramente afectaría al detective…ya que, era humano después de todo. Y yo, estaba encaprichado con esa humanidad.
--¡Suficiente!—oí gritar al idiota rubio--¡Este trato es conmigo!
--¿Qué garantía tengo de que cumplirán su parte?
--Mi palabra, y con eso tendrás que conformarte. Tienes 24 horas para arreglarlo…y asegúrate de que ningún policía se entere—el que me diera un ultimátum de ese calibre terminó por hacerme arder la sangre.
Y la comunicación terminó.
Gruñí con fuerza en cuanto escuché el molesto tono de la línea. Bajé la mano lentamente, conteniéndome para no estrellar el aparato contra la mesa. ¿Quién se creían que eran ese par de fenómenos de circo? Estaba claro que intentaban ponerme una trampa…acorralarme de alguna manera…Y lo peor era que representaban un peligro incluso mayor al de Elle, aun con mis fervientes deseos por tenerlo conmigo de nuevo…cuando perderlo era peor que caer frente a esos dos inútiles.
Resoplé con irritación tratando de ignorar la risa divertida, pero mordaz, de Ryuk. Era sumamente frustrante que se burlara de una situación así, en serio este tipo solo iba a dedicarse a mirar y participar mientras le pareciera divertido.
Gruñí por lo bajo.
Ese perro faldero de cabello rojo no iba a hablar tan fácilmente como creía, incluso de hacerlo podría ser muy tarde…solo él conocería lo suficiente a Mello como para imaginar un posible escondite
--No—musité en medio de una leve sonrisa—No es verdad—existe alguien más. Alguien que conocía a Linda, que conocía al perro a tal punto de haber sido hallados juntos en el arresto…
--Beyond Birthday.

POV NEAR

Ambas llamadas causaron un estremecimiento demasiado voluntarioso para mi gusto. Una forma barata de devolverme a mi estado como humano. Y era realmente angustiante.
Casi al instante mismo que terminamos la comunicación con Elle, dimos por sentado que Light Yagami tendría en su poder el móvil que Linda usó antes de fallecer; y fue gracias a ello que logramos darle forma a nuestro propio puzzle…sin embargo, las posibilidades de conseguir actuaciones acorde a lo imaginado seguían dependiendo del nivel de brillantez o confianza que obtuviéramos de Yagami y del propio Elle…
Y fue hasta ese instante en que reparé en que seguía con el dedo índice sellando suavemente los labios de Mello; lo había hecho en cuanto Mihael había comenzado a despotricar contra Yagami, perdiendo los estribos de sus acciones y palabras.
Se suponía que me mantendría al margen en la conversación con Light, todo gracias a las ordenes-indicaciones de Mello, las cuales concebían conveniente que fuera él quien hablara todo el tiempo…
En cuanto callé sus labios con frialdad para intervenir en la charla, sentí las pupilas azules mirarme con indignación y sorpresa, con aquella resolución que dejaba en claro que no aceptaba tal osadía.
--Near…--musitó contra mis dedos. Tuve que mirarlo por el rabillo del ojo ante su tono.
Me miraba fijamente todavía.
Aparté la mano lentamente, regresándola al cobertor de la cama. Intenté concentrar mi mente en los hechos, volviendo los ojos al vacío y a retorcerme el cabello para pensar con tranquilidad.
--Near…--repitió esta vez en un tono que claramente demostraba que estaba…conteniéndose.
--Mello.
--“Yo me encargaré de Yagami”—recitó entre dientes sus propias palabras.
--Consideré necesaria mi participación dado que la probabilidad de que Light Yagami te distrajera de nuestros propósitos, era creciente—le resté importancia.
--Yo me haría cargo—masculló, respirando hondamente.
Le mire una vez.
--El resultado será el mismo…
Las palmas de sus manos se apoyaron en la superficie de la cama de pronto. Por automático me encogí sobre ésta.
--Y tú…pequeño y miserable, Near…--siguió de forma siniestra—mantendrías cerrada tu boquita…
--A decir verdad tampoco lo considero grave—me puse en pie entonces, siguiendo las propias alarmas de mi cerebro.
Sentí su mirada sobre mi espalda mientras me alejaba rumbo al cuarto de baño, un escalofrío me asaltó sin razón alguna.
Estaba a punto de llegar a la puerta cuando me vi desbalanceado con fuerza contra el muro, estuve a punto de caer si no hubiese sido por las manos de Mihael que me sostenían por la cadera con fuerza.
--Near—se acercó tortuosamente a mis labios. Me encogí ante su cercanía su aliento que rozaba con su temple contra la sensible piel.
--Mello—alcancé a musitar, percibiendo una leve honda de desconfianza al oírlo repetir mi nombre.
--¿Sabías?…Near…a veces—deslizó los labios por mi oreja, hablando contra el lóbulo-- tienes que estar…—su aliento cálido penetró en mi oído, estremeciéndome por completo--…calladito….y…--ronroneó. De la nada me vi vuelto con brusquedad contra la pared; apenas tuve tiempo de girar el rostro para salvar mi rostro del impacto—contra la…pared—sus palmas aferraron mi cadera contra el frio, mientras susurraba contra mis cabellos.
Fui incapaz de emitir palabra, me limité a quedar inmóvil contra el muro, sintiendo todo su cuerpo pegarse al mío hasta cerrar cualquier espacio. Su respiración jugó contra mi mandíbula en cuanto bajo los labios hasta mi cuello, rozando con el inferior la silueta. Dejando a su paso un delgado camino de calor que erizó mi piel.
Murmuró algo más contra mi nuca, su respiración se enredó entre mis mechones de cabello, introduciéndose por ellos hasta extenderse por todo el cabello.
Las palmas recorrieron mis antebrazos hasta los hombros, delineando con sus yemas la tela; mi pecho comenzó a agitarse contra la pared, chocando contra ésta. Descubrí mis manos echas puños contra la pared, luchando por controlar las vibraciones que experimentaba.
La cadera de Mello se pegó a mi cuerpo, incluso debajo del pantalón y el grueso material del cuero, logré sentir la dureza palpitante que amenazaba con despistar mi raciocinio hasta volverme por completo loco.
Sus labios aparecieron de pronto junto a mi mejilla, hablando casi contra mi boca, buscándola. Moví el rostro para terminar con esa distancia. Se alejó con desdén.
--¿Me oíste?—susurró—deberías aprender…—una de sus manos abandonó mis brazos para introducirse con fuerza entre el muro y mi cuerpo, separándome apenas los centímetros suficientes como para que su mano cupiera. Me sujetó la entrepierna, dirigiendo mi cadera contra la suya. Mi garganta replicó.
Sentirlo tras mi espalda y con su extremidad aferrándome logró que el calor subiera por mi espalda, erizándome la piel hasta hacerme temblar.
--Si…--siguió, como si nada—aprender a estar…callado y contra…la pared.
Subrayó su orden empujándome con su cuerpo contra el muro, presionando de forma casi dolorosa su mano contra mi miembro.
Sin verlo venir otro gemido escapó.
Su risa amortiguada se ahogó en mi cabeza. Mi entrepierna empezaba a arderme.
--Dilo…Near—ordenó quedamente, deslizando su mano libre por el cuello de la camisa, apartándolo con brusquedad, desgarrando centímetros de la tela, dejó al descubierto mi clavícula y hombro.
Hundí la frente en la pared cuando su lengua se abrió paso sobre mi piel, delineando el hueco entre mi garganta y el pecho.
--Dilo—alzó más la voz. La respiración se estaba convirtiendo en hiperventilación—dilo, Near…o tendré que…enseñártelo—amenazó en medio de un gruñido contra la piel.
--Me…llo—mascullé tratando de separarme, buscando con desesperación algo en mi mente que pudiese contrarrestar sus argumentos. Infructuoso.
Sentí su sonrisa contra mi garganta. Desgarró la tela todavía más, deslizando los jirones hasta el suelo, desnudándome el brazo izquierdo y parte del pecho.
La fuerza contra la que se golpeaba mi corazón contra el esternón podría fácilmente causarme un infarto…o que por lo menos llegara a toparse contra el muro.
Presionó su cadera contra la mía, tallándola varias veces, gimiendo suavemente contra mi hombro mientras succionaba. Una ansiedad creciente inundó mi cuerpo.
La mano que me sujetaba masajeó en círculos para excitar mi miembro, las vibraciones me agitaron. Noté que me mordía el labio.
Intenté volverme. Me devolvió con fuerza a mi sitio, empotrándome el pecho contra la pared, ejerciendo fuerza contra mi sexo, sujetándolo con toda la palma con brusquedad.
Me encogí, exhalando contra el concreto.
Su otra mano dejo en paz mi ropa desgarrada para subir de golpe hasta mi cuello, rodeándolo de una vez y haciendo mi cabeza hacia atrás. Sentí el filo de sus dientes morder el lóbulo de mi oreja, sus dedos en contacto con mi acelerado pulso.
El hormigueo en mi vientre, el calor…
Introdujo su mano por debajo del pantalón con poca delicadeza, pasando de largo mi ropa interior y enfocándose en mi sexo. Me sacudí en una honda de electricidad en cuanto su mano se cerró en torno a mi miembro, comenzando a presionar la cabeza, disfrutando de la forma en que la sangre se acumulaba en él, y claro…en la que lograba que perdiera la cordura.
Sin previo aviso sacó su mano, me encogí ante el cambio; es más, sentí como solo se alejaba unos centímetros para empujarme contra la pared.
Me sostuve un momento con las palmas tratando de controlar mi respiración. Quizás Mihael solo quería “vengarse” de alguna forma.
Sentía tensionados los músculos.
Intenté dar un paso atrás, de nuevo me detuvo, esta ocasión sujetando una de mis muñecas. Otra vez me vi atrapado entre el muro y su cuerpo.
--Mello—alcancé a balbucear ante sus uñas que bajaban por encima de la tela, a lo largo de mi espalda...mi corazón se desbocó por completo.
Los hombros se me tensaron.
Mi respiración esta vez se agito con un dejo de alarma.
Mis fuerzas no eran suficientes y no podía soltarme del agarre.
Sujetó el filo del pantalón, tirando hacia atrás, tallando su cadera a mi trasero. Mi garganta soltó jadeo de exasperación.
Resultaba irritantemente irónico el que me encontrara ansioso, detestando por primera vez que fuera paciente, que se tomara la molestia de tardar…
--Dilo—dijo con autosuficiencia, su voz se escuchaba ronca…ansiosa. Era sorprendentemente frustrante el hecho de verme en esa posición tan inútilmente vulnerable mentalmente.
Sentí un tortuoso vaivén de su sexo atrapado contra mi cuerpo. Intenté empujarme contra el muro…lo único que logré fue que mordiera mi cuello.
Me estremecí por completo.
El musculo caliente lamió la herida en toda su extensión, dejando a su paso una estela caliente de saliva.
--No vas a…decirlo ¿ah?—musitó entrecortadamente, metiendo su intrusa mano en el pantalón desde atrás, bajándolo de golpe, permitiendo que la ropa cayese por su propio peso, llevándose consigo mi ropa interior.
Bajó la palma por mis caderas desnudas, con un camino que me erizaba la piel en aquellas partes tan sensibles de mi cuerpo; con firmeza rodeó una parte de mi trasero para guiar la pierna y ayudarme a liberar los tobillos de la prenda.
Estaba al borde de la hiperventilación.
Por un eterno segundo sus manos abandonaron mi silueta, lo siguiente que oí fue el correr del cierre de su chaleco, lo único que concebía hacer era imaginar cómo caía su ropa por sus hombros, rozando su firme pecho, pasando por el tórax hasta el relieve de su abdomen, y por fin, cayendo por encima de sus caderas afiladas.
Su aliento templado chocó contra mi nuca, erizando la piel al contacto, mi respiración era un jadeo intenso. Bajé la cabeza presa de espasmos que parecían rayar en las convulsiones de ansiedad.
Mi entrepierna estaba tirando de mi vientre con exigencia dolorosa. El corazón me reboto con demasiada fuerza cuando a sus pies cayó el pantalón.
Sin concierto previo su miembro caliente exigió entrar en mi cuerpo. Me sacudí enterrando las uñas en la pared, aspirando con trabajo hasta el jadeo.
--¿Vas a decirlo, Near?—masculló entre dientes contra mi lóbulo. No siquiera recordaba cómo se articulaban palabras.
Me encogí con punzadas de dolor que recorrían mis piernas mientras se introducía en mi cuerpo, rodeó con su brazo mi estómago para pegarme a su torso y mantenerme quieto.
Las piernas me temblaron en cuanto lo sentí dentro, presionando contra mis paredes internas…palpitando…en medio de una oleada de placentero dolor.
Mello comenzó el vaivén con seguridad, bajando la mano de mi vientre hasta el miembro, sujetándolo para masajearlo al ritmo de sus suaves embestidas, acostumbrándome a su cuerpo haciéndome suyo.
Me estremecí contra el muro, un jadeo ahogado surgió de mi garganta. Su mano contra mi extensión se detuvo.
--Calladito…Near—ordenó con voz burlona, ronca…extasiada…invitante.
Era doloroso…demasiada presión…tanto calor que me ardía por el cuerpo, y mi miembro que exigía cruelmente.
Me mordí los labios, seguro de conocer la técnica de Mihael, y venciéndome a sus impulsos sin detenerme a analizarlo.
Se rio de mí con arrogancia. En alguna parte de mi mente me gritaban que era momento de responder algo mordaz…si tan solo recordara donde estaba.
Volvió el vaivén al tiempo del masaje contra mi cuerpo. Aumentó la frecuencia y la fuerza…hasta que me descubrí ahogando jadeos contra el frio muro, la heladez del concreto a mi pecho en contraste con el calor que emanaba de su cuerpo caliente fue demasiado para mi cordura.
Salió de mí lentamente, tirando de mi cuerpo para hacerme retroceder.
En algún momento llegó al lecho, sentándose y fácilmente dirigiendo mi cadera hasta sus muslos. Apoyé los pies en el borde. Entró de golpe.
Eché atrás el rostro contra su hombro, en una especie de trance al verme imposibilitado a gemir. Era incluso cruel.
Guio mi cadera con las manos para instarme…no transcurrieron dos minutos cuando me encontré bailando sobre él, maravillado por la electricidad que me recorría cuando su mano aferraba mi pecho, jugando con uno de los pezones.
El dolor había sido reemplazado por completo por el frenesí. Llevé una mano a su cuello para apoyarme.
Oí sus gruñidos apagados contra mi oído. Su respiración frenética.
Su cuerpo ardiente.
Su suave mano que iba y venía a lo largo de mi miembro con fuerza…
Cerré los ojos con fuerza, entregándome a la manera en como mi miembro palpitaba contra su mano, atrayendo el hormigueo hasta él.
Mello mordió mi espalda, curando la herida con su caliente saliva que se deslizaba por mi piel.
Separé los labios sin poder más, controlar mis respuestas era prácticamente del cero por ciento.
--Ni se…--gimió entre dientes—te…ocurra—alcanzó a decir entre jadeos ahogados—Ne…ar…
Sellé mis labios…
Pasó su brazo por debajo de las corvas de mis rodillas para levantarme en vilo, mi extensión quedó atrapada entre mi abdomen y mis muslos. Giré el cuello para buscar sus labios, me recibió lamiendo la comisura para luego morderlos con fuerza, introduciendo su lengua en la cavidad, jugueteando dentro.
Me quejé en silencio ante su brusquedad.
Mello apoyó su mano libre en la cama para tomar impulso.
Tiró de mi labio inferior con sus dientes.
Y no lo resistí…el jadeo salió por sí mismo.
Lo oí gruñir justo antes de dejarme caer de costado contra el lecho. Me aferré del borde para no caer de bruces.
Elevó mi pierna a su hombro, acomodándose para entrar de nuevo. No lo hizo.
Aventuré los ojos, mi visión era borrosa…mi cuerpo temblaba iracundo con la pausa.
--Te dije—jadeó—que estuvieras…callado—sonrió a medias con autosuficiencia. Los cabellos rubios despeinados le caían sobre el rostro, dejando a salvo sus fieros ojos azules.
Bajé las pupilas por su torso desnudo, brillante y sedoso gracias al sudor, cuyas gotitas se deslizaban por su superficie. Por fin terminó su firme vientre…su palpitante excitación llenó mis pupilas mientras se introducía lentamente en mi cuerpo.
Me mordí los labios escondiendo el rostro en la cama. Las embestidas comenzaron de improviso, rápidas y feroces.
El hormigueo me sacudió en espasmos de placer mientras su miembro entraba y salía de mi cuerpo, con violencia.
Casi no tenía más fuerzas.
Quería pedirle que se detuviera un momento…
Su voz se rompió en jadeos ruidosos…el hormigueo estaba concentrándose en mi miembro.
Sentí bajar mi pierna, sus manos aferraron mi cintura, clavé el pecho al lecho y dejé que desaparecieran mis gemidos en las sabanas.
Apoyó ambas manos a los costados de mi cabeza para tener mejor apoyo. Las embestidas presionaban mi sexo contra la cama…
Mello siguió embistiendo…Cerré los puños en torno al lecho…Sus gemidos fueron peores que sonoros contra la habitación.
Mi cuerpo se tensó al sentir llegar el clímax…temblé…mi sexo iba a explotar.
Oleadas de electricidad contrajeron mis músculos hasta vibrarme en medio de una vorágine de placer.
Perdí cada enfoque en medio de nebulosa, la cabeza me dio vueltas sin darme tregua a reconocer donde me encontraba…
Con un fuerte gemido se quedó quieto un momento, su esencia caliente se derramó en mi entrada, llenándome por completo.
Se dejó caer con poca delicadeza sobre mi cuerpo, aplastándome. Aunque tampoco resultó desagradable.
Embistió profundamente un par de ocasiones, con menos fuerza pero agitándonos con el cuerpo sumergido a tal nivel de sensibilidad. Era como si subrayara una especie de poder o control…someterme nunca me había resultado tan placentero.
Sus cabellos se esparcieron sobre mi hombro.
Ambos jadeábamos en busca de aire para regresar a la normalidad la respiración, controlar el corazón antes del seguro infarto.
--Ne…Ne…ar—dijo respirando hondo. No respondí—Near…
--Mello—balbuceé. Los labios me dolieron, a saber si fue por la presión de verse sometidos o por su fiero agarre con sus dientes.
--Si te digo…que…--aspiró hondo—te quedes callado—exhaló.
--No me parece el…momento—alcancé a decir contra la sabana. Se rio amortiguadamente contra mi piel. Se erizó al instante.
--Era solo…una lección…
Decidí que prefería esperar a recobrar el raciocinio por completo.
--Y Near…--se movió delicadamente aún dentro, ambos nos estremecimos—deja de temblar.

POV LIGHT

Me detuve frente a la puerta de metal, esperando que esta se abriera para dejarme el paso libre. Con un penetrante zumbido, por fin ocurrió.
Me adentré con calma guardando las manos en los bolsillos, sin preocuparme de nada más que mi gafete que me autorizaba para entrar y salir a libertad de la prisión del Estado.
El eco de mis pisadas se ahogó con el barullo de lo oficiales de policía que iban de un lado a otro por los corredores del área administrativa.
Cruzarlo fue aburrido.
El ala de visitas estaba ubicada justo en la zona más alejada del lugar, allí donde, en caso de motín, fuera sencillo evitar la llegada de más criminales.
Me planté frente a los guardias; con un simple gesto me dejaron la entrada al largo corredor. Se dividía en dos espacios cuya frontera era el cristal blindado que separaba a la basura de los ciudadanos que los visitaban.
Mientras cruzaba el detector de metales tuve un asalto de ansiedad mezclada con repulsión. Era la segunda vez que me encontraría con ese trastornado, y, a decir verdad, no esperaba mucho. Solo imaginar el tener que hablar con él me revolvía el estómago.
Sin embargo, mis propósitos eran claros…
Anduve con calma hasta el último banquillo de la sala.
Me detuve ante el cristal sin sacar las manos de los bolsillos todavía.
Allí estaba.
Maldición ¡qué bien se sentía verlo en el lugar al que pertenece!
Tuve que sonreír ante la imagen que presentaba: la cabeza agachada, las manos esposadas, la cadena que conectaba con los grilletes de sus tobillos era tan corta que dudaba que pudiese caminar sin dificultad.
El aro de metal alrededor de su cintura debía causar serias molestias en todo momento. Y definitivamente el color naranja era su tono.
Ensanché la sonrisa al contemplar al burdo asesino; tomé asiento sobre el banquillo, acomodé los codos sobre la repisa de metal y esperé.
--Hola, Beyond—saludé con voz alegre.
Alzó lentamente el rostro, casi logra desinflar mi optimismo: su rostro era el más carente de emociones que había visto, de hecho ni siquiera se le veía afectado por estar allí. Es más, daba la impresión de que su mirada contra el suelo era por mera aburrición.
Su falta de desesperación me irritó. Por un instante estuve tentado a gruñir y exigir a algún guardia alguna explicación a su tranquilidad, cuando reparé en los motes morados negruzcos sobre su pómulo derecho y mandíbula. El labio rojizo y partido.
Bien, eso lo nivela un poco.
--¿No vas a devolverme el saludo?—ensanché la sonrisa todavía más. Esto resultaba sumamente divertido, quería soltarme a reír a carcajadas—Seguramente me recuerdas.
--¿Habría alguna razón de suficiente consistencia para hacerlo?—habló por primera vez, arrastrando las palabras. Mi sonrisa casi desaparece. Además aquel sujeto me miraba atentamente, como si analizara todo a su alrededor.
--Supongo que no—me encogí de hombros—Sin embargo, si estuviese en tu lugar me tomaría la molestia de reconocer al culpable de tu situación—alce la barbilla.
Sus pupilas se endurecieron.
--Ejercí justicia sobre ti…”asesino de puertas cerradas”—me acerqué al micrófono empotrado al cristal.
Ladeó el rostro suavemente, algo parecido a una sonrisa torcida aventuró sus labios.
--Burdo…pero un interesante sobrenombre…No tengo intención alguna de mantener esta conversación…
--Dime, Beyond…¿cómo crees que hubiese sido tu vida si tu padre no te hubiese usado como muñeca inflable?—pregunté. Sus ojos llamearon detrás del cristal--¿serías el mismo asesino traumado?—agregué apoyando la mejilla al dorso de la mano, disfrutándolo por completo—O quizás tu trastorno mental no hubiera sido igual: no estarías aquí—me encogí de hombros, restándole importancia.
--Conoces la información sin embargo dudo que poseas la capacidad para usarla—respondió de inmediato con el maldito tono vacío, como si aquello no le hubiese afectado. Idiota. Me mantuve con expresión confiada, es más, me atreví a mantener el gesto sonriente.
--Beyond Lawliet—ironicé—el asesino a puertas cerradas, el vendedor de droga, el niño abusado, la puta de papá y la vergüenza de tu hermano—enumeré con fingida inocencia.
Sus mirada atravesaba el vidrio con una especie de destello rojizo, infernal, psicópata. Sus pupilas se endurecieron por completo, cerró las manos en nudillos sin despegarlos de la superficie de la mesilla. Los mechones de su cabello escondieron en sombras su expresión, sus ojos que fueron sombríos sobre las ojeras.
--Todo lo que hiciste para jugar con Elle, para hacerlo sentir estúpido ¿fue para mantenerlo a raya o porque solo querías su atención con desesperación?—quise saber, mirándolo como la basura que es.
--Es uno de mis oscuros secretos…como lo sería asesinarte desde este sitio.
Me causó gracia su amenaza.
--Por favor, “Rue Ryzaki”—puse comillas al apodo—se acabó. Yo gané.
--De ser así no habrías acudido a este lugar—replicó con astucia, ni siquiera parpadeaba, se dedicaba a mirarme fijamente por en medio de los mechones de cabello que caían revueltos sobre su frente.
Me asaltó una punzada de incomodidad.
--Chico listo—felicité con sorna—por eso papá te prefería…ese viejo asqueroso que jugaba al doctor con el pobre, indefenso, inútil y esquizofrénico Beyond—me acerqué al cristal—Recuérdalo bien, porque toda tu inmunda vida va a perseguirte, o al menos mientras cumples tu condena rumbo a la inyección letal…aunque—desvié los ojos con indiferencia—podría alegar locura a tu favor, pasarías el resto de tu existencia en una celda acolchada…pero…
--En realidad nada de lo que digas resultará satisfactorio para tus propósitos, Light Yagami. La muerte puede llegar a ser el acertijo más inusual e interesante.
Realmente era espeluznante ese imbécil. La muerte es el castigo que se merece él y todos los de su tipo.
--¿Crees que Lindsay Hamilton la encontró relevante?—inquirí con curiosidad. Sus ojos llamearon al instante. Un escalofrío recorrió mi espalda. Me mantuve impasible—Quizás Mail Jeevas pueda responder esa pregunta, aunque…yo en tu posición le haría otras diferentes—ensanché el gesto—algo como ¿sabes cómo se siente un arma entre las piernas?
Sus palmas se impactaron contra el cristal, haciéndolo cimbrar con fuerza y obligándome a retroceder la espalda con violencia, rehuyendo su posible contacto. Mi corazón se agito frenético ante lo inesperado de la acción.
Las cadenas de las esposas tintinearon contra el vidrio cuando deslizó las palmas en un rechinido por demás tétrico. Al segundo hubo un guardia de seguridad detrás de él listo para administrarle una buena descarga eléctrica.
Negué en silencio para alejarlo.
--Mail Jeevas en serio afecta tu…”cordura”—musité, jalando aire para intentar recuperar una respiración normal.
--Agresivamente no me considero un ser que goce de la paciencia necesaria para sufrir…--habló lentamente, cargando cada palabra con determinación propia de un asesino—desgraciadamente para tu seguridad, es un don que aprecio utilizar…Tu plan es deficiente…no funcionará.
--Yo seré quien decida eso, Beyond—asentí con cuidado pero hablando con brusquedad—tu hermano o Mail Jeevas. Cualquier resultado, pierdes: pero te daré la oportunidad de elegir quien gana entre tu muñeca inflable y tu hermano.
--Colocarte en una posición sobre el mundo equivoca tus convicciones—replicó—eliminarte no es precisamente un problema…deshacer tu criterio sobre lo que llamas “justicia”, la convicción a tus circunstancias: de eso se encargará el original y no ninguna copia—agregó de forma extraña, casi divertido en medio de lo que pretendió ser la sonrisa más bizarra que había visto en mi vida.
Endurecí el gesto. Este sujeto en realidad tenía serios problemas mentales. Cada palabra que salía de su boca se me antojaba a veneno cuya ponzoña era peligrosa por el hecho de no conocer la connotación de su toxicidad…
Esa forma de dirigirse a los demás, como si estuviese imaginando la forma en que mataría a su interlocutor. Ese escalofrío estaba destrozando mi paciencia y mi indiferencia.
--Llámame cuando decidas quien me dirá donde esta Nate, tú o el estúpido de Richmond—exclamé mientras me ponía en pie—Ah, y Beyond—solo sus pupilas se movieron—considera que mi tiempo apremia, y si no me revelas lo que quiero saber, Mail tendrá que hacerlo: me pregunto cuanto soporta una muñeca inflable—rematé acomodándome la corbata para salir de ese agujero.
Alcancé a mirar como sus puños se cerraban vibrantes gracias a la fuerza ejercida, sin embargo, su rostro seguía gélido por completo, con una excepción…los brillantes orbes llameaban rojizos de nuevo, extraña y enfermizamente expectantes.
Me negué a mirar atrás mientras cruzaba el corredor de vuelta al mundo externo; el guardia abrió la puerta con un potente zumbido, que me lastimó los oídos.
--¿Las puertas responden siempre?—quise saber.
--Sí, señor. Abren y cierran sincronizadas herméticamente.
Me atreví a curvear la comisura de los labios.
--¿Por qué no se atasca hoy…en “su” celda?—señalé con la mirada el cubículo donde antes estuvo Beyond—Los accidentes ocurren—me encogí de hombros sacando del bolsillo un par de billetes. Estreché su mano para dejar el soborno en su palma.
Me miró con comprensión, incluso satisfecho con la petición.
--Los accidentes ocurre—repitió con complicidad.
--Solo asegúrese que los reos le den una “agradable bienvenida”—ordené echándome a andar—que la disfrute—murmuré antes de que la puerta se cerrara detrás de mí.

POV NEAR

Apenas sentía mi cuerpo, sumido en un curioso dolor que más que lastimarme se limitaba a dejarme terriblemente exhausto.
Mi visión apenas volvió a ser clara me encontré con la misma habitación deprimente en la que estábamos esperando el momento en que saliera todo mal…o bien.
Y simplemente, en ese instante, simplemente podía arriesgarme, retar a mi mente a detener los pensamientos, cada análisis y disfrutar de cada segundo, fuera el ultimo o el primero en realidad.
Mihael había recobrado una parte de su inusual faceta no violenta al apartarse de mi cuerpo y dejarse caer de bruces sobre el colchón. Me mantuve quieto mientras mi cuerpo volvía a responderme.
Transcurrieron unos minutos hasta que se dio vuelta usando los hombros, era obvio que estaba cansado también.
Le miré como respiraba cada vez más rítmicamente, su fuerte pecho que subía y bajaba, el cabello regado a su contorno, la cicatriz que en realidad me parecía inexistente, nada en comparación con su delineado perfil.
--¿Qué quieres?—preguntó de mala forma. No respondí enseguida, así que abrió los ojos girando el rostro hacia mí.
El líquido oceánico dentro de sus pupilas me contemplaron en silencio, enredándome en remolinos de incertidumbre y felicidad…fundiéndome, como si mi cuerpo se transformase en alguna materia maleable a voluntad…a los caprichos de Mello…
--¿Maldición, Near, qué es lo que…--exigía saber, sin embargo se interrumpió cuando me acerqué tímidamente hasta él, forzando mis articulaciones.
--No veo porque ha de sucederme algo en especial—repliqué, apartando los ojos, sin fuerzas tampoco para retorcerme el cabello.
Sus manos rodearon mi cintura para hacerme, esta vez lo oí gimotear, quizás producto del cansancio. Me acomodó sobre su pecho.
Puerilmente, lo admito, acuné mi cabeza sobre su cuerpo, subiéndome con bastante trabajo para extenderme a lo largo del suyo. Me quedé quieto esperando que las punzadas adoloridas se detuvieran, tanto como los calambres.
Cerró el abrazo alrededor de mi espalda y cerró los ojos otra vez.
Su corazón contra mi oído se convirtió en uno de los sonidos más tranquilizadores dentro de nuestros escenarios donde nuestro porcentaje tampoco era alentador.
Perdernos a mitad del camino, no resolver los acertijos o vernos atados al tablero de alguien más…perder…
De pronto sus latidos fueron lo único que concebía…
--Nate…--murmuró.
--Mihael…
Su pecho vibró con su risa amortiguada.
--No voy a dejarte ir…nunca—su tono fue amenazador, sin embargo, a mi criterio sonaba mejor como una promesa.

Notas finales:

Gracias por leer!
PD: hehehe debia un "calladito y contra la pared" algo hard para terminar la semana 
Bshooos tronadhooooooooz!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


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