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Entre humo y videojuegos por Destroy_Rei

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Notas del capitulo:

Hoy he tenido mucha suerte pero soy una persona muy inestable.

Minho jadeó, ahogado, golpeando la cabeza contra las frazadas de la cama grande, mientras Jonghyun besaba suave, lento, saboreando su estómago firme. El mayor se levantó un poco, mirando la expresión frustrada, el ceño fruncido, el rostro sonrojado, las venas prominentes en ese cuello largo, el cabello castaño ondulado, completamente enmarañado, desparramado del alto. Se relamió.

 

No tenía claro en qué momento habían llegado a eso, pero no le importaba, solo recordaba que Minjung, la hermana de Minho, le había invitado a una fiesta en su casa, porque sus padres se iban de vacaciones o quién sabe qué. Él acepto fingiendo ser cortes, si él iba a una fiesta, todo el mundo lo hacia en la escuela, pero guardaba otras intenciones, unas que se direccionaban directamente a un flaco adolescente. Nadie podía sospecharlo, todos pensaban que Jonghyun tenía un harem de chicas esperándole en casa, que era jodidamente heterosexual, nadie iba a sospechar que tenía esta terrible debilidad por el gamer de segundo año, por ese chico de bajo perfil que pasaba todo el día con el rostro enterrado en su PSP.

 

Nunca habían hablado, esos ojos negros y grandes jamás se habían topado con los suyos, aún cuando cada vez que esa figura esbelta irrumpía en su campo visual –en la escuela, en la calle o incluso en sus jodidos sueños húmedos- la vista suya se perdía en él, en su expresión concentrada cada vez que estaba jugando un videojuego, en la sonrisa grande cuando saludaba a sus amigos o en la simple expresión perdida que mantenía cuando estaba solo o fuera de la realidad virtual.

 

Jonghyun no supo en qué momento quedó rendido ante Choi Minho.

 

El chico se irguió un poco y con completo descaro deslizó la playera fuera de su cuerpo delgado, exponiendo un pecho fuerte, bronceado, que hacía que al mayor se le derritiera la mente. Quería adorarlo toda la vida, quería olvidarse de su posición en la escuela, quería desaparecer todo y amar por siempre esa figura torpe, que se le enfrentaba sudada, descompuesta, pero completamente lista. Subió a los pezones marrones, erguidos, sintiendo cómo el joven volví a hundirse en goce completo mientras era acariciado. Mierda, agradecía eternamente que la marihuana le haya quitado la vergüenza a él y a ese chico que ahora se deshacía entre gruñidos.

 

Había entrado al cuarto de Minho con la escusa de fumar tranquilo, fingiendo que no tenía intención de verlo, aunque fuera solo un segundo, que no quería hablarle, que no quería comérselo entero.

 

-       ¿Puedo? – sonrió “amigablemente” ante la mirada confundida del alto, levantando el cigarro de hierba entre sus dedos.

-       No tengo problema – contestó con su voz grave, dejando el Joystick a un lado, apoyándose en sus largos brazos para mirarle fijamente. La habitación estaba a oscuras, exceptuando por la pantalla del plasmas que irradiaba una luz azulada que dibujaba los hermosos contornos de ese chico de ojos grandes. Una sonrisa escapó también de sus labios gruesos, una expresión de malicia, complicidad – pero tienes que convidarme.

 

Era obvio que Jonghyun no tenía problema, su único problema estaba dentro de su ropa interior ante la imagen tentadora que le regalaba Choi. Se sentó junto a él en la cama, Minho esperaba ansioso a que el mayor le diera una calada de ese pitillo. El sonido de la fiesta no existía, el menor estaba escuchando el Moment of Truth de Gang Starr derrocando cualquier otra cosa, y Kim veía atento cómo fumaba, con una expresión concentrada y deliciosa, complementando el rap duro de los norteamericanos en el estéreo.

 

-       Oh por Dios… - suspiró Choi, cuando las manos del otro empezaron a pasearse tentativamente por sus jeans.

 

Se desnudaron entre caricias torpes debido a la necesidad, Jonghyun quería ver algo más en esos ojos oscuros, pero no podía percibir nada entre tanto calor. Minho se encaramó sobre su cuerpo, besándolo de lleno, como si de verdad fuera algo que siempre quiso hacer.

 

-       Di mi nombre – hablo ronco el más bajo, paseando sus manos por el trasero perfecto, desnudo, y se sentía tan poderoso al verlo estremecerse sobre su cuerpo…

-       Jonghyun – suspiró, dejando al otro helado, ¿Conocía su nombre? Jamás habían hablado, pensaba que él de verdad no existía dentro de la vida del menor. Los ojos profundos le observaron, una sonrisa socarrona se formó en su boca hinchada, apetecible - ¿Te sorprende? Te he visto Jonghyun, te he visto verme tantas veces…

 

Se deslizó por su cuerpo, acariciando la erección furiosa del más bajo, mirándole directamente a los ojos, con los labios rozando la punta brillante en pre seminal de Kim que le observaba embobado, incapaz de creer que esto estaba pasando.

 

-       Siempre que levantaba la vista estabas tú ahí con los ojos fijos en mi… - besó la punta suavemente, manchando su boca grande con aquel liquido, el mayor temblaba de excitación, reprimiendo las embestidas que sus caderas impulsaban instintivamente - … al principio pensé  que era mera curiosidad, a todos les parece curiosos ver a un chico todo el día jugando… - sonrió sobre el glande, las vibraciones estaban derritiéndole la mente a Jonghyun - … pero no es eso, ¿verdad? Yo sentía el calor en tus ojos … - perfiló el pene con su lengua, el pulso del ‘popular’ se disparó - …estaba esperándote desde que Minjung dijo que te invitó, sabía que llegarías Jonghyun, lo ansiaba, lo deseaba…

 

Quería responder algo, cualquier cosa, pero todo pensamiento coherente se esfumo, cuando esa boca húmeda, caliente, deliciosa, le atrapó por completo, pero ese éxtasis duró solo unos segundos. Minho se irguió de nuevo, sonriendo ladino, engreído, volviendo sobre aquel cuerpo ancho, musculoso. El mayor aferró las caderas flacas, todo en él vibraba, el alto se acomodó contra su pene y lo fue adentrando en su interior con cuidado, lenta y tortuosamente. Jonghyun no podía pensar en nada a esa parte, había quedado reducido hasta desvanecerse por el calor, por el erotismo, por lo carnal y sensual que resultaba ese pendejo, se mordió el labio, Minho gemía desesperado de un rato para otro mientras cabalgaba como una cualquiera.

 

Era el cielo.

 

-       Hyung – jadeaba áspero, mientras se aferraba de las nalgas de Jonghyun para impulsarlo más hondo – más, más, más.


Esos ‘más’ se multiplicaban, eran como un mantra, una oración, un ruego, Jonghyun estaba sumido en una atmosfera llena de humo, de incoherencias, de pocas luces, de sensaciones inexplicables. No sabía si era la droga o si era Minho, pero se inclinaba por el último. Frunció el ceño, el orgasmo venía y se iba, cada vez más rápido, se prolongaba, se extendía, quería que le golpeara pero a la vez luchaba para alejarlo. Podría haberse quedado la vida eterna follando al alto, no entendía cómo aquello podía ser tan delicioso, infinito, inexplicable. Era un sueño, una fantasía, era todo.

 

-       Me voy – medio grito con su voz profunda, ahora quejumbrosa, Choi estaba como histérico, descompuesto como nunca antes. Seguro que el GTA no lo volvía ni un poquito así de loco.

 

Y el mayor se corrió sin darse cuenta, cayendo rendido, desmayado, bajo el cuerpo del otro.

 

 

 

 

 

 

 

 

Reaccionó un par de horas después. Estaba desnudo, desorientado, en una habitación a oscuras, con la bulla de balas, de comandos, como en medio de una guerra. Jonghyun se enderezó confundido, mirando los alrededores de ese cuarto oscuro lleno de afiches de películas de ciencia ficción y guerreros mutantes. Minho estaba ahí junto a él, sentado descuidadamente sobre la cama, calzando solo una playera de Batman mientras seguía jugando ensimismado como siempre.

 

-       ¿Minho? – preguntó extrañado, ¿Aquel follón había sido un jodido sueño?

-       Hyung – habló con simpleza, sin apartar sus ojos grandes de la pantalla.

-       ¿Qué mierda pasó aquí?

-       La marihuana te produjo una taquicardia tan fuerte que caíste desmayado – explicó con simpleza.

-       ¿Y por qué estoy desnudo…?

 

Una sonrisa escapó de los labios anchos. Pausó la consola, se inclinó hacia el mayor, mirándole divertido, besándolo desordenado, con la boca llena de risa. Jonghyun se volvía a sentir extrañamente feliz e inmortal, metiendo sus manos bajo la playera del caballero de la noche. Y su piel estaba aún pegajosa, llena de los besos que él había marcado sobre ese cuerpo caliente, joven, solo suyo. No había sido un sueño.

 

-       ¿Ahora lo recuerdas hyung? – ronco, deliciosamente húmedo contra sus labios.

-       Algo, quizá necesite un poco más de ayuda – movió las cejas sugestivamente, sus manos se aventuraron un poco más abajo.

-       Insaciable hijo de puta …

 

Y la consola, la fiesta, el mundo entero, volvían a quedar atrás.

 

Notas finales:

Me encanta el JongHo ;( quizá alguién me denuncie y me borren mis fics llenos de droga, quién sabe~

Saludos :D


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