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Psiquiátrico YG-SM: La obsesión del Dragón. por CrawlingFiction

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Notas del capitulo:

¡Holo! Tardé mucho en actualizar y fue básicamente porque lo olvidaba. LOL

Espero les guste y que quienes apenas le están dando la oportunidad a esta historia la sigan hasta su fin. Gracias por todo♥

 

Psiquiátrico YG-SM: La obsesión del dragón.

Capítulo II: Miradas que se cruzan.

— ¿Gustas de una galleta?-Preguntó el castaño sentado tras su escritorio de madera oscura y lustrosa. Frente al prominente psicólogo estaba un pelinegro cabizbajo con un portarretrato roto aferrado a sus manos, cuan Biblia para el pastor. El chico negó quedo. El Dr. Kyuhyun asintió y siguió llenando datos en una hoja multigrafiada con su lapicera.

— ¿Qué me harán?-Preguntó.

—Pruebas, una entrevista, que es esta…más preguntas…-Musitaba sin mirarle e hombre ajustando sus gafas con el índice.

— ¿Con qué objetivo?-Demandó imperioso. Kyuhyun chasqueó la lengua.

—Si estás aquí es porque hay algo en usted que está mal… ¿No supone usted?-Preguntó con una mirada fría, cuan ojos vueltos piedra oscura y brillante.

— ¡No hay nada mal en mí!-Protestó Seung Hyun

—Eso también dijeron sus vecinos que reclaman por algo de paz para descansar por las noches.-Comentó sarcástico el doctor. —Comida putrefacta, paredes rotas…una casa derruida, permanecer muchas horas al día durmiendo u encerrado…Son cosas casuales. ¿No?-Preguntó sin amainar su mirada de piedra. Garabateó un número en una hojita y se la entregó. —Nosotros solemos darles un nombre especial a cada paciente interno, en tu caso será T.O.P.-Informó ecuánime. —Allá dice el número de tu habitación, ya la enfermera te llevará, mañana terminaré de elaborar el diagnóstico y su consecuente tratamiento.-Contaba poniéndose de pie y limpiando los cristales de sus gafas con un pañuelo que extrajo de su bolsillo.

— ¿Qué tengo?-Inquirió aprensivo.

—Estás loco.-Dijo. —Cómo todos en este mundo…-Murmuró Cho dirigiéndose a la puerta, abriéndosela al joven que salió con más dudas con las que había entrado a ese frío consultorio, igual de frío que las actitudes profesionales del sujeto. El pelinegro de jean y sudadera gruesa se encontraba esperando cabizbajo en la sala de espera del Psiquiátrico, inusualmente silencioso. Él esperaba un lugar tétrico, con gritos y pisos curtidos a vómitos y salpicaduras de sangre mal lavadas y personas retorcidas e ensimismadas en los laberintos infinitos de sus mentes insanas. 

Ya hasta se sentía a gusto en dicha sala, aguardando por la enfermera, cuando, escuchó un grito proveniente de las escaleras entre el segundo y primer piso. Un grito agudo y estridente, erizándole todos los vellos de su nuca. Una persona medianamente estable hubiese permanecido en su lugar, obligándose a rechazar escalofriante ruido, pero, como le había diagnosticado el doctor, él estaba loco…como los demás en este mundo. El paciente “T.O.P” fue hacia las escaleras y las subió a galope buscando al producto del ruido. Risas y gemidos bufonescos iban aumentando a medida que se acercaba a la fuente del sonido. Paró en seco. Miró a todos lados. ¿Dónde estaba? Ya no estaba por las escaleras. Estaba en un amplio pasillo desolado, de pisos y paredes blancas asépticas.

— ¡Un, dos, tres!-Gritó la voz. T.O.P trotó reubicándose sobre el nuevo panorama. Vio una puerta metálica entreabierta. Retrocedió, por fin la cordura rozó a sus pensamientos. Se dio la vuelta y a paso rápido, de piernas temblorosas y manos sudando frío caminó por el amplio pasillo. Una silueta se aproximaba por el otro carril. Un joven de baja estatura, cabellos rubios platino peinado a todas direcciones, una larga bata azul celeste, descalzo. Un escalofrío azotó la espalda del pelinegro que caminaba sin quitar la vista del rubio que con una sonrisa de medio lado respondía a su escudriñamiento. Una sonrisa dulce desarmonizada por esa mirada profunda y afilada, como si con aquellos ojos podría rajar piel y carnes. Una mirada que desconcertó al otro.

El rubio cruzó y ensanchó su sonrisa. T.O.P siguió caminando, hasta que giró la cabeza y viendo la espalda del rubio le vio entrar cerrando la pesada puerta metálica.

Absolutamente desconcertado se dirigió hacia la enfermera que llevaba minutos buscándole con preocupación. Acató cada orden e instrucción, parecía muy atento y educado pero sólo estaba pensando en otras cosas, una fundamental ¿Cómo saldría de allí? Y otra que desde hacía poco rondaba por su mente: ¿Ese chico quién era?

*

— ¿Cómo sigues?-Preguntó Kang Daesung. A la semana de la internación de su amigo Seung Hyun había ido a visitarle. Juntos bajo la sombra de uno de los manzanos del jardín del Hospital hablaban.

—Bien.-Murmuró cortante. Se Notaba el recelo en Seung Hyun, ahora vistiendo un pijama celeste con una placa plata dictando T.O.P enganchada.

—Lamento haberte metido aquí…es que, quiero que mejores tu salud, estás muy grave hyung, acá estarás seguro.-Prometió el rubio tomando la mano de su amigo, más este la rechazó con brusquedad.

—Odio las promesas, Daesung.-Respondió T.O.P. — ¿No notas la fragilidad de una promesa?-Preguntó él pelinegro de mirada sombría.

—Pero…es un caso diferente…-Comentó Daesung. T.O.P se puso de pie abruptamente.

— ¡No hay ninguna diferencia!-Exclamó.

— ¡La hay! ¡Ellos están muertos, Yo estoy aquí!-Gritó. Seung Hyun se dejó caer nuevamente con una mano al rostro.

—C-Como ellos murieron tú también puedes Dae… ¿Y qué haré yo para impedirlo? ¿Seguiré siendo un inútil en proteger a quienes quiero? ¡¿Por qué me encierras aquí para ser más inútil de lo que ya soy!?-Reclamó. T.O.P se pone en pie.

— ¿A-Adónde vas hyung?-Preguntó Daesung.

—Me voy, la hora de visita ya acabó. Adiós.-Despidió indiferente yéndose del jardín. Daesung iba a ir por él más un guardia intervino y con amabilidad le dijo que era hora de irse, que volviera el próximo mes. Resignado el rubio de dieciséis años se marchó.

*

T.O.P subía a saltos las escaleras hacia el segundo piso, el correr y brincar esos escalones le tranquilizarían sus emociones. Una rabia le inundaban cada milímetro cuadrado de su mente. Entró al comedor. Durante la semana como nuevo en el Hospital estuvo recluido en su habitación, según, para hacer chequeos de conductas. Ahora era libre, dentro lo que cabía. Había más pacientes de los que pensó, algunos sentados en las mesas comiendo y charlando, a simple vista “normales” y otros en rincones sentados llorando, siendo obligados por enfermeras a que terminaran de comer, otros miraban paredes embelesados y un par más gritaba y reía tan fuerte que los guardias a empellones los sacaron del lugar.

Seung Hyun caminó hacia la cantina para pedir algo de beber, pasando en medio de las mesas de plástico duro y sillas de acero, tropieza y cae. Varios pacientes comienzan a reír con fuerza. El joven se pone de pie y mira a todos lados. A su derecha un grupo comía sentado en una de las mesas. Dos chicos. Se percató que uno de los chicos le había metido el pie para que cayera.

— ¿Quién carajos eres tú y Por qué me metes el pie?-Reclamó molesto T.O.P tomando de la ropa al chico, castaño pelirrojo que no paraba de reír.

— ¡Nee, Hyukie! Se parece a…a… ¡Siwon-shii!-Dijo con una sonrisa el castaño. T.O.P Lo zarandeó hasta que vio que no había objeto en discutir con un loco. Le tiró y se fue, más otro de los chicos le hizo parar.

— ¡Hey!-Llamó el otro muchacho, rubio claro. El chico que era delgado y bajo corrió hacia él. —Lamento la bromita que hizo mi amigo…Espero y no estés muy molesto, lo siento.-Se disculpó el rubio que lucía medianamente cuerdo.

—No, no te preocupes, pelear con locos no tiene sentido.-Comentó. El rubio rio a lo bajo.

—Tienes razón, acá se arman peleas a menudo, es asfixiante… ¿Eres nuevo? Me sorprende que hayas visto lo innecesario de pelear tan rápido, cuando aquí hay sujetos que llevan años y todos los días discuten con los demás.-Dijo el rubio.

—Hmmh, si, llegué hace una semana.-Dijo algo reservado. —Me llamo Seun…

—A partir de aquí no se usan los nombres reales, es normativa de la Institución.-Explicó el rubio acercándose a leer la placa de Seung Hyun. —… ¿T.O.P?-Preguntó con una sonrisa. —Yo soy Eunhyuk.-T.O.P sonrió.

— ¿Y tú loco de atrás?-Preguntó T.O.P a Eunhyuk señalando al castaño que comía riendo como niño pequeño su puré de papas moldeando figuras con ella. Eunhyuk rio.

—Es Hae.-Dijo el rubio. —Él no es así como has de pensar…hace bromas y es infantil pero es muy buena persona…la mayoría de lo que están aquí son buenas personas, es la sociedad que si nota que somos distintos nos encierra cuan pájaros.-Contó. T.O.P estaba reflexionando esas palabras hasta que preguntan:

— ¿No quieres quedarte a comer con nosotros? Para que no estés solo.-Dijo Eunhyuk. T.O.P sonrió y asintió.

*

T.O.P se encontraba dentro su habitación asignada en el ala este del Hospital Psiquiátrico, diagnosticado de depresión e inestabilidad emocional seguiría un tratamiento estricto de antidepresivos y ayuda para “reintegrarse a la sociedad”. El pelinegro dormía, el reloj marcaba las once de la noche. El clima era fresco y apacible. Estaba tranquilo, el haber estado todo el día hablando o jugando basquetbol con Eunhyuk y Donghae le fue divertido. Tenía una visión optimista, y eso ya era un gran, gran paso. Después de la trágica muerte de sus padres y su hermano no le quedaban motivos para pensar siquiera en respirar. Todo lo que tenía y ni sabía le fue arrebatado, un dieciséis de mayo.

<<— ¡Onma, Appa!-Llamó con un grito el pelinegro alto y fornido que entraba a la casa con una bolsa llena de mandarinas. —Ya llegué del Instituto. ¡Compré fruta!-Volvió a gritar Seung Hyun quitándose los zapatos y caminando en busca de sus padres que aún no respondían a sus gritos. Apenas cruzó el largo pasillo y entró a la sala de estar su sangre heló y la bolsa cayó, dejando rodar las esferas naranjas dispersas por la sala…como la sangre y carnes.

Tendida sobre el suelo la figura grotesca de quien le había dado la vida estaba. La cara desfigurada a navajazos, las puntas de los dedos cortadas y desde el esternón al vientre abierta exponiendo sus vísceras y cúmulos de sangre oscura que corrían por el suelo y había salpicado las paredes. Un grito, pasos descoordinados hacia las demás recamaras. En su propia habitación el cadáver de su padre yacía. Desfigurado y mutilado al igual que su madre, las paredes escritas con sangre, restos de intestino y excrementos por el rincón. Seung Hyun se dejó caer al suelo vomitando con violencia, comenzó a llorar con estridencia corriendo hacia las recamaras faltantes en busca de su hermano mayor. Abrió de un empujón el cuarto de su hermano y le vio allí. Tirado sobre su cama, sus globos oculares habían sido extraídos, su nariz rebanada y antebrazos marcados con puñaladas que señalaban que había querido defenderse. Una profunda herida en su vientre expuesto había dado fin a su vida. Y con esto a la del único sobreviviente, ahora en el suelo llorando y gritando desgarradoramente. No se supo del asesino, ni siquiera un sospechoso para llenar una lista. No había rastros. >>

Un grito agudo despertó a Seung Hyun. Con el corazón al cuello se puso de pie, a pesar de que era normal escuchar gente llorando o gimiendo a esas horas de la noche ese grito sobresalía, era fuerte y estridente. Más no del ala este del Hospital. Provenía del Ala Oeste. T.O.P sonrió satisfecho. Esa noche sus dudas serían resueltas. Por el mismo sabría si esa puerta metálica abierta, los gritos demenciales pisos arriba, el relato del irlandés, el mismo rubio de orejas perforadas que le sonrió… sabría esa noche si todo aquello tenía conexión.

Calzó sus pantuflas, abrió la puerta trancada desde afuera con una ganzúa y salió al pasillo a oscuras, en busca de la voz.

 


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