Capítulo I
¡Ahí van los terribles gemelos!
Sollux no es de tener mucha paciencia y cualquier que conviva con él durante el tiempo suficiente, se daría cuenta. Si bien, puede llegar a ser un troll de apariencia tranquila y distante al que no parece importarle nada más que descifrar códigos y cualquier cosa que tenga que ver con datos informáticos, esa aparente calma puede irse al demonio por cualquier mísera provocación, haciéndole extremadamente irritante… y en circunstancias extremas, muy peligroso.
Es una suerte entonces, que viva y disfrute su soledad. El vivir aislado en su propia colmena le ha permitido menguar ese impredecible carácter. Sin nadie que le moleste o se meta en sus cosas, Sollux siente que no puede pedir más porque ya lo tiene todo. Su propio espacio, su propio tiempo, su propia manera de vivir. Si, es una libertad que disfruta y que nada ni nadie debería intentar arrebatarle, porque si no…
- ¡Sollux! – un grito de auxilio proveniente del primer piso retumbó por las paredes de su tranquila y silenciosa (ahora, no tanto) colmena.
Sollux rechina los colmillos y rasga el teclado del computador con sus filosas uñas. Su profunda reflexión sobre su modo de vida ha sido interrumpida diez veces en lo que va del día. En algún otro momento de su apacible vida podría haber seguido filosofando acerca de las virtudes y ventajas de tener una vida sedentaria y tan cómoda como la que tiene, pero ahora, en ese preciso y jodido instante, su vida es solo una mierda revolcada y pisoteada por el enorme pie azotador del destino.
Vida, vida, vida, vida… ¿Cuántas veces lo ha repetido ya?, oh santísima mind honey, extraña tanto su propia vida como para repetir esa palabra un número estúpidamente innecesario de veces en un solo párrafo.
- ¡A-alguien! ¡Ayuda!
El troll afila la mirada hacia la entrada de su habitación por donde se cuelan los gritos y otros sonidos de cosas cayendo y rompiéndose. Piensa muy seriamente en que debería cerrar la puerta y hacerse el dormido – o el muerto – para que el estúpido que está haciendo un escándalo ahí abajo le deje en paz.
Pero tiene una serie de problemillas que le impiden realizar su jugarreta. No son nada importante, salvo por el hecho de que no tiene una puerta que cerrar, la última ha salido volando por la ventana en su último arranque de rabia y quién sabe dónde demonios habrá ido a parar. El otro pequeño asuntillo es que, si se atreve a cerrar los ojos al menos un par de segundos, corre el riesgo de que su amada colmena, rincón de sabiduría y tecnología, se convierta en una maldita zona de caos y destrucción por ese par de mierdecillas castrosas que seguro han vuelto a tomar a su “madre” como rehén.
Madre, palabra tan estúpida como humana. Al parecer es una analogía de lo que se conoce como Lusus. ¿Tendrá algo que ver con una Mother grub? ¿Será lo mismo?
Si no fuera por ese extraño libro de historia alienígena del planeta “Tierra”, ni siquiera sabría pronunciarlo. De hecho, aún no le queda claro, pero no es que Sollux sea un idiota o algo así para no poder comprender algo tan sencillo…
- Me importa una puta mierda…
… es solo que no está interesado en ello.
Sin embargo, los gemelos se refieren a él como un… una “Madre” o “mamá”, cualquiera de las dos está bien, quien sabe, es complicado, el lenguaje humano es estúpido. Si él no les hubiera leído ese libro, se podría haber ahorrado un sobrenombre tan tonto. Pero no, quería hacerse el intelectual frente a dos larvas que apenas saben diferenciar entre peligroso y estúpidamente divertido.
Sollux le advirtió que no se dejase llevar por su inocente apariencia, ese par de engendros definitivamente no eran algo que pudiera manejar un troll manipulable y debilucho. Pero no le hizo caso, fue casi como si en vez de tomarle como el buen consejo que era, le hubiera ofendido.
Aunque… si se detenía a meditarlo un poco…
- Tal vez…
… no fue la mejor manera de decirlo.
Posiblemente, si lo hubiera pensado mejor, podría haber elegido palabras más amables y menos directas… o hirientes.
Pero no es como si Sollux se arrepienta de haberlo hecho, no, claro que no. Tampoco es como si la culpa no le dejase pensar en otra cosa que ir y pedirle una disculpa… pfffff, por favor, eso sería tan bizarro…
- Ezto ez eztúpido…
Se lleva una mano a la cara, maldiciendo como solo él sabe hacerlo. El reflejo que le muestra la pantalla frente a él se burla de sus ridículos conflictos emocionales Es obvio que se trata de su imaginación, pero como no está de humor para soportar sus propias alucinaciones, desconecta los cables sin preocuparse por apagar primero el computador, mandando al diablo los últimos cambios en el nuevo programa con el que trabajaba. La verdad no es como si fuera de gran importancia. Además sabe, muy a su pesar, que no podrá concentrarse en eso – ni en ninguna otra cosa – hasta que haga lo que debe hacer, porque su jodida conciencia se lo pide.
Apoya las manos en la mesa y se impulsa, arrastrando la silla hacia atrás. Esta cae aparatosamente al suelo cuando se pone de pie, pero ni siquiera se preocupa por notarlo.
“Solo una vez… – se repite mientras baja perezosamente las escaleras, sintiéndose de pronto ansioso – …solo será una jodida vez y se acabó”…
Es solo Tavros después de todo, un troll común y corriente… más corriente que común, supone. Quizás es un buen momento de practicar aquello que se conoce como empatía. Piensa entonces que si, por ejemplo, le dijeran algo así de despectivo como lo hizo él con ese tímido troll, posiblemente se sentiría mal… aunque si alguien se atreviera a hablarle con la misma majadería, primero le rompería el puto hocico, le rompería todo los huesos y tiraría su cadáver en algún oscuro y solitario barranco…
Pero eso no es el punto… la cuestión es que ha hecho sentir mal a su…
Sus pies se detienen, como si de repente le hubieran crecido flagelos y le enraizaran a los escalones.
Es cierto.
No lo había pensado antes… no tan profundamente.
- ¿Qué… zomoz? – la pregunta escapa de sus labios, sorprendiéndose a sí mismo por estar cuestionándose tan repentinamente sobre algo así.
Tavros… ya se ha acostumbrado a repetir ese nombre de la misma manera en la que está acostumbrado a respirar. Y no, nadie debe malpensar de aquella última frase. Es decir, para empezar no tiene significado alguno, solo lo ha pensado y ya, sin alguna clase de sentimentalismo ridículo de por medio.
Bueno, eso suena incómodamente comprometedor.
Lo que Sollux quiere dar a entender es que Tavros tiene una importancia promedio en su rutina diaria, lo normal, nada fuera de lo ordinario. Ya saben, pensar un poco en él, hablarle de vez en cuando por el Trollian, sentirse un poquito feliz cuando le responde.
Casi no lo conoce y está bien, no pide mucho porque no está interesado en algo en particular sobre él. Un día le vio conectado por el Trollian y la conversación que siguió después de ello no fue nada interesante, aunque tampoco una pérdida de tiempo…
¿A dónde quiere llegar con toda esa letárgica e innecesaria explicación?
Ni siquiera él está seguro.
Se ha comenzado a sentir confundido… y cuando se siente confundido, viene el enojo, la indecisión y la frustración.
Hablar de ese tipo de cosas relacionadas con sentimientos y esa clase de idioteces sin sentido, no le pone de buen humor. Es terriblemente aburrido, si estuviera acostumbrado a exponer al mundo todo lo que pasa por su cabeza, bueno, otra sería la situación. Pero a Sollux no le cae bien eso de estar soltando a gritos sus conflictos emocionales…
¿Conflictos emocionales?, vaya mierda.
Esa frase ha venido por Aradia, no es como si él pensara que de eso se trata.
Bueno, da igual. El hecho es que no se siente cómodo hablando sobre lo que hay entre Tavros y él… si es que en verdad existe ese “algo”. Pero como es consciente de que él solo no podría haber encontrado una explicación, con todo el pesar del mundo (y con algo de vergüenza disfrazada de indiferencia) consultó su caso con la única a quien creía capaz de darle alguna clase de respuesta.
...
...
Las palabras de Aradia le confundieron más de lo que estaba. Quizás debió de meditarlo antes de exponerle su caso. Y debió pensarlo todavía mejor, tomando en cuenta de que la troll es la mejor amiga de Tavros. Vaya arrebato de estupidez ¿Tan desesperado está como para pedirle consejos a la mejor amiga de su futuro…
- Ah…
… lo que sea?
La troll le dio a entender que no se entrometería más allá que escucharle. Sollux confió en ella, pero sintió como si le estuviera dando alguna clase de aprobación. Parecía satisfecha. Más que nada, parecía haber estado esperando que esa conversación se diera. Posiblemente esa manía suya de predecir lo que vendría, le había alertado y se había preparado para enfrentar esa situación..
“El destino no es algo ajeno Sollux… viene contigo… viene de ti “…
Ni puta idea a lo que se refería, pero decidió darle por su lado.
Pudo haberle hablado con más claridad… en vez de soltar aquella frase que definitivamente no tiene nada que ver con lo que preguntó en un principio.
¿Y si ella sabe algo que él no? ¿Por qué simplemente no se le dijo claramente?, pudo haberlo hecho, pero no ¡Por supuesto que no! ¡Dejemos que Sollux se rebane los sesos! ¡Eso es mucho más divertido!
Aradia puede ser su moirail y toda la cosa… pero definitivamente esa conversación fue una pérdida de tiempo.
Se hubiera ahorrado aquel incómodo momento si en vez de eso hubiera hablado con Tavros desde un principio. Después de todo, quisiera o no, también está metido en ese lío.
- ¿Qué penzará él de mi?...
Una respuesta estúpida para una pregunta igual de estúpida. Sin advertirlo, la imagen del troll tomando tímidamente su mano se le hace muy relajante. Nada fuera de lo normal, un pequeño gesto de amistad de conocidos. Nadie pensaría que hubiera algo extraño en ese pensamiento sin sentido.
En ese preciso instante, mientras divaga entre sueños vaporosos – efectos secundarios de consumir mind honey o por sus deseos reprimidos, cualquiera de las dos es una razón convincente – sus pies deciden que es hora se seguir avanzado y dan un paso hacia adelante…
… sin recordar que las escaleras nunca pierden la oportunidad para hacer de las suyas…
Aquella imagen de gesto fraternal toma un curso livianamente diferente... ahora, el suave agarre guía la mano de Sollux hacia la entrepierna del otro troll, atrapándola entre sus suaves muslos tan pronto cierra las piernas. Sollux abre la boca, pero no suelta más que un descarado hilo de saliva amarilla que se convierte en un desbocado torrente en el momento en que esa tímida voz le susurra una demandante petición…
“Tómame”…
Su cuerpo se tensa casi convirtiéndose en una tabla viviente…
“Tómame… Sollux”
“Tómame”
“¡Ah, Sollux!”
Las piernas le fallan y el regreso a la realidad es un duro golpe contra los escalones, rodando cuesta abajo. La caída es tan desastrosa como patética, el cuerpo de Sollux da tumbos mientras deja en cada escalón un retazo de su dignidad.
Pero no se limita a rodar solo por las escaleras. Es tal la velocidad a la que va, que sigue rodando varios metros más hasta que llega a la cocina, donde se encuentra un amable y grueso muro que al fin detiene su loca travesía, chocando contra él y quedando boca arriba, con las piernas apoyadas en la pared.
La cabeza le da vueltas, tanto como para que desde su posición observe a dos pares de gemelos aferrados y succionando vorazmente los pezones de dos Tavros tumbados en el suelo y que también le miran, pero aterrados y suplicantes.
Sollux les dedica una sonrisa bobalicona, producto de su actual delirio.
Que gracioso, dos Tavros… que maravillosa es la vida…
- ¡¿QUÉ CARAJOZ EZTÁN HACIENDO?!
El grito de Sollux asusta a los gemelos que levantan la vista alarmados por la presencia del mayor. Le miran aterrados con esos cristalinos y bicolores ojos que poseen, pero aún así no dejan de succionar. Sollux se levanta entonces, tambaleante y expulsando peligrosamente rayos de energía de su enfurecida mirada, dispuesto a carbonizar a ese par de confianzudas larvas.
El menor de los gemelos suelta el pezón que muerde (para alivio de Tavros) y sus ojos se llenan de lágrimas, sollozando con la boquita temblándole de miedo, anticipando su pronto llanto. Por un momento Sollux siente un poco de pena…
Vamos, que solo son un par de grubs, ni siquiera deben saber que lo que están haciendo podría interpretarse como algo… inadecuado para su edad. Apenas comienzan a vivir, ¿Por qué tratar de matarles?, solo hay que mirarlos, se ven tan arrepentí…
- mfffffp… – al parecer, el temor pasó muy rápido para el gemelo mayor, y sin preocuparse más por la presencia de Sollux, sigue en su labor de intentar arrancarle un pezón a su inmóvil víctima - ¡Mfffffp!... – esta vez succiona con tanta fuerza, que el sonido húmedo y escandaloso de sus labios sobre la sensible piel de Tavros se escucha por toda la cocina.
Para Sollux, los gestos de Tavros, tratando de acallar sus gemidos, son sumamente complacientes…
Aunque quizás no es el momento para estar pensando en ello.
- ¡TÚ! – ruge Sollux incendiándose en llamas rojas y azules que crecen y se expanden por toda la habitación.
Tavros y el gemelo menor observan con los ojos muy abiertos al monstruo que se les viene encima, pero están tan aterrados que no pueden moverse…aunque Tavros no podría hacerlo de todas formas.
Contrario a esos dos, la larva mayor no parece estar asustado, es como si no entendiese que está a punto de ser asesinado. Mueve la cabeza y tras la mata de espeso cabello que le cubre la carita, asoma un ojo que parpadea tan pronto percibe el juego de luces. Su curiosidad se convierte en maravilla cuando los rayos provenientes de los ojos de Sollux se hacen más poderosos, quemando parte de las paredes de la cocina y cuarteándolas…
- ¡HIJOZ DE …
- ~ ¡Nya! ~
Sollux detiene su ataque cuando el grub suelta el pezón que muerde (para doble alivio de Tavros) y comienza a… ¿Aplaudir? Con sus pequeñas patitas delanteras, riendo y haciendo sonidos con su boca, como si estuviese disfrutando de un gran espectáculo.
El troll de géminis le mira confundido.
- ¡¿QUÉ COJONEZ…. paza aquí? – pregunta, yendo de una arrebatadora furia a una abrupta calma en su actitud, demostrando una vez más su bipolar carácter. A medida que se acerca a Tavros, los rayos fulminantes comienzan a apagarse, disipándose junto con su enojo.
- C-creo que… - responde temeroso y si mirarle a los ojos, teniendo presente el vergonzoso espectáculo que ha dado minutos antes –… le gustan las luces de… colores…
- Ezo me queda claro, el pequeño baztardo no trajo conzigo el gen del miedo o que ze yo… – responde desganado, mirando de reojo como la pequeña larva disfruta de los últimos rastros de luces que se disuelven en el aire, picando con su pequeña patita la espalda de su tembloroso hermano, quien llora desconsoladamente cubriéndose el rostro, para que disfrute con él el espectáculo – …lo que quiero zaber ez porque carajoz eze par te… eztaba… eh …- de pronto se siente igual de tímido que Tavros, sin saber exactamente cómo terminar la frase sin que suene de alguna manera… insinuante.
Pero antes, repara en un pequeño detalle.
- ¿Te puedez mover?
Tavros niega con la cabeza.
- Me ha…uh… inmovilizado… - eso es bastante obvio. No puede creer que ha caído tan fácilmente en la trampa de los gemelos.
- ¿Quién?
El troll de Tauro traga pesadamente.
- Dime quien fue… - repite, comenzando a perder la paciencia.
Tavros no tiene más remedio que darle le razón (a no ser que quiera quedarse tirado en medio de la cocina el tiempo suficiente para que vuelva a ser atacado) y tímidamente señala con la mirada.
Sollux se pasa una mano por el cabello.
- No lo puedo creer… – se queja, girándose hacia la larva que sigue mirando las luces – Mituna, hey Mituna… – pero la larva no le escucha, así que Sollux lo levanta por detrás del ridículo traje de abeja que tiene puesto – … ezcucha con atención pedazo de mierda, quiero que dezhagas el agarre que tienez zobre Tavroz, ahora mizmo…
La larva lucha por liberarse de la cruel mano que lo apresa, volteando desesperadamente hacia las luces y apuntando hacia ellas.
- ¡Joder Mituna, quita el puto agarre!
- ~ ¡Nya, nya, nya! ~
- ¡Qué lo quitez!
- ~ ¡Nya, nya, nyaaaaaaa! ~
- ¡Aaaaargh!
- ~ ¡Nyaaaaaaa! ~
- ¡Sollux! – llama Tavros alzando la voz, interrumpiendo la irritante pelea de esos dos.
Mituna y Sollux le voltean a ver, uno con los ojos brillantes de alegría y el otro centellando enojo y frustración. El troll de Tauro baja la mirada.
- ~ ¡Mamá, mamá! ~ - el grub apunta emocionado hacia los últimos rastros de luz – ~ ¡Prrrrfff! ¡Prffff! ~ – balbucea, como si le dijera ¡Mira, mira! al incómodo troll.
- Son muy b-bonitas… - sonríe cohibido, haciendo más feliz al grub – Mituna… por favor… - el pequeño parpadea, poniendo su atención en él - ¿Te gustaría… ah… t-te gustaría dejarme ir?... ¿P-por favor?…
Sollux rueda los ojos ¿Le está pidiendo permiso? ¿A una miserable larva? Que nefasto.
Mituna parece meditarlo unos segundos, segundos que parecen eternos a los ojos de Tavros. Pero luego asiente efusivamente con la cabeza, y alzando sus patitas delanteras, los casi imperceptibles rayos rojos y azules que envuelven el cuerpo de Tavros, se desvanecen.
Tan pronto deja de sentir la presión, suspira aliviado, despegando la espalda del frío suelo para quedar sentado.
- G-gracias…
Mituna extiende sus patitas hacia él, pero el agarre de Sollux se lo impide. De un rápido movimiento gira la cabeza y le da un fuerte mordisco que da como resultado su pronta liberación.
- ¡Hijo de puta! – se queja Sollux, presionando la herida que sangra a chorros con su otra mano, mientras que Mituna se va flotando alegremente hacia Tavros, colgándose de su cuello y restregándose efusivamente contra él.
Al intentar arremeter contra el grub, el abrazo de Tavros sobre el pequeño Mituna le frena.
- ¿Le eztáz defendiendo? – no puede evitar mirar con recelo la forma en que la larva se frota sobre Tavros – ¿Erez eztúpido o qué? Eza alimaña te quería arrancar un maldito pezón ¡Mira como te loz han dejado! – apunta exageradamente.
Tavros baja la mirada y su cara se enciende.
Ahí están, las protuberancias más hinchadas y mordisqueabales que Sollux ha visto. De hecho, aquellas pequeñas marcas de colmillos alrededor de la aureola y el hilillo de sangre que sale de sus jugosas puntas los hacen más irresistibles.
No están mal… nada mal en su humilde opinión.
Por un instante piensa que la obsesión de las larvas hacia esos botones de carne puede estar más que justificada.
Un momento…
¿Están palpitando?
…
Oh sí, sí que lo hacen, nada escapa de la vista de Sollux, el gran observador.
Y tan erectos…
Tan hinchados… podrían pasar por pequeños senos…. quizás le ganasen en tamaño a los de Vriska, sí que estaba plana la pobre… aunque quizás estuviera exagerando….
Maldición, deberían encerrarla por el grave delito de no tener tetas grandes… o apetitosas como los pezones de Tavros…
¿Qué tan fuerte le han mordido esas sabandijas para dejarles así?
Debería agradecerles en vez de intentar matarles… al menos solo por esta vez.
Si su lengua bifurcada lamiese y jugase con esas protuberancias… ¿Quedarían igual de erectos?... tal vez debería intentarlo…
Y así, mientras Sollux se sumerge cada vez más en sus retorcidas fantasías – igual o más de retorcidas que su protuberancia que se remueve desesperada dentro de sus pantalones –, en la realidad, Tavros no se siente muy a gusto con la obsesiva manera en que Sollux se ha quedado viendo su torso desnudo. En realidad, es bastante incómodo, sobre todo porque la nariz y la boca del troll de géminis se deshacen en fluidos…
¿Sangre o saliva?, ¿Saliva y sangre?, es bastante confuso, he aquí cuando el color de su clase puede volverse un poco problemático a la hora de querer diferenciar entre fluidos corporales.
- ¡No mires! – chilla Tavros histérico y cerrando los ojos con fuerza, cubriendo con un brazo el objeto de admiración de su observador compañero. Vaya momento para haber perdido su camisa.
Esas traviesas larvas… se la han arrancado a mordiscos. Si no fuera por ellas, al menos tendría algo con que cubrirse… aunque quizás el roce de la tela serían un tanto doloroso… ¡Ah, ¿Pero en que está pensado?!
Sollux, por su parte, reacciona cuando el brazo de Tavros se interpone en su visión.
- ¡¿Por qué loz cubrez?! – reclama, llevándose las manos a la cara en un gesto exagerado de desaprobación total.
- ¡Me da vergüenza! – responde Tavros encogiéndose más en su lugar, y pisando por accidente a la otra pequeña y llorona larva que se escondía a un lado de él, haciéndole soltar un agudo chillido de dolor – ¡Perdóname Sollux! – pide preocupado, tomando al grub con la otra mano y acunándolo para consolarle.
- ¡Puez quita el brazo de ahí, no me dejaz ver!
- No tú…
- ¿Qué?
- Sollux… así se llama él…
- ¿Le puzizte mi nombre? – pregunta incrédulo, mirando con repulsión al grub que se queja entre lágrimas y se lame la patita lastimada.
- Se parece un.. p-poco a ti… – se justifica Tavros, apenas con un hilillo de voz. No creía que Sollux pudiera tomarlo tan mal, no había sido su intención hacerle enfadar.
- ¡¿CREEZ QUE EZA COZA ZE PARECE A MÍ? – es el colmo, ese imbécil no podía ser más imbécil porque no era más alto. Y pensar que se había propuesto a hacerle parte de sus más bajas fantasías.
¡Al diablo con eso!, ese par de mierdecillas morirían bajo la suela de sus zapatos…
- No quería molestarte Sollux… - Tavros abraza con más fuerza a los grubs – c-creo que no fue una…uh… buena idea quedarme… es m-mejor que me vaya…. discúlpame…
Hace un intento por ponerse de pie, pero la mano de Sollux se aferra repentinamente a su brazo, volviéndole a sentar en su lugar. Tavros le observa masajearse con rudeza el puente de la nariz.
- Mira, Tavroz… déjame penzarlo ¿Zi?, dame un momento…
- P-ero…
- Todo ezto ez muy confuzo… perdí miz lentes, me caí por laz putaz ezcaleraz, rodé quien zabe cuántoz metroz… - sin darse cuenta, Sollux empieza decir cuanta cosa le viene a la cabeza –…ezta tontería de convertirme en guardián de unoz grubz de la noche a la mañana… y luego ezto… tu… yo… me provocaz… ¡Argh!... yo… yo no zé qué hacer…
- ¿Estás… e-estás bien Sollux? – a pesar de que hacía solo unos segundo que el bipolar troll estuvo a casi nada de golpearle, Tavros se preocupa por él. Además, lo que acaba de decir, a pesar de que no tiene ni pies ni cabeza, le colma de una emoción inquietante.
Grub Sollux y el Sollux mayor le miran, como preguntándole a quien se refiere.
- Yo… - se siente nervioso, no está acostumbrado a tener tanta atención sobre él – Te habló a ti… - señala temeroso al mayor y la larva gimotea, preparando un nuevo y lastimero llanto - ¡P-pero también estoy preocupado por ti grub Sollux! – corrige al instante, acomodándose mejor a la larva entre sus brazos – No quise lastimarte, perdóname… - le susurra, acariciándole la cabeza y la pequeña patita.
Sollux frunce el entrecejo.
- ¿Por qué mejor no van intercambiar fluidoz y me dejan en paz? zu melocidad ez como una patada en los huevoz, triada de imbécilez – gruñe, soltando a Tavros y poniéndose de pie ante la confundida mirada de éste.
- ¿Q-qué? – Tavros siente que su sangre se le acumula exclusivamente en las mejillas, ¿Qué le acaba de decir? – ¡Sollux, no es lo que…
- ¡Cállate idiota! – arremete lleno de rabia, apenas volteándole a mirar mientras sale a paso apresurado de la cocina, dejando al otro troll con la palabra en la boca.
La cocina, despues de todo el escándalo, se queda en silencio y cayéndose a pedazos.
¿Qué es lo que acaba de suceder? Por un momento hubiera jurado que Sollux le diría algo… algo importante. Y luego, como si nada, se da la vuelta y se va, así, sin más.
No tiene claro lo que debe sentir en ese momento. Es muy complicado tratar de relacionarse con ese troll que de un momento a otro cambia de carácter y remueve toda clase de sensaciones en su interior.
- Esto es un desastre… - se lamenta cabizbajo.
Pues a pesar de que Mituna y el pequeño Sollux se han dado cuenta de su repentina pesadumbrez e intentan animarle lamiéndole con suavidad, Tavros se siente como el único culpable de toda esa enmarañada situación.
Por su parte Sollux se ha ocultado en otra habitación de la colmena, no está lo suficientemente aturdido como para arriesgarse a subir por las escaleras en semejante estado. Entra con prisa, cerrando la puerta tras de sí y apoya la espalda en ésta. Todo ha salido mal, ¿Cómo ha podido ser capaz de echarlo todo a perder?, él había bajado en un principio para pedirle una disculpa y ahora no solo no lo ha hecho, sino que prácticamente le ha montado una escenita de celos y lo ha mandando al carajo.
Esos jodidos grubs… maldita sea la hora en que la Mother grub se presentó en su colmena. ¿En qué demonios estaba pensando?
¡Toda la culpa es de esas larvas, de la inoportuna Mother grub, de Bicyclops que escapó tan pronto tuvo la oportunidad, de Aradia por aconsejarle invitar a Tavros, de Tavros por aceptar venir y no advertir que toda esa bizarra situación sucedería estando él ahí!…
¡Sollux sólo es una víctima! ¡Se encuentra en desarrollo, joder, es normal que se deje llevar por sus instintos! ¡Es parte de su naturaleza!
- Ezto ez un dezaztre… - se lamenta dejándose caer al suelo, resbalando pesadamente por la puerta.
¿Cómo… carajos han acabado en esas circunstancias?
Fin del capítulo I.