Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

EXCESOS por HakudiNN

[Reviews - 73]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!!! uuf q bien se siente actualizar con mas calma!!! jeje xD!!!

ya estoy de vuelta con otro zapii =)

Espero que les guste!!!!

POV MATT

Apenas subí la bragueta de mi pantalón seguí torpemente a Mello cuando tomo su chamarra y salió sin decir nada, siguiendo al calvo. Nos dirigimos por el angosto pasillo oscuro, mientras nos acercábamos a la mortecina luz al final, los gritos y maldiciones llenaron mis oídos. Casi corrí cuando Mello cruzo el umbral de metal, abriéndose paso por entre los cuerpos apretujados, arremolinándose en torno a una nueva pelea no oficial en el programa normal de esta noche.
Me costó un buen trabajo abrirme paso, choque varias veces, trastabille, me pase por debajo de hombros y brazos, alguien me pateo pero no estoy seguro de como, ya que, conforme me acercaba al centro de la batalla campal, los peleados aumentaban de numero.
Tropecé pero logre sostenerme en el cuerpo de alguien, alce los ojos: realmente era un campo de batalla, incluso algunas chicas estaban dentro del percance. Eso me divirtió, lo admito, sobre todo porque mientras los hombres soltaban golpes a diestra y siniestra, ellas tiraban de su cabello de un lado para otro.
Algo llamo mi atención: moví la cabeza un poco, teniendo cuidado en no verme inmiscuido en la pelea colectiva. El chico, hermano de B, estaba contra la pared pero no lucia asustado, más bien aburrido, si aburrido. Se retorcía el cabello con una mano y miraba la situación con una resolución de monótona resignación, como si no le extrañara un comportamiento así.
En medio de una maraña de tipos sudorosos B salió, se veía más o menos intacto. Un tipo iba a arremeter contra su rostro, cuando una silueta de rojiza chamarra y capucha puesta sujeto al hombre desde atrás y lo quito de en medio. Casi al instante reconocí a otros dos peleadores habituales (y oficiales) cruzaron el gentío para ayudar a Mello para poner un poco de orden en el normal desorden.
Mis pupilas vibraron con un escalofrío cuando Mello pateo a otro tipo, que en realidad ya no se movía, para avanzar unos pasos, B le quito la mirada negra de encima a alguien y giro los ojos para que se encontraran con el rubio.
¡Mierda!

POV NEAR

Lo único que hacia era seguir los movimientos de mi hermano, hasta que el sujeto del vaso de cerveza perdió el conocimiento, en el mejor de los casos. Fue entonces que apareció. Realmente no preste atención a como se acercó, simplemente estaba de pronto allí, frente a Beyond, quien le devolvió la mirada con satisfacción.
Mello se saco la capucha con una mano dejando ver su cabello rubio. Mi hermano le dedico un gesto amistoso pero también arrogante. Mello le correspondió con una sonrisa autosuficiente…se notaba agitado….emocionado…estimulado.
Dio un paso seguro hacia Beyond, mi hermano no se movió; Mello siguió andando, cerrando los puños en el camino, mis ojos volaron de uno a otro una sola vez, me sentí ligeramente inquietado: conocía perfectamente a mi hermano…y Mello sobrevivía todos los días en ese asqueroso lugar…
Un ultimo paso, mi cuerpo se movió por si solo, intente avanzar, pero no fue necesario, el chico pelirrojo salió disparado desde algún lugar entre el tumulto, rodeo a Mello por la cintura y tiro de el para tratar de regresarlo de vuelta al gentío.
El “publico” estaba en claro desacuerdo, tal como Mello, pues se deshizo de los brazos del pelirrojo, mas estos regresaron a su lugar para detenerlo.
--Bien ya es suficiente—exclamo un hombre calvo empujando al rubio por el pecho, Mello se sacudió sus manos—Ya basta, Mello—susurro con un tono bastante audible—Mikami no permite peleas fuera de la reja…
El chico pelirrojo pego sus labios a la oreja de Mello para decirle algo, aparte los ojos automáticamente.
Beyond dio un paso al frente, de nuevo con esa resolución peligrosa, dispuesta a todo, en la mirada.
--B—llame.
--Tu, lárgate de aquí—ordeno el sujeto señalando la puerta. B no le dirigió una sola mirada, simplemente se echo a andar hacia la salida con su normal paso calmado, me encamine tras el, sintiendo la inminente llegada de las consecuencias de lo ocurrido esta noche: no volveríamos a ese lugar…Mello era una persona que no volvería a ver, ya que, Beyond regresaría para encontrarse con el pelirrojo pero yo no tenia ninguna razón para poner un pie en Richmond de nuevo.
Se convertiría en una persona más en mi vida.
Ya no escuche los gritos y abucheos que retumbaron tras nuestra espalda cuando salimos por la rampa, tampoco decidí mirar hacia atrás.

POV MATT

Mello se soltó de mi agarre otra vez, me dirigió una mirada molesta y se dio la vuelta.
--¡Mello!—llamo el calvo.
--No jodas—replico sin detenerse, abriéndose paso por entre la concurrencia para volver por donde llegamos.
--Oye, niño…
--Matt—dije distraídamente contemplando a Mello irse.
--¿Va a pelear o no?
--No—asegure—Pero querrá lo que le prometió por terminar el percance—recordé con una sonrisa.
--¿Tomaras su lugar hoy?
--No—parpadee sorprendido por la pregunta. El tipo soltó un resoplido, negó con la cabeza y se giro al tumulto--¡Que comience la diversión!
Cuando llegue al cuartucho Mello ya no estaba allí. Corrí hasta la calle para buscarlo, pero no logre divisarlo en la oscuridad de la calle. Aspire hondo, de nuevo a correr, mejor comenzar.
¿Por qué razón las calles son más largas cuando uno quiere llegar a su destino pronto? Llegue al apartamento agitadamente, con el corazón bombeando sangre a mil por hora, tal vez debería considerar dejar de fumar. En serio.
Mello tampoco estaba allí. Regrese entonces, deteniéndome en el auto rojo que estaba estacionado frente a la acera. Tamborilee los dedos indeciso, por fin me acerque a él y entre, por lo menos podría avanzar hasta el deposito de gasolina. Esta es otra de las ventajas de vivir en un barrio peligroso: nadie roba tu automóvil, ya que, seria como comenzar una pelea de pandillas, es una lastima que ni Mello ni yo pertenezcamos a una, pero eso nadie tiene porque saberlo.
Conduzco a una velocidad realmente lenta tratando de encontrar a Mello, enciendo un cigarrillo para relajarme en el camino, es entonces que mas adelante un par de automóviles dan vuelta de forma estruendosa, aceleran y se dirigen en sentido contrario hacia mi, orillo mi vehículo y me detengo apagando los faros de luz.
Oigo gritos y un par de balazos al aire cuando los atiborrados autos pasan a mi lado, miro atentamente cuando pasan cual bólidos, uno de los conductores es amigo del sujeto inconsciente del círculo.
Voy volver a encender el auto cuando los otros se detienen, mejor me quedo quieto. Uno de los tipos se baja y se acerca hasta mí.
--¿Sabes donde esta Mello?—pregunta. Niego en silencio—Si lo ves dile que ese estúpido del circulo nos hará un visita, le guardaremos lo mejor—sonríe alejándose de la ventanilla. Traducción: están buscando a B para matarlo y quieren que Mello participe, ya que, después de todo fue al rubio a quien tuve que detener.
Van en busca de venganza, como suele ser el pan de cada día. Y si no van por Mello ya que, no fue el quien dejo noqueado al tipo...fue…B, aunado a que Mello realmente asusta a cualquiera.
B y su hermano (¿Cuál era su nombre?) están por allí aun, no creo que hayan salido de Richmond tan rápido…sé que no son de por aquí, deben ir y venir…no importa si B demostró saber cuidarse solo, esos sujetos van armados.
Resoplo, si Mello se entera ira en seguida movido por sus impulsos y por aquel polvo que esta jugando en su cuerpo aun.
Acelero mi automóvil y doy vuelta en la primera desviación que veo, mejor encuentro al rubio y lo llevo a casa.
Me preocupa quedarme sin gasolina en algún lugar, acelero. No pasan más de unos minutos cuando logro ver un par de siluetas, la mas alta se confunde con la noche pero la segunda parece iluminarse a si mismo al portar solo blanco.
--B…--mascullo, son B y su hermano. Vaya ironía: yo estaba buscando a Mello para evitar que se viera inmiscuido en un asesinato doble y voy y me encuentro a las presas. Si mueren aquí sus cuerpos serán incendiados en algún basurero o dejados a que se pudran en algún callejón o parque de la gran ciudad.
No es asunto mio, lo se, lo admito, pero…también conozco la sensación de estar en peligro de ser agredido por mas de una persona a la vez.
Caminan con una calma que incluso a mi me desesperaría ¿luego de haber causado un problema de esa magnitud son capaces de andar tan despreocupados?
No hablan, B lleva las manos en los bolsillos de la que se supone es mi sudadera y su hermano se retuerce el cabello constantemente. Suspiro derrotado.
Acelero un poco mas hasta detenerme unos metros delante de ellos, resoplo sacando el humo de mi sistema. Si Mello se entera de lo que voy a hacer…me ira mal, si lo hacen los otros sujetos…moriré.
Por fin salgo del auto. B alza los ojos por automático para mirarme, sus pupilas se dilatan cuando me reconoce.
Les saludo con una mano y una sonrisa que intenta ser amable, si, estoy nervioso, alguien puede vernos. El albino me mira también.
--¿Vas a secuestrarnos, Matt?—pregunta B una vez que se detiene frente a mi.
--No—me causo gracia su comentario. ¿Tengo pinta de criminal? No digo que no lo sea, soy ladrón cibernético pero nunca secuestrador.
--Es una lastima—resopla apesadumbrado, apartando los ojos.
Mi diversión desaparece, creo que lo dijo en serio.
--¿Qué haces aquí?—pregunta el albino mirando el interior vacío del auto. ¿Busca algo?
B posa otra vez sus abisales pupilas sobre mí con interés.
--Bueno yo…--doy una calada—yo los…llevare a casa—digo mirando hacia otro lado.
--¿Por qué harías eso?—pregunta B dando un paso al frente. Buena pregunta, sobre todo cuando me juego mi vida en esto. Supongo que aun no soy tan malvado.
--Somos capaces de llegar por nosotros mismos—apunta su hermano.
Suspiro en silencio.
--Están buscándolos ¿de acuerdo? Y no será agradable cuando los encuentren—explico.
B me mira con atención llevándose un pulgar a la boca. Luego observa un segundo a su hermano, resopla con desgana y abre la portezuela de atrás.
--Sube, Nate.
¡Ah! Así se llama, procurare recordarlo.
Medio minuto después las llantas rechinan contra el asfalto hasta el deposito de gasolina, finjo no darme cuenta de la forma en como me mira B mientras pago al dependiente. No fue tan difícil salir del barrio cuando se conoce, y además a nadie se le ocurriría que fuera precisamente yo quien los sacara de allí después de la casi pelea de Mello y B.
Nate, si recordé su nombre, no abrió la boca en todo el camino, se limito a mirar por la ventanilla con esa expresión tan indiferente suya.
B observa todo como si pudiera encontrarle un sentido a cada cosa allí dentro, acerco las manos a la guantera, revisando lo que tenía allí, nada. No recuerdo cuando fue la última vez que renové mi licencia para conducir. Saca lo único que guardo allí: una botella a medio terminar de brandy.
La toma de un modo que nunca he visto, incluso si entiendo que debo dar un mal aspecto pero no se contagiara de nada al coger bien la botella y no solo con la punta de los dedos.
Expulso el humo por la ventanilla y al volver los ojos al camino, por la periferia logro ver a B destapar el licor y darle un largo trago. Parpadeo sorprendido.
--Detente en la estación de trenes—indica. Freno entonces frente a la estación, la calle esta desierta por completo.
--Nate—habla B deteniendo al albino, quien ya tenía una mano en la manija de la portezuela.
--Fue muy amable de tu parte—dice B mirándome, le devuelvo la mirada y hasta entonces noto la mota negruzca que se esta formando en su pómulo izquierdo, probablemente la oscuridad no me permitió reconocer sus facciones y el daño en ellas.
--No fue nada—sonrío.
--Lo hiciste para evitarnos la muerte—mascullo. Es astuto—pero fue un error.
Fruncí el seño.
--Es probable que esperes que no regrese luego de esto, que tema por mi vida y huya cobardemente—me miro atentamente—Pero no lo hare—sentencio.
--Es tu vida—me encojo de hombros. Que sujeto tan extraño.
--Debiste dejar que me mataran, en el mejor de los casos, con una bala en la frente—dijo lacónicamente.
--Quizás hayas estado a punto de matarte con Mello pero…
--Ah, si, el tipo rubio—interrumpió con desinterés.
--Pero—reanude como si nada—tampoco podía dejar que los mataran por una estupidez, cualquiera lo hubiera hecho—sonrío triunfal dando otra calada.
--Nadie lo hubiera hecho en Richmond—apunto, tiene razón—y ese fue tu error, ya que de haberlo hecho te hubieras evitado que regrese
--¿Qué?—parpadeo confundido.
--Te dije que te vería. Y lo volveré a hacer—sonrió, o creo que eso hizo.
--Dices que debí dejar que te mataran porque si no… ¿vas a acosarme?—quiero saber.
--No, no voy a acosarte—aclara frunciendo los labios con descontento—Pero serás tu quien no querrá alejarse de mi—mientras habla se acerca hasta mi, retrocedo sobre el asiento, si es necesario saldré. Miro con ansiedad hacia su hermano, este desvía la mirada como si estuviera acostumbrado a esa actitud. B bebe un nuevo trago, se acerca hasta mi un poco mas aspirando hondo… y se aleja de pronto—Tus ojos son verdes—dice abriendo la portezuela—Lleva a Nate por favor—indica saliendo, antes de que pueda decir algo.
Su hermano le mira con atención, luego me echa una mirada a mí y comienza a tirar de la manija.
--B…
--Deja que te lleve—ordena suavemente como quitándole importancia y andando hacia la oscuridad, guardando las manos en la sudadera ¡Maldición! No pude preguntarle acerca de esa prenda.
Nate va a bajarse.
--¡Oye!
Me mira de reojo, llevándose una mano al cabello.
--No me importa llevarte—admito, estoy metiéndome en mas problemas—Incluso aquí es peligroso de noche…--tomo un nuevo cigarrillo—Además si no te encuentran en Richmond saldrán a cazarte—explique buscando un encendedor.
El chico regresa a su lugar mirándome por un momento.
--Eres muy confiado—me rio—No lo hagas mas ¿de acuerdo?—me vuelvo al volante—pero ven aquí, no quiero sentirme chofer.
Nate me mira con seriedad, es oficial, ese par de hermanos me ponen nervioso. Por fin baja del auto y camina hasta el lugar del copiloto para subir junto a mí.
--Supongo que a tu hermano le preocupa que algo te ocurra—digo para entablar conversación, con B lejos me siento mas cómodo.
--B quiere dejarme a mí las consecuencias—contradice con monotonía. Sonrío de acuerdo con eso.
--Tus padres van a molestarse mucho porque estas fuera de la cama—digo echando a andar el automóvil.
--¿Los tuyos lo están?—pregunta sin mirarme.
--No creo—miento—Además creo que soy yo quien vive en Richmond… Tus padres deben estar preocupados, tal como tu hermano…
--Me dejo con un criminal no declarado—apunta con indiferencia. Auch.
--¿Quién dice que soy un delincuente?—hablo al sacar el humo.
--Lo eres, pero no creo que seas peligroso…--exclama torciéndose el cabello.
--Podría matarte aquí—digo. Sonríe suavemente ante mi comentario--¿te causa gracia que te amenacen?
--No seria la primera vez.
--Como sea—me encojo de hombros—de cualquier manera no estoy de acuerdo con lo que dices.
--Si quieres que admita que estoy indefenso, lo hare—dice en tono aburrido, mirándome—sin embargo, tal como dijo B ayer no eres del tipo criminal que puede haber en Richmond…tu estas allí porque quieres.
--De nuevo con eso—ruedo los ojos—Se consigue ropa en cualquier lado ¿sabes?
--Puedes tratar de convencerme, no me importa…pero a B si.
--¿Por qué?
Nate ya no responde mi pregunta, se dedica a darme instrucciones. Vaya vive en un lindo lugar, un barrio caro en realidad. Pero bueno, tampoco es como si quisiera secuestrarlo en verdad por ello.
--Detente aquí—dice de pronto. Aparco el auto en una esquina, entiendo si no quiere que vea donde vive. Abre la puerta en silencio, oh claro, Nate, de nada—Si no quieres que se den cuenta que no eres peligroso no evites la muerte de nadie que no deba interesarte—dice de paso—a B le ha funcionado—agrega casi para si, quizás creyó que no lo escuche.
Eso fue por demás extraño, un muchachito rico que puede ser mucho menor que yo dándome lecciones de como ser un criminal. Pero no puedo evitar sonreír, no esta del todo equivocado.

POV NEAR

B no regresara a casa, lo se. Siempre lo he sabido en realidad, pero se aseguro que yo por lo menos si, de nuevo no creo que prefiera mi seguridad a arrastrarme consigo…por el contrario, lo que quiere es tener la certeza de que tomare su lugar el “maravilloso” trabajo que Rester tiene para el, así el podrá simplemente dejar de seguir los pasos de Elle…como seguidor de la justicia.
Cuando cruce la puerta, mi padrastro atravesó el salón para llegar hasta mí, escuche como Halle índico, en medio de un murmullo, que detuvieran la búsqueda.
No escucho lo que me dice, espero que pronto olvide su pantomima de padre preocupado, Giovanni intervino para preguntar por Beyond una vez.
Aquí estoy, a salvo, de vuelta para atarme de ahora en adelante. Quizás pude haberme ido con B, seria mejor que permanecer con los agentes, así podría volver también a Richmond…
Si estoy aquí con vida es por el pelirrojo en gran parte…si él no hubiera demostrado su nobleza (lo que solo confirma la teoría de B sobre el) quizás ahora estaría muerto…Matt no es tan malo...supongo que es por eso que Mello esta con el.

PON MATT

--¿Mello?—llame en cuanto cruce la puerta. El departamento de la tercera planta estaba atiborrado de gente. No estoy muy seguro de encontrarlo allí pero es mi única opción ahora.
Hace una media hora, cuando regrese al barrio para seguir mi búsqueda de Mello, una chica me dijo que lo vio y que…quizás estuviera en la fiesta de píldoras de esta noche.
Resoplo ahora que estoy frente al salón, hay una visible capa de humo grisáceo blanquecino en el ambiente, hay personas sobre el suelo sucio, junto a las botellas; y mas sobre los sillones en torno a una mesita con solo un objeto encima: el tazón lleno por completo de píldoras. Barbitúricos creo.
Una pareja se demuestra su amor sobre el sofá, sin importarles el público que fuma y bebe sin mucha atención.
Hay un bebé llorando en algún cuarto. Me aparto cuando un par de sujetos dan vueltas por el lugar tratando de matarse a golpes. Los demás, si bien no les importa, tampoco se quejan por el alboroto.
Dios, alguien vaya a ver a ese bebé.
Doy unos cuantos pasos metiendo un cigarrillo en los labios, allí al menos pasare desapercibido con todo ese humo de marihuana.
Paseo los ojos por el piso, una chica afroamericana me sonríe con la mirada roja y vidriosa…esta a punto de alucinarse a si misma o a perder al bebé del que esta embaraza de varios meses ya. Sigo andando hasta llegar a la cocina y allí esta.
Resoplo ligeramente cuando veo su cabello rubio sujetado por las manos de una chica que le rodea la cintura con las piernas. La acorrala contra un rincón, sobre la estufa. Tuve la tentación de encender las flamas y quemarle el largo cabello rubio casi blanco, hey, se parece mucho el color al cabello de Nate.
Avanzo hasta ellos, sujeto a Mello por el antebrazo, el me mira por un segundo mal humorado por la interrupción, pero luego sonríe satisfecho.
--Tardaste, perro—dice soltándose de ella, creo que aun tiene la bragueta arriba.
--Y el celoso de B eras tu—menciono dando una calada. La muchacha trémulamente alarga las manos para atraer a Mello, él se sacude las manos y posa su palma contra mi pecho, llevándome hasta el otro extremo con violencia.
No dice nada. Lo contemplo, sus ojos azules me atraviesan con esa peligrosa mirada que tiene, sus pupilas están más dilatadas de lo normal.
--¿Qué fumaste?—pregunto con curiosidad--¿Pasta de coca?
Me mira como si mirara un retrasado mental.
--No preguntes estupideces, Matt—dijo con irritación—Eso contiene queroseno, perro ¿Qué crees que me haría?—me suelta y se encamina a la salida. La chica con la que estaba yace en el suelo ahogada en lo que se fumo.
--¡Mello!—llama un tipo alto, se toca la nariz con frecuencia, y esta ansioso, o sufre gripe crónica o es adicto a la cocaína--¿Has visto a Linda?
El rubio sigue andando sin responder, le sigo por supuesto. Salimos del departamento y caminamos en silencio por el sucio corredor, hay botellas viejas regadas, el conocido aroma del moho y la humedad; colillas de cigarro y el viejo indigente recostado contra el muro. Al pasar frente a una puerta se escucha el inconfundible sonido de una prostituta, y por la del apartamento vecino el sonido de alguna televisión encendida que intenta ahogar el sonido seco de los golpes al ser atestados y el de alguien suplicando.
Bajamos hasta la calle, miro el cielo, aun esta bastante oscuro pero…debe ser madrugada, mi reloj biológico esta al revés gracias a estas trasnochadas.
Entro al auto en el lugar del copiloto cuando Mello lo hace en el del conductor, sin embargo no enciende el vehículo.
Me llevo la botella de brandy, que B dejo botada bajo el asiento, a los labios, el liquido caliente y dulzón baja por mi garganta quemándola con un temple agradable.
Calada a mi cigarro, silencio de Mello, trago de licor, mas silencio, cigarro, silencio, alcohol, silencio, cigarro, alcohol, cigarro, alcohol…
--Deja de fumar—ordena buscando su dulce.
--Deja de comer chocolate—respondo bebiendo. Me mira amenazador. Le sonrío. Voy a dar una calada cuando el cilindro desaparece de mis manos, Mello lo lanza fuera del auto.
--¿Mataron a Nate?—pregunta de golpe. Me atraganto con el brandy.
--¿Qué?—pregunto dudando, con el corazón agitándose. ¿Se entero tan rápido que iban tras ellos?
--Rod y sus imbéciles fueron tras Nate y ese “B”—en comilla con superioridad. Me encojo de hombros.
--No se. ¿Por eso estabas aquí?
No me contesta pero sé que es así. Si Mello vino a este lugar fue para esperar que noticias tuvieran de B.
--¿Tan celoso estas?—bromeo dando un nuevo sorbo, casi se acaba.
Mello me mira de nuevo, acerca su palma hasta mi nuca para atraerme hacia si, a punto de besarlo desvía la dirección para guiarme hasta debajo del volante, pasando a rozar su pecho, su abdomen…su vientre…
No tiene que abrir la boca para que yo comprenda.
--¿Crees que estoy celoso de él, perro?—reta con sorna--¿Por qué lo estaría? ¿Ya viste donde estas?-- Eso hirió mi ego.
--Lo estas—sentencie tratando de incorporarme. Su brazo ejerce fuerza para evitármelo—Mello, suéltame—me quejo—Ve y sufre una sobredosis o algo—dije molesto.
La presión desaparece, ¡mierda, no debí decir eso!
Me incorporo lentamente.
--¿Y si te digo que me gusta su hermanito?—dice sonriendo de nuevo con crueldad.
--Diría que el queroseno te quemo el cerebro—respondo divertido. No es por ofender pero ¿a quien le gustaría alguien tan…Nate?
--Imbécil…
--Pues a mi me gusta entonces B—dije por decir, recuperando el buen humor. Sus pupilas azules se endurecen.
Impulsivo, como siempre, resaltándome su propiedad, atrapa mis labios con los suyos, logrando que soltara mi botella y que lo poco que aun tenia se regara sobre la alfombra del auto. Me muerde el labio con fuerza, me encojo al retroceder hasta la ventanilla.
Baja los labios hasta mi cuello para repasarlo con su lengua húmeda, me estremezco satisfecho. ¿Existe un exceso en el sexo?
Lo empujo bruscamente de vuelta a su asiento, oh si, consiguió lo que quería. Muerdo su clavícula, mientras mi palma se embarra en las rígidas divisiones de su abdomen, bajando peligrosamente hasta su vientre, luchando por zafar la enorme hebilla y desabotonar su ajustado pantalón negro.
--Te reto a no tocarme—le susurro al oído, Mello nunca se resiste a ganar en todo, incluso en esto.
Voy bajando por su torso, levanto los ojos para mirarlo, se lleva a la boca algo, por un segundo creí que era una píldora, no, era su chocolate, su otra droga. Además creo que aun tiene el influjo de la línea blanca o…se metió otra después.
Me dirige una mirada interrogante, se pregunta que demonios estoy esperando. Le sonrío ligeramente antes de volver el rostro hasta el cierre de su pantalón de cuero, lo deslizo hacia abajo, encontrándome con el siguiente obstáculo: su bóxer. Lo bajo sin mucho esfuerzo, Mello se movió para ayudarme.
Su sexo esta a punto de explotar, me encanta. Acerco los labios a la punta, la rodeo con los labios, pasando la lengua por la cima. Se le escapa un precoz gemido gutural.
Pero es mi turno, voy a desquitarme por el insulto de hace un momento.
Me enfoco solo en esa parte, mojando con mi lengua cada espacio, sus manos se cierran en torno al asiento, estrujando la tela que lo forra. Esta perdiendo el control.
--Perro…--murmura con la voz ronca. Solo oír la forma en que lo dice hace que me recorra una descarga de deseo: quiero sentir su piel dentro de mi boca.
Lleno mi cavidad, y mi garganta, con su miembro, lamiendo toda la extensión con ganas, fascinado con el sabor.
Respira cada vez mas agitado, más ansioso. Llevo mi mano hasta la base de su miembro para presionar allí, rodeando por completo esa otra parte de su cuerpo. Se tensa curveando la espalda levemente, dejando salir otro gemido.
Dejo su extensión salir y entrar por mi boca, arriba y abajo. Sus jadeos están despertando.
Dejo respirar a su sexo de mi boca para lamer el falo como el lame sus chocolates. Vibra. Sujeto con los labios la punta para evitar el final. Se queja suavemente, mas cuando vuelvo a sentir su palpitante miembro dentro de mi boca, se relaja otra vez, mordiéndose el labio.
Sigo mi trabajo…
El cuerpo caliente de Mello se agita con mas frecuencia, llevo todo su miembro al interior de mi garganta, esperando el liquido caliente surgir…
Un sonido externo nos sobresalta, sin pensar me separo bruscamente, él se encoge ante el cambio.
--Idiota—masculla.
El sonido se vuelve mas sonoro, tardo un minuto en traspasar la niebla deseo que me causa Mello y que me desconecta del mundo, y solo entonces distingo el inconfundible sonido de las sirenas de policía.
Mello gira sobre el asiento, maldice y forcejea el solo para “vestirse”, se encoje levemente, debe dolerle al exigirle atención. Las luces azules y rojas comienzan a ser visibles.
Antes siquiera de terminar de subirse la bragueta, enciende el automóvil y lo acelera ciento ochenta en el primer arranque.
Miro por encima del asiento, nos alejamos del peligro, pero mejor llegamos a casa antes de que la redada nos encuentre en alguna otra calle.
Dirijo los ojos a Mello, va maldiciendo en voz baja. Nota mi mirada.
--¡¿Qué?!
--Nada—me rio.
--¡¿Qué es tan jodidamente gracioso?!
--Nada—no puedo parar de reír.
--¡Mierda, Matt! Si no dejas de reírte en este momento vas a pagarla muy caro ¿entiendes, perro?—amenaza.
De todas formas va a irme mal, bueno en ese caso puedo seguir mi venganza. Divertido, muy divertido a decir verdad, me inclino de nuevo hacia él. Me mira con desconfianza.
--¿Qué mierda estas haciendo?—exige.
--Terminando lo que empecé—respondí con simpleza bajando la bragueta y deshaciéndome de la tela de sus bóxers. Intenta apartarme al comprender.
--¡Aléjate, perro!
--Vas a matarnos—digo, el regresa la mirada al camino.
--¡NO ME TOQUES!
--Si no conduces terminaremos en prisión—explico contra su miembro aun expectante. Se estremece.
Llevo su extensión a mi boca, succionando lentamente. Oigo las sirenas, Mello da un volantazo, y la inercia me obliga a introducir su cuerpo en mi por completo. Jadea.
Casi muero ahogado.
Recupero el control y vuelvo a succionar lentamente, lamiendo, humedeciéndolo con la lengua.
--Me…las… vas a… pagar…perro—masculla entre gemidos ahogados. Suena amenazador pero…no me importa.
Disfruto del sabor de su extensión. Mello hace lo posible por no sacarnos del camino, por mantener la vista fija y concentrada en conducir.
Presiono su entrepierna con una mano. Se estremece, el auto se tambalea de lado a otro de la carretera.
--M…att—gruñe.
Se lo merece por casi acostarse con esa chica de cabello casi blanco.
Mello aprieta el volante como si quisiera aplastarlo.
Sigo succionando.
Me enfoco en la punta…y entonces Mello se estremece con fuerza, deja ir un gemido silencioso, su cuerpo se tensa…y el auto frena ruidosamente, patina un segundo antes de quemar el hule de las llantas en el asfalto al detenerse por completo.
Otro poco y nos volcamos.
Me incorporo limpiándome con el dorso de la mano los labios de ese liquido caliente que lleno mi cavidad.
Mello se sujeta del volante escondiendo la cabeza entre los brazos, respira agitadamente aun.
Miro a nuestro alrededor, estamos frente a casa. Francamente creí que el rubio nos estamparía contra algún muro.
--Lo lograste—dije—llegamos—sonrío con ganas, feliz de saber mi triunfo.
--Tu…perro…estas…muerto—exclama realmente furioso.

Notas finales:

Gracias por leer =D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).