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Psiquiátrico YG-SM: La obsesión del Dragón. por CrawlingFiction

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Notas del capitulo:

Gracias a todos por leer♥.

Psiquiátrico YG-SM: La obsesión del dragón.

Capítulo III: Aparición tras la puerta.

—Buenas noches, Sungmin. ¿Qué se te ofrece?-Preguntó con voz apacible el Dr. Cho Kyuhyun desde el teléfono. Recién se había acostado a dormir cuando su teléfono celular vibró  sobre su mesita.

—Doctor…No puedo dormir.-Dijo una voz en apenas un susurro. Kyuhyun giró asustado la cabeza. La voz no provenía del teléfono celular, si no... Corrió y abrió la puerta de su habitación, sentado de piernas cruzadas en la entrada estaba un muchacho de cabello negro lacio y largo, tenía la distinguible pijama celeste del Hospital Psiquiátrico YG-SM. El Psicólogo con los ojos como platos le toma bajo los brazos y alza.

— ¡Lee Sungmin! ¿Q-Qué…qué haces aquí?-Preguntó impactado.

—No podía dormir y quería hablar con usted, Doctor.-Justificó el chico. Kyuhyun asustado de que la ama de llaves—que dormía en el cuarto de al fondo— supiera que estaba ese niño en pijama allí y pensará cosas erradas, metió a Sungmin de golpe al cuarto y cerró la puerta. El pelinegro se sentó en el borde de la cama apretando un animal de peluche que llevaba consigo.

—Sungmin…Te di mi número telefónico para que cuando te sintieras mal me llamases, en casos de emergencia.-Contaba el más alto caminando describiendo círculos, se sobaba la frente con la diestra. —Y no sé cómo carajos terminaste localizando mi dirección y… ¡Salir del Hospital e ir a mi casa!-Exclamó en voz baja para no despertar a la ama de llaves. —Sungmin, ¿Estás loco?-Preguntó Kyuhyun. Al minuto rio ante la ironía. Sungmin sonrió. Kyuhyun se agachó y posó su mano en la mejilla del paciente, acariciándola con el pulgar. — ¿Qué hacemos ahora contigo?-Se preguntó a si mismo con un suspiro, como si fuera aquel perrito extraviado que encuentras refugiándose de la noche y la lluvia bajo la entrada de tu casa. Sungmin bajó la vista avergonzado. — Ven, vayamos a dormir. Mañana volvemos al Hospital y hacemos que nada pasó, ¿Te parece?-Preguntó el profesional médico a su paciente extravagante. Sungmin sonrió. Kyuhyun le pasó una almohada y señaló hacia el lado vació de su cama. Ambos se acostaron sin gesticular palabra alguna, se apagaron las luces. Kyuhyun cerró los ojos y se hundió en las sabanas. A los minutos escuchó el cuerpo de su paciente moverse, unos brazos tímidos rodearon su cintura y le estrecharon, se hundió una frente en su espalda. El doctor suspiró resignado y algo ruborizado, cerró los ojos de nuevo y se durmió.

*

La luna se filtraba a través de los largos ventanales desnudos, alargadas secciones de perlada luz que iba perdiendo ante la rumorosa oscuridad que envolvía casi por completo el final del pasillo, T.O.P Siguió caminando a través de los pasillos sinuosos y vastos, donde bombillas de luz fluorescente titilaban como la luz cálida de las velas ante un soplido. Sus pasos de pies arrastrados retumbaban, sinfonía de soledad y sobresalto. El pelinegro en pijamas era arropado por la frescura de la medianoche, no se escuchaba más gemidos y lamentos provenientes de las recamaras. La atmosfera errante se resquebrajó ante el agudo grito al otro lado, retumbando por las paredes delgadas de la estructura del tercer piso. El corazón de Seung Hyun aceleró. Los mismos escalofríos aturdieron sus sentidos. Giró la vista, miró la pared donde permanecía colgado un letrero: “Ala Oeste. Pacientes peligrosos. Pasar sólo personal autorizado”. La sangre que fluía por las venas del joven heló. Más instantáneamente, producto de los bríos, cruzó el amplio pasillo, entrando. En medio del vasto salón, idéntico al anterior miró las puertas que con letreros a letras negras describían el caso y “fechorías” del paciente, exponiendo sus pecados y demonios como leones dentro cajas de cristal. Cruzó de los pasillos característicos del Hospital y quedó cara a cara con la puerta metálica, no se había percatado del letrero que colgaba arriba de su cabeza:

“Paciente: Kwon Ji Yong

Trastornos de personalidad, esquizofrenia. Intento de asesinato.”

Seguía observando y releyendo el cartel cuando sintió una fuerza brusca jalarle hacía atrás, sólo se escuchó un bufido de impresión. Contuvo la respiración, sintió el filo de una navaja afincarse contra su garganta. Una mano sostenía sus muñecas en una llave que le inmovilizaba. Una exhalación nerviosa e inestable chocaba contra el pabellón de su oreja. Tragó saliva, podía escucharle, sentir su miedo y agallas para rajarle el cuello en un santiamén.

— ¿Q-Quién eres tú?-Preguntó una voz. — ¡Habla o te rebano el pescuezo!-Amenazó apuntando. Seung Hyun cerró los ojos.

—Soy el chico que viste la otra vez.-Explicó atropellado. —No me hagas daño.- Si se alteraba asustaría más a su captor y considerando su notoria inestabilidad mental sería como cavar su propia tumba. La punta de la navaja dejó de punzarle.

— ¿Cómo sabes quién soy yo? Los pacientes tienen prohibido saber quién soy.-Preguntó molesto la misma voz que aún vacilaba en enseñar su rostro, aunque T.O.P ya se dibujaba la idea de quien era.

—Soy nuevo, nadie me ha dicho nada al respecto.-Explicó impaciente. Le soltaron empujándole de improviso, cayó de rodillas y manos al suelo y escuchó la puerta metálica abrirse y cerrar con rapidez. Seung Hyun subió la vista más no logró captar más que la menuda sombra de espaldas trancar la puerta. No obstante T.O.P se puso de pie y con esfuerzo abrió la ventanilla. Mirando de reojo dio un salto para atrás. Una navaja pasó por la rendija cortando el aire de una rajada.

— ¡Déjame morir en paz!-Exclamó la voz. La oración retumbó cuan eco dentro la cabeza de Seung Hyun. Le era tan conocida, tan peculiar, tan propia.

— ¿Quién eres tú? ¿Eres Kwon Ji Yong?-Preguntó.

— ¡¿Eso a ti que mierda te importa!?-Replicó alterado. Seung Hyun no iba a irse así por así, la poca cordura que le quedaba le invitaba a largarse de ahí. ¿Quién querría hablar con la persona que minutos atrás te afincó una navaja en la yugular?

— ¡Espera! ¡Quiero preguntarte algo!

— ¿Qué?-Preguntó en voz baja, con ínfulas de timidez. Seung Hyun sonrió.

— ¿Por qué te tienen aquí encerrado? ¿Cómo escapas durante las noches?-Preguntó. Escuchó la puerta metálica abrirse dando a mostrar al chico. En efecto, aquel rubio de orejas perforadas y mirada oscura era el causante de los gritos y dudas que abstraían su mente.

—Soy una amenaza para la ciudad.-Comentó sacando su navaja y mirándose detenidamente con el reflejo de la hoja. La mente de T.O.P explotaría del borbotón de ideas que entremezclaba. ¿Se estaría exponiendo a un peligro? ¿Era ese loco alguien de fiar? —Y no soy más que una mente libre, me apresan por ser capaz de ver más allá que sus mentes e ideas esquematizadas.

—Tu ficha dice Intento de asesinato.-Musitó Seung Hyun. G-Dragon rio.

—Se prejuzga a una persona por ser diferente y siempre se esperará al menor error para despedazarla como carnada tirada a las pirañas.-Dijo. T.O.P frunció el ceño intrigado, a pesar del peso de su diagnóstico el joven era elocuente, quizás demasiado.

—Ji Yong hyung… ¿Tú eras aquel chico que para evitar ser atrapado arrojó la olla de ramen y se lanzó por la ventana? ¿No?-Preguntó T.O.P que estaba sentado frente al rubio que con la espalda apoyada al marco lateral de puerta.

— ¿Crees en esa tontería de que al ver por primera vez a alguien te sientes prendida a ella de una manera tan absurda que consideras que es amor? ¿Amor a primera vista?- Preguntó con una sonrisa. Seung Hyun totalmente descolocado por la pregunta atina a murmurar.

—Es irracional.

—La razón fue algo que inventaron para dominar las ideas creativas del hombre…Nunca existirá la razón en una sociedad de locos y ciegos…-Murmuró Ji Yong. —En fin.-Dijo con una sonrisa amable. —Nos vemos T.O.P.-Despidió mostrando la mano. Seung Hyun dudoso la toma y estrecha. Ji Yong le sonrió amistosamente, nota algo de colorete en sus pómulos. El rubio sin dejar de sonreír cierra la pesada puerta de metal que con un prolongado chirrido trancó. El rubio escuchó atentamente como T.O.P se iba y bajaba las escaleras. Otra vez solo, otra vez refugiado en la oscuridad de su madriguera. Más esta vez era distinto. —No me tenía miedo.-Dijo para sí mismo con el ceño fruncido de confusión, más dicha expresión desapareció por una sonrisa. —No me tenía miedo.-Repitió ensanchando su sonrisa. De un salto G-Dragon se abalanza sobre su colchón abrazando su almohada de alegría.

*

—Hyung, hyung…-Murmuraba una voz suave. Era Sungmin zarandeando a Kyuhyun para que despertara. Éste gruñía y hacia a un lado a su despertador humano. —Hyung, hyung, son las siete de la mañana.-Decía sacudiéndole cuan niño pequeño queriendo despertar a su papá. Kyuhyun entreabre los ojos y se da cuenta del chico sentado sobre su vientre tomándole de los hombros. Sungmin sonrió al verle bostezar. — ¡Buenos días, hyung!-Saludó con una amplia y cálida sonrisa.

— ¿De cuándo acá me llamas hyung?-Preguntó con voz ronca.

—Desde que dormí contigo.-Dijo haciendo un breve puchero. — ¡Ven! ¡Vamos a hacer el desayuno hyung!-Parloteó animado poniéndose en pie más unas manos le jalaron hacia el pecho del doctor quedando con la cabeza apoyada en esta.

—Todavía es muy temprano…-Murmuró con los ojos cerrados abrazándole y dando palmaditas a su espalda. —Unos minutos más…-Sungmin alza la cabeza y se percató de la cercanía que había entre ambos, muchísima más de la recomendable entre médico y paciente, no sería de extrañar cuan acelerado estaba su corazón en ese momento, le sorprendía más bien que el doctor Cho no se hubiese dado cuenta. ¿Estaría bien dejarse llevar por un impulso?  El pelinegro cuidadosamente se acercó más, sentía el magnetismo de los labios ajenos que le atraían. Enamorado confeso de su doctor, del hombre que sentado a su lado en un banco de madera vieja escuchaba cada una de sus consternaciones como paciente depresivo y suicida. Y, él sabía la clase de sentimientos le removían, pero aun así no se alejó, o dejó su caso en otras manos. 

Sungmin en un arrebato le besa. Podía sentir la suavidad y calidez de éstos, la inmovilidad y sorpresa de Cho. Cerró los ojos con fuerza a la espera de la reacción, un empujón, unas palabras educadas que le hirieran….Sintió aquellos labios moverse sobre los suyos como respuesta a las dudas y temores. Unas manos ascendiendo a su cuello sin dejar de besarle con la boca entreabierta.

 


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