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I KNEW YOU WERE TROUBLE por sirenayaoi

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Notas del capitulo:

Kyaaaaaaa.... >w< 

así me sentía cuando escribí etto pero ya vere que le parece a cada quien 

disfruten 

:D

SERAS MI INU Y YO TU NEKO

-          Tienes….- el menor se acercó a la altura del oído de Sebastian para susurrarle, como si de un secreto se tratara-….un lindo nombre

Las acciones del menor lo dejaban estupefacto, sin duda era la primera persona que lo desconcertaba tanto, como también la primera a la que no podía predecir; pero no podía quedarse pensativo para siempre, sin duda ese niño era astuto, lo mejor era no bajar la guardia

-          Te dije mi nombre, dime el tuyo

-          Ya lo hice, soy Ciel

-          ¿Ciel? Como solo Ciel

-          No exactamente, pero, jamás te dije que te diría mi nombre completo, tampoco te lo pregunte a ti, fuiste tú quien deseo contestar así; por mi parte te basta con saber que soy Ciel y que te estaba buscando

-          ¿a mí? ¿para qué?

-          Te había perdido, pero prometo que no volverá a pasar, solo pórtate bien, ¿sí?- el azulino acariciaba con su diestra el azabache cabello del mayor- mi querido inu

-          ¿¿¿¡¡¡INU!!!??- De un manotazo aparto la diestra del pequeño, si algo no iba a tolerar eran sus estúpidos jueguitos, y menos si ahora se le ocurría llamarlo “inu”-  ¡¡si vuelves a decir algo como eso te juro que te mato!!!!

-          No lo dices enserio…-fanfarroneaba el menor

-          Como estas tan seguro

-          Porque de ser así, no te hubieses molestado en salvarme- debido a su todavía presente cercanía, el ojí-azul deposito un beso en la mejilla del moreno- nos vemos mi querido inu

………………………………………………..

Taciturno caminaba por los pasillos, atormentado por la situación de antes no podía darse el lujo de pasar a su salón, siguió un camino distinto, el de la biblioteca para ser específicos; algunas chicas  fuera de sus clases lo miraban y no podían evitar lanzar suspiros; pero le daba igual, todo eso carecía de importancia, después de ese apenas roce del menor contra su piel; si lo hubiese deseado una golpiza bastaría para que ese níveo niño de ojos azules lo dejase en paz; más no era así, y era eso lo que le aterraba, en lugar de golpearlo deseaba más que nada devolverle el inesperado beso, uno más prolongado, más pasional, y sobre todo no en la mejilla; ansiaba probar sus labios.

Perdido en sus pensamientos y guiado por sus piernas llego a la biblioteca;  no busco libro alguno se limitó a sentarse en la primera mesa de estudios que encontró; recostando su cabeza contra la superficie de madera

-          Buenos días Sebastian-san, ¿no es algo temprano?

-          De qué habla, es normal que este aquí Undertaker- respondía con cierta molestia al albino de ropas negras

-          Solo tú me dices así, lo correcto es llamarme bibliotecario

-          No veo porque ciertamente lleva la apariencia adecuada para ese oficio, además sin duda es el Undertaker de los libros

-          Ji,ji,ji, en todo caso no vengo por eso

-          ¿eh?

-          Creo que se te perdió algo- el albino ponía frente suyo al pequeño Ciel, que hasta ese momento se encontraba detrás del bibliotecario de negro- que no vuelva a ocurrir, ji,ji,ji

Con paso sigiloso como la noche el extraño bibliotecario desapareció

-          ¡Tú!- reclamaba el sorprendido azabache

-          No solo eres brillante, sino también muy cotizado por las chicas, además de pertenecer a los clubs de karate, tae kwon do, y cerámica; en tu tiempo libre acudes al refugio de animales, eres prácticamente perfecto- el menor recitaba todo un parlamento de pie y con los brazos cruzados- todo eso está muy bien excepto por algo….

-          ¿algo?- por alguna razón el mayor se había dejado envolver, y le seguía la corriente haciendo momentáneamente a un lado su enojo

-          Eres demasiado atractivo

-          ¿eso es un problema?

-          Pues lo es, si las chicas se te quedan viendo todo el tiempo, lo que es mío no puede ser de nadie más.

-          ¡no soy tuyo!

-          Eres muy desobediente inu

-          ¡deja de llamarme así! ¡¡¡¿y por qué me estás siguiendo?!!!!

-          Te lo dije, asisto a este instituto

-          ¡Eso no puede ser!

-          ¿por qué?- cuestionaba el azulino falsamente extrañado

-          ¿Qué edad se supone que tienes?

-          Aun no conoces nada sobre tu amo…. No importa inu baka, por ahora solo basta con que seas mío- dicho aquello, el menor se acercó nuevamente al moreno, quién a pesar de los reclamos no se había puesto de pie; por lo que fue sencillo acercarse a la altura de su rostro

-          ¿Qué hace…? – no pudo terminar al ver como el azulino enredaba nuevamente sus brazos en su cuello, en esta ocasión no era un abrazo; se notaba como el ojí-azul se movía concentrado en su laborioso trabajo

-          ¡listo!

-          ¿un colgante?- se preguntaba extrañado el moreno, mientras palpaba desde la cadena hasta la terminación dorada- ¿”C”?

-          Le hubiese puesto tu inicial, pero pienso que es mejor así; después de todo soy tu amo, es una prueba de que me perteneces

………………………………..

-          ¿aquí vives?- pronunciaba nervioso con un tic en el ojo el alto moreno

-          ¿pasa algo?

No era que el desorden de Ciel fuese el peor de la historia, sin embargo para alguien tan pulcro como Sebastian la mínima cosa fuera de lugar  le era insoportable. Un montón de papeles  tirados, junto un sinfín de postres decoraban bellísimamente el pintoresco caos.

-          Simplemente no puedo- el ojí-escarlata apoyaba una mano en su rostro, mostrando notoriamente su fastidio- ¡no puedo tolerarlo!

El menor no había oído ese reclamo, pues se dirigió a la cocina, para él era parte de su rutina comer algún postre a esa hora del día, sin importar que después no tocara la cena

-          ¡¿Qué paso aquí?!- el pelí-azul ingresaba nuevamente a la habitación donde había dejado a Sebastian, se encontraba entre sorprendido y anonadado, tanto así que dejo caer el platillo con su pie de limón- ¿co…cómo limpiaste todo?

-          Todo a excepción de la cocina; que también debe ser un desastre, supongo- respondía con cierta soberbia el moreno

-          Eres impresionante

-          Cállate zona de desastres

-          ¡¿cómo?!

-          Donde pisas es todo un caos- el mayor se había acercado al pequeño, arrodillándose ante el para recoger el platillo de pie, que antes había dejado caer- eres un desastre Ciel

La expresión de sorpresa del menor cambio enseguida por una de tranquilidad, dibujando una nueva sonrisa en sus labios, algo en oír su nombre de la boca del moreno le había hecho profundamente feliz.

-          Espera un momento- sentencio Ciel, dirigiéndose a su habitación- no tardo

Le sorprendió un poco ver lo organizado de su habitación; pero le restó importancia pues estaba concentrado buscando algo entre sus cajones.

Por otra parte Sebastian, se había acomodado en uno de los sofás que podían observarse después de la profunda limpieza

-          Volví- anuncio  el pelí-azul- ¡quítate de mí sofá inu baka!

-          Ya deja de darme ordenes-pronunciaba más calmado el azabache- y deja de llamarme inu baka

-          No quiero- respondía despreocupado el menor

-          ¡¿cómo?!

-          Mira te traje esto- mostraba el menor algo que traía entre sus manos, cambiando astutamente de tema- toma las hice para ti

-          ¿qué estupidez es esa?- señalaba despectivamente Sebastian a las orejitas  de inu que Ciel le había dado- olvídalo no me las pondré, además que están muy feas

-          ¡¡¡BAKA!!!- el furioso niño había aventado contra el  rostro del mayor uno de los mullidos cojines del sofá

Aquel inofensivo ataque simplemente reafirmo la idea concebida antes por Sebastian, de que el ojí-azul no podía defenderse solo; soltando un cansino suspiro, pensó seguirle el juego.

-          Retazos de tela, hilo y aguja

-          ¿eh?

-          Tráelos- pronuncio haciendo una ligera pausa para sentenciar más severo- rápido

El menor no contesto, se limitó a obedecer, como todo está bastante limpio no tardo nada en acatar la petición del mayor, dándole lo que había pedido.

Hábilmente el moreno reparo las maltrechas orejas de inu, ciertamente Ciel se había esforzado, sin embargo a pesar de ello, no tenía ni una pizca de talento para las artes manuales; el azabache busco cuidadosamente entre los retazos de tela, afirmando con una sonrisa cuando hallo lo que buscaba, se dispuso a coser algo diferente a las orejas de inu que ya había reparado.

-          Termine- pronuncio tranquilamente el mayor, mientras colocaba sobre su cabeza las orejas de inu que Ciel había hecho para él, bueno que había intentado hacer; seguidamente coloco su creación propia sobre la cabeza del azulino- ¿no quieres verte en un espejo?

-          ¿qué es?- decía el pequeño tratando de adivinar con el tacto, cuando la curiosidad lo consumió por completo, busco algo donde reflejarse- soy un…..

-          Neko, ¿te gusta?

-          Es absurdo y extraño….- contestaba, palpando con una mano sus orejitas neko, mientras con la otra sostenía un espejo de mano- ….pero como lo hiciste tú, ¡me encanta!

-          Otra vez no- musito inaudible el moreno, al sentir como su corazón se aceleraba, debía hacer algo de inmediato, o esa sensación crecería, estaba en tono más fuerte exclamo- Debo irme.

-          ¿qué? ¿por qué?

-          Es tarde- sentencio, y tras una ligera pausa, prosiguió en tono mucho más severo- pasaré esto por alto, pero no se te ocurra volver a seguirme, o lo lamentaras, sé que piensas que soy alguien, que no está dispuesto a ensuciar su imagen, pero te advierto que si vuelves a cruzarte en mi camino, sin importar donde estemos, te daré una golpiza

-          Entonces debiste dejar que cayera…- respondió fríamente el ojí-azul

-          Ya sabes que trabajo en un albergue  para animales, ¿cierto?, pues cuando te vi pensé en ti como un desvalido gato callejero, eso es todo.

-          ¡Phamtonhive!

-          ¿qué dices?

-          Mi nombre es Ciel Phamtonhive, heredero del multimillonario grupo Phantom, ¿si te hubiese dicho antes mi nombre tu actitud sería la misma inu?

-          Aun si fueras un príncipe europeo, mi actitud  sería la misma, me da igual quién eres , en estos momentos para mí solo eres una molestia

-          Gurrrrr

-          ¿ese fue tu estómago?

-          No, por supuesto que no- respondía con un ligero sonroje el ojí-azul

-          ¿Tienes hambre?

-          ¡claro que no! ¡no te ibas ya!!!

-          Cierto, me voy

Antes de cruzar por el umbral el ojí-escarlata fue detenido por la manga de la chaqueta que era parte del uniforme del instituto

-          ¿cocinas?- sus miradas se cruzaron nuevamente, la sorprendida  escarlata y la suplicante azul, ciertamente sus orejitas neko hacían juego con su mirada y su tierna petición

-          Vamos, te prepare algo- inquirió el azabache después de otro cansino suspiro, resignándose a quedar un poco más en el apartamento de Ciel.

Con gran maestría propia del talentoso moreno; preparo una cena digna de reyes y eso era decir poco.

Ante el banquete el pequeño se apresuró a comer, como si no hubiese probado bocado en años, devorando un platillo tras otro

-          Tienes unos horribles modales, niño- comentaba Sebastian, dejando un halo de ironía en sus palabras

-          ¡silencio! Y deja de llamarme niño, mi nombre es Ciel, dime así

-          Prefiero “niño” y tu deberías decirme “sempai”

-          Eres muy arrogante, Sebastian, pero prefiero no pelear, no quiero perder a un gran chef como tu

-          Empiezo a sentirme como un verdadero “perro” ¿por qué tengo que soportar tus caprichos?

-          No lo sé, pero no te opones según veo

-          ¿cómo?

-          No me importa….. Aun si me ves como un gato desvalido y callejero; está bien porque yo solo te veo como mi estúpido perro   guardián

-          Entonces solo es eso…- después de analizarlo miles de veces en una fracción de segundo, el moreno concluyo que no tenía nada de malo cuidar del ojí-azul, mientras simplemente fuera eso, podía incluso catalogarlo como filantropía, además algo en aquel niño le resultaba interesante, y le  hacía desear saber más de él- ….En ese caso me parece bien, neko-chan seré tu fiel perro guardián, podría ser interesante

-          Eso mismo pensaba, inu baka, si te llegas a aburrirme  entonces dejaras de ser mío, y prometo no molestarte más

-          Lo mismo, cuando esta situación me canse, te lo diré y se acabo

Sus sonrisas y miradas retadoras se enfrentaron, al fin y al cabo Sebastian, estaba bastante aburrido y aquella situación podría hacer llevadero su aburrimiento, en cuanto a Ciel era un hecho que la vida le cansaba, pero había encontrado en Sebastian   una nueva diversión.

Notas finales:

un pokito de romance no hace mal ¿o si? *O* 

No sé, la verdad ya veré el grado de aceptación n los reviews

...si tengo claro

se cuidan!

sirenayaoi fuera.


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