Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dos clases de sentimientos por Likachu

[Reviews - 35]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno aquí está el capítulo 12.


Sekaiichi Hatsukoi y sus personajes pertenecen a Shungiku Nakamura. Este es un fanfiction hecho por diversión y sin finalidad de lucro.

 

Capítulo 12: Lejanía

 

Onodera se marchó, ó más bien nunca regresó a nuestro departamento luego de que ambos salieron del hospital. No volví a tener la oportunidad de hablar a solas con él tampoco, siempre era acompañado por sus padres y no importó cuantas veces se lo pedí, permaneció renuente a escucharme. A regañadientes accedió a permitirme visitar a nuestra hija alegando que pronto me cansaré de ese “juego” y me alejaré de todas formas. Sin embargo las ocasiones que he ido a ese lugar para verla, Onodera nunca se muestra, aún si pregunto por él las evasivas que recibo de la servidumbre son siempre las mismas.

 

       Aunque sinceramente una parte de mi no deja de gritarme que todo lo que está pasando es lo mejor, y que los dos estarían más seguros lejos de mi.

 

       Aquellos momentos en que le injuriaba no fui capaz de detenerme pese a que con anterioridad me había determinado a hacerlo si volvía a sentir mi sangre hervir a causa de los celos y justo como lo había sospechado no lo conseguí; peor aún, ese sentimiento maldito… aún no me abandona. Sigo escuchando en mi cabeza incesantemente las palabras de Onodera hacia ese sujeto.

 

 “…está bien, no nos veíamos desde hace tiempo pero está vez todo fue diferente y más bien creo que los dos nos desahogamos, ¿qué te parece si entre semana que tengo otra revisión nos encontramos y continuamos lo que dejamos pendiente?”

 

      Esas palabras que me hiciesen perder el control y de las cuales nunca escuche una explicación. Porque yo mismo no dí oportunidad para ello.

 

      Y aún así el egoísmo es el que predomina y logra vencer la batalla que se libra en mi interior. Lo siento Onodera… no puedo dejarlos ir.

.

.

.

 

–Nos veremos mañana –dice con voz cansada mi cadavérico subordinado de cabello oscuro, como si alguien en la sección se encontrará de humor para contestar ahora que acaba de finalizar el ciclo.

 

      Sin decir nada me dirijo también a la salida con dirección al mismo lugar de todos los días. Sin embargo un repentino agarre en mi hombro me hace girarme e inmediatamente confirmar la identidad de la persona que detiene mis intensiones.

 

–¿No crees que es demasiado tarde para visitar a un bebé? Lo mejor es que vayas a tu casa a descansar como es debido, mañana no hay trabajo puedes estar en aquel lugar hasta que te echen. 

 

–No hay mejor tiempo como el presente –respondo alejándome rápidamente con el objetivo de retomar mi camino.

 

–Ni siquiera conseguirás que te habrán a estás horas –gruñe por último aquel gran oso que sin duda se ganó a pulso ese apodo.

.

.

.

 

      Bueno al menos Yokozawa se equivocó respecto a que no podría entrar, solo queda esperar a…

 

–Takano no piensa que somos ya demasiado complacientes con sus visitas para que además nos importune a deshoras de la noche, ¿tiene idea de la hora que es?

 

–Buenas noches señora Onodera y lamento venir a causar molestias tan tarde pero a cabo de salir del trabajo y no me gustaría perderme de ver a mi hija –explico con absoluta calma.

 

–Como debe resultarle obvio, ella ya está profundamente dormida.

 

–Entonces ¿me permitiría subir a su habitación?, no pienso despertarla.

 

–Iré a llamar a alguien para que lo acompañé, pero espero que quede claro que es la última vez que se le abrirá la puerta fuera de un horario normal y podría empezar a tomarse la atención de llamar antes de venir, le recuerdo que está no es su casa –concluye la mujer para por fin marcharse.

 

–Eso estuvo mejor de lo que pensé –menciono para mis adentros, y en menos de un minuto aparece el mayordomo, el cual con un ademán y sin pronunciar palabra me indica que debo seguirlo. Sin embargo, al llegar a la puerta de la habitación de mi hija no logro dar crédito a mis ojos.

 

–Joven Ritsu lamento que no le hayan avisado que…

 

–No tenga cuidado Takeda-san, sabía perfectamente que él se encontraba aquí ¿podría dejarnos a solas? –dice con total seriedad aquel que tanto esperé ver.

 

–S-sí por supuesto, con permiso –dice el hombre antes de marcharse, con la incredulidad aún marcada en su rostro, claramente no soy el único sorprendido con este repentino cambio.

 

      Onodera empieza a caminar antes de permitirme salir de mi estado de perplejidad y solo consigo atinar que pretende que le siga por lo que sin perder tiempo le doy alcance y entro al mismo tiempo que él en una habitación que de inmediato me percato es la suya, una vez adentro se da vuelta para encararme y por su expresión parece dispuesto a empezar una discusión, pero eso no es lo que yo tengo en mente.

 

–¿Cuánto tiempo más piensas seguir con esto? Ya han pasado dos semanas y no has dejado de venir siquiera un día. Puedo darme cuenta que hoy fue fin de ciclo y aún así estás aquí, ¿para qué?

 

–Naturalmente porque quiero verlos, a nuestra hija… y también a ti, no había conseguido verte desde que salieron del hospital, te eche de menos.

 

–¿Es porque se te parece verdad? –habla con voz tan baja que apenas puedo escucharle.

 

–¿Eh?

 

–Eso, que si Asumi no fuera idéntica a ti, no creerías que es tuya y ya no sabríamos nada de ti –dice con la mirada clavada al suelo.

 

      Aquellas palabras me dejaron sin habla por unos instantes y si bien es cierto que cualquiera que viese a mi hija diría que es idéntica a mi tal y como dice Onodera odio pensar que pienses eso de mí aún cuando soy el único responsable de ello; debo ser el único padre que estúpidamente desearía que su pequeña no le fuera tan parecida, es decir caucásica, cabello oscuro ¿y mis mismos ojos? 

 

–No espero que me entiendas, porque para ser sincero yo mismo no puedo entenderme, pero cuando te escuché hablar con ese sujeto todo dentro de mí se nubló, no es excusa, pero no era yo mismo, jamás podría concebir la idea de que Asumi no fuese mía y en ese sentido me es indiferente su apariencia, en cualquier caso y aunque nunca pensé tal cosa, desearía que no tuviese el más mínimo parecido conmigo y así de alguna manera demostrarte que no puedo dudar que sea mi hija. Se que es pedir demasiado, pero por favor olvida todo cuanto dije antes de la misma forma que yo quiero hacerlo.

 

–Tienes razón, también yo pienso que es pedir demasiado –responde con voz dolida–. Sabes, la primera vez que confié en tu supuesto amor, terminé con el corazón roto y mi personalidad cambió drásticamente a raíz de eso. Sin embargo la segunda vez fué apenas hace unos meses y en está ocasión quien tuvo que sufrir por ese error no fuí yo sino Asumi, que apenas nació, su primera experiencia fue de dolor al ser conectada a varios tubos sobreviviendo de manera artificial. Ahora está recuperada, pero… y si hubiese ocurrido lo peor o si estuviese sentenciada a pasar su vida entera enferma y sufriendo, si así fuera, ¿vendrías con las mismas palabras, me pedirías que simplemente olvidara todo lo que ocurrió? Y si aún así yo decidiera volver a confiar en ese amor que tanto proclamas, ¿qué pasaría en la tercera vez que tuviésemos un “malentendido”? –pregunta ahora alzando su vista hacia mi, expectante por mi respuesta.

 

–Puede sonar vacío en estos momentos pero te prometo que no tienes nada que temer, solo te pido que me des una oportunidad más –suplico sin apartar mi mirada de la suya.

 

–Entiende que si solo se tratará de mí tal vez podría ser diferente, pero en estos momentos tengo a alguien más en quien pensar y finalmente entiendo a lo que se referían mis padres cuando dijeron que nuestro bebé también merecía ser tomado en cuenta.

 

–Estoy de acuerdo y lo mejor para ella es que estemos juntos –afirmo con determinación.

 

–Yo no lo veo así, siento que hay muchas más razones para separarnos que para permanecer juntos. ¿Qué clase de vida tendrá nuestra hija teniéndonos a ambos como padres? Naturalmente no tardaría en avergonzarse de nosotros. Por donde lo mires todo esto al final será para bien… por el bien de Asumi.

 

–Entonces… lo que piensas es que ella será más feliz en una familia destruida y que sin lugar a dudas lo elegiría de esa forma, antes que tener a dos hombre viviendo juntos como sus padres.

 

–Sí, eso es lo que pienso –responde sin que pueda escucharse verdadera seguridad y convicción en sus palabras.

 

–Bueno, lo que yo creo es que si Asumi es remotamente parecida a mi en algo más que la apariencia, puedo asegurarte que estás completamente equivocado Onodera. Justo como tú, yo tuve a un hombre y a una mujer como padres, pero si hubiesen sido personas del mismo género para mi eso no habría podido tener menos importancia. Lo que yo quería no era una familia de apariencia perfecta que pudiese aparecer en la portada de alguna revista, sino personas que se preocuparán por mí ¿y por qué no? que se amaran; y juntos fuéramos felices.

 

–Eso…

 

–¿Qué me dices de ti? –le interrumpo– Amas a tus padres y ellos siempre han cuidado de ti. Todo ese amor y cuidados, ¿se verían reducidos en tu corazón si quienes te hubieran criado fuesen dos hombres o dos mujeres? No, se que te sientes feliz porque tus padres se aman y te aman a ti también; así como nosotros nos queremos y queremos a nuestra hija. 

 

–Tu… esto no es el problema sino que…

 

–Que tu aún me amas pero estás convencido que por el bien de Asumi no debes darme otra oportunidad –me apresuró a terminar mientras me acerco a el que todavía confundido no atina a reaccionar quedando prisionero entre mis brazos– y yo te amo, regresa a casa conmigo –le susurro al oído sin permitirle escapar.

 

–Yo…

 

 

 

CONTINUARÁ…

 

 

 

       

Notas finales:

Gracias por leer y comentar.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).