Moon Child por HaNeul

Nadie supo de dónde provino, nadie sabe su nombre original y mucho menos como fue que apareció ahí.

Pero una noche de abril, la luna llena brillaba, y un chiquillo pelirrojo apareció en medio de los maizales, a las afueras del pueblo. No llevaba ropa, solo una manta sucia que lo cubría desde los hombros hasta las rodillas, su cara igualmente manchada y era incapaz de ponerse en pie por su cuenta.

Lo que más llamaba la atención a los habitantes del pueblo, eran sus ojos. Tenían un color azul intenso, que parecían brillar bajo la luz del sol que azotaba al pueblo.

Era un completo misterio, unos susurraban que era peligroso mientras otros susurraban que una criatura tan pequeña era incapaz de dañar. Así que después de discusiones, decidieron dar al extraño a niño a los Lee, un par de ancianos que vivían en una de las granjas más antiguas y retiradas del pueblo.

Nadie sabía de donde venía, pero con el tiempo eso dejo de importar. Los ancianos que habían perdido a su único muchos años atrás, lo adoptaron y le dieron todo el amor posible.

No les importo que fuera un niño extraño que se escapaba por las noches solo para observar a cielo y que apenas hablara. Lo amaban como si fuera propio.

El niño nunca revelo su nombre, por más que se lo preguntaron, el nunca dio respuesta, así que decidieron nombrarlo Taemin, una pequeña variación del nombre de su hijo ya fallecido, Taesun.

Pero nunca lo compararon, aunque Taemin compartía cierto parecido con Taesun, nunca intentaron que el menor reemplazara el lugar de su hijo. Siempre lo vieron como el hermano menor.

~

Taemin nunca fue sociable, le costaba acercarse a la gente. Le temía a las personas, no soportaba estar en multitudes, no le gustaba sentir la mirada de las personas sobre él, señalándolo, murmurando.

“Mira ahí esta ese niño”

Y por más que sus padres lo intentaron, Taemin se negó ir a la escuela. Así que por las mañana ayudaba a sus padres en las actividades de la granja, por las tardes estudiaba y por las noches se escapaba al viejo granero solo para observar el cielo.

Nunca espero tener contacto con alguien fuera de su pequeña familia, no presento ningún interés por corretear, trepar a los arboles como los otros niños. Él, en cambio adoraba leer, disfrutaba más sentarse en el porche a ver el atardecer, que correr tras una pelota. Un juego estúpido, en su opinión.

Sin embargo, tampoco espero conocer a Choi Minho. Un chiquillo un año mayor que él, que vivía en la granja próxima a la suya. Su madre había muerto cuando tenía 4 años, y su padre y hermano mayor se hacían cargo de la granja.

Mientras los Lee sembraban vegetales, los Choi dedicaban su actividades al ganado.

Se conocieron justamente en el cuarto aniversario de la muerte de la madre de Minho.

Taemin se encontraba en el granjero, sus padres dormían pacíficamente dentro de la casa, por lo que todo estaba en silencio. Cuando unos suaves sollozos interrumpieron su paz, se levantó de su pequeña guarida y salió, siguiendo el sonido apenas audible, y fue así como lo vio.

Minho estaba hecho ovillo recargado en un árbol, Taemin pensó en alejarse, pero algo lo atrajo a ese chiquillo. Así que camino hasta encontrarse junto a él, pero Minho no le prestó atención, así que el menor estiro la mano y le toco el hombro.

Minho alzo la cabeza y cuando noto a Taemin mirándolo, se limpió las lágrimas y se puso de pie. No era su intención asustar a Taemin, pero su altura y sus ojos grandes y oscuros, intimidaron al menor. Tomo aire, y decidió enfrentar su miedo al contacto humano.

—¿E-estas bien? —pregunto, tenía miedo de que Minho fuera como los demás niños y lo golpeara.

—Sí, gracias— la voz resulto menos aterradora de lo que Taemin pensó.

—¿Por qué lloras?

En los cortos 7 años de existencia de Taemin, nunca había presenciado las lágrimas, el jamás había tenido un motivo por el cual llorar. Si, aunque se sentía extraño en medio de ese pueblito, como si no perteneciera, intentaba ver el lado positivo.

—Porque extraño a mi mama—contesto Minho, mirando al niño frente a él.

—¿Dónde está?

Minho señalo al cielo y la cara del pelirrojo pareció iluminarse

—¿Tu mama también esta allá arriba? — pregunto Taemin, tomando la mano de Minho y llevándolo al granero, mostrándole su escondite.

Se sentaron el uno junto al otro, observando por la pequeña ventana, el cielo estrellado. Taemin tomo la cobija y la alzo lo suficiente para que cubriera a ambos. Minho no hizo ni un solo sonido en todo ese tiempo, por alguna razón se dejó llevar por ese chiquillo.

—¿Cuál es tu mama? — pregunto Taemin, mirándolo con sus ojos azules.

—No te entiendo

—Sí, ¿Cuál es tu mama? Mira esa es la mía— y con su pequeño dedo señalo a la luna llena que iluminaba el campo entero.

—¿Tu mama es la luna?

Taemin asintió con las mejillas rojas de vergüenza, de pronto, admitirlo enfrente de Minho le avergonzaba. Espero que Minho se burlara de él y quizás le contara a los demás niños, pero la reacción fue otra.

—Es muy bonita. Mi mama también era muy bonita, pero papá dice que se fue al cielo

—¡Quizás se estén haciendo compañía! — exclamo Taemin, aplaudiendo ligeramente

—Quizás…

~

—Vamos Taemin, no será tan malo

—Pero, Minho, no quiero. Todos me verán raro y…

Minho se giró para poder ver al chico pelirrojo que arrastraba por la muñeca y con su dedo índice y pulgar, lo tomo de la barbilla, obligándolo a girarse.

—Hey, mírame a los ojos. Todo estará bien, ¿de acuerdo?

Taemin pareció dudar un par de segundos pero después suspiro derrotado y se dejó llevar por el mayor.

A sus 15 años, socializar aún no estaba dentro de sus planes. La gente continuaba viéndolo raro y su condición física se había vuelto débil con el pasar de los años. Minho seguía siendo su único amigo y su único amor.

—Estoy seguro de que les caerás bien, confía en mi TaeTae

Minho le guiño un ojo y entrelazo sus dedos con los de Taemin. Cuando llegaron por fin a la pequeña casa, de la que salía música y música, Minho dio un par de toques con los nudillos a la puerta y esperaron a que alguien les abriera.

Después de lo que parecían ser un par botes de vidrio rodando por el suelo, un ruido seco, acompañado de risas, la puerta se abrió, dejando ver a un chico con el pelo negro y parte de su fleco pintado de diferentes colores.

—¡Minho! Al fin llegaste, ¿Por qué tardaste tanto? Los chicos ya comenzaron a tomar y sabes la poca resistencia de Onew y…— pero se calló cuando noto al pequeño pelirrojo, intentando esconderse tras la espalda ancha de Minho.

—Lo siento Key, nos retrasamos un poco, Taemin no sabía que ponerse— hablo Minho, jalando suavemente de la mano a Taemin para sacarlo de su escondite— Este es Taemin, mi novio. Tae, este es Key, uno de los amigos que te hable

—¿De dónde sacaste esta ternurita? — Exclamo Key abrazando a Taemin que se mantenía con los ojos abiertos como platos— Mucho gusto soy Kim Kibum, pero llámame Key, ¿Qué haces con una rana tan fea como esta? Ven, te presentare a los demás

Y antes de que Taemin pudiera responder, Key lo tomo de la mano que tenía libre y lo arrastro al interior de la casa, dejando a Minho en la puerta.

—¡Chicos llego Minho y su novio! — volvió a gritar Key. Entraron a lo que parecía ser una sala con Minho detrás de ellas, en el único sillón de la habitación, se encontraban dos chicos. Uno que tenía el pelo teñido de varias tonalidades de rubio y que gritaba algo, el otro estaba riendo y su sonrisa era tan grande que sus ojos se empequeñecían.

—Bien Tae, este es Jonghyun, mi novio— Key jalo al menor y lo coloco hasta estar frente al chico, quien dejo de gritar en cuanto noto al menor

—Mucho gusto Tae, hemos oído mucho de ti

Taemin asintió tímidamente y Key lo jalo hasta quedar frente al otro chico que seguía riendo

—Este es Onew, pero dudo que te conteste en su estado de ebriedad. No te preocupes, te lo volveré a presentar por la mañana. Ahora, ¡¿Dónde quedaron las cervezas?!

Y Taemin supo que sería una noche larga.

~

Era de noche, Taemin y Minho intentaban pasar silenciosos por el campo que llevaba hacia el viejo granero. Habían pasado toda la noche fuera, paseando en el nuevo carro de Key. Y, además, a Jonghyun le pareció buena idea parar en bar, considerando que la mayoría era mayor de edad (a excepción de Taemin, pero lograron engañar a la mesera).

—Shh, baja el volumen— intento susurrar Minho, mientras colocaba su palma contra su mano para sofocar la risa, Taemin reía abiertamente a su lado.

—No nos oirán, están dormidos— respondió, refiriéndose a sus padres.

Lograron entrar a su “escondite secreto” y se dejaron caer sobre la vieja cobija que siempre mantenían ahí. Se acostaron el uno junto al otro, simplemente viéndose a los ojos, la luna brillaba intensamente, iluminando el granero.

Minho sentía que podía quedarse una eternidad, la forma en que la luna provocaba que la piel pálida de Taemin brillara, era simplemente fascinante. Sus ojos azules también parecían cambiar bajo la luz misteriosa.

Taemin se acercó más a Minho, hasta unir sus labios. Se besaron calmadamente, pero cuando el mayor sintió como Taemin luchaba por introducir su lengua, se apartó y lo miro.

—¿Estás seguro?, ¿Te sientes bien?

—Me siento mejor que nunca

La salud de Taemin era como la luna, tenía sus fases y curiosamente ambos coincidían. Cuando la luna menguante alumbraba el cielo, la salud de Taemin era peor, en cambio cuando había luna llena, su salud mejoraba drásticamente.

Minho miro al cielo y cuando noto la luna llena, sonrió y volvió a besar a Taemin, esta vez colocándose encima de él.

Los besos se prolongaron y la ropa desapareció, sus cuerpos se unieron de la forma más carnal, sus mentes se conectaron como una sola, sus corazones latieron como uno solo.

Bajo la luna, como su único testigo, se amaron.

~

Pero Taemin resulto ser más especial de lo que alguna vez Minho espero. Minho había cumplido 24 y Taemin 23 cuando por fin lograron juntar el suficiente dinero para mudarse  a una casa que pudieran llamar suya. Los padres de Taemin se resistieron al inicio pero cuando notaron el intenso amor entre los dos, terminaron aceptando.

Vivian en una pequeña casa, justamente en medio de los Lee y los Choi.

Minho trabajaba por las mañanas en el campo que se encontraba detrás de la casa, mientras Taemin se dedicaba a limpiar, cocinar y ocasionalmente ayudarle.

Los fines de semana salían a beber con Key, Jonghyun y Onew, u otras veces decidían poner seguro a la puerta y dedicar tiempo a su relación.

Eran felices, más de lo que alguna vez imaginaron, pero nunca esperaron que su felicidad aumentara.

Comenzó con vómitos y mareos, lo atribuyeron a la enfermedad constante de Taemin, después siguió un dolor intenso en la espalda baja, pero cuando las cosas empeoraron, a pesar de la oposición de Taemin, Minho lo arrastro al hospital.

Embarazado

Fue la única palabra que murmuro la doctora cuando leyó los resultados, incrédula.

Era difícil aceptarlo, biológicamente las mujeres eran las únicas que podían concebir, pero ahí había llegado Taemin, arruinando todos esos años de estudio.

La doctora los miraba fijamente analizándolos, sin saber que hacer o cómo actuar. Se miraron rápidamente, sonrieron y entrelazaron sus manos.

—Queremos conservarlo— dijeron al unísono.

~

—¿Aquí esta bien? — pregunto Jonghyun sin aliento mientras Onew luchaba por sostener el mueble.

Key los analizo, entrecerrando sus ojos y echando un vistazo a la habitación

—No, creo que quedaría mejor allá— señalo con su dedo el otro extremo de la habitación. Los mayores tomaron aire y movieron la cuna de madera. La acomodaron y volvieron a mirar a Key— No, quedaba mejor en donde estaba

Los dos soltaron un resoplido, molestos y dejaron caer la cuna

—¡Basta! Estoy muy cansado, si quieres mover algo hazlo tú— grito Jonghyun, Onew se encontraba tirado en el suelo, intentando recuperar la respiración.

—¡Yah! Tenemos que acomodar esto antes de que Taemin llegue, se supone que es una sorpresa, y por su culpa no estará lista— Key avanzo hacia ellos y les pego en la cabeza.

Cuando Jonghyun estaba a punto de protestar, la puerta se abrió, dejando ver a Taemin y a Minho que cargaba un par de bolsas

—Chicos se supone que esto era una sorpresa— hablo Minho, deposito las bolsas en el suelo y los miro molesto.

—¿Sorpresa? — pregunto Taemin, una mano soportando su panza de 8 meses y medio y otra entrelazada con Minho.

—Sí, bueno veras, quería sorprenderte con la habitación del bebe lista. Y creí que sería buena idea pedirles ayuda a ellos, pero ya veo que no fue buena idea— señalo a los otros tres dentro de la habitación.

—Es culpa de ellos— se defendió Key

—Ya casi esta lista, solo faltaba acomodar los muebles— Minho paso una mano por su cabello, avergonzado por el hecho de que su sorpresa no estuviese lista, pero se sorprendió cuando sintió como Taemin lo abrazaba

—Gracias, es una habitación perfecta.

~

Él bebe nació poco después, tenía el cabello rojo, los ojos grandes de Minho pero el color azulado de Taemin, su piel era pálida y la misma nariz de Minho. Y decidieron llamarlo Choi Hyunki.

Era un bebe perfecto, nació sano, no hubo complicaciones en el parto.

Taemin y Minho se sintieron finalmente completos, la vida les sonreía plenamente.

~

—¡Hyunki! Ven aquí jovencito— grito Minho intentando atrapar a su hijo, ahora de 4 años, que correteaba por la casa.

Hyunki corrió más rápido hasta alcanzar el cuarto de sus padres, y se subió a la cama, donde los brazos de su Taemin-appa lo protegerían.

—Hyunki…—hablo Minho, jalando aire pesadamente a sus 29 años ya no tenía la misma energía— Bájate de la cama sabes que lastimas a Taemin-appa

—Déjalo Minho, hace mucho tiempo que no lo cargo. Lo extrañaba— hablo Taemin apretando más fuerte entre sus brazos a su hijo, y acariciando su cabello.

—Pero Taemin…

—Una sola vez no matara a nadie, tranquilo puedo manejarlo— Taemin sonrió débilmente y continuo arrullando a su hijo.

Minho suspiro derrotado y volvió a la sala a terminar de recoger todo el desastre que su hijo había hecho. Cuando acabo, se dejó caer en el sillón y hundió el rostro entre sus manos, estaba desesperado, ya no sabía qué hacer.

Taemin llevaba cerca de un año enfermo y a pesar de todos los doctores que pasaban por su casa, nadie tenía la solución. Nadie sabía que tenía, simplemente había caído enfermo.

Alzo la vista y vio que el reloj marcaba cerca de las 11, se levantó y fue por su hijo que se encontraba profundamente dormido, Taemin le cantaba una vieja canción de cuna y las lágrimas surcaban sus mejillas, Minho se acercó y cargo a su hijo

—Iré a ponerlo en la cama, ¿de acuerdo?

—Espera, solo déjame darle un beso mas

Minho asintió y acerco a su hijo nuevamente, Taemin volvió a sonreír y deposito un beso en la frente blanca

—Te amo tanto bebe, siempre te amare, ¿de acuerdo? — susurro, esperando que Minho no lo escuchara. Se separó y Minho lo llevo a acostar.

Cuando regreso, palmeo un par de veces el lugar junto a él, en la cama y le pidió con una mirada silenciosa que se recostara junto a él, Minho obedeció, cuidando no jalar los cables que rodeaban al menor.

—¿Cómo estás? — pregunto el castaño en un susurro, hundiendo la nariz en el pelo rojizo.

—He tenido días mejores, pero bien

—Me alegro

Ambos guardaron silencio, la luna llena alumbraba la habitación como la primera vez que se conocieron.

—¿Minho?

—Dime

—Te amo, te amo tanto

—Yo también te amo mucho

—Promete que si las cosas empeoraran…

—Taemin, ya hablamos de esto, mejoraras.

—Necesito que me lo prometas. Promete que cuidaras de Hyunki, que le contaras de mí, que lo criaras para que sea un buen niño. Prométeme que serás feliz

Minho luchaba porque el nudo en su garganta se fuera y las fuerzas para responder regresaran.

—Lo prometo

—¿Podrías besarme?, ¿Y quedarte esta noche conmigo?

Minho asintió y cumplió la primera petición, después lo envolvió entre sus brazos.

—Te amo Minho, te amo— susurro por última vez antes de cerrar los ojos.

Y la misma luna llena que lo trajo a Minho, lo arranco de sus brazos.

~

Todo había acabado.

Su Taemin, su amado Taemin por fin había dejado de sufrir y se encontraba descansando bajo la tumba que Minho había mandado a hacer. Key, Jonghyun y Onew lo acompañaron durante todo el proceso. Key cuidaba a Hyunki cuando Minho se quebraba y comenzaba a gritar y a llorar, de manera desesperada.

Pero cuando llego a su casa, la casa por la que habían luchado tanto, juntos. Se sintió perdido, se dejó caer sobre el sillón mirando a la nada, reacciono cuando sintió como su hijo le jalaba suavemente el pantalón.

—Minho- appa, ¿Dónde está Taeminnie-appa?

Y Minho no supo responder esa pregunta, no supo, hasta que miro por la ventana abierta. Tomo a su hijo en brazos y avanzo hasta ella, y entonces señalo al cielo

—¿Ves aquella bola brillante?

­—¿La luna, appa?

—Exacto, ahí está Taeminnie- appa cuidándote

—¡Mi appa es la luna!

—Si tú, appa es la luna. Brillando como siempre, ahí arriba, en el cielo, iluminándonos.

—¿Podemos ir con el Minho-appa?, ¿por favor, por favor? —rogo el niño sacudiéndose inquieto

—No bebe, aún faltan muchos años.