Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Love is not fair por nero

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

^^/

He llorado tanto que, no sé si lo que siento ahora sea dolor.

Estoy tan confundido, mi corazón siente que no va a sobrevivir.

No sé qué hacer, estoy triste.

No es que ahora te odie, a mi no me importaba amarte más de lo que podía, sin que tú sintieras lo mismo. Pero ya me di cuenta que, aunque te ame más que a mi vida, tú no serás feliz.

No te he visto desde hace un mes, tu trabajo es muy exigente y diverso, otro aspecto que me molesta. Sin embargo, estoy aquí, en este aeropuerto congelado, sosteniendo una canasta con dulces y el ramen que te gusta. Siento que no debería estar aquí, pero pienso que te pondrías triste si no.

Pasan unas cuantas horas antes de que anunciaran la llegada de tu avión. Estoy ansioso, me estoy debatiendo entre salir corriendo o sonreír al verte, pero tiemblo de miedo. Me dan ganas de llorar.

Entre la gente veo tu cabello rubio, y luego tus hermosos ojos azules, opacados por unas gruesas ojeras. Tu mirada está fija en la salida, ¿no vas a mirar a ver si alguien te espera? Se me encoge el corazón, siempre soy yo el que tiene que buscarte.

-¡Naruto!- te llamo desesperado. Por favor, voltea a verme, búscame, aunque creas que no he venido.

Salgo tras tus pasos, mientras más me apresuro a alcanzarte, más te alejas. Escúchame.

-Naruto- digo tras de ti con la voz agitada, a punto de aferrarme a tu espalda, a punto de llorar, de gritarte que por favor me mires.

Volteas y me sofoco, no puedo parpadear y fijo mis ojos en tu rostro.

-Sasuke- dieces un poco sorprendido -¿qué haces aquí?-

Duele, no deberías preguntar eso, estoy aquí porque te quiero, porque te extraño, porque soy miserable. Aparto mi mirada, soy un idiota, debí irme, así no estaría aquí, mientras que me rompes el corazón de nuevo.

-El clima es un desastre- dices tratando de justificarte. Levanto mi mirada más allá de ti, hasta las puertas de cristal, se ve como cae la nieve apresurada. Debería darte más gusto que vine a verte a riesgo.

-Pero, igual gracias por venir- absurdo y vació. Me sonríes con más lástima que aprecio, aun que con eso te acercas a mí para besar mi mejilla. Pierdo el aliento, jamás dejará de ser así si eres tú quien me toca, pero en ocasiones parecen más espinas que calor lo que siento.

-Vamos- caminas normalmente, dejándome atrás, sin sostener mi mano. Quiero que me abraces, que digas: “No puede ser que estés aquí”, que me beses, pero en los labios, que metas las manos bajo mi camisa acariciando mis caderas, que te pierdas en eso, y que olvides que no estamos a solas, haciéndome sonrojar y morir de vergüenza.

Hay un auto negro afuera, lujoso, casi nuevo, lo maneja un chofer, una recompensa por tu tedioso trabajo. Subimos en él y nos acomodamos junto a las puertas, separados por un abismo. Oigo el sonido del encendedor y luego tú suspiro profundo. Miro por la ventana y veo tu reflejo, como ese cigarrillo te da más placer que verme.

La cesta sigue en mis manos, no puedo encontrar el momento adecuado para dártela, quizás ya no lo haga. Estoy incomodo, éste silencio me aturde. Pasan mil años antes de llegar a casa.

Bajamos del auto frente al edificio sintiendo una brisa en mi cuello, tengo frío. Tomamos el ascensor y pulsas varias veces el botón al pent-house. No te apresures, irá igual de lento.

Cuando entramos, vas directo a tu oficina, suspiro resignado, esto está acabando conmigo.

-¿Quieres comer algo?- te pregunto desde afuera, temeroso de entrar y arruinar cualquier cosa.

-Cené en el avión- dices sin mirarme, buscando unos papeles sobre tu escritorio –Ya  me iré a dormir, solo prepararé esto para mañana-

Asiento con la cabeza y me voy evitando un incomodo y frío “buenas noches”. Entro en la habitación principal, empiezo a desvestirme sin ver tu lado de la cama. Me pongo el pijama y termino bajo el futón, estoy cansado, fue un día largo.

Adoro ésta habitación, el ventanal que ocupa toda la pared hace que todos los días tenga un color diferente, y las siluetas de los copos lo hacen cada vez más perfecta. Cierro los ojos y mis pensamientos me entristecen.

Al principio tu me tratabas de forma especial, me comprabas cosas caras, y lujos que podías brindar, una botella de vino para cenar, y éste apartamento. Se convirtió en una rutina, pensé que sólo intentabas comprarme, pero no le di importancia. Aun que había un problema, yo estaba enamorado, por eso me tarde un poco en darme cuenta de que estamos enfermos, desintegrándonos dentro de una mentira.

-Ah- suspiras. No te escuché entrar. Te miro en silencio, como quitas tu abrigo y deshaces tu corbata, contengo la respiración. Mi deseo por ti es el mismo. El tiempo pasa lentamente cuando tu ropa se desliza por tu piel.

Me miras serio, empiezo a sentir ansiedad de nuevo. Casi pierdo la cordura cuando te vas acercando para susurrar en mi oído.

-Hace frío ¿verdad?- dices erizándome la piel.

No es justo, absolutamente injusto, vienes y te aprovechas de mi debilidad, como si no estuviese pasando nada, pretendes que no nos estamos desvaneciendo.

-¡Ah!- no puedo evitar gemir cuando tu lengua roza mi cuello, pasando tus dedos helados por debajo de mi camisa. –Pa-para-

Empiezas a besar mi pecho al deshacerte de mi camisa. Lenta y delicadamente, usando tu lengua y tus dientes.

-Deten…te- susurro rindiéndome. Tus manos ya están debajo de mi ropa interior, mientras que besas mi estomago una y otra vez. No puedes tratarme de esa tan dulce, no puedes tocarme como si me fuera a romper.

Aparto la mirada cuando introduces un dedo en mí. Ese cosquilleo desesperado empieza a subir por mi espalda, haciéndome cerrar los ojos inclinando la cabeza hacia atrás. No debo.

-Una vez más- susurras quitándome del todo las prendas, apartando tus dedos.

-Am…apresúrate- No puedo. Vas entrando en mí lentamente, puedo sentir tus propios latidos, fuertes y rápidos. La necesidad está nublándome.

Esto es veneno, una ilusión ácida a la que estoy aferrado, el placer se adueña de mi libertad. Tu olor, tus gemidos reprimidos, tu cuerpo tembloroso apresurándose a entrar una y otra vez. Lo único que puedo ver es como las gotas de sudor se deslizan por tu cuello, lejos de tus ojos. No lo soporto.

-¡Ah! ¡Ah!- me toma por sorpresa cuando tocas ese punto dentro de mí, haciendo que me viniera. A los pocos minutos terminas igual.

Quiero besarte, acurrucarme en tus brazos y ser aún más vulnerable, solo quiero tocarte.

-Mn- es tu único sonido que escucho antes de alejarte, y encerrarte en el baño.

-No…- Empiezo  llorar, no debí hacer esto, no debí permitírtelo. Eres tú, por eso duele más de lo que espero. Lágrimas saladas se deslizan hasta las sábanas, haciendo eco de mi dolor de amor.

Al momento llegas y te recuestas al otro lado de la cama, separándonos el mismo abismo, más lágrimas salen con impotencia.

-Naruto- digo con la voz quebrada. Volteas a verme y te incorporas de inmediato.

-¿Te lastime? Creí haberlo hecho con cuidado- dices preocupado. Tomando mi mano y acariciando mi mejilla, tratando de borrar las líneas de las lágrimas. -¿Duele mucho?-

-No sabes cuánto- digo incorporándome, apartando tus manos con esfuerzo. Creo que es suficiente.

-¿Eh?-

-Yo…- es difícil de afrontar, aún no quiero lastimarte –No puedo más-

Es difícil reprimir las lágrimas.

-Yo te amo, por eso quiero que me abraces, que me beses, que me veas, que me busques, que digas mi nombre. No quiero que creas que solo basta el dinero para quedarme, ¡quiero que me ames!-

Bastante ridículo, parezco un niño malcriado y egoísta.

-Di-dime algo- no puedo mirarte, no quiero ver esa lástima de nuevo.

-Gracias- dices con normalidad. Te miro incrédulo.

-¡Dime que sientes por mí!- necesito saber.

-Siento mucho por ti- dices de inmediato. –Y te di todo lo que te pude dar, pero quizá no te di lo que querías-

-¿Por qué?- te digo decepcionado.

-Tal vez…es demasiado fácil amarte- una solo escusa que me abre los ojos. Te ignoro y busco mi ropa para vestirme. De verdad que es suficiente.

-Es irónico, para mí era tan fácil, que me bastaba- te digo mientras que recojo algunas de mis cosas y me pongo mi abrigo.

-¿A dónde vas?- dices tras de mí al salir de la habitación. –Está haciendo una ventisca afuera-

No te escucho y subo al ascensor.

-Tienes que aprender a amar más y yo a amar menos- digo con los ojos vidriosos, sin decir adiós.

-Sasuke- es lo último que te oigo decir

Tenemos que aprender a ser nosotros mismos, no aparentar ser lo que otros necesitan. Para no romper nuestros corazones, para no llorar, para que el amor sea justo con nuestros sentimientos.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Bye ;) dejen sus rw si les gusto *u*


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).