Miraba a mi alrededor, allí estaba yo de nuevo, en ese paraíso al que muchas veces ya había ido.
Veía como las olas besaban la arena y se alejaban para luego volverlo a hacer, un beso un simple roce con los labios, algo sin prisa, una simple caricia, de mostrando sólo con ello aquel amor tan infinito y único que emanaba por el otro...
Miré al cielo, las pocas nubes que se veían se movían con el viento que a su vez rozaba mi rostro dejándome sentir una suave brisa a pesar de aquel sol impotente que reinaba en el centro del cielo, haciendo daño en los ojos de cualquiera que lo mirase...
La arena se enterraba en los dedos de mis pies, miré hacia abajo y moví mis dedos haciendo que alguna arena cayera de ellos, oh Dios como extrañaba esa sensación, y pensar que sólo en este lugar podía revivirla y sentirla.
Suspiré y decidí sentarme y esperar por verle de nuevo, aquellos ojos chocolates que penetraban en los míos viendo mi alma cual libro abierto conociendo todo de mí sin necesidad de preguntar nada, escuchar esa voz que tan dulce me decía te amo, ¿cómo esperar que de sus labios salieran frases tan perfectas y llenas de amor?, ¿cómo podía existir un hombre así?, no parecía de este mundo, y es que sólo aquí lo podía vivir, sentir como aquellos labios al susurrar mi nombre dejaban suaves besos en mi piel. Quería verle, quería sentirle de nuevo, que nos amaramos otra vez…
Suspiré mirando en todas direcciones esperando ver su rostro de nuevo con una gran sonrisa, pensé que quizá era hora de partir, él ya no vendría acá. Resignado y algo triste decidí levantarme de la arena y suspirando de nuevo empecé a andar, no sin antes echar otro vistazo y al final no encontrar nada. Caminé en la dirección que ya conocía, tenía q volver...
-¡Hey! - escuché el eco de su voz.
Di vuelta sobre mis talones y miré su rostro, esa sonrisa que adornaba perfectamente su rostro me hizo sentir mariposas en el estomago que abrían sus alas y las batían con fuerza empezando a revolotear.
No le hice esperar más y corrí, no sé cómo podía hacerlo allí, pero mis impulsos actuaron solos y fui hasta tus brazos que me esperaban abiertos para luego apresar mi cuerpo von fuerza y posesión, temiendo que yo fuese a escapar...
-Pensé que no vendrías - dije en un susurro tan leve que casi se escapa con el viento sin ser escuchado.
-Pero acá estoy - dijo con una sonrisa que a pesar de tener mi rostro oculto en su cuello pude adivinar.
-Gracias - dije de nuevo en un susurro.
-Sabes que no te dejaría acá, no dejaría que vinieras sin antes verme - dijo para luego dejar un suave beso en mi cuello - sin antes decirte lo mucho que te amo - besó un poco más arriba - sin antes amarte de nuevo - dijo para así apresar mis labios con los suyos...
Esos labios que me besaban con quietud e inmensa ternura, que me llevaban al cielo como si fuese la primera vez…
Me miró a los ojos, no hacían falta palabras de por medio, tampoco había tiempo suficiente. Besó mis labios como ya acostumbraba, acariciando mi espalda con sus grandes manos, tocando la punta de mis cabellos con sus dedos en el proceso de las suaves caricias q dejaba en mi espalda con sus manos subiendo y bajando por ella. El beso ya no era suave, ahora era con más fuerza y pasión sin dejar de lado el amor q se expresaba en él. Mis brazos se apresaron con fuerza de su cuello haciendo más profundo aquel beso, poco a poco me sentí caer y mi espalda ya acariciaba la arena, mientras sus manos acariciaban cada centímetro de mi cuerpo y su nombre salió de mis labios en un suave gemido...
Pronto de nuevo y sin arrepentimientos nos entregábamos uno al otro, con suaves besos, con hermosas frases de amor susurradas en el oído, para tocar las estrellas de nuevo, con esa deliciosa sensación de explosión de juegos arteriales en mi estomago. Dejó un suave beso en mis labios:
-Te amo Bill - dijo en un susurró.
-Yo te amo también - dije para luego sentir mi cuerpo apresado por sus brazos.
-Prometo q nos veremos pronto
-¿acá? - pregunté.
-No, no acá
Sonreí deseando q fuese así.
Otro Te amo y un beso más y todo se desvaneció...
Abrí los ojos encontrándome en ese dormitorio de paredes blancas, las sabanas cubrían mi cuerpo y las aparté un poco, acaricié mis piernas sin vida, a ver sentido la arena en mis pies fue tan satisfactoria y ahora no podía sentir nada ni moverlas un centímetro, como para correr tal cual lo había hecho en mi sueño.
Él había prometido verme acá, en el mundo real, no más en los sueños, rogaba el cielo por que así fuese...
-Hey, hola - dijo el medico entrando a mi cuarto.
-Hola - saludé.
-¿Cómo te sientes hoy?
-Bien
-Ya tienes ganas de ir a tu terapia
-Sí señor, muchas - contesté con una sonrisa.
-Me han dicho que tú terapia a dado resultados - dijo él con alegría.
-Sí, y es bueno, en la piscina mis pies – decía yo con emoción - los puedo mover, es... es ¡grandioso!
-Lo sé - sonrió al verme emocionado.
-¡Oh Dios!
-Avanzas rápidamente y los resultados serán prontos
-Sí
-Bueno Bill - decía mientras se acercaba a mí para ayudarme a sentarme en la silla de ruedas - ahora quisiera presentarte a tú nuevo enfermero para las terapias - decía - recuerdas que Mary se fue por su embarazo - asentí - entonces - se levantó para abrir la puerta - te presentó a Tomás…
Al abrir la puerta y dejar ver aquel rostro que mil y un veces he visto en mis sueños, sentí que me iba de espaldas. Él me miró con los ojos abiertos como platos, a pesar de ello ninguno dijo nada...
-Tomás él es Bill – dijo el medico con una sonrisa - les dejaré para q se conozcan un poco antes de ir a la terapia - y nos dejó solos.
Sentí miedo él me miraba en silencio, con seriedad, yo no era él mismo que veía en sueños. Le oí suspirar y se acerco a mí:
-Hola - me dijo agachándose a mi altura - ¿Cómo estás?
-Bien - contesté simplemente sin mirarlo.
-Eso es muy bueno - entonces sentí su mano acariciar mi mejilla, poniendo detrás de mi oreja un mechón de cabello - nos hemos visto en otro sitio - dijo en afirmación sin dejar de acariciar mi rostro.
-Quizá en un sueño - dije sonrojándome un poco.
-Quizá en más de uno - dijo tomando mi barbilla para que lo mirase - me alegra mucho volver a verte Bill.
Sólo sonreí, no sabía q hacer o decir: -Mmmm…
-¿Qué te parece si después de la terapia te llevo a comer un helado o algo así? - acariciaba mi cabello mientras preguntaba.
-Pu… pues… sí - decía atropelladamente por el nerviosismo.
-No te pongas nervioso Bill - y dejó un suave beso en mi frente antes de levantarse - me han dicho que has avanzado mucho con tus terapias - decía mientras se colocaba tras de mi para empujar la silla - en algunos meses estarás usando una andadera y poco a poco caminarás como antes del accidente - decía mientras me llevaba hasta la terapia acuática.
-Eso espero - dije simplemente.
-Verás que sí, y yo estaré a tú lado para verlo - me dijo al final entrando a la sala de la piscina, soltó la silla y se puso de cuclillas frente a mí sonriendo - de verdad.
-¿Estarás conmigo? - pregunté.
-Por siempre, te lo prometo - dijo para luego dejar un suave beso en mis labios, esos besos q pensé sólo sentiría en sueños y allí estaba - ahora a tú terapia - sonrió.
-Claro Tom - dije sonriendo también....
Todo saldría bien, él se quedaría a mi lado por siempre, lo había prometido y siempre cumplía sus promesas. Lo que más me gustaba de todo esto, además de estar ahora más cerca de él, era q podríamos estar juntos más allá de un sueño...
Fin