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Bizarra Obsesión por Naomiyaoi38

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Notas del fanfic:

Esta es mi primera violación como tal y quería escribir una que en cierto modo fuera hermosa sin que llegara a ser grotesca.

Realmente este escrito tiene unos siete meses hecho pero jamás me habia animado a publicarlo (como la mayoría de las cosas que he hecho LOL) porque no estaba del todo conforme con él pero después de quitar y añadir unas cosas quedó esto XD. Originalmente solamente iba a ser narrado desde la perspectiva del violador pero después añadi ciertas partes de la víctima; aunque no fue mucho.

Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenecen y un agradecimiento especial a mi nee-chan Zolu2112 quien debido al hecho de que mi compu murió fue quien me ayudó a transcribir esto.

La desesperación invadía el ser del pequeño e inocente cautivo de aquella habitación fría y sombría. Recorrió con sus aterradas y cautivantes orbes amatistas aquella estancia luctuosa y sin ventanas. Unos retumbantes y parsimoniosos pasos acercándose a lo lejos rompieron el silencio sepulcral...

Su corazón se aceleró...

Su respiración se agitó...

Un escalofrío le recorrió...

No podía recordar como había llegado hasta allí...

Tenía miedo...

Deseaba escapar...

Su angustia aumento ante el grotesco chirrido metálico de la puerta, la cuál fue abriéndose lentamente...Y entonces lo divisó...

Aquel joven cuya hermosura parecía cincelada por los dioses. Piel sutilmente morena, complexión atlética aunque no en demasía, ojos de tonalidad borgoña. Los primeros botones de su camisa de seda abierta le daban un aire sensual.

Un ser supremamente atrayente... Pero, sin embargo había algo en la forma en la cuál miraba al menor de cabellos platinados y piel pálida que infundía un sentimiento atemorizante.

El castaño cerró la puerta tras de sí, asegurándose de que su tesoro no escapara.

Le observó con una sonrisa y una mirada que causaban una ligera perturbación...

- ¿Cómo estás mi hermoso Zero? ¿Te gusta tu nuevo hogar? - sonrió contemplando el nerviosismo en el rostro del pequeño.

Aquella expresión, lo hacía ver tan frágil... Como si incitara a ser lastimado... ¡Ah! Un alma pura que sería corrompida. Desde el primer momento que le vio, lo supo... Aquella inocencia le había cautivado y robado su corazón...

Aún recordaba la primera vez que ese sublime ángel plateado apareció en su vida... El como se quedó embelesado contemplándolo a lo lejos.

Aquellos hermosos cabellos plateados como los sutiles rayos de luna, esos atrayente orbes amatistas que contrastaban perfectamente con esa pálida piel de porcelana, aquel tierno y frágil cuerpo que sólo incitaba a ser mancillado...

¡Ah! Y entonces lo supo, el amor había tocado a su puerta... Cupido le había flechado con una de sus divinas flechas... Porque ¿qué otra cosa podía ser aquel glorioso sentimiento que se agolpó aquel día en su interior?... No tenía ninguna duda, era amor y por eso aquel dueño de sus sentimientos sería suyo y le correspondería de igual manera... Sin importar el cómo... Durante un año le siguió vigilándolo a lo lejos como el cruel lobo feroz acecha a su inocente presa...

Memorizo cada uno de sus gestos, cada sonrisa, cada detalle; el cómo para ser un niño poseía en su fascinante mirada cierta fiereza, la cuál demostraba en algunas ocasiones con ciertas personas...Y eso fue demasiado tentador como para resistirlo...  

Planeó con detenimiento la manera de cómo poder poseerlo... Y lo logro... ¡Ah! El tenerlo frente a sí le parecía casi irreal...Un majestuoso sueño cumplido.

- ¿Q-quién demonios eres? ¿P-por qué sabes mi nombre? - el peli plata retrocedió nerviosamente intentando esconder su miedo ante el castaño.

La forma en como le miraba... Cómo le sonreía, le causaba terror.

- Me llamo Kaname, mi dulce amor... - sonrió ladinamente ante la actitud del menor. Intentaba esconder su miedo... ¿Podía existir algo más adorable?

Mordió sutilmente su labio inferior acorralándolo contra la fría pared. Su mirada irradiaba deseo y codicia hacia ese inmaculado ser...  

Acarició sus sedosas hebras plateadas siendo rechazado bruscamente por el oji-amatista. Sonrió ante aquella acción. Tomó con firmeza el mentón del menor pasando su otro brazo por aquella fina cintura, sosteniéndole con fuerza, impidiéndole escapar ante la creciente desesperación de éste.

- ¿Te han dicho que eres hermoso? - sublimemente tentador...  Era lo único que podía describir de aquellos orbes amatistas con rastros de incipiente terror. ¿Cómo era posible que existiera una criaturilla tan perfectamente deseable? ¡Ah! Le demostraría su amor saciándose con él...

Levantó aquel frágil e inmaculado cuerpo arrojándole con brusquedad a la cama de estilo antiguo que se encontraba en aquella habitación… Que felicidad... Su sueño finalmente sería cumplido.

Mordió con lascivia y cierta fuerza su cuello haciéndole gemir de dolor... Ignoró sus negativas... Después de que le demostrara sus sentimientos a ese plateado angelito, de seguro sería correspondido por él... Simplemente debía hacerle entender... ¿Tan malo sería eso?...

Le despojo de su ropa desgarrándola con ansias. Recorrió con frenesí esa pálida piel dejando sus marcas en ella, extasiado por sus melodiosos sollozos.

Acaricio sus glúteos libidinosamente introduciendo un dedo en su interior haciéndole jadear de dolor... Contempló su aterrorizada mirada cubierta de cristalinas lágrimas... Era la perfección… Un cuadro plasmado de la manera más exquisita...

Sin controlar un minuto más el deseo acrecentado en su interior durante tanto tiempo, le penetro. Disfruto de aquella calidez y estrechez indescriptible embistiéndole sin piedad, haciendo caso omiso ante los desgarradores gritos del menor.

La dicha le invadía... Finalmente lograba volverse un solo ser con su amado tesoro.

Aquel miembro profanando desgarradoramente su interior como sí fuese una vara ardiente quemando sus entrañas era una suprema agonía que no tenía fin... Sólo deseaba que aquel maldito infierno acabase...

Estocada tras estocada el dolor se intensificaba... Hasta que sintió vagamente un líquido llenarle haciéndole arder antes de que finalmente la consciencia le abandonase.

Salió cuidadosamente del oji-amatista notando como le había lastimado...

¡Oh! Pobrecillo... Que frágil podía llegar a ser... Besó su rostro inconsciente cubierto de gotas salinas delineando sus lastimados labios.

Le arropó cuidadosamente, depositando un dulce ósculo en sus cabellos sonriendo de felicidad...

Que bondadosa era la vida. Le había dado un amor, al cual siempre cuidaría... No podía esperar a que abriera nuevamente sus divinos orbes amatistas y que correspondiera sus sentimientos...

 

(Seis años después)

 

La misma luctuosa y gélida estancia. El ser que antes era un niño había cambiado convirtiéndose en un joven. Su figura era esbelta pero su aspecto se veía algo demacrado, su plateada cabellera ahora le llegaba a la altura de la cadera y sus ojos mostraban una expresión vacía como si de un muñeco roto se tratase.

No sólo había cambiado físicamente. La pureza de su alma fue corrompida, rota en mil pedazos que jamás volverían a unirse.

Llevaba años soportando las torturas y humillaciones de aquel desgraciado, el cuál aseguraba hacer todo en nombre del amor... ¿Amor?... Aquello no era amor. Era solamente una infernal pesadilla de la que jamás despertaría haciéndole anhelar la liberadora muerte...

El sonido de unos parsimoniosos pasos a lo lejos, le hizo comenzar a tiritar involuntariamente, arrinconado en una fría esquina.

La metálica puerta se abrió dejando ver al castaño, el cuál entró con una sonrisa, no sin antes asegurarse de cerrarla bien, asegurándose de que su amado no escapara. El rostro del mayor no presentaba ningún indicio del paso de los años. Era como sí estos jamás le hubiesen tocado.

- ¿Cómo has estado mi hermoso Zero? - miró con dulzura a su cautivo, contemplado su belleza - ¿Me has extrañado? Lamento no poder visitarte tan seguido últimamente, pero hoy por fin podremos pasar todo el día juntos. ¿No es una maravillosa noticia?

Lágrimas comenzaron a brotar de aquellos orbes amatistas... ¿No era una ternura?... Su pequeño estaba llorando de la felicidad.

 

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El peli plata yacía desnudo y maltrecho sobre la cama completamente inmóvil, con la mirada perdida en el techo mientras amargas lágrimas rodaban por sus mejillas.

El castaño se vestía admirando la fragilidad del menor.

- Me tengo que ir amor mío, pero pronto regresare con una sorpresa para ti - habló siendo ignorado por el oji-amatista, cuya mente divagaba en la nada - Sé que te has sentido solo sin mí, por eso mi adorado ángel, he decidido traer a alguien para que te haga compañía... ¿No te haría muy feliz que tu hermano Ichiru, se uniera a nosotros como una hermosa y perfecta familia?... - al escuchar aquel nombre el peli plata salió de su abstracción mental, contemplándolo horrorizado y dolorosas gotas salinas brotando de sus ojos... Que maravillosa sorpresa le había dado a su tesoro... No podía creerlo de la emoción...

 

La vida era la cosa más maravillosa que existía...

Pronto tendría un nuevo angelito y finalmente tendría la feliz familia que jamás tuvo...

Notas finales:

No sé sí les habra gustado pero yo ame a éste perturbado Kaname que cree que todo lo que hace es por amor *-* y a mí me gusto este final aunque al principio considere la opción de que Zero a la final pudiera escapar después la descarte porque no me gusto como quedaba u.u

Sayonara


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