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Dos clases de sentimientos por Likachu

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Notas del capitulo:

El capítulo 18.

Sekaiichi Hatsukoi y sus personajes pertenecen a Shungiku Nakamura. Este es un fanfiction hecho por diversión y sin finalidad de lucro.

 

Capítulo 18: Impotencia

 

 

      Ha pasado una semana desde que llegué a está casa, mis padres ya han venido a verme dos veces, me piden que regrese con ellos y aun cuando Aoi no está presente en todo momento, se por él mismo que la vigilancia en que me mantiene es absoluta, sin mencionar que no deja de insinuarme que está dispuesto a matarlos tanto a ellos como a Asumi si en algo le desobedezco. Y sus “reglas” solo aumentan cada vez más.

 

      Mi situación actual y la de mi bebé estando a total merced de semejante psicópata, el no saber lo que puede pasarnos, vivir con miedo cada día sin poder hacer nada al respecto es ya insoportable por si mismo y sin embargo no lo es todo. No logro apartar de mi mente el no tener forma de saber si la persona que amo aún está con vida, todo mi cuerpo se estremece cuando pienso en la posibilidad de que… de que se ha ido. Sin embargo, el solo mencionarlo es parte de las muchas cosas que tengo prohibido hacer. Si él amenazara con desquitarse conmigo no me detendría, pero nunca es en mi persona en quien plantea “disciplinar” mi mala conducta, es siempre Asumi que ninguna culpa tiene a quien Aoi ve como mi látigo de castigo.

 

      También me preocupa Sanjoin-sensei, cuando mis padres estuvieron aquí mencionaron que salió en un viaje de negocios, pero yo se perfectamente que esa es una coartada preparada por Aoi. Espero que sensei este bien, no quiero siquiera pensar que las insinuaciones de Aoi puedan ser ciertas y se haya atrevido a lastimar a su pariente más cercano. ¿Cómo podría hacerlo?

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–Parece que ya no tienes hambre –le hablo a mi bebé cuya inocente sonrisa logra contagiarme, es maravilloso como por breves instantes tenerla cerca consigue devolverme la tranquilidad.

 

–Nos mudaremos a Osaka en un mes –dice tajantemente el dueño de está casa al entrar en la alcoba que él mismo designara para mi niña.

 

      Se que no tiene la menor intención de preguntar mi opinión al respecto, sería ridículo que un captor le consultase a su rehén si desea cambiar o no el sitio en que le tiene recluido. Pero de cierto modo siento miedo de alejarme, como si de alguna forma eso fuera a cerrar definitivamente la puerta de mi prisión, en verdad no logro resignarme a que todo esto sea permanente ¿qué clase de vida le esperaría a Asumi entonces…?

 

–P-pero está casa me gusta ¿no podríamos quedarnos aquí? –le cuestiono de la mejor forma, a estas alturas se a la perfección que irritarlo no es buena idea.

 

–No amor, pero si en verdad te gusta puedo mandar a decorar nuestra nueva casa justo como está –dice mientras se coloca tras de mi abrazándome por la espalda y sujetando mi cintura a la vez que frota su rostro entre mi cabello y cuello, aspirando por sobre mi piel haciendo todo mi cuerpo estremecer ante su odioso contacto, por lo que intento alejarme instintivamente, pero los brazos que me aprisionan lo impiden, aumentando la fuerza de su agarre–. Sabes que me disgustan esas respuestas hacia mis muestras de afecto –se queja con una voz que consigue helar mi sangre.

 

      Es cierto que ya en otras ocasiones me ha hecho saber que no debo intentar rehuirle, pero es algo que no soy capaz de controlar, todo mi cuerpo reacciona en alerta con su cercanía antes que consiga pensar con claridad midiendo las consecuencias de mis actos.

 

–¡Perdóname! No me dí cuenta de lo que hacía –exclamé frenéticamente intentando convencerlo de aquello que de hecho es cierto.

 

–Ah  –suspira con una mano en su rostro el cual para mi tranquilidad parece haberse relajado–. Está bien Ritsu, pero es mejor que te acostumbres a nosotros de una vez, antes de mudarnos hablaremos al respecto con tus padres. Cuanto antes les deje claro que ustedes no se moverán de mi lado mejor; no hay un día en que dejen de llamar y créeme que están terminando con mi paciencia, pensar que pueden venir a mi casa a decirme lo que tengo que hacer… –no me gusta nada como suena eso.

 

–Por favor no te enfades con ellos, es solo que están preocupados, todo ha sido tan repentino que no han tenido tiempo de asimilarlo, pero creo que tienes razón, tan pronto estén enterados de… nuestra relación, e-estarán felices y mucho más tranquilos –la verdad es que tengo tanto esperanzas como temor por semejante anuncio, es lógico que mis padres sabrán de antemano que es imposible que yo haya aceptado algo así aunque lo escuchen de mis labios, más aún después de la última conversación que tuve con mi madre antes de llegar aquí. Sin embargo, si el percatarse de eso ¿los hiciera sobre reaccionar en frente de Aoi…?

 

–Ya veremos, por ahora salgamos, tengo deseos de comer fuera.

 

–¿Llevaremos a…?

 

–La niña se queda aquí –me interrumpe–, llamaré a alguien para que la cuide.

 

–Está bien –es mejor no replicar, no parece que haya recuperado el buen humor.

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–¿Qué te pareció la comida?

 

–Estaba muy buena –es extraño como asume que debo comer solo lo que a él le parezca y sin preguntar si quiera ordena los platillos de ambos.

 

–Que bien, porque te tengo una sorpresa –dice sacando de su bolsillo una pequeña caja que abre poniendo frente a mi, es…

 

–Un anillo.

 

–Así es, un anillo de compromiso para ti, pienso que debes mostrárselo a tus padres cuando cenemos con ellos, sin duda les aclarará muchas cosas.

 

–E-es verdad –es lo único que consigo decir ante el nerviosismo que me causa el que sin aviso alguno tome mi mano y coloque el anillo en mi dedo.

 

–Vamos ya a dejarte a casa para que llames a tus padres –dice sin soltar mi mano tomando rumbo a la salida.

 

      Al llegar al auto, me abre la puerta del copiloto para que entre, realmente me molestan ese tipo de “detalles”. Ya ambos dentro del vehículo comienza a… besarme, ¡pareciera que intenta devorarme, qué le pasa tan de repente?

 

–Aoi… –logro articular a penas por la falta de aliento, mientras el ahora ataca con avidez mi cuello– estamos dentro del auto, a-aún en el estacionamiento de-del restaurante –pero él parece no escucharme y continua con su labor, deslizando sus manos por debajo de mi camisa y por sobre mi pantalón.

 

–…Descuida –responde al fin– los vidrios están polarizados, nadie puede vernos.

 

–P-pero no por favor, yo todavía no… mmn –me calla con un beso, haciendo que pierda toda esperanza de hacerlo parar, pero entonces milagrosamente se detiene y el alma me regresa al cuerpo.

 

–Es verdad –pronuncia con la respiración agitada por lo que acaba de pasar–, te prometí que te esperaría y es lo que haré, además solo resta una semana. Discúlpame te aseguro que no volveré a perder el control de esa manera –concluye encendiendo el auto para marcharnos.

 

      En respuesta solo me queda asentir, sintiendo crecer una gran impotencia por saber que no estoy en posición de intentar defenderme de lo que sea que desee hacer conmigo.

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–Hola mamá ¿cómo estás? –porque te escuchas bastante molesta y no es como si no tuvieses razones para ello–. No por supuesto que no, es solo que hemos perdido la noción del tiempo, Aoi es muy amable y… –está justo frente a mí– nos agrada estar aquí, pero no me malinterpretes me encanta estar en casa contigo y con papá. Y como sabes después de lo que hizo por Asumi nos hemos vuelto más cercanos. De hecho hay algo importante que tengo que decirles y Aoi me pidió que los invitará a cenar pasado mañana, ¿tendrían tiempo? –sí lo sé, claro que sería mejor hablar en casa– Perfecto, entonces nos vemos aquí, también te quiero adiós.

 

–Parece que todo va bien –señala Aoi esbozando una enorme sonrisa y tomando asiento a mi lado.

 

–¿No crees que vamos demasiado a prisa? Tal vez si pospusiéramos todo esto de la mudanza…

 

–No te preocupes, ya tengo casi todo listo. Se que te encantará nuestra nueva casa; estoy construyendo un mini parque de juegos para Asumi en el patio, espera a que lo veas –añade tomando mi mano llevándola hasta su mejilla. Es tan incomodo que no pueda dejarme en paz un solo momento. Sin mencionar que el incidente en el auto todavía me tiene muy asustado.

 

–¿Puedo ir a ver a Asumi? Creo que ya es hora de que despierte y quisiera decirle sobre el parque que tendrá, me gusta platicarle de todo.

 

–Está bien, como sea yo ya debo irme, nos vemos en la noche –me susurra después de depositar un ligero beso en mis labios como es su costumbre, pero al menos ya se marchó.

 

      Como quisiera que la relación de mis padres con Takano-san bueno… existiera. De ser así mi madre sabría que el está en el hospital y me daría noticias suyas sin que yo necesitara preguntarle, como bien se que no puedo hacer… solo me queda desear que pasado mañana todo salga bien, que un milagro ocurra y todo pueda regresar a la normalidad.

 

 

CONTINUARÁ…

 

 

Notas finales:

Gracias por leer y comentar.


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