EL ESPIRITU DEL ZORRO
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- ¡¡¡Eso es lo mejor que tienes!!!! – su autosuficiente tono contrastaba con lo agitado de su respiración
- Presumes mucho niño -sus escarlatas ojos, se vestían del brillo particular que caracterizaban a los demonios
- Tú crees -cortando las palabras aun no pronunciadas por el moreno, el menor apareció frente suyo, con una velocidad sorprendente, que el azabache debía admitir no había venido venir, por la sorpresa en un acto reflejo el mayor abrió ligeramente los ojos, disimulando rápidamente su estado, era claro que su aprendiz aprendía rápido- esto se acabó.
- No te atrevas
- Gomenasai, senpai -un golpe final puso de rodillas al mayor, quién logrando con sus manos sobre el piso logro resistir y no cayo, sus entrenados instintos le permitieron permanecer de pie, un poco más y se veía derrotado
- aun no lo consigo
- Sin embargo… haz mejorado bastante
- No entiendo qué sentido tiene entrenar tanto, si aún no puedo escuchar claramente algún deseo…
- Otra vez con lo mismo, dime, ¿crees que algún humano formaría un contrato con un demonio tan débil?
- No puedo discutir eso…. –decía resignado, mientras se inclinaba para recoger una espada de madera- ….entonces ¿continuamos?
El espacio cronológico que llevaban entrenando era difícil de establecer, puesto que los años humanos y los años infernales diferían, sumándole a eso el hecho de que no se encontraban en cualquier parte del averno, no, de hecho guiados por Sebastian llegaron a Jahannam, donde las horas, los días, los meses, y todo en sí es una total confusión, pero fueron allí con el único fin de preparar al menor para su presentación oficial como demonio
- Explícame otra vez, porque tengo que conocer a Lucifer
- Como estamos solos puedes llamarlo así; pero asegúrate de referirte a él como Majestad, mi padre odia a los impertinentes
- Eso es otra cosa que no entiendo, entonces ¿tú eres un príncipe?
- Ya te he dicho que sí, ¿tan difícil es de creer?
- No, no eso, solamente no entiendo porque….
- ¿por qué accedí a ser tu mayordomo?
- Si….
- Ya habrá momento de explicaciones ahora prepárate, eres muy bueno peleando uno contra uno, pero no eres muy bueno con la espada
- No entiendo porque, si siempre he sido bueno en el esgrima
- Esto es diferente, por favor quédese quieto y deje que lo guíe
- ¡hai!
- ¿Qué sucede mi lindo esclavo?
- Etto… sempai, es necesario que haga eso… puedo manejar la espada solo… -y es que cada mínimo contacto incomodaba de sobre manera al menor, de hecho aun cuando era humano odiaba que se le acercaran, pero el contacto con Sebastian le incomodaba de forma diferente, y una cosa era que lo tomara de la mano para llevarlo a todas partes, algo a lo que ya se había acostumbrado, pero otra muy distinta era que lo abrazara por detrás con la excusa de enseñarle a usar la espada
- ¿Vas a desobedecerme?
- No, claro que no, nunca haría eso
- Qué bueno, además resultas adorablemente torpe cuando tratas de utilizar algún arma, si no puedes hacer algo tan sencillo, nunca podrá tener un amo
- Cierto, voy a esforzarme mucho para ya no estarlo molestando…. –de algún modo, el pequeño Ciel siempre interpretaba las palabras del mayor como un reprimenda o una forma de alejarlo
- No quise decir eso, Ciel yo…
Antes de que pudiera terminar lo que decía unos sarcásticos aplausos que se oían bastante cerca interrumpieron las palabras de Sebastian
- ¡¡¡vaya, vaya!!! Así que aquí estabas oni-sama!!!! Nunca pensé encontrarte aquí, pero…. Que desconsiderado has sido, ¿no vas a presentarme?
- No tengo el menor interés en que mi lindo sirviente, conozca a alguien tan despreciable como tú -enfatizando sus deslumbrantes ojos de demonio, le dirigió una mirada asesina, y con un tono aún más gélido continuo- Zorro.
- Que cruel haz sido…. Sabes que prefiero Soushi
El apuesto joven de mirada risueña, dejaba mecer su pelo con el vaivén del viento, su pálido rostro hacia juego con el color de su cabello igual de albino, sus ojos particularmente raros azul el izquierdo y dorado oscuro el derecho; acompañaban a su envergadura de caballero, y claro su pronunciada altura favorecía bastante, si algún parecido tenía con el moreno era simplemente en su fría actitud
- Ya lo recuerdo… Soushi Miketsukami, ¿cierto?
- Vaya, vaya, así que no has olvidado mi nombre
- Como podría, ¿qué no fue tu primer y único amo el que te nombro así?
- Ciertamente, no soy como tu
- Por supuesto Soushi, yo, no soy una deshonra para nuestro padre
- Deja de alardear, mejor dime ¿quién es este demonio que te acompaña? ¿un discípulo? ¿un sirviente? O quizá….
- Tsk, realmente eres un ser molesto, amo debería hacerme cargo de él -usualmente conservaba su azul mirada como vestigio de su humanidad, pero no toleraba que alguien tratare de creerse superior a Sebastian por lo que dejo libre su carmesí mirada demoniaca
- No es necesario mi lindo Ciel -nuevamente volvía a abrazar al menor- debería ser yo quien te preguntase si su presencia no te incomodo
- ¿Ciel?... no será ¿Ciel Phantomhive? -interrumpió notablemente sorprendido el albino- no puede ser
- ¡¿a qué viniste?! –indago a gritos Sebastian
- ….y ahora él es tu sirviente
- ¡¡responde!!
- Jajajajaj……. No lo creo…. Nunca pensé que…… -hablaba entre carcajadas- …entonces chibi-chan si no quieres que insulte a tu amo, acepta pelear contigo
La vida demoniaca no le había quitado en lo absoluto su orgullo por lo que no tardó en responder a su reto con una carmesí mirada asesina.
Pero era inexperto, y casi desconocía todas las artes de combate, sumándole a eso el hecho de que se enfrentaría a un demonio, aun así apretó fuertemente sus puños, dando a entender que no se retractaría y mucho menos se rendiría, sin embargo bajo la guardia tan solo un segundo, y su oponente se puso frente a él
- Eres un…. –la cercanía era tal, que decir que los separaban centímetros era poco- inútil –para tener un rostro tan gentil sus actitudes eran realmente contradictorias, pues le tomo menos de un segundo golpear en el abdomen al pelí-azul empujándolo a una distancia considerable
- ¡¡¡¡Ciel!!!!! ¿Por qué lo hiciste? -ese tono era desconocido en él, acaso era… no, imposible el jamás podría estar preocupado por un simple niño, fue el pensamiento del menor
- Gomenasai…. Sigo siendo un inútil -el moreno le susurro algo que no alcanzo a escuchar, tras esas palabras cerro sus refulgentes orbes
El ambiente era tenso, la brisa mecía a su antojo los cabellos del moreno; quien contemplaba el rostro del pequeño durmiente; no tardo en tomarlo entre sus brazos y abrigarlo con su cuerpo, como solía hacer en el mundo humano, con el niño en brazos se incorporó para ponerse justo en frente del albino
- Haz dañado algo muy preciado para mí…. Así que, no me queda más remedio que castigarte
- Y yo que pensé estarías molesto, por esa alma que no pudiste devorar, sin embargo me encuentro con que lo quieres, no será que tu…
- Gomenasai ni-chan -el azabache dibujo una perversa sonrisa y tras eso no dudo en propinarle una dolorosa patada justamente en el abdomen, que dejo al albino demonio de rodillas
- Espera…. Vine a decirte algo importante -aún de rodillas se dirigía al moreno, quién se había dispuesto a caminar dándole la espalda al de mirada heterocroma
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***¿Qué es…. Este aire dulzón?, definitivamente huele a fresas… ¿dónde me encuentro? Apenas puedo abrir los ojos, los parpados me pesan; pero definitivamente debo levantarme, no tengo idea de que sucede, tengo que, que….****
- Despierta…
- ¿senpai?? -el peli-azul poco a poco abría los ojos, obligándose, mentalmente no volver a caer dormido, tratando de reconocer lo que le rodeaba, y sobre todo a quien le hablaba
- Tanto así lo quieres, que lo ves en todas partes
- ¡urusai! ¡¿qué haces aquí?!
- Ya recuperaste fuerzas… vaya, realmente no te agrado ¿cierto?
- No soy tan débil como crees…. -lentamente trataba de incorporarse sobre la cama en la que se encontraba- ….Soushi
- No has olvidado mi nombre, pero debo presentarme correctamente, Soushi Miketsukami, encantado en conocerte
- No me toques –con la diestra apartaba la mano extendida por el mayor - dime que hago aquí
- Esa no es manera de tratar al anfitrión
- ¿anfitrión?
- Si, oni-sama fue a ver a nuestro padre, Lucifer, para ser precisos, y hasta entonces….
- ¿hasta entonces qué?
- ¡déjame ser tu fiel inu! ¡onegai!
- ¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿EHHHHHHHHHH?????!!!!!!
- No quería molestarte antes, así que no te desperté, pero ahora que esta consciente, ¿quieres comer algo? ¿te duele algo? ¿quieres algo?
- Este tipo…. –susurraba casi para sí mismo, el demonio de azules cabellos
- ¿quizá un postre?
- Se parece……
- ¿o quizá quieres jugar?
- A…..
- ¿tal vez un masaje?
- ¡¡¡¡como que masaje!!!!! –las palabras del albino le sacaron de sus cavilaciones-
- Gomenasai; pero estabas absorto en tus pensamientos que me sentí ignorado, y sinceramente no quiero que pienses en nadie más que en mí
- ¿eres bipolar? ¿o quizá perdiste la razón? -analizaba detenidamente el azulino colocando una mano en su mentón
- Nada de eso, me disculpo por mis malas conductas, perdóneme por favor, nunca quise lastimarlo –tomaba entre sus manos las del menor, al mismo tiempo de mirarlo con la carita más tierna que se le pudo ocurrir
- No tienes por qué exagerar….. –pronunciaba nervioso el azulino, odiaba el contacto físico a no ser que fuese Sebastian y no era el caso, pero analizando la situación no podía oponer mucha resistencia en su débil situación- si tanto quieres ayudar, dime donde estamos
- En el castillo del zorro blanco, mi castillo en el inframundo
- ¿y por qué aquí?
- Sería muy peligroso para un demonio de tu nivel rondar por otros confines del averno, fácilmente podrían asesinarte
- ¿asesinarme?
- Nunca te preguntaste, porque nunca salías de la mansión del cuervo, mejor dicho de Sebastian
- ¿por mi seguridad?.... –pronunciaba dubitativo las palabras que muchas veces había escuchado de labios del moreno- a propósito ¿Dónde está él?
- arreglando asuntos con nuestro padre
- ¿Asuntos? ¡¡¿qué clase de asuntos??!!!
- Algo sobre ti, he oído que aún no conoces tu espíritu guía y que difícilmente oyes los deseos humanos, ¿dime, quisieras que te ayude con eso? –sus palabras eran seguidas de sus actos, así pues, el albino se acercaba más y más a los labios del pelí-azul
- ¡¡¡¿Qué…que… haces?!!!
- Supongo que Sebastian lo hizo para que pudieras oír los deseos de los humanos, digamos que es el mismo procedimiento para obtener tu espíritu guía
- ¡¡¡¡apártate!!!! –con un manotazo logro separar al de ojos heterocromos- ¡¡¿¿Por qué estoy rodeado de pervertidos!!??
- No me digas que oni-sama trato de…..
- ¡¡¡URUSAI!!!!!!!!!
- De cualquier forma, soy tu inu, trátame como quieras, soy feliz simplemente estando a tu lado
- Ahora entiendo porque Sebastian odia a los perros -respondía sarcástico- ¡oye! Explícame de eso del “espíritu guía”
- Primero que nada, si no es mucho que pedir, podrías llamarme Miketsukami-kun
- Como quieras, Miketsukami-kun, entonces, ¿me dirás de que se trata?
- Como no –con una serenidad incorruptible el albino saco, del frac negro que vestía, una serie de dibujos, misteriosamente previstos, para asombro del menor, quien tenía un ligero tic nervioso en el ojo- mira este de aquí eres tú, un demonio de baja categoría
- ¡¿Por qué estoy en versión chibi dentro de un basurero?! …..y sobre todo ¡¡¡¡¡por qué como un neko!!!!!
- Basura de la sociedad, Gomenasai, pero con tu nivel de combate y tus pocas habilidades eso es lo que eres
- Quita esa sonrisa -farfullaba con los brazos cruzados el de cobalto cabello
- Siguiente imagen, para poder convertirte en un fuerte demonio de clase noble, y dejar tu estado de plebeyo, debes por lo menos encontrar tu espíritu guía
- ¿y ahora que soy? ¿por qué me dibujaste orejas de usagi y bigotes de neko? ¿una especie de mutación rara?
- Con lo lindo que eres, y tomando en cuenta tu nivel de poder, pienso que únicamente puedes aspirar a conseguir el espíritu de un neko o un usagi
- Presiento que disfrutas molestarme, continua rápido
- Luego de eso, debes por lo menos dominar un arte, conjuros, armas o posesiones
- ¿y… que supuestamente simbolizan los conejitos zombis?
- ¡qué observador! Como ves tu estas en medio de los conejitos, y es que he analizado tu potencial, y pienso que lo adecuado para ti serían los conjuros, puedes desde controlar a otro demonio hasta revivir a los muertos, muy útil ¿no crees?
- Que sigue…. –contestaba casi indiferente
- Entonces podrás tener un amo
- ¿el collar… y las esposas….?? –meditaba un poco la última imagen que el albino le había mostrado- piensas que tendré un amo….. ¡¡¡¡¡¡SADO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
- No lo creo, estoy seguro, y es que eres tan lindo, déjame tomarte una foto
- ¡no te burles!!!
- Bueno mi pequeño…. Me retiro, no es bueno que te exaltes tanto, aun estas muy débil -luego de decir eso se dirigió a la puerta y cuando estuvo a punto de cruzarla se detuvo- es curioso, que no preguntaras porque Sebastian te dejo solo…….
- Eso… -no se había atrevido a formular aquella pregunta, para no ser demasiado obvio, pero lo cierto era que no dejaba de preguntarse por qué no estaba junto a él
- Es bueno saber que no piensas todo el tiempo en él… significa que tengo una oportunidad
- No digas idioteces, dijiste que mi amo fue a ver a Lucifer, no necesito saber nada más, no es de mi incumbencia, solo soy su sirviente, no tiene por qué cuidar de mí todo el tiempo, sería muy extraño que permaneciera junto a mí, cuando tiene otras cosas importantes que hacer, realmente estimo mucho a Sebastian, no podría hacerlo si no superara mis expectativas, por eso, todo lo que él hace, termina por sorprenderme, y aunque a veces no entiendo muy bien sus métodos, aun así, simplemente confiare en él
Las palabras que comenzaban fingiendo los sentimientos del azulino terminaron por delatarlo del todo, impresionando al albino, dejándolo aturdido por un momento, para darle a entender lo que había visto su hermano en aquella alma, en aquel humano ahora demonio, en aquel niño, delicado como una mariposa pero firme y estoico como debe ser un noble, sin duda era Ciel Phantomhive, pero ante sus ojos simplemente era Ciel.
Dejo su asombro para enmarcarlo con una sonrisa
- Si tengo una oportunidad, no dudare en robar tu corazón -susurro para sí mismo, desapareciendo en el umbral
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- Hijo, que alegría que regresaras
- No es para tanto
- Si lo sé, no pudiste comer el alma de tu contratista, y se rumorea que la araña lo convirtió en uno de los nuestros…
- Eso no fue exactamente lo que paso pero, es cierto, ahora es un demonio
- Es una aberración, ¿Por qué no acabaste con él?
- Han sucedió una serie de eventos, que me impiden hacer eso
- Si es por el contrato no te preocupes, puedo anularlo, después yo mismo destruiré a ese demonio que mancho tu nombre
- Eso no, me aseguro que conseguirá por sí mismo un contrato y romperá nuestro atadura
- Eso está bien, pero de esa forma es más problemático, príncipe de la noche, alada alma de la oscuridad, ¡cuervo!, no me digas que tu…. ¡¡¡te has enamorado!!!!
Pero no hubo respuesta, tan solo un profundo sonido de vacío
- No me gusta ese silencio, esa piedad que muestras no es propia de ti, realmente este último contrato te ha cambiado, ¿acaso era un alma tan exquisita, como para estar a su servicio hasta el final?
- Majestad –el azabache demonio hizo una ligera pausa, para organizar sus ideas, y dar un parlamento digno de su posición- me ofende que subestime de tal forma a su primogénito, a su heredero, creo que no he hecho nada para merecer su desconfianza, y menos su duda, como antes le dije, no están en mis planes destruir a un demonio, sin importar los motivos de su concepción sigue siendo un demonio, no tendría la lealtad de mis súbditos si me la pasara destruyendo a mis propios adeptos, creo firmemente que este demonio tiene potencial para ser una de la nobleza a pesar de haber nacido como un simple plebeyo, personalmente me encargare de entrenarlo, y así te probare que no es piedad, sino justicia, este demonio merece vivir
- ¿y sobre tus sentimientos?
- Lo sabrá en el momento adecuado…
- Haz lo que quieras, pero recuerda que se acerca la purificación… ¿piensas que sobrevira?
- Por supuesto, él es mi lindo sirviente, y nunca fallaría
- Por qué con un humano……. –se lamentaba el rey del infierno
- Adiós padre
Envuelto en una ráfaga de plumas negras, desapareció