Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Don't try suicide por samadhi06yaoi

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

El narrador es Itachi. Espero que lo disfruten.

Ah!, si les gusta Queen, entonces escuchen: Don't try suicide

No es Songfic, pero Queen es genial, así que por qué no. 

Don't try suicide
You're just gonna hate it

Te cansaste, ¿eh? No hay nada más que escribir de nosotros. Porque ya no hay nada que pasar aquí. ¿Qué deberíamos hacer?

Morir, resignarnos, eso quieres hacer. Pero eres alguien perfectamente capaz de entender que eres importante para mí. ¡Eres un niño caprichoso! Sabes que quiero tenerte aquí, a mi lado. ¿Por qué te cuesta aceptarlo, hasta el grado de querer machacarte los huesos, morirte?

- Soy tu hermano mayor. Pero eso no importa, la verdadera razón es que te amo, por eso no te golpeo ni te increpo cuando comienzas a actuar como un idiota. ¡Despierta, maldita sea!

Estás recostado en la cama del hospital. Cuando entré y crucé contigo un saludo y frases triviales (tuve que esforzarme para mirarte sin ira), tu mirada vagaba sin velocidad del televisor a lo que las cortinas dejaban entrever del mundo exterior de tu ventana, pero, a medida que hablaba, pude ver cómo tu entrecejo se contraía, y tu boca se torcía, tratando de manejar tu ira. Juraría que apretaste los puños hasta dejarte marcas en las manos.

- Tal vez sea eso lo que necesite-murmuraste con la mirada seria.

- ¿Qué, que te golpee, te insulte y te trate como tú mismo lo haces?

Me miraste a los ojos, y pude ver que no querías parpadear. Te deberían estar escociendo los ojos por las lágrimas. Las dejaste correr, en silencio.

- Me siento mal-murmuraste, algo confundido, como un niño al que por primera vez le da dolor de estómago y no sabe de qué se trata.

- Deberías irte-agregaste, tratando de controlar el tono de voz, casi ahogándote.

Pero no me iré y lo sabes perfectamente, porque me sigues mirando, y supongo que te fuerzas por no bajar la guardia.

Acorto la distancia entre nosotros y tú instintivamente tratas de retroceder, pero estás en la cama del hospital. Tu rostro sólo dice “¡no aquí!”, pero no hay nada que puedas hacer en ese estado, y me parece perfecto que por fin comprendas tus malditas limitaciones.

- Ya basta, cállate-te digo aunque no has movido tus labios. Estás tenso, impresionado de lo rápido que han cambiado las cosas. Me pregunto si llorarás, o de verdad querrás esto.

No llorarás, me digo, sonriendo un poco, porque eso derramaría sangre sobre tu orgullo, y todo sería posible menos eso.

Me subo a la cama, sin hacer demasiado ruido, aún con tu mirada clavada en mí. ¿No piensas reaccionar? Estás ahí clavado, con los labios tensos, y la mirada asustada y expectante.

- Te quiero-susurro a tu oreja, que está tibia. En ese momento, te tapas la boca. Alejo mi rostro y puedo ver el tuyo.

- No me beses-murmuras casi ininteligiblemente bajo tu mano.

- Ah… ¿es por la sangre?-pregunto con el mismo tono en el que te repetí te quiero. Estando a horcajadas sobre ti, no hay mucho que no pueda hacer contigo. Tú lo sabes, y aprietas tu mano contra tu boca y tus ojos se abren llenos de pánico, queriendo escapar de aquella tortura.

Tomo la mano con la que te cubres la boca por la muñeca, y ofreces un férrea resistencia, pero con un poco de forcejeo logro apartarla y acercarme a tu rostro.

- ¡Itachi!-murmuras, lleno de pánico, moviendo a un lado y al otro tu rostro, con los ojos cerrados, esperando lo peor.

Sujeto tu rostro entre mis manos y no espero mucho para poner mi boca sobre la tuya de manera brusca. Tu boca está apretada y trata de quejarse. Yo me conformo con eso. Puedo oír tu corazón bombeando sangre por todo tu cuerpo y colorear tu cara, calentándote las mejillas. Pasan unos segundos, tu cuerpo se ha quedado sin movimiento, y tus ojos están cerrados con fuerza.

Te amo tanto. Puedo notar que miro con ternura tus pestañas apretadas contra tus pómulos, tu frente blanca y fruncida y tu respiración tratando de no hacer ruido. Paso mis brazos sobre tus hombros y te abrazo, deshaciéndome de tu boca para alivio tuyo. Te abrazo con fuerza, colocando mi barbilla sobre tu hombro derecho, estrechando tu espalda.

- ¿Qué sucede?-te pregunto, sin intención de burlarme, nada de eso. Quiero saber qué le sucede a tu corazón y a tu maldita mente en este momento. ¿Por qué estás tan callado? ¿Estás llorando? ¿Qué demonios pasa contigo, hermano?

Escucho un sollozo débil, y noto que no te decides si  corresponder el abrazo o no. Lo más fácil para ti sería rehuirme y empujarme fuera de la cama, pero tus brazos se aferran débilmente a mi cuerpo.

- ¿Estás bien?-murmuro. “¡Sabes que no lo estoy!”, me susurra el crujir de tu bata de hospital cuando me abrazas con fuerza. Lloras desconsoladamente, pero en silencio… Una ruptura en tu garganta y no soportarías aquel estruendo pesaroso del llanto…

No sé qué hacer contigo, con tu cuerpo, con tu mente, cuando te cansas de todo, de llorar, de hacer el amor, de vivir, de mí; cuando te quedas dormido como ahora, en mi hombro, en la almohada de la habitación, y yo estoy solo conmigo y tu cuerpo. No sé qué hacer. ¿Debería llorar por ambos? Tengo ganas de hacerlo, pero jamás acudirían las lágrimas, no ahora.

Respiras como una persona normal, duermes como un humano sano… incluso hay color en tus mejillas…, y en el borde enrojecido de tus ojos. Vámonos de aquí, entonces, por favor… Sabes que odio los hospitales. Sabes que me dan miedo a morir. Vámonos…

¿Fumar? Tal vez, aunque no se permite aquí… Quizá por eso la tentación es mayor que como nunca lo fue contigo a mi lado, en la cama. No, ya basta, me digo, soltando un hondo suspiro. Esperaré a que despiertes, y pasará otro día. Un día más en tu vida y en la mía, que, ¡sin embargo, jaja!, no son lo mismo.

Paso horas mirándote dormir, y es sorprendente lo relajante que es tenerte ahí tendido, a salvo, sólo para mis ojos; estás respirando, estás soñando, probablemente. En fin… un sueño largo y profundo. ¿Qué estarás soñando? Mierda, debería dejar de hacerme preguntas estúpidas… No recordarías ningún sueño, y si llegas a hacerlo, no te gustará, porque quizá son pesadillas, o porque son cosas que no sabes ni siquiera qué tienen que ver con tu vida, contigo.

Siento que mi pulso suena hueco, y yo estoy rasgándome por dentro. Está bien, me digo, respirando con esfuerzo, conteniendo las muecas de dolor, controlando el ardor, estoy perfectamente. Sonrío, mirándote; somos una pareja extraña, somos hermanos, asquerosos hermanos sin vergüenza… Es perfecto, no necesito más, podría morir como tú, con una navaja y la sangre por las muñecas.

Sé que nunca estarás a salvo, ni yo, y sé que volveremos a esta sala, o quizá a otra, pero volveremos a este momento eterno, en el que el único pasar del tiempo es el sonido relajante como morfina, del segundero del reloj en la pared, blanca como todo aquí. Y yo mirándote dormir, y tú soñando con nubes o tragedias.

Notas finales:

Muchas gracias por leer... (Dios, hace mucho que no escribía algo largo, ¡milagro!)

n_n Espero que lo hayan disfrutado, hasta luego, bellos lectores de ItaSasu.

Los comentarios son bien recibidos c:


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).