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I KNEW YOU WERE TROUBLE por sirenayaoi

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Notas del fanfic:

simplemente una divertida historia de amor  

 

Notas del capitulo:

Despues de saboar unos cuantos fics AU se me ocurrio hacer también una contribución

LOS PERSONAJES SON DE YANA TOBOSO!!!!

Pero la historia s mía 

juzguen todo lo que quieran, no soy experta en este genero, (ni en este ni en ninguno ¬¬) pero siempre pienso mejorar :D

denle una oportunidad

y por que el nombre??? ske scuchaba esta canción

http://www.youtube.com/watch?v=Tks6X4-sS6s

 

I KNEW YOU WERE TROUBLE

(sabia que eras un problema)

 Cap1  EL IDIOTA DE LA AZOTEA

-          ¡¡¡¡¿Qué haces idiota?!!!!

-          Viniste……

-          ¿Acaso me conoces?

-          No, pero viniste

El moreno sujetaba de la muñeca al menor, su brazo dolía la gravedad tampoco ayudaba pues el peso del menor alaba para abajo, como pudo el mayor lo sujeto con ambas manos y en un esfuerzo sobrehumano tiro fuertemente de la diestra del menor.

Lo consiguió, el menor cayó sobre él, lo que  dejo un poco aturdido al apuesto azabache, que en esos momentos parpadeaba perplejo ante la situación, la verdad no entendía como de un momento a otro  los delgados brazos del azulino se enredaban en su cuello en un tierno y cariñoso abrazo, abrazo que no tardo en corresponder como si su vida dependiera de ello.

Era lógico  sentirse agradecido de alguien que salva tu vida, pensaba el moreno, pero es igual de lógico estar agradecido si pensabas suicidarte.

----------flash back-----------------

-          Seis cuarenta, un poco tarde….-  se dijo a sí mismo el ojí-escarlata

La  habitación del moreno ya se encontraba perfectamente ordenada, sin inmutarse se dirigió a la habitación contigua amueblada adecuadamente para hacer de gimnasio; con la calma y monotonía de costumbre empezó con la caminadora, siguió con las pesas y dio por concluida la sesión, su descubierto tórax perlado de agotamiento daba a conocer el resultado del trabajoso ejercicio, sus bien definidos músculos eran prueba de ello.

Sin perder tiempo, se encamino pasivamente a la ducha, vestirse y desayunar eran solo los últimos detalles antes de dirigirse al instituto

-          No duermas mucho Suka-chan, nos vemos- fueron las palabras del moreno despidiéndose de su desolado departamento- otra vez es lunes…

Con paso seguro, abandono  el apartamento, lanzando un profundo y cansino suspiro; realmente se estaba cansando, estaba total y completamente aburrido de su absurda perfección, ¿pero qué más podía hacer?

En el elevador como siempre, las hijas menores de una de sus tantas vecinas habían comenzado a coquetearle, ya eran las siete y quince, como siempre llegaría antes, ignorando descaradamente los piropos de las chiquillas, siguió su camino, las siete y dieciséis, el portero lo despedía como siempre, deseándole un buen día.

Sosteniendo su maletín en el hombro camino menos de una cuadra, cuando algo peculiar le había sacado de la rutina.

En lo alto del edificio, exactamente en la azotea, un niño pequeño hacía de equilibrista por un lateral de la azotea; con ambas manos como equilibrio bordeaba peligrosamente el edificio, de repente se detuvo; pero eso no distrajo la atención del azabache que miraba concentrado la escena, aun parado en el lateral de la azotea el menor comenzó a retroceder como si fuera a tomar impulso.

Una extraña idea; pero nada irreal surco la mente del azabache; su cuerpo se movió sin orden alguna;  apresurando paso, escalo el edificio por la escalera de incendios; incluso cuando no estaba preparado contaba con un plan; la mejor forma para llegar hasta el niño seguramente no serían las molestas escaleras, ni el tardío ascensor; en una carrera frenética subió por la escalera para incendios; hasta llegar a la azotea.

Pero el menor ya había tomado impulso, como todo un equilibrista no cayo mientras corría por el estrecho barandal; aunque era claro cuáles eran sus intenciones; sin más se lanzó al vació.

Una mano lo detuvo justo a tiempo, nunca lo dejaría caer.

-----------fin flash back-----------------

¿Qué estaba haciendo? Una vez más su cuerpo se había conducido solo, el abrazo que el pequeño inicio ahora parecía ser más dirigido por el mayor, que en ese momento tenía contra su pecho al menor, sus acciones decían más que sus palabras, sus brazos expresaban de forma sencilla un “nunca te dejaré ir” 

Al percatarse de sus acciones, bruscamente se separó del menor, empujando ligeramente; lo que fue más que suficiente para que el menor cayera contra el piso; sin importar que tan delicado fuese, sin duda su fuerza superaba al del menor, ahora el pequeño de pelo azul  sobaba su espalda por el golpe, mirándolo notoriamente confundiendo.

Nunca debió mirarlo con esos azules zafiros, fue lo que pensó el azabache, que en ese momento sentía como esas azules orbes, hasta el último recoveco de su ser.

-           Primero me ayudas y luego me lástimas, ¡¿qué clase de héroe se supone que eres?!- decía con cierta el pelí-azul- seguramente eres un héroe de segunda

-          Cállate mocoso, no soy ningún héroe

-          ¿Entonces?

-          Solo odio que las personas hagan estupideces; lamentablemente siempre estoy rodeado de personas estúpidas- su voz cambio rápidamente de molesta a  arrogante

-          Yo también odio a las personas estúpidas, pero te perdonare  por esta vez.

El menor dejo con las palabras en la boca al azabache, caminando sin inmutarse hacia la puerta que bajaba al interior del edificio, cerró la puerta tras él y desapareció

-          Que molesto niño- murmuro el azabache, mientras analizaba ligeramente la situación, no perdió más tiempo en sus cavilaciones, y fijo la mirada en el reloj de su izquierda; ya era demasiado tarde, pero daba igual, un solo atraso no hacía la diferencia.

………………………….

No se molestó en entrar a la clase, después de todo se había atrasado, para la primera clase, y no deseaba ser motivo de atención, al ser gozado por el maestro de historia por su casualmente histórico primer retraso; tampoco necesitaba atender nada de lo que dijese ese o cualquier otro anciano, para eso estaban los libros.

Como solía hacerlo durante el periodo del almuerzo, se acomodó a la sombra de un  cerezo, le gustaba aquel lugar por la tranquilidad que sentía, uno de los pocos lugares en los que tenía aquella sensación, obviando el tema se dispuso uno de los tantos libros que traía en el maletín.

Hojeo un poco las páginas, y finalmente sujetando con la diestra postro su atención a un breve poema sobre, uno de los temas favoritos de los autores “el amor” dentro de sí, pensaba lo gracioso que era saber cuántas personas pagaban por leer esos conglomerados de absurdeces sentimentales, y que irónicamente él también había comprado.

-Ah….!!!-bufo ante la molestia- ¡qué demonios!

-  idiota porque cambias la página, todavía no termino de leer

- ¡es imposible que  puedes leer desde allí! ¡y no andes arrojando cosas!!- gritaba el molesto azabache tomando con su diestra la manzana que  había impactado contra su cabeza, dirigida desde arriba del cerezo- ¿¿¡¡¡por qué me seguiste!!!???

- no te seguí, asisto a este instituto- respondía el azulino

- aun así ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en clase?

- ¿y tú?

-pues… ¡no tengo por qué responderte mocoso!

- me llamo Ciel, ¡no mocoso!

- me da igual, ¡baja de una vez!

- ¿vas a golpearme?

- solo baja- el cabreado ojí-carmín ya de pie se dispuso a agitar el árbol, como si se tratase de un neko más atorado en uno de los tantos arboles de la ciudad

El pelí-azul  trataba de sostenerse lo mejor que podía, se aferraba fuertemente de la rama en la que se encontraba; pero no pudo soportar más, y cayo.

Nuevamente se encontraba sobre el azabache, aplastándolo completamente, si algo sabía hacer Ciel era ser una molestia, por lo que no trato de moverse ni un milímetro; como él lo veía era él azabache quién había provocado que cayera, así que no tenía nada de malo ser el que amortiguara su caída

-          ¡muévete!- reclamaba el mayor

-          ¿dime tu nombre?

-          ¡qué te muevas!

-          Si sigues así armaras un escándalo, y todos vendrán a ver qué pasa, dime tu nombre y me moveré

-          ¡no pienso soportar tus jueguitos!- sin duda la fuerza del moreno era mayor a la del ojí-azul; por lo que no fue ningún problema aprisionar al menor contra el tronco del cerezo

Y otra vez, esos ojos se le quedaron viendo, ahora sus miradas se cruzaron, como si se devoraran con solo la mirada. Esa extraña sensación obligo al moreno a dejar en paz al pequeño

-          Sebastian, Sebastian Michaelis

Una pícara sonrisa se dibujó en los labios del menor, y eso fue todo, el moreno había caído en sus redes.

Notas finales:

minna-san  ¿que os parecio????

denme una carita :D XP *W* XD 

No se me ocurre más ¬¬

weno como siempre pongo se agradecen todos los reviews :D ...y sean bienvenidos los tortazos!!! XD

 


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