Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dos clases de sentimientos por Likachu

[Reviews - 35]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

La continuación.

 

Sekaiichi Hatsukoi y sus personajes pertenecen a Shungiku Nakamura. Este es un fanfiction hecho por diversión y sin finalidad de lucro.

Capítulo 4: Sinceridad

 

 

     Lo dije… aquello que aun sabiendo desde tanto tiempo atrás, negué con absoluta vehemencia y me había propuesto no decir nunca desde hace… ¿meses? NO, hace exactamente un año de esa promesa auto-proclamada.

 

      Sí, hace un año… un año ha pasado desde que me “desafiaste” y ahora he sido derrotado en esta injusta batalla que estuve destinado a perder, antes que siquiera diera comienzo… y tengo miedo.

 

      Más de diez años transcurrieron en que declaré estos mismos sentimientos, a esta misma persona, a la cual aún me encuentro unido en un firme abrazo que no deseo romper.

 

      No quiero saber lo que pasará, quiero que el tiempo se detenga en este momento y no tener que afrontar nada de lo que esta por venir. Aún si se perfectamente, que no ocurrirá de ese modo.

 

      Como si hubiese leído mis pensamientos y se propusiera darle la razón a mis reflexiones, Takano-san hizo ademán de querer romper nuestro contacto y con el también nuestro silencio. Me aferro a él con más fuerza en un inútil esfuerzo por retrasar lo inevitable; hasta que finalmente cedo y ahora lo tengo frente a mí; pero no soy capaz de verlo, ni siquiera de abrir los ojos.

 

–Onodera… –Takano-san toma mi rostro entre sus manos, alzándolo al parecer, en un fallido intento de que nuestras miradas puedan encontrarse,   –mírame– termina de decirme; y como si aquellas palabras fuesen lo único que mi cuerpo esperase, mis parpados se abren de forma instantánea.

 

      Sin embargo, una vez abiertos, mis ojos no son capaces de mostrarme la  realidad. Por el contrario, me obligan a ser testigo de una imagen falsa, porque solo de esa forma podría explicarse, el que TAKANO-SAN SE ENCUENTRE LLORANDO…

 

      Incontables lágrimas corren por su rostro, y aún así, una pequeña sonrisa asoma por sus labios. Por momentos, no puedo resistir la tentación de colocar mis manos también en su rostro y es apenas entonces, en que puedo notar como todo mi cuerpo esta temblando.

 

–Ya era hora, idiota –su sonrisa se hace más amplia al salir aquellas palabras de su boca.

 

      Pero al sentir que dicha sonrisa es una burla hacia mí, en un instante retiro mis manos de su cara y las uso en alejarlo de mi cuerpo. No por dudar de lo que siente por mí; sino por saber que aquel gesto en sus facciones, no es toda la incomodidad que recibiré de su parte… ¿Siento arrepentimiento? No… lo único que siento, es haberme quitado un gran peso de encima, uno de muchos de los que aún necesito librarme.

.

.

.

.

 

     Para mi fortuna, Takano-san dejo de presionarme después de… lo que paso. Por supuesto, eso solo una vez que “ordeno” que una vez en casa le contaría todo. Si de verdad cree que eso va pasar…

 

       Aunque, ya no se si deseo retrasar, todo lo que necesito decirle. Estaba tan seguro de ello a mi llegada a la editorial, y como siempre él acabo con todas mis barreras y con toda mi determinación.

 

      Aún así, aquella confesión me libero de tal forma… esa frustración, angustia, tristeza, tantos sentimientos que me embargaban completamente. El poder sincerarme es la mejor terapia que pude recibir. Pero entonces por qué aún tengo miedo. ¿Acaso mi confianza en Takano-san es tan frágil? El ha sido honesto conmigo en todo sentido;  me ha contado de todo aquello que he tenido el valor de preguntarle.

 

      ¡NO! No existe comparación alguna entre lo que ya hemos hablado y lo que yo… lo que yo, debo decirle. Sí, dijo que cualquier cosa estaría bien, ¿Pero es garantía de algo? Claro que no, simplemente él no tenía idea de lo que estaba hablando; y ¿quién puede culparlo? Si yo que conozco la situación tampoco tengo idea.

 

     Pero ya no deseo pensar en eso, justo ayer pase la noche en vela por lo mismo; y aquello no me hace ningún bien, ni a mí, ni tampoco a…

 

–¡Kisa, Onodera, dejen de perder el tiempo!

 

–¡Sí! –contestamos los nombrados al unísono, cuando de manera “amable y respetuosa”, nuestro superior nos llama la atención. Al parecer el miembro de mayor edad en nuestra sección, se tomo el “exorbitante” lapso de dos minutos, en una llamada personal y yo cometí mi propio crimen, dejando de teclear mi informe en la computadora, al perderme en mis pensamientos por un tiempo similar.

 

      Parece mentira que esta persona que acaba de llamarme, sea la misma que hace menos de dos horas me declaraba amor eterno con lágrimas en los ojos. Aunque, seguir con el trabajo dejando de pensar en aquello, mejora bastante la forma en que me siento. Lamentablemente, todo esto terminara dentro de poco.

 

      Así es, porque aun cuando Takano-san, determinó olvidar todo respecto a mi “castigo” y renuncia, de cualquier forma tendré que dejar este trabajo en un par de meses, es imposible que me quede y seguramente nunca podré volver.

 

.

.

.

.

.

 

      El día transcurrió tan deprisa que a penas me doy cuenta que ha terminado y ahora me dirijo a casa después de haber tomado el subterráneo. A mi lado esta mi jefe y por desgracia también vecino, el cual no me ha quitado la vista de encima en todo el viaje. ¡Ya basta! No me pongas más nervioso de lo que ya me encuentro.

 

      Por fin el tren se detiene y me dispongo a bajar a toda prisa, pero una voz profunda y muy conocida por mí me detiene en seco.

 

–Realmente a mi no me importa, pero si tu no deseas una escena en este momento y lugar, ni siquiera pienses en tratar de escapar.

 

      ¿Escapar? ¿Qué se supone que soy, su rehén? Como sea, después de esas inquietantes palabras, salimos juntos de la estación, hasta llegar a nuestro edificio y cuando parecía que finalmente cada quién podría retirarse tranquilamente a su respectivo departamento, una inmensa sombra se poso a mi lado, esperando el acceso a MI HOGAR.

 

      Sintiéndome derrotado le permití la entrada, recordando con ello aquel proverbio que suele decir: “Una imagen vale más que mil palabras”…

 

      Descuido, destino, sea cual sea la palabra en la que se defina semejante estupidez, en mi departamento se encontraban regados por doquier los productos que me ví en la necesidad de comprar esta mañana antes de irme a la editorial y que propiciasen mi retraso posterior, así como las vitaminas prenatales que me entregase Sanjoin-sensei.

 

      Todavía absorto en auto-reclamarme, logró observar como Takano-san se inclina, con la aparente intención de recoger una hoja de papel tirada en el suelo, la misma que reconozco como parte de mi nueva dieta, y se a la perfección que en ella se indica el tipo de dieta que es.

 

–Cuidados y alimentación durante el embarazo… ¿PARA QUÉ DEMONIOS ES ESTO? –se gira hacia mí, obviamente esperando una respuesta, se le ve sorprendido y hasta podría decir que molesto.

 

      Lo se… ya no queda nada más que hablar con sinceridad. Pero necesito tomar aire y decirlo todo de una buena vez, justo como sucedió antes, se que me sentiré mejor.

 

 –Bueno vera… –no logro siquiera pronunciar dos palabras, cuando repentinamente me veo interrumpido, por mi “invitado”.

 

–¿CUÁNTOS MESES?

 

      ¡Qué? Aquella pregunta me dejo petrificado. Sí, es verdad que poco había que deducir después de dar lectura al papel en sus manos, pero eso solo en el caso de no ser yo un hombre, Takano-san no está enterado de lo que ocurre. Entonces ¿cómo es qué…?

 

–¡CONTÉSTAME! –ahora su tono de voz es más elevado, no está molesto, está furioso

 

–Do- dos meses –digo sin poder ocultar el nerviosismo que me causa su mirada, en verdad empieza a asustarme.

 

–Dos meses… –repite mis palabras al tiempo que desvía su vista de la mía y en su rostro empieza a dibujarse una sonrisa, que le da una expresión entre divertida e.. indignada –supongo, era mucho pedir, que esto fuera de tiempo antes de empezar nuestra relación. Aunque claro, ¡PARA TI NUNCA EXISTIÓ TAL COSA VERDAD?

 

    Ese último grito, acompañado de un fuerte golpe en la mesa, me hace retroceder horrorizado. No entiendo qué es lo le está pasando.

 

–Hace más de diez años jugaste conmigo y ahora: “sorpresa” lo volviste a hacer –continúa ahora en un tono de voz más bajo, pero puedo ver que su exaltación no ha disminuido –dime, ¿quién es la madre? Es tu prometida o acaso…

 

      Un momento, acaba de preguntar quién es la madre. No puedo creer que tardé tanto en comprenderlo, Takano-san, el piensa que…

 

–¿No vas a responderme? –su voz, que empieza a denotar cada vez mayor frialdad, me permite reaccionar finalmente.

 

–Takano-san, no es lo que piensas –no esperaba decirlo en estas circunstancias, pero al final, todo con respecto a este asunto ha sido inesperado y necesito aclarar las cosas cuanto antes –, la persona que tiene dos meses de embarazo, soy yo.

 

 

 

CONTINUARÁ…

  

 

Notas finales:

Gracias por leer y comentar.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).