Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Coffee, My Darling por nero

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

NaruSasu creo..jajaja leanlo e interprentenlo como quieran.

 

 

 

 

-¿Qué desea tomar señor?-

 

-Dame un café con crema, por favor-

 

-No desea algo para comer?

 

-No, prefiero que perdure el sabor amargo por más tiempo-dijo aquel joven forzando una sonrisa.

 

La muchacha asintió y fue a buscarle su pedido. Al poco tiempo ella apareció frente a él con su café listo, y traía también la factura con la cuenta. El joven pensó que esa situación era irónica, las mejores cosas de la vida, vienen con un precio y tal vez el amor le había durado lo mismo que un trago de café, dejando a su paso un sabor a dolor, costándole a su corazón algo más que un par de yenes.

 

La camarera se había ido, dejándole una espumosa y humeante taza de café, esplendida a primera vista. La miró, y la sostuvo por el asa, tocando el borde con sus labios y sintió el olor característico de la bebida, entonces le vino la duda, había algo que no sabía, ¿Quién había hecho el café?

 

Bajo la taza de nuevo a la mesa sin haberle dado ningún sorbo, y miró a la camarera que atendía a una pareja frente a él. No, ella sólo se lo sirvió. Miró las puertas que dirigían a la cocina, pero no podía adivinar ¿lo había hecho una persona ó una máquina?

 

Suspiró algo frustrado, y volvió a tomar la taza, dándole al fin un trago digno, saboreándolo con nostalgia, trayéndole varios recuerdos.

 

-Bueno, yo te quiero- le dijo el de cabello oscuro, mirándolo sin pestañear. –He pensado tanto en decírtelo, que creo que ya no me da vergüenza-

 

Sonrió al escuchar eso, y no sabía qué hacer, o decir, era tan inesperado, ser correspondido.

 

-Ah, dobe, ya quita esa cara de idiota y dime algo- dijo su persona amada cruzándose de brazos, ya estaba más nervioso.

 

Sonrió de nuevo y se acercó a él colocando una mano en su mejilla, sintiendo un pequeño respingo, junto con el cálido rose de su piel. Se movió lentamente hasta sus labios y se relamió.

 

-También te quiero, Sasuke- después de decir eso, sintió como su mano era testigo de una mejilla en llamas. Y lo besó, lo besó una y otra vez, sintiendo como su corazón hacía un estruendo, casi como un trueno de lluvia, que se mezclaba junto al olor de café. Sintió su respiración, sintió cómo se aferraba a él para no caer, sintió la suavidad de su lengua, la desesperación de querer amarlo mucho más.

 

Arrugó la frente, tratando de que no se le escapara ninguna lágrima. Tomó varios tragos de su café rápidamente, quemándose un poco, sintiendo el agudo ardor, olvidándose de todo lo que Sasuke le había enseñado para la correcta apreciación del café.

 

-¿Qué café te gusta?- le preguntó el azabache mirándolo fijamente.

 

-¿Um?- se acababa de despertar, su amor se encontraba con el torso desnudo, mirándolo con aquellos ojos aceituna. Se revolvió en las sábanas y cerró los ojos de nuevo. –No me gusta el café-

 

-¿Por qué?-

 

-Porque es amargo-

 

-Ese es el punto-

 

Se quitó las sabanas y se aferró su cuerpo.

 

-Entonces, has uno para mí- le pidió para complacerlo, sabía que aunque le dijera otra cosa, él le haría un café.

 

-Lo haré tan perfecto, que vas a amarlo para siempre- le respondió sonriendo, abrazándolo también.

 

Tapo su boca con una mano, si, lo logró, ahora el no podía deshacerse de ese placer tan contradictorio.

 

Tal vez el amor si era una morbosa taza de café. Tal vez si lo hiso una persona sabría mejor o diferente a una máquina. Tal vez si lo hubiese traido otra persona, el café se hubiese derramado y sería incomodo de sostener. Tal vez, si no le hubiese dado un sorbo ese café hubiese sido dinero gastado. Y si lo hubiese dejado enfriar, sería un simple, horrible y decepcionante café.

 

-Me voy a ir- dijo sin verlo a los ojos por primera vez. –Tú y yo, ya somos personas diferentes, es tiempo de buscar lo que sea perfecto para nosotros-

 

Pero, al fin de cuentas, no importa el tipo de taza, no importa quién te lo traiga, no importa quién o qué lo hiso, el café es perfecto, está ahí para bebérselo, solo tú eres quien determina si te lo vas a tomar completo.

 

Se levantó dejando el dinero sobre la mesa, suspiro y se fue con la vista perdida, no era el último café que se tomaba, habrían diferentes, de otros sabores, pero de cualquier forma, todos venían con ese amargo final.

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).