- Narra Zero –
El autobús llego rápidamente a la academia, sentía que mi estomago se revolvía, de hecho, apenas entramos al lugar en donde se encontraba la escuela un escalofrío recorrió toda mi columna. Intenté calmarme, respiré hondo, pero aún así todo el revoltijo de emociones que sentía no desaparecían, seguían y mientras más nos acercábamos para aparcar, las emociones afloraban de mi cuerpo de una manera impresionante. Estábamos en noviembre, así que la ola de frio comenzaba y daba gracias a Dios que llevaba puesto un abrigo largo y una bufanda que cubría mi boca y parte de mis mejillas, mientras menos muestre, mejor.
El bus se detuvo, y miré enseguida por la ventana. Habían muchos más estudiantes aparte de mi y los que iban junto conmigo, más o menos como unos 100 más, pero por su facha no parecían ser para nada humildes, o pobres, tampoco de buenas intenciones. Opté por ser como era, frio, con los únicos que no era así era con mi familia, pero con los demás… Prefería observar, más que hablar. Me levanté como los demás, nuestro grupo el último en llegar era el de “los becados”, así que cuando bajamos para recoger nuestras maletas fuimos el centro de atención, sinceramente lo sospechaba así que sólo pasé de todos los estirados, y fui a buscar mi equipaje.
-Muy bien.- De la entrada de la academia, apareció un hombre medianamente alto, cabello color rubio ceniza, lo llevaba algo largo, por lo que lo sostenía en una coleta. Lo miré detenidamente, también portaba lentes y tenía un aire hogareño… ¿Quién podrá ser?-Queridos alumnos de la academia Cross, me presento, soy Kaien Cross su director y les doy la bienvenida a todos ustedes, espero de corazón que se puedan adaptar a esta escuela.-Él sonrió, así que se trataba del director. Demasiado informal para mi gusto, pero no me parecía mala persona. Había un hombre detrás de él, era alto, moreno, cabello negro, y… Su ojo, llevaba un parche en su ojo al estilo pirata. Se percató de mi mirada por lo cual decidí no mirarlo más “No curiosees más de la cuenta” pensé.
Si que la academia Cross era grande, en una de las “alas” del establecimiento se encontraban los dormitorios de varones. A todos se nos entregó una tarjeta para abrir nuestras recamaras, que contaban con baño, y podían ser compartidas o individuales. “Que me toque solo por favor” pensé y apenas tuve la tarjeta en la mano, fui rápidamente hacia los cuartos. “Cuarto número 69… 69…” reí bajito sin dejar de mirar los números de las puertas, “bendito número…”, subí al tercer piso y recién iba en los 50. “Mierda… ¿Me toco cuarto piso?”. Subí resignado al siguiente piso y me sorprendí con lo que vi. Se trataba de 4 habitaciones, y al final del pasillo, un ventanal que comenzaba del piso y terminaba en el techo. "¿Acaso mi habitación no está aquí?"... Miré los números de las puertas y encontré mi número, y noté que los otros eran el 39, 49 y 59. “Qué raro….”, abrí la puerta deslizando la tarjeta suavemente. La puerta se abrió y entré con mi equipaje.
La recamara era bastante linda, deje mis cosas sobre la cama de plaza y media, la cual tenía a cada lado una mesita de noche, con lámpara en ambas. Para el lado derecho había un gran ventanal cubierto con unas cortinas que lo tapaban completamente, las separe un poco, para que entrará más luz. En paralelo al ventanal había un gran closet con un espejo en una sus puertas, y luego, al lado de él, había una puerta. La abrí y como supuse, se trataba del baño.
-Que bien…-Sonreí y me senté en la silla del escritorio que había enfrente de la cama.- No compartiré habitación… Aunque me parece extraño todo esto-Me froté la cara con ambas manos y decidí no pensar más, si esta no era mi habitación, me cambiaria y punto, era así de simple. Me levante y miré por la ventana, quería apreciar el paisaje de cual todos hablaban, entonces mi mirada bajó hasta donde se encontraba el hombre del parche en el ojo que ví hace un momento. Me miró y se adentró en los dormitorios.-Mierda…-Cerré las cortinas y deje mi equipaje completo en el closet, no sé porqué, pero mi corazón se comenzó a acelerar salvajemente.
-Toc, toc-
Respiré pesadamente ante ello, “vino para acá…”, abrí la puerta, tenía que estar tranquilo, nada podía perturbar mi estadía allí.
-Buenos días…-Me dijo el hombre y entró enseguida a mi habitación. No contesté, no estaba para juegos así que cerré la puerta tras de mí y lo miré, ya estaba sentado sobre mi cama.-
-¿Qué quiere…?-
-Tú eres Zero Kiryuu, ¿No es así?-
-Sí.-
-Yo conocí a tu padre, Zero.-Abrí los ojos más de la cuenta… “¿Mi padre?” –Y la verdad me descoloca el que Kiryuu-kun haya aceptado que vengas a estudiar aquí.-Así que él conocía a mi padre… Pero yo no lo conozco, y por lo general, papá llevaba a sus amigos a casa…-
-Mi padre no lo sabe…-
-¿Disculpa…?-
-¿No lo sabe?... Él murió… Hace 1 año…-Miré al piso, la verdad que hablar de él me dolía profundamente, más sabiendo que con él se había ido mi hermano también, sin embargo sentí unos pasos hacía mi y levante la cara rápidamente, pero entonces fui aprisionado contra su pecho, él… Me estaba abrazando.
Durante las semanas que siguieron, luego de enterrar a mi padre y a mi hermano, nunca lloré… Tampoco quise recibir una palabra de consuelo o miradas de lastima. Me cerré a todo y a todos, no quise sentir más dolor del que ya sentía, invadido de recuerdos y emociones, ya era suficiente, pero su abrazo, fuerte, Cómo un padre… Lloré como un niño de 5 años…
El día pasó rápido, luego de la escenita con Toga Yagari, un profesor de la clase nocturna de la academia, amigo de mi padre, me dijo:“Cualquier cosa que necesites… Por favor, ven a mí”, no sabía por qué, pero me inspiraba confianza, tanto que me asustaba.
Ya había ordenado todo, y el toque de queda comenzaba a las 12, y eran las 10, por lo que decidí ir a recorrer el lugar, ver el bosque y más que nada conocer la laguna de la que oía todos hablaban.
Una vez fuera, el frio caló por mis huesos, “Estoy demasiado delgado” pensé, me arropé más con mi bufanda negra y salí camino por el bosque. Gracias a la inmensa luna llena, se podía ver todo y no corrí el riesgo de caerme, caminé por casi 10 minutos, era un gran bosque con árboles muy antiguos, altísimos, que le daba más frondosidad y belleza, sin duda alguna. Pude sentir una brisa mas helada. “La laguna”, apresuré más mi paso, pero cuando estaba a punto de salir, paré en seco. “Mierda…” Alguien se me había adelantado… Alto, cabello un poco más largo que el mío, su silueta se podía ver claramente por el contraste de la laguna, incluso podía llegar a decir que era más refinado. Me quedé tras los árboles, no quería interrumpirlo, “Vendré mañana” pensé y cuando estaba a punto de irme, él… Me estaba mirando.
-Narra autora.-
Ambos adolescentes se quedaron mirando, el castaño había percibido a alguien hace bastante rato, y se dio cuenta de que era quien menos pensaba.-
“Kiryuu Zero…” pensó, sin dejar de mirar al chico, el cual reflejaba en su rostro sorpresa e incomodidad.
-Perdón… Adiós.-El albino intentó retirarse pero una mano sostuvo su muñeca, ¿Cómo era posible que lo lograra detener así de rápido?-
-No te disculpes, por favor. Mi nombre es Kaname Kuran, de la clase nocturna.-El de ojos marrones estaba en su día de suerte, había pillado al gemelo del cual esta mañana se le había informado, no podía dejar pasar esa oportunidad.-¿Tu nombre…?-
-Kiryuu Zero…-Contestó desconfiado el otro chico.-
-Encantado de conocerte, Kiryuu-San…-Y sonrió, algo le decía a Kuran, que ese encuentro había sido mas que fortuito, y para ser sinceros, esto para él, se volvía cada vez más interesante…-
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