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Dos clases de sentimientos por Likachu

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Notas del capitulo:

Aquí está la continuación que a grandes rasgos sí contestará muchas dudas.


Sekaiichi Hatsukoi y sus personajes pertenecen a Shungiku Nakamura. Este es un fanfiction hecho por diversión y sin finalidad de lucro.

Capítulo 11: Despertar

 

 

      Mi bebé ya nació, Asumi ya nació, y aún no he podido verla. Ni siquiera se… si realmente la conoceré.  

 

      Le leí historias todos los días pensando en que se acostumbraría a mi voz, ya que sería el primero en hablarle cuando llegara a este mundo, me habían dicho que hasta podría tenerla unos momentos conmigo antes de que se la llevaran, en verdad tenía tantas ilusiones de aquello… sin embargo, nada ocurrió como pensé.

 

      Fué tan rápido… y todo es mi culpa.

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      Recuerdo que quedé sumamente sorprendido de encontrarme con Aoi al acudir a una visita de rutina con Sanjoin-sensei, el hecho de que él viniera a sorprender a su tío, mi doctor de improviso en su trabajo no me lo habría esperado; después de todo no lo veía hace años y no es como si en el pasado lo hubiese tratado mucho tampoco.

 

      En realidad lo recordaba como una persona desagradable, por decir lo menos. Solo es un año mayor que yo, pero en el tiempo que llegué a tratarlo, se comportaba como si yo fuese un niño tonto con quien él no deseaba tener nada que ver, en verdad pensaba que era un idiota, siempre rodeado de chicas y amigos tan ego centristas como él. Seguro la suya no era una amistad que codiciara, cuando noté lo que era me tuvo sin cuidado su repudio.

 

     Por lo tanto estuve totalmente desconcertado con está “nueva versión” de Nakajima Aoi; en ese momento pensé, vaya incluso muchachos así pueden madurar; y es que me sentía con un extraño, un Aoi amable, preocupado por los demás, jamás lo hubiese concebido en mis días de adolescencia; pero allí estaba, ¿invitándome a almorzar para ponernos al día?   

 

      Naturalmente en un principio me negué, pero cuando me explicó que lo que tenía en mente era pedirme algo de ayuda en una fiesta de cumpleaños sorpresa para su tío la próxima semana,  no pude menos que aceptar.

 

      Una vez en el café, conversamos no solo de lo que tenía planeado para la fiesta, Aoi también me comentó algunas cosas sobre su vida que en verdad desconocía, de un momento a otro pareció explotar, necesitando desahogarse de un sin fin de cosas que le abrumaban, como el hecho de que al morir su madre (la hermana de Sanjoin-sensei), su padre puso una enorme presión sobre él, haciéndole sentir indeseado e insatisfecho con todo lo que tenía.

 

      Estaba impactado de que reaccionara de una forma tan liberadora conmigo, que si bien nos conocemos hace muchos años, nuestra relación no podría pasar de eso, conocidos. Aún así, llegué a sentirme identificado con sus pesares (aunque claro no respecto a mis padres, sino a problemas más… actuales). Por lo tanto no dudé en intentar consolarle con palabras de aliento.

 

      Imposible que hubiese anticipado el que atender una llamada durante ese encuentro, resultaría en algo tan nefasto.

 

      Cuando Aoi se sintió mejor, apenado por su comportamiento, me pidió que le permitiese compensarme la incomodidad causada llevándome a casa en su auto, y estúpidamente no ví problema en ello, sin embargo…

 

      Una vez en casa, Takano-san ya se encontraba ahí. De inmediato pude notar que se encontraba molesto, aún cuando no lograba entender sus razones para aquello. No obstante él no dudó en aclarármelo (o al menos creo que eso es lo que él pensó).

 

      En verdad parecía estar al borde de la histeria, a punta de gritos me reclamó el usar como excusa mis revisiones PARA ENGAÑARLO. El conseguir asimilar aquellas palabras me resultó difícil, y solo puedo imaginar que él debió interpretar mi prolongado silencio como una afirmación a su sospecha. Porque es la única razón que puedo encontrar, ante su acusación de que Asumi no era suya…

 

      Y aunque en su rostro pude ver un inmediato arrepentimiento por ello, fue solo un instante, ya que en ese momento la necesidad de alejarme de todo lo que estaba ocurriendo lleno por completo mi ser; corrí, corrí de una forma que desde hacía ya tiempo no me hubiese creído aún capaz, no podía escuchar nada a mi alrededor, olvidé siquiera la existencia de las escaleras que me aguardaban; al verlas lo último que recuerdo es haber intentado desesperadamente sostenerme antes de caer. Supongo que no lo conseguí…

 

     Cuando desperté, pude darme cuenta que mi bebé ya no estaba conmigo, y el pensar que eso podría deberse al hecho de que no hubiese sobrevivido a la caída me aterro, quise gritar, pero no tenía la fuerza, sin embargo no fue necesario, en cuestión de minutos se presentó una enfermera la cual al parecer dio aviso a Sanjoin-sensei, ya que pronto este apareció. Me dijo que todo estaría bien y que cuando me sintiera mejor traerían a mi niña para conocerla; no obstante yo sabía perfectamente que me estaba mintiendo, su mismo semblante me lo decía, y pese al temor que sentía por escucharla le exigí la verdad, no tardé en lamentarme por ello. Solo me queda aferrarme a la esperanza de que por primera vez, la suerte este de mi lado, en estas las horas más largas de mi vida.

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–Ritsu cariño, ¿cómo te sientes?

 

–Bien, al despertar me sentía aturdido por los analgésicos, pero ya me siento mejor.

 

–Me alegro, Sanjoin dice que sin duda podrán darte el alta en tres días.

 

      Al parecer mamá busca no tocar el tema de lo que pasó o de la condición de la bebé. Pero aunque se que sus intenciones son buenas, su actitud solo consigue ponerme más nervioso, haciéndome imaginar que lo hace por saber que dentro de poco ocurrirá lo peor.

 

–¿Ritsu?

 

–… A perdona ¿me hablabas?

 

–No te preocupes seguro todo estará bien, es cuestión de tiempo para que tengas a tu bebé entre tus brazos –dice mi madre sonriéndome, lo cual logro percibir como un intento de trasmitirme de tranquilidad.

 

–Sí… es cuestión de tiempo –repito en un suspiro, tratando de convencerme de que lo que digo es verdad.

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      Al parecer me quede dormido sin darme cuenta mientras estaba con mi madre, ella había mencionado que descansara y supongo que sin querer le tome la palabra.

 

–¿Ha-a! –había pensado que ahora estaba solo en la habitación, pero al girarme ligeramente pude percatarme de mi error.

 

–¿Cómo te sientes? –cuestiona con supuesta preocupación la persona a mi lado.

 

–¿Pudieron ya confirmar el estado de Asumi? –hablo ignorando su pregunta para tratar lo único que me interesa saber.

 

–Sí y parece que tenemos toda la suerte del mundo, el doctor dice que a más tardar en una semana podremos tenerla en casa –dice con una sonrisa “melancólica”.

 

      Pero lo único importante es que mi bebé está bien, mi vista comienza a nublarse por las lágrimas y puedo sentir un profundo alivio. Por primera vez desde que supe que había llegado a este mundo el anhelo por saber como es ella me invade por completo, ¿de qué color es su pelo? ¿y sus ojos? No había tenido la oportunidad de pensar nada al respecto. ¡Quiero verla!

 

–Onodera yo –claro, ya había olvidado que se encontraba aquí–… no sabes cuanto lamento lo que pasó, todavía no puedo creer que fui capaz de decir todas esas estupideces, perdóname, los celos consiguieron enloquecerme en menos de un instante pero estoy seguro de que…

 

–Cuando le den el alta a la bebé la llevaré conmigo a casa de mis padres –le interrumpo bruscamente aún con lágrimas en los ojos.

 

–Se muy bien que tienes razones para tomar semejantes medidas, pero quiero pedirte que no tomes ninguna decisión ahora mismo, pasaste por demasiado estrés y tu estado no es el óptimo, dejemos el asunto durante el tiempo que nuestra hija estará en el hospital para pensar mejor las cosas.

 

–¿Nuestra hija?; hasta donde recuerdo en lo que a ti respecta Asumi no es tuya, fué lo que dijiste junto con muchas otras cosas más.

 

–No entiendo no –al parecer se quedo sin palabras–, no se en que estaba pensando, más bien no estaba pensando en nada, hablaba cegado por los celos, quiero decir antes que llegases cuando te llamé tu… bueno escuché que estabas con alguien que no reconocí y…

 

–Y lo que tanto habías deseado se hizo realidad – le interrumpo nuevamente–, tenías una razón para terminar conmigo, no te importaba quien fuese esa persona, lo único que te concernía era confirmar tus sospechas. ¿Por qué no solo aceptaste que todo esto fué demasiado para ti, que estás desesperado por deshacerte de nosotros y seguir por tu cuenta?

 

–Escúchame eso no es…

 

–No te preocupes, no necesitas excusas ni pretextos, no pienso pedirte absolutamente nada, de hecho lo único que quiero es no volver a saber de ti.

 

–¡Déjame hablar! estás equivocado yo…

 

–¡LARGATE!  –mi repentino grito en el que gastó lo último que me quedaba de fuerza ahoga esas explicaciones que no deseo oír y por un momento puedo ver en su rostro como se debate sobre lo que debe hacer, hasta que la resignación es la que toma lugar y parece dispuesto a marcharse.

 

–Volveré para que hablemos cuando estés más calmado –dice en un susurro antes de cerrar la puerta.

 

      Por fin, finalmente dije aquello que tanto tiempo guardé, lo que tanto intenté ignorar. En el fondo yo sabía que esto era lo que tu querías, pero luche con todas mis fuerzas para no verlo. Que todas esas llamadas a cada momento eran por preocuparte por mí, no por esperar que me “descuidara” en algún momento. Que si estuviste de acuerdo sin problemas con que Asumi llevara mi apellido, era por pensar en apoyarme con respecto a mi familia; no para que fuera más fácil librarte de nosotros. Quería creer que éramos felices… 

 

      Y por aferrarme a ese mundo de fantasías casi pierdo a mi bebé. Porque si mi hija hubiera muerto yo sería el único culpable, deje de pensar en ella, en su bienestar, para solo pensar en ti y en tus calumnias. Ahora tengo una segunda oportunidad y no pienso volver a cometer los mismos errores. De ahora en adelante pensaré en ella, nunca más en ti.

 

 

 

CONTINUARÁ…

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer y comentar.


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