Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dos clases de sentimientos por Likachu

[Reviews - 35]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

El capítulo 19 comienza inmediatamente después de que termina el 16 (lo que no hizo el 17 XD).

Sekaiichi Hatsukoi y sus personajes pertenecen a Shungiku Nakamura. Este es un fanfiction hecho por diversión y sin finalidad de lucro.

Capítulo 19: Odisea

 

 

      No puedo creer que Masamune esté en urgencias ahora mismo ¡Acabo de hablar con él! Pero ya está bien, tengo que tranquilizarme hasta llegar al hospital y confirmar su condición; sin duda todo será un mal susto y apenas tendrá una herida superficial… ¡Demonios, Kirishima siempre ha manejado como tortuga?; ¿cuánto más falta para llegar?

 

–Por fin llegamos –dejo escapar en un suspiro mientras salgo del auto–. ¡Me adelantaré! –exclamo corriendo a la puerta del hospital sin darle a Kirishima tiempo de reaccionar.

 

      Onodera está ahí. Un momento… ¿Ya se va?; ¿pero qué pasa?; ¿Masamune ya está bien?; ¿a dónde va con ese sujeto?

 

–¡Oye, Onodera! –¿a caso no me escuchó?; tal vez iría a llenar un informe con la policía…– Buenas noches, el paciente Takano Masamune, ¿dónde podría preguntar por él? –me dirijo a la joven encargada en recepción.

 

–Amh, Takano Masamune-san ¿verdad? Actualmente permanece en urgencias en…

.

.

.

 

      Al parecer Masamune fué asaltado no muy lejos de Marukawa, recibió una bala en el pulmón derecho y un traumatismo en la cabeza ocasionado aparentemente por el golpe de un revolver, se llevaron su reloj y billetera, pero no su teléfono celular que se encontraba en su portafolios. Parece que se está considerando como un robo mal logrado que pasó a mayores.

 

–¿Algún cambio? –cuestiona súbitamente “mi acompañante” sacándome de mis cavilaciones.

 

–No, todavía no se sabe nada –ni siquiera si pasarás la noche Masamune. NO, debo apartar esos pensamientos de mi mente– ¿y qué me dices de Hiyori, está todo bien?

 

–Sí no hay de que preocuparse, mi madre me dijo que de cualquier forma ya se encontraba dormida y que por supuesto no tenían problema en que pasará la noche allí.

 

–Ya veo –eso me tranquiliza, se suponía que los abuelos de Hiyori solo la cuidarían un par de horas mientras cenábamos, no toda la noche, me inquietaba que ella aún estuviera esperando a su padre, que con su absoluta necedad se niega a marcharse por más que insisto en ello.

 

      Y hablando de necedad, ¿en dónde se supone que está el imbécil de Onodera? Masamune y él están distanciados, pero no deja de ser el padre de su hija ¡DEBERÍA ESTAR AQUÍ!

.

.

.

 

–¿Familiares de Takano Masamune?

 

–Sí –me acerco rápidamente al doctor que acaba de salir de aquella sala que permaneciera por tanto tiempo cerrada.

 

–Takano Masamune-san sufrió de una perforación pulmonar, pero ya hemos drenado la sangre acumulada y cerrado el orificio que produjo la bala, por fortuna el proyectil no quedo dentro y conseguimos salvarle el pulmón. Por otro lado, la contusión causada por el golpe no es grave y si continúa progresando como hasta ahora podremos darle el alta en dos o tres semanas aproximadamente.

 

–Gracias ¿podemos verlo?

 

–No ha recuperado el conocimiento pero puede entrar una persona para acompañarlo, con permiso –concluye para en seguida retirarse.

 

–Entraré a verlo y como escuchaste ya está bien, ve a dormir unas horas para que no parezcas un muerto viviente cuando vayas a recoger a Hiyori.

 

–¿Con quién crees qué estás hablando?; ¿piensas que una noche sin dormir puede hacerme perder mi impecable presentación? Todavía no me conoces, entra ya para que cuando salgas pasemos juntos por Hiyori y vayamos a desayunar.

 

–En verdad estás loco…

 

–Y así me amas.

 

–Estúpido –no cabe duda, intentar razonar con este sujeto es y siempre será una batalla perdida.

.

.

.

 

       Masamune no ha dejado de preguntar por Onodera, le dije que estuvo aquí el día que lo internaron pero ya no he sabido nada de él, incluso intenté llamarlo a insistencia de mi amigo, pero inesperadamente su número se encontraba bloqueado y el hecho de que Masamune siga “amenazando” con escapar para saber de él sino lo dejan salir pese a que a penas tiene una semana y aún le queda por lo menos una más para permanecer en observación, han hecho que me he determine a ir personalmente por ese idiota y traerlo al hospital, no permitiré que siga causándole más preocupaciones a Masamune.

 

      Y aquí estoy, “La residencia Onodera”.

 

–Buenos días –me dirijo al guardia en la cabina junto al portal, parece que vengo a ver al primer ministro, solo falta que me pregunten si tengo una cita demonios–. Soy un conocido de Onodera Ritsu en su antiguo puesto de trabajo, Yokosawa Takafumi, ¿me permitiría entrar?

 

–El joven Ritsu no se encuentra en estos momentos ¿quiere dejarle algún mensaje?

 

–Preferiría entrar y esperarle, el asunto que me trae es delicado y debe tratarse personalmente.

 

–Déjeme verificar con la señora –¿qué se supone que debe verificar?; ¿si debe registrarme antes de entrar?–. ¿Podría pasar por aquel lado y atravesar ese marco? –¡Es en serio?, ¡un detector de metales? Creo que verdaderamente esto requerirá de toda mi “paciencia”–. Gracias y disculpe las molestias, pero un incidente ocurrido hace unos días causó que los señores redoblaran la seguridad en la propiedad.

 

      Les robarían alguno de los leones que adornan el portón supongo, si no fueran tan excéntricos con ese tipo de cosas no tendrían tantos problemas…

 

–Acompáñeme, yo lo escoltaré a la puerta –es ahora otro guardia quien se acerca para que el de la cabina pueda regresar a su puesto por lo visto.

 

      Me pregunto si Masamune pasaba por la mitad de este “protocolo” durante el tiempo en que venía diariamente a ver a su hija.

 

–Pasé por favor Yokosawa-san la señora lo recibirá en la sala –anuncia esta vez el mayordomo saliendo de la casa y en respuesta retirándose el guardia que me acompañaba.

 

      Y ahora me encuentro esperando a la madre de Onodera ¿para comunicarle que me gustaría esperar a su hijo y poder hablar con él personalmente? Al menos ya solo me queda esperar a una persona más para eso…        

 

–Buenas tardes, Yokosawa-san, siéntese por favor –aparece diciendo la persona que esperaba, la misma que conocí hace poco más de un mes en tan desfavorables circunstancias.

 

–Se lo agradezco señora –le tomo la palabra tomando asiento justo después de haber hecho una reverencia a manera de saludo

 

–Y dígame Yokosawa-san, ¿podría saber que asunto le atañe tan urgentemente con mi hijo? –su forma de hablar me hace pensar que tal vez interrumpo algo importante, diría que quiere terminar pronto con mi “vísita”. Supongo que no le dejé la mejor impresión la primera vez que nos vimos.

 

–Bueno es muy personal… ¿sería demasiada molestia que me permitiese esperarlo para poder hablar?

 

–Me temo que no es posible –responde como si mi petición realmente fuera algo impropio–, pero pierda cuidado yo le haré llegar su mensaje y sin duda Ritsu se comunicará con usted.

 

–Entiendo, entonces podría darme un número en el que pueda localizarlo creo que lo ha cambiado y…

 

–Escuché ya le he dado todas las opciones posibles a su exigencia, porque eso es lo que es y como veo que no está satisfecho, solo me queda decir que no hay nada más que pueda hacer por usted, así que si me disculpa tengo asuntos pendientes que atender, por lo que si no hay otra cosa que deseé voy a tener que pedirle que se marche.

 

       Definitivamente no soy bienvenido aquí, es posible que ella ya imagine el motivo de mi presencia aquí y este totalmente de acuerdo con su hijo en que Masamune no merece ni al menos una llamada por parte suya.

 

–Sabe… considero que ustedes tienen toda razón de tener resentimientos con Masamune. Sin embargo, la postura que están tomando ahora mismo es FRANCAMENTE INHUMANA. Masamune es el padre de su nieta y nunca dejará de serlo. ¿Cómo pueden pensar en él con semejante indiferencia? Al grado de no inmutarse siquiera al enterarse que le habían herido y se encontraba luchando por su vida en un quirófano o que cuando volvió en si lo único que ocupaba sus pensamientos era saber de sus seres queridos, sin importar que su hijo jamás haya vuelto a verle luego del día en que Masamune llegó al hospital, cuando no espero si quiera a que saliera de cirugía. 

             

      ¿Una expresión de completa perplejidad es la única respuesta que pretende darme? Como sea, no dudo que en cualquier momento pida a gritos que me echen de su casa, pero no me arrepiento en absoluto de lo que he dicho, está gente no vale nada.     

 

–¿Está loco?; ¿de qué se supone qué me está hablando?

 

–Señora por favor, no veo qué motivos pueda tener para pretender no tener conocimiento sobre como Masamune casi muere al ser víctima de un asalto a mano a armada.

 

–…Pero, ¿qué dice?; ¿cuándo?; ¿dice qué Ritsu estuvo allí?; ¿está él enterado? –cuestiona con lo que solo puede ser auténtica desesperación llevándose ambas manos al pecho con la impresión. No puedo creer que ese imbécil ni siquiera haya mencionado una palabra del asunto.

 

–Así es señora Onodera y ahora puedo darme cuenta que en efecto usted no sabía nada, pero no me cabe duda que su hijo sabe lo que ocurrió, porque yo mismo lo ví en el hospital la misma noche en que pasó todo –se ha puesto pálida, entiendo lo único que debe sentir ahora es una enorme decepción por aquel bastardo.

 

–Yokosowa-san, ¿Cuándo fue exactamente que hospitalizaron a Takano y se encontró usted con Ritsu? –es extraño su incertidumbre se acompaña ahora de… ¿temor? 

 

–Siete días exactamente.

 

–Esa noche hace siete días precisamente, mi nieta fue secuestrada –¡QUÉ?–. Ella ahora se encuentra bien milagrosamente fue rescatada… horas después.

 

–E-entonces la encontraron sana y salva y ya apresaron a los secuestradores ¿verdad? –bueno a final de cuentas Onodera tuvo una razón valida para marcharse en aquel momento, más si su hija ya está segura, no tiene excusa para no haber llamado al menos una vez.

 

–No le hicieron ningún daño en efecto, pero no se ha podido detener a los secuestradores y es por supuesto algo que hemos manejado con la mayor discreción.

 

–Entiendo que han tenido las manos llenas estos días m…

 

–Ni Ritsu ni mi nieta tampoco han regresado aquí después del secuestro –esa peculiar afirmación y la expresión aún de suma intranquilidad que acompaña a su autora interrumpen mis palabras–. En un principio mi esposo y yo pensamos que ya que la persona con la que permanecen fue quien lograra rescatar a la bebé con el basto servicio de seguridad con que cuenta, Ritsu aún en shock, se sentía temeroso de alejar a la niña de aquel lugar, pensando que podría volver a ocurrir un siniestro de esa naturaleza. Por tanto nos apresuramos en asemejar nuestro sistema de alerta a ese que le da tranquilidad a nuestro hijo. Sin embargo, cuando volvimos a hablar con él, su renuencia a regresar con nosotros fue absoluta y aunque el joven que los está recibiendo es de una amistad cercana a la familia, no dejamos de sentirnos profundamente preocupados por ellos.

 

      Es verdad, Onodera es un individuo débil y egoísta, no me sorprende que sin reparar ni un momento en su familia este encerrado ahora en su propia burbuja como un conejo asustado, patético.

 

–Pero ahora que usted me dice todo esto, me doy cuenta que nada es como yo lo había pensado –siguió hablando la mujer, alzando su mirada que antes se encontraba fija en sus propias manos entrelazadas una con la otra–. No hay manera en que Ritsu no mencionara palabra sobre lo de Takano, cuando horas antes de eso me dijera abiertamente que pensaba regresar con él ¿y cómo es posible que ambos incidentes se hayan dado la misma noche?

 

–¿En verdad su hijo le dijo que…? –ella tiene razón, ¿cómo puede suscitarse un secuestro el mismo día en que él padre de la víctima es atacado a mano armada, siendo situaciones totalmente independientes una de la otra? No tiene sentido– Señora, ¿dice que la persona que hospeda a su familia fue quien rescató a la niña casi de inmediato y sin tener ni una pista de los captores?

 

–Lo se, debe parecerle ridículo que no tuviéramos sospechas de algo como eso hasta escuchar lo que usted tenía que decir pero… como dije existe una gran amistad que une a nuestra familia con la de esa persona, solo puedo decir que eso debió cegarnos. Y aún tengo que confirmar todo esto, llamaré a mi esposo a su trabajo para que juntos acudamos a las autoridades, no puedo concebir que mi hijo y mi nieta puedan estar en inminente peligro ni un segundo más –exclama poniéndose de pie.

 

–Esperé, la persona de la que habla ha demostrado ser de sumo peligro, como suponemos debe tener a su hijo amenazado y temo que recurrir a la fuerza provoqué al sujeto y suceda lo peor. Creo que lo mejor es asegurarnos de lo que pasa intentando hablar con Onodera para de alguna forma hacerle saber que estamos enterados.

 

–Puede que tenga razón –logro detenerla con mis palabras y parece recuperar en algo la calma–,  le llamaré ahora mismo, pero él no siempre contesta y cuando le preguntaba la razón decía que siempre olvidaba el teléfono en otra habitación. Aunque ahora pienso que sencillamente no siempre se le permitía contestar… –reflexiona con semblante melancólico, por lo visto sintiéndose culpable por no percatarse antes de aquello.

 

–¿Tiene otro teléfono con la misma línea?; me gustaría escuchar –solicito cuando ella toma el teléfono dispuesta a llamar.

 

–Por supuesto. Pediré que lo traigan.

.

.

.

 

      Sin embargo no tuvimos suerte y así nos decidimos a esperar para llamar de nuevo, tres horas y media después conseguimos al fin nuestro cometido.

 

–¿Hola, Ritsu?; cariño sobre lo de pasado mañana me preguntaba si debería llevar algún postre, tu sabes el que comentaste que en tu embarazo te había preparado Takano-san, ya me he informado sobre eso y estoy segura que puedo llevarte uno igual, no sabes lo bien que me quedo, ahora mismo preparé uno –aquella coartada la preparamos entre los dos, no existe tal postre, si Onodera afirma todo, significa que entiende lo que su madre pretende y confirmará nuestras sospechas– ¿en serio, ya tenías ganas de comerlo? Que gusto cariño, no dejaré de preparártelo, hasta entonces y dale mis saludos a Asumi, adiós.

 

–Confirmado entonces.

 

–Sí, ahora llamaré al padre de Ritsu, espero poder convencerlo de ir por ellos hasta dentro de esos tres días.

 

 

 

CONTINUARÁ…

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer y comentar.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).