Aunque le hubiera costado trabajo darse cuenta, ya eran más de las dos de la mañana, los rayos de sol que no entraban por su ventana jamás no podían haberle advertido tan escandalosa hora. En realidad nada nunca lo hacía, se dejaba llevar por su “genio” y terminaba sólo a tiempo para salir del lugar y llevar a Peter a la escuela... pero no siempre había sido así, no señor; él solía quedarse despierto días enteros sin darse cuenta que hora ni que día era hasta que el sueño vencía su ser y terminaba dormido en algún rincón del taller.
-Te equivocas Steve- hacía dicho la primera vez que habían tenido la conversación sobre sus desvelos- La cama no es para dormir y descansar, la cama es para hacer el amor.
El rubio se había sonrojado hasta la orejas.
-¡¿Es en serio Stark?! ¿¡Cuál es tu problema?!
Había esperado una sarta de insultos más adecuados para aquella respuesta dada pero... del rubio nunca tenía más que un severo regaño y una que otra lección de vida; quizá por eso y más detalles había caído rendido ante sus pies.
Ahora pasaba de las pantallas luminosas a la parte de la soldadura. Insistía a Jarvis en que él las haría personalmente, no era que no confiara en él, pero cuando quería que algo fuese perfecto, lo hacía él mismo. A veces olvidaba ponerse los lentes protectores inclusive... y sentía a Steve murmurando en su espalda, regañándolo por sus tantos descuidos, pidiéndole que pusiera alguna alarma en su “cueva del demonio”, que al menos se uniera a desayunar con ellos, que al menos llevara a Peter a la escuela de una manera presentable... que tomara una ducha de vez en cuando...
Así no podía trabajar.
Dejó lo que estaba haciendo, estiró los brazos hacia el techo y pensó en que quizá era momento de darle gusto al Capitán América, después de todo, quería y debía quedar bien con él, ¿no era así?
-Jarvis- levantó los ojos hacia el techo por un instante- Dime la hora.
-Eso es curioso en usted.
-No me cuestiones, sólo la hora.
-1:24am señor
La robótica voz le hizo darse cuenta que en realidad era demasiado temprano para dejar la “cueva del demonio”. Suspiró y trató de pensar en otras mejoras para el proyecto, pero su mente estaba llena de la sombra del rubio, a cada instante su voz y entonces se le iban las fuerzas del cuerpo cuando era de noche... raro en él pues jamás había tenido conciencia de que “era de noche”.
-Jarvis, apaga todo; pause.- volvió a estirarse.
Dejó el lugar para subir las escaleras y encontrarse con la casa en las penumbras de la noche; pasó por la habitación del pequeño Peter, ni sin antes echar un vistazo a su rendido cuerpecito.
-Vaya, ¿por qué no siempre es así?- se quejó mientras cerraba la puerta y avanzaba hacía su propia habitación.
Con las manos en los bolsillos y las ojeras bajo los ojos, pensaba una y otra vez en qué era lo que le estaba pasando y por qué había permitido que un extraño invadiera su vida de la noche a la mañana así como así y por qué demonios se estaba adecuando a su horario... Claro, dormía temprano y despertaba de madrugada para ir a golpear algunos sacos, pero él... él era una criatura nocturna, de proceso creativo de media noche, cansado por los años y maltratado por el destino.
Abrió la puerta de su propia habitación y se encontró con el otro acurrucado sobre su cama, abrazando su almohada. Recordó entonces, con media sonrisa, lo que había ganado a través del sacrificio de algunas horas de trabajo.
-... ¿Tony?- abrió los ojos lentamente para encontrarse con el otro que se metía lentamente en las sábanas.
-Rogers, vuelva a dormir, no es hora de estar despierto.
-... pensé que la cama era sólo para hacer el amor- rió volviéndose a acurrucar, esta vez abrazando al otro.
-Bueno, descubrí que... también el sillón, la cocina, el carro y los espacios públicos sirven para ello.
-Asshole.